miércoles, 14 de marzo de 2018

NOVENA AL SANTO NIÑO DE CEBU




NOVENA AL SANTO NIÑO DE CEBÚ

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh Jesús Dulcísimo! Padre amantísimo de mi corazón, que por amor de los hombres, os hicisteis Niño, y quisisteis nacer, y padecer las inclemencias de un establo, las pajas de un pesebre, y la compañía de unos brutos: yo os doy infinitas gracias, convidando para ello a todas, las criaturas, por este tan inmenso amor para con los hombres, y me pesa de haberos ofendido, y de haber correspondido a vuestras finezas, a vuestro amor, y a vuestras caricias, con innumerables culpas, y desprecios y convoco los más doloridos penitentes a los más austeros Monjes, para que me ayuden a llorar mi ingratitud ¡Oh Sumo Bien mío! ¡Imán de mi corazón! Atraed á vos mis potencias, para que sólo se empleen en vuestro servicio; que yo propongo con las veras de mi alma, no volver más a ofenderos: Así sea Jesús Dulcísimo, y así será, si me concedéis vuestra gracia, la que, conservando hasta la muerte, vaya a gozaros en la gloria: Amen.


ORACIÓN QUE SE DIRÁ TODOS LOS DÍAS
¡Oh Jesús Misericordiosísimo! Salvador del mundo; fuente de todas las gracias y piedades, de quien se derivan todos los bienes, y quien es Padre de todas las luces: yo rendidamente postrado, os adoro, y confieso Dios verdadero, y Unigénito del Padre, e Hijo verdadero de María: humildemente os alabo, reconociendo vuestra misericordia, vuestro amor, y vuestra caridad ardentísima para con los hombres: os pido, por vuestro Santísimo Nombre y por vuestra Infancia Santísima, me concedáis vuestra gracia, y lo que os pido en esta Novena, si ha de ser para provecho de mi alma, y para mayor gloria vuestra: Amen.


PRIMER DÍA
¡Oh Jesús Hermosísimo! cuya incomparable belleza arrebata los corazones de los hombres, que os miran: yo os adoro con el coro soberano de los Ángeles, que incesantemente desean mirarse en vuestro rostro y así mismo os pido volváis a nosotros esa vuestra hermosura y cautivéis nuestros corazones, para que, amándoos sin cesar en esta vida, gocemos de vuestra hermosura en la gloria por toda una eternidad: Amen.


GOZOS
Imán dulce de mi amor,
dulce dueño enamorado,
socorred Niño agraciado
á el que implora a tu favor.

Al saquear esta Ciudad
en una caja os hallaron,
y en vos o Niño encontraron
el arca de la piedad,
los devotos Agustinos:
han permanecido tinos,
dulce Niño, en vuestro amor.

Por esto, Niño os rogamos
socorran vuestras piedades
todas las necesidades,
que humildes os presentamos:
y pues vos, en quien confiamos
sois nuestro consolador.


ORACIÓN FINAL
¡Oh Jesús Dulcísimo! Padre verdaderamente de amor, que os esmeráis con vuestros devotos, en estas Islas Filipinas, socorriéndoles en sus necesidades y dándoles todo aquello que necesitan: yo os pido humildemente, postrado a las plantas de vuestra Soberanía, concedáis paz y concordia a los Príncipes Cristianos, conversión de sus errores a los tiereg.es, conocimiento de vuestra Majestad a los infieles, penitencia de sus culpas a los pecadores, y eterno descanso a las almas del Purgatorio; y a todos vuestra gracia, y lo que en este Novenario os suplicamos si es conducente a nuestro provecho, y a vuestra mayor honra y gloria: Amen.


