NOVENA AL SANTO NIÑO
DE CEBÚ
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh
Jesús Dulcísimo! Padre amantísimo de mi corazón, que por amor de los hombres,
os hicisteis Niño, y quisisteis nacer, y padecer las inclemencias de un
establo, las pajas de un pesebre, y la compañía de unos brutos: yo os doy
infinitas gracias, convidando para ello a todas, las criaturas, por este tan
inmenso amor para con los hombres, y me pesa de haberos ofendido, y de haber
correspondido a vuestras finezas, a vuestro amor, y a vuestras caricias, con
innumerables culpas, y desprecios y convoco los más doloridos penitentes a los
más austeros Monjes, para que me ayuden a llorar mi ingratitud ¡Oh Sumo Bien
mío! ¡Imán de mi corazón! Atraed á vos mis potencias, para que sólo se empleen
en vuestro servicio; que yo propongo con las veras de mi alma, no volver más a
ofenderos: Así sea Jesús Dulcísimo, y así será, si me concedéis vuestra gracia,
la que, conservando hasta la muerte, vaya a gozaros en la gloria: Amen.
ORACIÓN QUE SE DIRÁ TODOS LOS DÍAS
¡Oh
Jesús Misericordiosísimo! Salvador del mundo; fuente de todas las gracias y
piedades, de quien se derivan todos los bienes, y quien es Padre de todas las
luces: yo rendidamente postrado, os adoro, y confieso Dios verdadero, y
Unigénito del Padre, e Hijo verdadero de María: humildemente os alabo,
reconociendo vuestra misericordia, vuestro amor, y vuestra caridad ardentísima
para con los hombres: os pido, por vuestro Santísimo Nombre y por vuestra
Infancia Santísima, me concedáis vuestra gracia, y lo que os pido en esta
Novena, si ha de ser para provecho de mi alma, y para mayor gloria vuestra:
Amen.
PRIMER DÍA
¡Oh
Jesús Hermosísimo! cuya incomparable belleza arrebata los corazones de los
hombres, que os miran: yo os adoro con el coro soberano de los Ángeles, que
incesantemente desean mirarse en vuestro rostro y así mismo os pido volváis a
nosotros esa vuestra hermosura y cautivéis nuestros corazones, para que,
amándoos sin cesar en esta vida, gocemos de vuestra hermosura en la gloria por
toda una eternidad: Amen.
GOZOS
Imán
dulce de mi amor,
dulce
dueño enamorado,
socorred
Niño agraciado
á el que
implora a tu favor.
Al
saquear esta Ciudad
en una
caja os hallaron,
y en vos
o Niño encontraron
el arca
de la piedad,
los
devotos Agustinos:
han
permanecido tinos,
dulce
Niño, en vuestro amor.
Por
esto, Niño os rogamos
socorran
vuestras piedades
todas
las necesidades,
que
humildes os presentamos:
y pues
vos, en quien confiamos
sois
nuestro consolador.
ORACIÓN FINAL
¡Oh
Jesús Dulcísimo! Padre verdaderamente de amor, que os esmeráis con vuestros
devotos, en estas Islas Filipinas, socorriéndoles en sus necesidades y dándoles
todo aquello que necesitan: yo os pido humildemente, postrado a las plantas de
vuestra Soberanía, concedáis paz y concordia a los Príncipes Cristianos,
conversión de sus errores a los tiereg.es, conocimiento de vuestra Majestad a los
infieles, penitencia de sus culpas a los pecadores, y eterno descanso a las
almas del Purgatorio; y a todos vuestra gracia, y lo que en este Novenario os
suplicamos si es conducente a nuestro provecho, y a vuestra mayor honra y
gloria: Amen.
DIA SEGUNDO
¡Oh
Piadosísimo Jesús! que por vuestra inmensa misericordia, vinisteis a estas
Islas Filipinas, para proteger, amparar y cuidar como Capitán general de ellas,
a sus moradores, yo os adoro, con el coro de los Arcángeles, que destinó
vuestra Soberanía, para guarda de las Ciudades; yo os suplico, cuidéis de mi
alma, y la fortifiquéis con la fortaleza de las virtudes para que venciendo a
sus tres enemigos, mundo, demonio y carne, consiga vuestra amistad, vuestra
gracia y vuestra gloria: Amen.
