NOVENA
A LOS SANTOS MÉDICOS SAN COSME Y SAN DAMIÁN
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Jesús dulcísimo bondad suma, yo confieso que
eres mi Dios y que te he ofendido con mis enormes culpas, más conociendo que
eres Redentor mío, me postro a tus pies y arrepentido te pido perdón por todas
mis ingratitudes, valiéndome para conseguirlo, de tu preciosísima sangre, que
habiéndose derramando para mi remedio, está pidiendo misericordia para los pecadores.
Pequé Señor: más ya me pesa de haber agraviado a quien es digno de todo amor.
Espero que me recibas en tu gracia, y con ella propongo en lo que me quedare de
vida, amarte, servirte y no apartarme de tu santa voluntad. Primero morir que
ofenderte mi Jesús, ten misericordia de mí. Amén.
ORACIÓN
Gloriosísimos Mártires de Cristo, y abogados
míos, San Cosme y San Damián, que unidos en caridad verdadera, y como hermanos,
más por la fe cristiana que testimoniaron con el derramamiento de su sangre, me
valgo de su poderosa intercesión: y les suplico, fiado en su misma santidad, me
alcancen de Dios nuestro Señor, primeramente todo aquello que conduce a la gloria
suya, coma para bien de mi alma: y después, el remedio de mis aflicciones, la
paciencia que necesito en los trabajos, y por el favor que solicito en esta
novena de mi devoción, cómo y en cuanto conviniere para mi salud eterna. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(La
siguiente oración es la que cambia según el día que corresponda de esta novena,
se realizaran todos los días: Padre
Nuestro, Ave María, Gloria; sumadas a las oraciones que continúan y
por ultimo las letanías de los santos)
PRIMER DÍA
Omnipotente Dios, autor soberano de la
gracia, que a gloria tuya se la comunicaste a tus fieles siervos San Damián y
San Cosme para que, desterrando los errores de la gentilidad, abrazaron tan
firmemente la fe católica. Te suplico a Ti que complaces en la generosa
voluntad de estos Santos: Poniéndolos por mis intercesores, te pido me des
fortaleza para permanecer en mi fe católica: y que en la hora de mi muerte
cuando el demonio me combata con tentaciones contra la fe, que yo no sea
vencido. Así mismo el bien que deseo en cuanto fuere de tu agrado. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Padre Nuestro, Ave
María, Gloria.
ORACIÓN
Mártires Santísimos Cosme y Damián, aunque no merezco
su protección, más conociendo que la caridad con que favorecieron a los
miserables en la tierra; les suplico obsequio de su bondad, rogar por el bien
de sus criaturas, y que sean mis intercesores para el remedio de la necesidad,
que al presente necesito. (Aquí
se hace la petición por la persona que lo necesite).
ORACIÓN
Santos
médicos pidiendo su intercesión, para quien los ha elegido por sus
abogados, deseoso de que en vista de su valimiento, todos los hombres tributen
alabanza y glorifiquen a Dios, que se hace admirable en sus Santos. Les pido
por la dilatación de nuestra Santa fe: por la Santidad de la Iglesia
Católica, por la paz y concordia entre los pueblos; por la libertad de las
almas que padecen el purgatorio; por la salud de los enfermos y por el acierto
de los médicos en sus curaciones; y finalmente por su devotos consiguiéndoles una
muerte en gracia, en que aseguren la eterna gloria. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
SEGUNDO DÍA
Omnipotente Dios, autor soberano de la
gracia, que a gloria tuya se la comunicaste en abundancia a tus siervos
fieles San Cosme y San Damián para que dando milagrosa salud a enfermos
incurables, justamente los alumbrasen en el alma y siendo gentiles trajesen al
gremio de la Santa Iglesia, donde recibiendo su fe, confesasen a Cristo. Te
suplico por intercesión de estos Santos, poniéndolos por mis intercesores, me
des la caridad verdadera para beneficiar a mis prójimos en cuerpo y alma. Así
mismo el bien que deseo en cuanto fuere de tu agrado. Por Jesucristo nuestro
Señor Amén.
