NOVENA
EN HONOR DEL BIENAVENTURADO SAN SEBASTIÁN DE ROMA
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo
y amorosísimo Jesús! ¡Salvador mío amabilísimo!
rey de inmensa majestad, Dios omnipotente y manantial perenne de las
aguas cristalinas de la gracia! yo creo firmemente con vos, Verdad eterna: espero
en vos, misericordiosísimo Señor y os amo, amor mío, con todo mi corazón, a lo
menos siento en mi alma vivos deseos de amaros porque sois mi Dios. ¡Qué lástima,
¡Padre mío, que siendo vos tan bueno, tan santo, tan grande, me haya atrevido a
pecar a la vista del cielo y contra vos! Pero merced a vuestra gracia, ya lloro
mis extravíos. Pésame, Jesús mío, de haberos ofendido. Pésame de haber pecado
contra vos. Aborrezco la culpa, y propongo no ofenderos más. También pido a
vuestra clemencia la gracia que necesito para hacer dignamente esta santa
Novena en obsequio de vuestro ínclito soldado y glorioso mártir san Sebastián patrón
y protector nuestro. Por sus merecimientos concededme los auxilios y gracias
para vivir santamente, lograr la perseverancia final y estar con vos en la
gloria. Amen.
ORACIÓN PARA TODOS
LOS DÍAS
¡Protector
mío poderosísimo san Sebastián! ¡valeroso soldado de Jesucristo! dechado de
santidad y campeón del pueblo cristiano! que para seguir al Rey de las virtudes
y ganar almas para el cielo no perdonasteis ni medio ni empresa que pudiese
extender el nombre del Señor; aun cuando fuese exponiendo vuestra vida a las
más terribles pruebas é inminentes peligros: animada mi alma, ó Santo mío, y
confiadamente entregada á vuestra protección, porque sois poderosísimo, espera
que libraréis a mi patria, de la que sois patrón, del azote asolador de peste y
epidemia, y de cualquiera otro sacudimiento ó tribulación: y haréis, que cuantos
estamos bajo vuestra tutela y cuidado vayamos por días medrando en la virtud.
Así después de haber sido favorecidos con vuestro amparo en esta vida, seremos
vuestros compañeros en la gloria. Amen.
DIA PRIMERO
¡Soberano Rey deja gloria, Dios y Señor de las virtudes! que después de haber venido fuerte armado, y
haber vencido y lanzado fuera el príncipe de las tinieblas, continuáis vuestra
victoria y triunfo por medio de vuestros soldados: diciendo vuestro Benjamín
sagrado todo el que ha nacido de Dios vence el mundo." Perfectamente realizado
lo vemos, ó Señor, en vuestro Invictisimo mártir san Sebastián, héroe de la
gracia é impertérrito defensor y propagador de vuestro nombre y de la santidad
de los divinos preceptos. (Aquí se varia la oración en los siguientes
días) *Vuestra gracia, ó Señor, le previno, para que a su tiempo
viniese a ser el apóstol de vuestros confesores, y defensor de la Iglesia, porque
con el fervor y virtud que le comunicasteis por medio del sacramento de la regeneración
fué un muro por la casa de Dios. Por tan altas prerrogativas de que le
colmasteis, os suplicamos nos toméis bajo las alas de vuestra protección,
contra los asaltos de los enemigos capitales. Y además consigamos por sus
merecimientos la gracia que pedimos en esta santa Novena, si ha de redundar a
gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.
OFRECIMIENTO
Eterno y omnipotente Dios, uno en esencia y trino en
personas, en quien tan solo puede encontrarse la felicidad de vuestras criaturas:
recibid. Señor, y bendecid este obsequio, que os ofrecemos en memoria de vuestro
esclarecido siervo y mártir san Sebastián defensor de vuestra Iglesia, nuestro
abogado y tutelar. Continuad, misericordiosísimo Padre, otorgando las demandas,
que, valoradas con sus relevantes méritos, os presenta por nosotros. Librad a
mi Patria de toda plaga destructora. Y así como nos disteis el ser para que os
amásemos y sirviésemos en tiempo, os gozásemos en dichosa eternidad, así nos
fortalezcáis para cumplir este fin, y cantar con nuestro santo vuestras
altísimas misericordias entre los dulces resplandores de la gloria Amen.
ANTÍFONA DE SAN SEBASTIÁN
Escogió el Señor a este varón santo según su corazón, y
le dio el resplandor de la visión eterna. Celebremos la solemnidad del
bienaventurado mártir san Sebastián. Gozo haya en el cielo y en la tierra.
Aleluya.
L/: Ruega por nosotros, san Sebastián.
R/: Haz sean perdonados nuestros
pecados.
ORACIÓN: Atiende,
ó Dios todo poderoso, a nuestra flaqueza: y pues nos oprime el peso de nuestros pecados, alívianos de el por
la gloriosa intercesión del bienaventurado
mártir san Sebastian. Por nuestro Señor J. C. Amen.
