NOVENA A SAN
JACINTO
DEL ORDEN DE
LOS PREDICADORES
ACTO DE
CONTRICIÓN
Dulcísimo
Jesús, Redentor mío, mi Padre, mi Criador y mi Conservador, aquí me tenéis
postrado ante vuestro divino acatamiento lleno de dolor y de amargura por
tantas iniquidades como be cometido contra vuestra Divina Majestad, con mis
pensamientos, palabras y obras; pero de ellas, Señor, me arrepiento con todas
veras, diciendo que me pesa de todo corazón de haberos ofendido, sólo por ser
quien sois, infinitamente Bueno, Santo y Misericordioso: propongo no disgustaros
en adelante; espero que me habéis de perdonar y conceder la gracia que
solicito, por la intercesión y méritos de vuestro fiel siervo y bienaventurado San
Jacinto y si no fuere de vuestro agrado mi petición, me concederéis aquello que
más me convenga para vuestra mayor honra y gloria y el bien de mi alma. Amén.
ORACION
PARA
TODOS LOS DÍAS
Eterno
Dios, incompresible é infinito, que desde el abismo de vuestra grandeza os dignasteis
elegir a Vuestro siervo y bienaventurado San Jacinto, para que fuese ejemplar
dechado de todas las virtudes: nosotros 08 suplicamos con todo el afecto de
nuestro corazón, que por su grande humildad, su severa mortificación, sus
ayunos, oración, castidad y pobreza, nos miréis con ojos de compasión en todas
las necesidades y aflicciones en que, como en la presente, nos valemos de
intercesor tan poderoso, para que por sus ruegos é intercesión nos concedáis
benigno, el que nuestras súplicas sean dirigidas como más convenga a vuestra
Gloria, bien de nuestras almas y consuelo en la presente necesidad. Amen.
PRIMER DIA
ORACION
Glorioso Padre
mío San Jacinto, a quien el cielo desde luego manifestó que destinaba para ser
astro luciente de la Iglesia, modelo del estado eclesiástico y ejemplar
perfecto de la observancia religiosa, disponiendo que fuese tu cuna en el seno
de la piedad, virtud y nobleza de una ilustre casa, debiendo a tus gloriosos
progenitores, los antiguos Condes de Oldrobans, las preciosas semillas y fundamentos
de virtud y sabiduría con que después floreciste, no sólo en las Universidades,
por la modesta brillantez de tu ingenio, sino también en el empleo de canónigo
de Cracovia, que ejercitaste con perfección cristiana y de tal modo, que en
poco tiempo conseguiste el que por tu ejemplo se reformasen las imperfecciones
que hasta entonces se habían observado en aquel estado: concédenos ¡oh piadoso
Santo! El que, reformando enteramente nuestra mala vida y costumbres, podamos,
purificados por el Sacramento de la Penitencia, llegar a tus pies a
manifestarte la presente necesidad, en cuyo socorro venimos a implorar tu
patrocinio y lo mucho que puedes con Dios, seguros de conseguir el buen
despacho de nuestras oraciones, si así conviniere para nuestra salvación
eterna. Amén.
ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA
PARA
TODOS LOS DÍAS
Soberana
Emperatriz de los cielos y tierra, Reina de los Ángeles y compasiva Madre de
los hombres, aquí nos tenéis postrados a vuestros pies, llenos de aflicciones y
miserias, pero al mismo tiempo de una suma confianza en el remedio de ellas. Si
el pediros, Señora, consuelo en nuestras penas y trabajos basta para conseguirlo,
qué no debemos prometernos cuando os rogamos por los méritos del bienaventurado
San Jacinto, a quien distinguisteis con el dulce nombre de hijo Por tan
singular privilegio esperamos el remedio en la necesidad presente, y que por el
especial amor con que os sonrió en esta vida, nos saquéis de ella en paz y nos
llevéis a gozar de vuestra compañía en la Gloria por toda una eternidad. Amen.
L/: Ruega por nosotros,
oh bienaventurado San Jacinto
R/: Para
que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.
ORACION:
¡Oh Dios! que cada año nos alegráis con la solemnidad de vuestro confesor, el
bienaventurado Jacinto, concedednos que, cuando celebramos la nueva vida que
recibió en el cielo, imitemos la que hizo mientras vivió en la tierra. Por
nuestro Señor Jesucristo. Amén.
GOZOS
Si
en ser aquí milagroso
Tú
te has llevado la palma,
Cúranos, Jacinto, el
alma,
Que eres médico
asombroso.
Desde
lugares lejanos
Vienen
ii buscar salud;
Con
divina prontitud
Tú
al punto los pones sanos;
Admírenos
tus arcanos,
Ilustre
Santo glorioso.
Tu
devoción se ha extendido
Ya
por diversas naciones,
Porque
con tus curaciones
A
todos has protegido;
Por
eso el más afligido
Llega
tí tu templo gozoso.
Es
la reliquia mayor
La
que tiene esta ciudad;
Con
esta felicidad
Tiene
el enfermo valor,
Pidiéndote
con fervor
La
salud que da reposo.