TERCER DÍA
Omnipotente Dios, autor soberano de la
gracia que en la gloria tuya se la comunicaste en abundancia a tus siervos
fieles San Damián y San Cosme, para que reconvenidos del tirano, sin acobardarles los
crudelísimos tormentos que les esperaban, abominasen los ídolos que les
propusieron para la adoración, predicaron que solamente en Jesucristo, y su
Santa ley está la salvación. Puesto que te complaces en la valentía
admirable de estos Santos, poniéndoles por mis intercesores, te pido me des una
resolución firme, para que, despreciando los vanos respetos del mundo, y
preciándome de ser cristiano, practique las virtudes propias de mi fe
cristiana. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
CUARTO DÍA
Omnipotente Dios, autor soberano de la
gracia, que a gloria tuya se la comunicaste en abundancia a tus fieles siervos
San Cosme y San Damián, para que aprisionados con pesadas cadenas, puestos en
estrecha cárcel permaneciesen constantemente en su confesión, alegrándose de
padecer por Cristo, a quien tenían en el corazón para amarlo, y en la boca para
bendecirlo. Puesto que te complaces en la invicta constancia de estos Santos,
poniéndolos por mis intercesores te pido me des esta virtud para sufrir con
resignación mis trabajos y no desistir de mis buenos propósitos, aunque padezca
mucho para ejecutarlos, así mismo el bien que deseo en cuanto fuera de tu
agrado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
QUINTO DÍA
Omnipotente Dios, autor soberano de la
gracia, que a gloria tuya se la comunicaste en abundancia a tus fieles siervos
San Damián y San Cosme, para que arrojados al mar con las cadenas que los
oprimían en medio de las olas testificasen tus verdades, y confundiesen a
los gentiles, que los miraban andar libremente sobre las aguas, como por tierra
firme, premio de la confianza que les aseguraba tu favor. Puesto que te
complaces en las maravillas que obraste en estos Santos, poniéndolos por mis
intercesores, te pidió me des aquella confianza admirable que necesito para
vencer mis pasiones, y glorificarte con mis victorias, así mismo el bien que
deseo en cuanto fuere de tu agrado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.
SEXTO DÍA
Omnipotente Dios, autor soberano de la
gracia, que en la gloria tuya se la comunicaste en abundancia a tus fieles
siervos San Damián y San Cosme, para que condenados a la hoguera, no temiesen
la voracidad de las llamas porque en su interior ardían el fuego más poderoso
de tu amor, al que respetando el material no les ofendió, sino que revertido contra los
que lo atizaban, los redujo a cenizas con asombro de los demás gentiles,
que asistían a tan prodigioso espectáculo. Puesto que te complaces con la
fineza con la que estos Santos te amaron, poniéndolos por mis intercesores, te
pido me des a gustar de este tu divino fuego para que te amé a ti solo y solo
por Ti, así mismo el bien que deseo en cuanto fuere de tu agrado. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
SÉPTIMO DÍA
Omnipotente Dios, autor soberano de la
gracia, que en la gloria tuya se la comunicaste en abundancia a tus siervos San
Damián y San Cosme, para que, puestos en el potro de los tormentos, sufriesen
con la alegría el descoyuntamiento atrocisimo de sus miembros todos, y enviaste
a tus ángeles para que los confortasen y los sacasen sanos del suplicio. Puesto
que te complaces en los gloriosos triunfos de estos Santos, poniéndolos como
mis intercesores, te pido que mes des la ayuda de tus soberanos mártires, para
que triunfe sobre el demonio y el pecado. Así mismo el bien que deseo en cuanto