DIA SEGUNDO
¡Oh Piadosísimo Jesús! que por vuestra inmensa misericordia, vinisteis a estas Islas Filipinas, para proteger, amparar y cuidar como Capitán general de ellas, a sus moradores, yo os adoro, con el coro de los Arcángeles, que destinó vuestra Soberanía, para guarda de las Ciudades; yo os suplico, cuidéis de mi alma, y la fortifiquéis con la fortaleza de las virtudes para que venciendo a sus tres enemigos, mundo, demonio y carne, consiga vuestra amistad, vuestra gracia y vuestra gloria: Amen.


TERCERO DÍA
¡Oh Dulcísimo Jesús! que, por el amor inmenso, que tenéis a los hombres, siempre les acudís con inspiraciones y auxilios, para conducirlos a vuestro conocimiento: yo os adoro con los Soberanos Espíritus del coro de los Principados a quienes encomendó vuestra Soberanía, el cuidado de los Reinos, para que los conducen al conocimiento de vuestra divinidad: yo os suplico que a todos los ignorantes de vuestra ley los traigáis al gremio de la Iglesia Católica, y todos nos deis perseverancia final en vuestra Santa Fé, para (pie después de esta vida vayamos a gozaros en la gloria: Amen.


CUARTO DÍA
¡Oh Jesús Fortísimo! cuya luz evangélica, desterrando las tinieblas de la ignorancia y del abismo, rayo en los corazones de los habitadores de estos Países: yo os adoro con el coro de las potestades a quienes doló vuestra Soberanía de un poder grande contra las potestades do las tinieblas: yo os suplico, nos acudáis siempre en nuestras necesidades con las luces de vuestra gracia, y con el poder de vuestra diestra: Amen.


QUINTO DÍA
¡Oh Poderosísimo Jesús! cuya grandeza resplandece en los milagros que habéis obrado, y han experimentado estos Países; yo os adoro con el sagrado coro de las virtudes, a quienes concedió vuestra Magostad Soberana un poder grande con que ejecutan, a vuestra honra y gloria, singulares maravillas: yo os suplico humildemente, me concedáis se aumenten en mi alma las virtudes y méritos para gozaros eternamente en la gloria: Amen.


SEXTO DÍA
¡Oh Jesús Santísimo! Rey de Reyes, y Señor de Señores, que domináis los corazones de los hombres: yo os adoro con el coro de las Dominaciones quienes prontas y rendidas, obedecen a vuestro imperio: y os pido, obedezca siempre las voces, con que tocáis mi corazón, y que, dominando mis pasiones, consiga vuestra gracia con la cual pueda eternamente gozaros en la., gloria: Amen.


SÉPTIMO DÍA
¡Oh Jesús Altísimo! que habéis, por vuestra mera piedad, tomado asiento en este Templo, que bajo de vuestro nombre sagrado erigió la devoción piadosa, para socorro de los habitadores de estos Países: yo os adoro con el sublime coro de los tronos, a quienes doló vuestra grandeza de una pureza y sanidad grande, para que fuesen digno solio de vuestra santidad infinita: y os suplico, concedáis a mi alma, una pureza grande de costumbres, para que habitéis en ella perpetuamente por la gracia: Amen.


OCTAVO DÍA
¡Oh Sapientísimo Jesús! que dotasteis de ciencia a los conquistadores espirituales de estas islas para introducir en ellas el conocimiento de la religión católica: yo os adoro con el sabio coro de los Querubines, a quienes enriqueció do sabiduría vuestra grandeza: y os suplico nos concedáis a todos, luz, ciencia y conocimiento, para admiraros, alabaros y magnificaros en esta vida, después eternamente en la gloria. Amen.


ULTIMO DÍA
¡Oh Amorosísimo Jesús! cuyo amor se manifiesta claramente en la puntualidad, con que socorréis en sus necesidades, a vuestros devotos. Yo os adoro con el abrazado coro de los Serafines, que, encendidos en vuestro purísimo amor, consagran a vuestro mayor obsequio afectos amorosos de caridad: Yo os suplico encendáis mi corazón, con el fuego dulcísimo de vuestro amor, en el cual, viva y muera para poder gozaros, por los siglos de los siglos, en la gloria: Amen.

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