Seres
muy afortunados
Somos
los de aqueste suelo;
Con
tan divino consuelo
No
seremos desdichados;
En
lances acibarados
Tú
eres jefe victorioso.
Las
insignias que en tus manos
Te
hacen más resplandecer
Nos
dan, pues, a conocer
Tantos
portentos humanos;
Los
moribundos son sanos
Con
ver tu rostro amoroso.
Auméntese,
pues la fe
En
tan grande devoci6n:
Con
ferviente corazón
Pidámosle
que nos dé
Todas
las virtudes que
Dan
al hombre eterno gozo.
El
remedio a tantos males
Te
pedimos humillados,
Que
nunca de consolados
Veamos
desgracias fatales
Tus
remedios celestiales
Prodíganos
bondadoso.
ORACIÓN: Dios
de justicia y de misericordia, Jesucristo, Redentor nuestro: os pedimos hoy
especialmente que cesen ya las desgracias de la infeliz Polonia, cuna de San Jacinto,
y que, conservando en ella la fé católica de sus hijos perseguidos y oprimidos
tan cruelmente, recuperen por los méritos de este glorioso Santo, cuyas reliquias
santifican esa nación heroica y martirizada, la paz y libertad de que ha sido
privada por el fanatismo y crueldad de los cismáticos, cuya con versión os
pedimos de todo corazón, así como la de los que en nuestra patria han olvidado
la doctrina evangélica, para que vuelvan al seno de nuestra Santa Iglesia. Amén.
DIA
SEGUNDO
ORACIÓN
Glorioso
Padre mío San Jacinto, que ilustrado desde tus primeros años con las luces del
divino Espíritu, renunciaste con tanta generosidad las glorias y triunfos que
te ofrecía tu ilustre nacimiento, como descendiente de la muy noble y antigua
casa de los Condes de Sage en Alemania, prefiriendo tu corazón a las vanidades
del mundo, los inestimables triunfos de la Cruz de Jesucristo, y el seguir sus
banderas a los pasajeros y momentáneos honores de esta vida: concédenos un
voluntario desasimiento de las mundanas glorias, para que, siendo a tu ejemplo
fieles observadores de la ley evangélica, merezcamos que por tus ruegos é
intercesión, y por la humildad con que dirigimos nuestras súplicas, que sean
atendidas de su Divina Majestad, si así conviniere, para gloria de tu nombre y
remedio de nuestras necesidades. Amén.
DIA TERCERO
ORACIÓN
Glorioso
Padre mío San Jacinto, que después de haberte armado cual campeón ilustre de
Jesucristo con los tres votos de la autoridad religiosa recibiendo el hábito de
las propias manos de nuestro Santo Patriarca el Serafín Domingo, no contento
con la más rígida observancia y práctica de virtudes que en breve tiempo te condujeron
al mayor grado de perfección, quisiste, instado por los fervores de tu celo,
emprender la conversión de las almas por medio de la predicación evangélica, de
cuyos copiosos y abundantes frutos fueron testigos Cracovia, Polonia y
Alemania, dejando en todas partes establecida la paz en los matrimonios, en
posesión de sus propias haciendas a los legítimos dueños de ellas, desterrada
la disolución, confundida la envidia y afirmado el trono de las virtudes: concédenos
piadoso lo que te pedimos, y el que, armados hasta el último instante de nuestra
vida, con el escudo de la Fe, Esperanza y Caridad, podamos resistir a las
asechanzas del demonio, imitando en esta vida tu ejemplo para
poder ser algún día tus dichosos compañeros en el cielo. Amen.
DIA
CUARTO
ORACION
Glorioso
Padre mío San Jacinto, que a costa de innumerables fatigas y sufriendo todos
los trabajos consiguientes a la suma pobreza que con tanto gusto guardabas en
memoria del amante Maestro de ella, Jesucristo, continuaste constante tu predicación,
marchando siempre descalzo y a pie por los caminos más ásperos y en lo más riguroso
de las estaciones, no teniendo otro norte en tu misión evangélica que el celo
apostólico de que estabas penetrado: concédenos piadoso lo que solicitamos, y
el que, no obstante, las persecuciones, trabajos y calamidades que esta vida
ofrece, podamos por una constante resignación en sufrirlos, merecer que algún
día logremos en el cielo el eterno premio de ellas. Amén.
DIA
QUINTO
ORACION
Glorioso
Padre mío San Jacinto, en quien tan particularmente resplandeció la virtud de
la caridad, que movido del amor que profesabas a los pobres, era frecuente tu
asistencia a los hospitales para servirlos y consolarlos; sin que por otra parte
llegase a tu noticia necesidad alguna de familia honrada o persona vergonzante,
que al instante no procurases fuese socorrida; en cuyos piadosos oficios te
habías ejercitado desde tus primeros años, privándote aun de lo más necesario por
aliviar a los necesitados: permítenos ¡oh Santo caritativo! el que, confiados
en tu piadoso corazón, vengamos a representarte nuestra actual aflicción y necesidad;
esperamos que la remedies, pues que tanto puedes, y que concediéndonos un
perfecto amor a Dios y al prójimo, nos hagamos merecedores de tu patrocinio, para
alcanzar la vida eterna. Amén.