fuere de tu agrado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
OCTAVO DÍA
Omnipotente Dios, autor soberano de la
gracia, que en la gloria tuya se la comunicaste en abundancia a tus siervos San
Damián y San Cosme, para que levantados en altas cruces, allí fuesen
mortalmente heridos, primero con piedras, y después con dardos, y aunque
obrando tu providencia, los tiros se volvían contra su autores, haciendo en
ellos el estrago que intentaban en los ínclitos Mártires, empero no les
falto el deseo de morir en la demanda en obsequio tuyo. Puesto que te complaces
en el ánimo esforzado de estos Santos poniéndolos por mis intercesores, te pido
me des voluntad y resignación para abrazarme a la cruz de mi estado y en ella
esperar los golpes que quisieres enviarme, así mismo el bien que deseo en
cuanto fuere de tu agrado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
NOVENO DÍA
Omnipotente Dios, autor soberano de la
gracia, que en la gloria tuya se la comunicaste en abundancia a tus fieles
siervos San Damián y San Cosme, para que ofrecidos gustosos los cuellos al
cuchillo, consiguieran, por último, por el derramamiento de su sangre, la
corona de Mártires y habiéndoles glorificado en el cielo, con tu vista para que
también sean glorificados en la tierra, obras por sus medios muchos milagros
con los miserables que se valen de su protección. Puesto que te complaces
en el glorioso martirio de estos Santos, poniéndolos por mis intercesores, te
pido me des una muerte en gracia tuya, y que me disponga para ella con las
virtudes de la Fe, Esperanza y Caridad, y así mismo deseo el bien en
cuanto fuere de tu agrado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
GOZOS A
LOS SANTOS MÁRTIRES COSME Y DAMIÁN
Pues
sois delante de Dios
Abogados
poderosos,
Sed
nuestros intercesores
Oh
Cosme y Damián Gloriosos.
Al estudio consagrados
La
medicina emprendisteis
Y
I los pobres socorristeis,
En
sus males desgraciados;
Con
milagros portentosos
Ahuyentasteis
sus dolores
Los
enfermos que acudieron
A
vosotros en sus males
Inveterados,
fatales,
El
remedio recibió:
Vuestro
celo cuidadoso
Los
libertó de temores.
Con
la señal de la cruz
Curas
notables hicisteis,
Y
con ellas devolvisteis
A
mil pobres la salud
Estos
hechos prodigiosos
Os
atrajeron honores
Vuestro
nombre fué invocado
Con
segura confianza.
Pues
él era la esperanza,
Del
triste desconsolado,
Que
con ardor fervoroso
Os
llamaba en sus, dolores.
Los
Gentiles os persiguen
Con
rabia y grande furor,
Mas
os defiende el Señor
Y
su intento no consiguen;
De
tormentos horrorosos
Fuisteis
siempre y vencedores.
El
vil tirano creyó
Acobardar
vuestro celo,
Con
tormentos; pero el Cielo,
De
firmeza os revistió,
Y
con pecho valeroso
Despreciasteis
sus rigores.
En
el ecúleo tendidos
Con
duras cuerdas atados,
Cruelmente
atormentados
No
exhalasteis un gemido,
Y
al tormento doloroso
Fuisteis
por Dios superiores.
Al
mar fuisteis arrojados,
Pero
el Señor os libró,
Un
Ángel suyo envió
Para
ilesos de él sacados:
Y
a tierra vuelto gozosos
Entonasteis
sus loores.
Pensando
que el fuego haría
Lo
que el agua no pudiera
Os
arrojan a una hoguera
Con
furor, y saña impla;
Pero
el cielo cuidadoso
Os
libró de sus ardores.
En
vano blanco os hicieron
De
sus dardos y saetas,
Sin
fuerza quedaron estas
Y
dañaros no pudieron:
Tantos
hechos milagrosos
Os
declaran vencedores.
Vuestro
fervor y constancia
Premiada
ha sido en el cielo,
Donde
sois nuestro consuelo,
Oh
médicos generosos
Escuchad
nuestros clamores.
Pues
que delante de Dios
Vuestro
ruego es poderoso
Sed
nuestros intercesores
Oh
Cosme y Damián gloriosos.
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