DIA SEGUNDO
* Vuestra gracia, ó Señor, le ha conducido siempre por
los rectísimos senderos de la virtud, para que sus días fuesen días llenos a
vuestros ojos purísimos. De aquí aquella rectitud en sus juicios, aun en los
años infantiles; aquel menosprecio de las naderías del mundo; y aquel hermosear
más y más cada día su alma grande. Por todas estas gracias, que tan
abundantemente le prodigasteis, ó Dios mío, y por sus merecimientos, concededme
la gracia que necesito para ser fiel a vuestros llamamientos. Encaminad hacia mí
una mirada de predilección, y además la gracia que os pido en esta santa Novena
si ha de redundar a gloria vuestra y bien de mi alma. Amen
DIA TERCERO
* Vuestra gracia, ó Señor, en tan alto grado lo dotó de
la prudencia del espíritu, que sin embargo los vivos ardores de seguiros en el
camino de la cruz, supo engañar al mundo bajo el traje de soldado, para realizar
los altos fines á que le teníais destinado. Por esta virtud, y por todas las
demás de que le adornasteis, dignaos, Dios mío, dirigirme en todas mis obras y
acciones, para cumplir siempre las obligaciones de buen cristiano. Y además
concededme la gracia que os pido en esta santa Novena, si ha de redundar a
gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.
DIA CUARTO
* Vuestra gracia, ó Señor, le infundió una fe tan heroica,
que le hizo obrar tantos prodigios, mostrando en todas sus palabras y obras
cuan profundas raíces tenía en su corazón esta virtud teologal, sin la cual es imposible
agradaros, por ser la primera base del hermoso edificio espiritual.
Humildemente suplicamos, ó gran Dios, a las puertas de vuestra clemencia, por
la fe que comunicasteis a vuestro siervo nos deis virtud para imitarle, conservando
la que profesamos siempre pura. Y, además nos concedáis la gracia que os pido
en esta santa Novena, si ha de redundar a gloria vuestra y bien de mi alma.
Amen.
DIA QUINTO
* Vuestra gracia, ó Señor, en tal manera le animó, que en
ocasión alguna dejó de confiar en vos, y en vuestras inefables misericordias.
Las persecuciones, ó Dios mío, las amenazas, los tormentos, ni aun la muerte misma
pudieron distraer su espíritu fervoroso, ni perturbar la confianza que tenía en
vos. A la vista de tan heroica esperanza, ó Señor, concedednos la virtud de no
desconfiar jamás de vuestra adorable providencia. Y además la gracia que os pido
en esta santa Novena, si ha de redundar a gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.
DIA SEXTO
*Vuestra gracia, ó Señor, encendió en su tierno y
candoroso corazón una hoguera tan admirable de caridad, que a manera de un
volcán sagrado pega fuego a! mundo. Conoce que en amaros á vos y a sus hermanos
por vos se encierra toda la ley y los profetas, cifra toda su ambición en que
seáis conocido y amado. Por tan inflamada caridad, que comunicasteis a vuestro
siervo, ó Señor, haced que se pegue a nuestros corazones este fuego divino,
para que amemos a vuestra majestad sobre todas las cosas, y al prójimo como a
nosotros mismos. Y además concedednos la gracia que os pedimos en esta santa
Novena, si ha de redundar a gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.
DIA SÉPTIMO
* Vuestra gracia, ó Señor, que le escogió a medida de
vuestro corazón, como al Profeta, le comunicó tan prodigioso celo, que todos sus
movimientos y deseos tenían por norte vuestra mayor honra y gloria. Este celo
les conducía a los calabozos y cárceles para animar a vuestros confesores, que
padecían por vuestro nombre, y convertir a los infieles, cuyos crímenes los
había arrastrado a las prisiones, librándonos así de la eterna. Por sus
merecimientos ruego, ó Dios mío, me concedáis el celo abrasado de este campeón,
que le imité siempre trabajando por vuestra gloria. Y además me concedáis la
gracia que os pido en esta santa Novena, si ha de redundar a gloria vuestra y bien
de mi alma. Amen.
DIA OCTAVO
* Vuestra gracia, ó Señor, vuestro espíritu, que en los
tribunales de los hombres responde por los que sufren por vos acompañó vuestro
atleta a la presencia de Diocleciano; le hizo llevadero el tormento de las
saetas, y le endulzó el cruel martirio de los azotes llenándole de gozo y alegría,
porque le hacíais digno de confesar Vuestro nombre hasta exhalar su último
aliento en los tormentos. Me confundo, Señor, a la vista de la constancia de
nuestro Patrón, y de mi cobardía. Pero espero que por él me daréis el ánimo que
necesito para confesar siempre la fe que profesé en el santo bautismo. Y además
me concederéis la gracia que os pido en esta santa Novena, si han de redundar a
gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.
DIA NOVENO
* Vuestra gracia, ó Señor, que enriqueció su alma de
tantas excelencias, acompañándole en esta vida, y mereciéndole la imperecedera
corona de la gloria, le ha hecho príncipe en vuestro reino y poderoso protector
de todos los que invocan su nombre. Muchos pueblos lo han conocido, ó Dios mío,
y en medio de sus sacudimientos, azotes con que los penáis por sus desvíos,
encuentran en él un tutelar y defensor. ¿Cuántas veces mi Patria en medio de asoladores
contagios, ha tenido en él un Jeremías, que ha orado a vuestra clemencia por el
pueblo y por esta ciudad, que está particularmente bajo su cuidado y poderosos auspicios?
Atended, ó Señor, a los merecimientos de nuestro santo Patrón, y concedednos
días de salud, de vida, de salvación. Y además concedednos la gracia que os pedimos
en esta santa Novena, si ha de redundar a gloria vuestra y bien de mi alma. Amen.
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