DIA
SEXTO
ORACION
Glorioso
Padre mío San Jacinto, cuyos ejercicios de mortificación iguales a los de tu
ardentísima caridad, eran tan continuos tan severos, que daban honor á los más fervorosos
penitentes, no pasándose día en que el deseo de mortificarte padecer no inventase
algún nuevo modo de afligir tu delicado cuerpo, siendo al mismo tiempo tu vida
perfecto ayuno con la más severa y rígida abstinencia, sin que por esto
desfalleciese en un punto tu fervorosa y frecuente oración en la que hallaba tu
elevado espíritu todas las dulzuras propias del amor y encendidos afectos en que
se anegaba tu tierno y devoto corazón: por tan particulares virtudes con que adquiriste
tanto mérito para con Dios, te suplicamos ¡oh Santo nuestro! que atiendas a
nuestras voces en la presente necesidad, y que, concediéndonos el donde
mortificación y penitencia por nuestras muchas culpas, merezcamos, limpios de
ellas, acompañarte en el cielo. Amen.
DIA
SEPTIMO
ORACION
Glorioso Padre mío San Jacinto, que, habiendo llegado por tus heroicas
virtudes y continuas fatigas apostólicas al más alto grado de perfección y
santidad, mereciste por ellas obtener el don de milagros, siendo tantos y tan
grandes, que con razón se te puede llamar el Taumaturgo de tu siglo,
resucitando muertos, atravesando a pie enjuto profundos y caudalosos ríos, como
entre otras muchas veces lo practicaste cuando los Tártaros tomaron por asalto
la ciudad de Kiova; noticioso de lo cual, al tiempo que concluías el Santo
Sacrificio de la Misa, tomando en tus manos el Santísimo Sacramento mandaste a
tus religiosos te siguiesen, y al pasar con ellos por delante de una grande y
corpulenta estatua de alabastro de la Santísima Virgen, oíste que os hablaba reconviniéndote
porque la dejabas expuesta a los insultos de los Bárbaros, ordenándote al mismo
tiempo que probases y verías no ser superior a tus fuerzas tan enorme peso, como
en efecto sucedió, pues se hizo tan ligera, que, tomándola en una sola mano, sa1iste
libre de la ciudad y con tan preciosa carga atravesaste, cual otro Moisés, uno
de los más profundos y caudalosos ríos: permítenos el que á la confianza que
tenemos en tu milagrosa protección, corresponda el feliz éxito de nuestras
súplicas a lo que más nos convenga para conseguir la vida eterna. Amén.
DIA
OCTAVO
ORACION
Glorioso
Padre mío San Jacinto: este es el día en que con más confianza te dirigimos
nuestras súplicas, y humil, des ruegos. No pueden ser estos desatendidos,
porque los hacemos hoy en memoria de la particularísima devoción al Santísimo
Sacramento y a la Santísima Virgen, a quien siempre tuviste por verdadera
Madre, y ella por hijo llamándote por varias veces con tan dulce nombre. La
seguridad con que esta. divina Reina te ofreció conseguirías de su amado hijo
Jesús cuanto le pidieses por su intercesión, cuando rodeada de un gran resplandor
se te apareció, y colmándote de dulzuras te hizo ver cuán adorable le eran tus
oraciones, es el más poderoso motivo de nuestra esperanza; pues si en vida ¡oh dichosísimo
Santo! tuviste tanto brazo para con Jesús y María, ¿cómo no deberemos esperar
el que ahora, que tan cara a cara gozas de las inestimables delicias de su
visión Beatífica, puedas negarnos el logro de nuestras peticiones? No, Santo
glorioso; no sea así; sino que, compadecido de nuestra actual necesidad, la remedies
o dirijas nuestros ruegos como mejor nos
convenga,
para mayor honra y gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén.
DIA
NOVENO
ORACIÓN
Glorioso
Padre mío San Jacinto, que después de cuarenta años de trabajos apostólicos
empleados por las partes más remotas en la propagación evangélica, en cuyos felices
progresos te adquiriste con justa razón el renombre de Conquistador de Jesucristo,
por no ser fácil resistir a la fuerza de tus palabras, ni a la eficacia de tus
ejemplos, rendiste finalmente tan espíritu en manos de aquel Señor a quien por
el espacio de los setenta y cuatro años que viviste en este mondo, supiste agradar
con la pureza dc tus costumbres, con la práctica de todas las virtudes, y con
la más severa austeridad de una vida penitente: te suplicamos rendidos, que,
por el inmenso mar de delicias de que gozas en la Bienaventuranza eterna, nos
concedas el favor que en esta Novena hemos solicitado de tu poderosa
intercesión, y el que por ella consigamos la perseverancia final para que,
recibiendo dignamente en la u1tima hora los Santos Sacramentos, pasemos con
felicidad de aquel terrible trance a gozar de Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
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