TERCERO DÍA
¡Oh
Dulcísimo Jesús! que, por el amor inmenso, que tenéis a los hombres, siempre
les acudís con inspiraciones y auxilios, para conducirlos a vuestro
conocimiento: yo os adoro con los Soberanos Espíritus del coro de los Principados
a quienes encomendó vuestra Soberanía, el cuidado de los Reinos, para que los
conducen al conocimiento de vuestra divinidad: yo os suplico que a todos los
ignorantes de vuestra ley los traigáis al gremio de la Iglesia Católica, y todos
nos deis perseverancia final en vuestra Santa Fé, para (pie después de esta
vida vayamos a gozaros en la gloria: Amen.
CUARTO DÍA
¡Oh
Jesús Fortísimo! cuya luz evangélica, desterrando las tinieblas de la
ignorancia y del abismo, rayo en los corazones de los habitadores de estos
Países: yo os adoro con el coro de las potestades a quienes doló vuestra
Soberanía de un poder grande contra las potestades do las tinieblas: yo os
suplico, nos acudáis siempre en nuestras necesidades con las luces de vuestra
gracia, y con el poder de vuestra diestra: Amen.
QUINTO DÍA
¡Oh
Poderosísimo Jesús! cuya grandeza resplandece en los milagros que habéis
obrado, y han experimentado estos Países; yo os adoro con el sagrado coro de las
virtudes, a quienes concedió vuestra Magostad Soberana un poder grande con que ejecutan,
a vuestra honra y gloria, singulares maravillas: yo os suplico humildemente, me
concedáis se aumenten en mi alma las virtudes y méritos para gozaros
eternamente en la gloria: Amen.
SEXTO DÍA
¡Oh
Jesús Santísimo! Rey de Reyes, y Señor de Señores, que domináis los corazones
de los hombres: yo os adoro con el coro de las Dominaciones quienes prontas y
rendidas, obedecen a vuestro imperio: y os pido, obedezca siempre las voces,
con que tocáis mi corazón, y que, dominando mis pasiones, consiga vuestra
gracia con la cual pueda eternamente gozaros en la., gloria: Amen.
SÉPTIMO DÍA
¡Oh
Jesús Altísimo! que habéis, por vuestra mera piedad, tomado asiento en este
Templo, que bajo de vuestro nombre sagrado erigió la devoción piadosa, para socorro
de los habitadores de estos Países: yo os adoro con el sublime coro de los
tronos, a quienes doló vuestra grandeza de una pureza y sanidad grande, para
que fuesen digno solio de vuestra santidad infinita: y os suplico, concedáis a
mi alma, una pureza grande de costumbres, para que habitéis en ella
perpetuamente por la gracia: Amen.
OCTAVO DÍA
¡Oh
Sapientísimo Jesús! que dotasteis de ciencia a los conquistadores espirituales
de estas islas para introducir en ellas el conocimiento de la religión católica:
yo os adoro con el sabio coro de los Querubines, a quienes enriqueció do
sabiduría vuestra grandeza: y os suplico nos concedáis a todos, luz, ciencia y
conocimiento, para admiraros, alabaros y magnificaros en esta vida, después eternamente
en la gloria. Amen.
ULTIMO DÍA
¡Oh
Amorosísimo Jesús! cuyo amor se manifiesta claramente en la puntualidad, con
que socorréis en sus necesidades, a vuestros devotos. Yo os adoro con el
abrazado coro de los Serafines, que, encendidos en vuestro purísimo amor,
consagran a vuestro mayor obsequio afectos amorosos de caridad: Yo os suplico
encendáis mi corazón, con el fuego dulcísimo de vuestro amor, en el cual, viva
y muera para poder gozaros, por los siglos de los siglos, en la gloria: Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario