lunes, 23 de abril de 2018

NOVENA A SAN JACINTO






NOVENA A SAN JACINTO
DEL ORDEN DE LOS PREDICADORES

ACTO DE CONTRICIÓN
Dulcísimo Jesús, Redentor mío, mi Padre, mi Criador y mi Conservador, aquí me tenéis postrado ante vuestro divino acatamiento lleno de dolor y de amargura por tantas iniquidades como be cometido contra vuestra Divina Majestad, con mis pensamientos, palabras y obras; pero de ellas, Señor, me arrepiento con todas veras, diciendo que me pesa de todo corazón de haberos ofendido, sólo por ser quien sois, infinitamente Bueno, Santo y Misericordioso: propongo no disgustaros en adelante; espero que me habéis de perdonar y conceder la gracia que solicito, por la intercesión y méritos de vuestro fiel siervo y bienaventurado San Jacinto y si no fuere de vuestro agrado mi petición, me concederéis aquello que más me convenga para vuestra mayor honra y gloria y el bien de mi alma. Amén.


ORACION
PARA TODOS LOS DÍAS
Eterno Dios, incompresible é infinito, que desde el abismo de vuestra grandeza os dignasteis elegir a Vuestro siervo y bienaventurado San Jacinto, para que fuese ejemplar dechado de todas las virtudes: nosotros 08 suplicamos con todo el afecto de nuestro corazón, que por su grande humildad, su severa mortificación, sus ayunos, oración, castidad y pobreza, nos miréis con ojos de compasión en todas las necesidades y aflicciones en que, como en la presente, nos valemos de intercesor tan poderoso, para que por sus ruegos é intercesión nos concedáis benigno, el que nuestras súplicas sean dirigidas como más convenga a vuestra Gloria, bien de nuestras almas y consuelo en la presente necesidad. Amen.


PRIMER DIA
ORACION
Glorioso Padre mío San Jacinto, a quien el cielo desde luego manifestó que destinaba para ser astro luciente de la Iglesia, modelo del estado eclesiástico y ejemplar perfecto de la observancia religiosa, disponiendo que fuese tu cuna en el seno de la piedad, virtud y nobleza de una ilustre casa, debiendo a tus gloriosos progenitores, los antiguos Condes de Oldrobans, las preciosas semillas y fundamentos de virtud y sabiduría con que después floreciste, no sólo en las Universidades, por la modesta brillantez de tu ingenio, sino también en el empleo de canónigo de Cracovia, que ejercitaste con perfección cristiana y de tal modo, que en poco tiempo conseguiste el que por tu ejemplo se reformasen las imperfecciones que hasta entonces se habían observado en aquel estado: concédenos ¡oh piadoso Santo! El que, reformando enteramente nuestra mala vida y costumbres, podamos, purificados por el Sacramento de la Penitencia, llegar a tus pies a manifestarte la presente necesidad, en cuyo socorro venimos a implorar tu patrocinio y lo mucho que puedes con Dios, seguros de conseguir el buen despacho de nuestras oraciones, si así conviniere para nuestra salvación eterna. Amén.



ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA
PARA TODOS LOS DÍAS
Soberana Emperatriz de los cielos y tierra, Reina de los Ángeles y compasiva Madre de los hombres, aquí nos tenéis postrados a vuestros pies, llenos de aflicciones y miserias, pero al mismo tiempo de una suma confianza en el remedio de ellas. Si el pediros, Señora, consuelo en nuestras penas y trabajos basta para conseguirlo, qué no debemos prometernos cuando os rogamos por los méritos del bienaventurado San Jacinto, a quien distinguisteis con el dulce nombre de hijo Por tan singular privilegio esperamos el remedio en la necesidad presente, y que por el especial amor con que os sonrió en esta vida, nos saquéis de ella en paz y nos llevéis a gozar de vuestra compañía en la Gloria por toda una eternidad. Amen.

L/: Ruega por nosotros, oh bienaventurado San Jacinto
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

ORACION: ¡Oh Dios! que cada año nos alegráis con la solemnidad de vuestro confesor, el bienaventurado Jacinto, concedednos que, cuando celebramos la nueva vida que recibió en el cielo, imitemos la que hizo mientras vivió en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.



GOZOS
Si en ser aquí milagroso
Tú te has llevado la palma,
Cúranos, Jacinto, el alma,
Que eres médico asombroso.

Desde lugares lejanos
Vienen ii buscar salud;
Con divina prontitud
Tú al punto los pones sanos;
Admírenos tus arcanos,
Ilustre Santo glorioso.

Tu devoción se ha extendido
Ya por diversas naciones,
Porque con tus curaciones
A todos has protegido;
Por eso el más afligido
Llega tí tu templo gozoso.

Es la reliquia mayor
La que tiene esta ciudad;
Con esta felicidad
Tiene el enfermo valor,
Pidiéndote con fervor
La salud que da reposo.

Seres muy afortunados
Somos los de aqueste suelo;
Con tan divino consuelo
No seremos desdichados;
En lances acibarados
Tú eres jefe victorioso.

Las insignias que en tus manos
Te hacen más resplandecer
Nos dan, pues, a conocer
Tantos portentos humanos;
Los moribundos son sanos
Con ver tu rostro amoroso.

Auméntese, pues la fe
En tan grande devoci6n:
Con ferviente corazón
Pidámosle que nos dé
Todas las virtudes que
Dan al hombre eterno gozo.

El remedio a tantos males
Te pedimos humillados,
Que nunca de consolados
Veamos desgracias fatales
Tus remedios celestiales
Prodíganos bondadoso.



ORACIÓN: Dios de justicia y de misericordia, Jesucristo, Redentor nuestro: os pedimos hoy especialmente que cesen ya las desgracias de la infeliz Polonia, cuna de San Jacinto, y que, conservando en ella la fé católica de sus hijos perseguidos y oprimidos tan cruelmente, recuperen por los méritos de este glorioso Santo, cuyas reliquias santifican esa nación heroica y martirizada, la paz y libertad de que ha sido privada por el fanatismo y crueldad de los cismáticos, cuya con versión os pedimos de todo corazón, así como la de los que en nuestra patria han olvidado la doctrina evangélica, para que vuelvan al seno de nuestra Santa Iglesia. Amén.



DIA SEGUNDO
ORACIÓN
Glorioso Padre mío San Jacinto, que ilustrado desde tus primeros años con las luces del divino Espíritu, renunciaste con tanta generosidad las glorias y triunfos que te ofrecía tu ilustre nacimiento, como descendiente de la muy noble y antigua casa de los Condes de Sage en Alemania, prefiriendo tu corazón a las vanidades del mundo, los inestimables triunfos de la Cruz de Jesucristo, y el seguir sus banderas a los pasajeros y momentáneos honores de esta vida: concédenos un voluntario desasimiento de las mundanas glorias, para que, siendo a tu ejemplo fieles observadores de la ley evangélica, merezcamos que por tus ruegos é intercesión, y por la humildad con que dirigimos nuestras súplicas, que sean atendidas de su Divina Majestad, si así conviniere, para gloria de tu nombre y remedio de nuestras necesidades. Amén.




DIA TERCERO
ORACIÓN

Glorioso Padre mío San Jacinto, que después de haberte armado cual campeón ilustre de Jesucristo con los tres votos de la autoridad religiosa recibiendo el hábito de las propias manos de nuestro Santo Patriarca el Serafín Domingo, no contento con la más rígida observancia y práctica de virtudes que en breve tiempo te condujeron al mayor grado de perfección, quisiste, instado por los fervores de tu celo, emprender la conversión de las almas por medio de la predicación evangélica, de cuyos copiosos y abundantes frutos fueron testigos Cracovia, Polonia y Alemania, dejando en todas partes establecida la paz en los matrimonios, en posesión de sus propias haciendas a los legítimos dueños de ellas, desterrada la disolución, confundida la envidia y afirmado el trono de las virtudes: concédenos piadoso lo que te pedimos, y el que, armados hasta el último instante de nuestra vida, con el escudo de la Fe, Esperanza y Caridad, podamos resistir a las asechanzas del demonio, imitando en esta vida tu ejemplo para poder ser algún día tus dichosos compañeros en el cielo. Amen.



DIA CUARTO
ORACION
Glorioso Padre mío San Jacinto, que a costa de innumerables fatigas y sufriendo todos los trabajos consiguientes a la suma pobreza que con tanto gusto guardabas en memoria del amante Maestro de ella, Jesucristo, continuaste constante tu predicación, marchando siempre descalzo y a pie por los caminos más ásperos y en lo más riguroso de las estaciones, no teniendo otro norte en tu misión evangélica que el celo apostólico de que estabas penetrado: concédenos piadoso lo que solicitamos, y el que, no obstante, las persecuciones, trabajos y calamidades que esta vida ofrece, podamos por una constante resignación en sufrirlos, merecer que algún día logremos en el cielo el eterno premio de ellas. Amén.


DIA QUINTO
ORACION
Glorioso Padre mío San Jacinto, en quien tan particularmente resplandeció la virtud de la caridad, que movido del amor que profesabas a los pobres, era frecuente tu asistencia a los hospitales para servirlos y consolarlos; sin que por otra parte llegase a tu noticia necesidad alguna de familia honrada o persona vergonzante, que al instante no procurases fuese socorrida; en cuyos piadosos oficios te habías ejercitado desde tus primeros años, privándote aun de lo más necesario por aliviar a los necesitados: permítenos ¡oh Santo caritativo! el que, confiados en tu piadoso corazón, vengamos a representarte nuestra actual aflicción y necesidad; esperamos que la remedies, pues que tanto puedes, y que concediéndonos un perfecto amor a Dios y al prójimo, nos hagamos merecedores de tu patrocinio, para alcanzar la vida eterna. Amén.



DIA SEXTO
ORACION
Glorioso Padre mío San Jacinto, cuyos ejercicios de mortificación iguales a los de tu ardentísima caridad, eran tan continuos tan severos, que daban honor á los más fervorosos penitentes, no pasándose día en que el deseo de mortificarte padecer no inventase algún nuevo modo de afligir tu delicado cuerpo, siendo al mismo tiempo tu vida perfecto ayuno con la más severa y rígida abstinencia, sin que por esto desfalleciese en un punto tu fervorosa y frecuente oración en la que hallaba tu elevado espíritu todas las dulzuras propias del amor y encendidos afectos en que se anegaba tu tierno y devoto corazón: por tan particulares virtudes con que adquiriste tanto mérito para con Dios, te suplicamos ¡oh Santo nuestro! que atiendas a nuestras voces en la presente necesidad, y que, concediéndonos el donde mortificación y penitencia por nuestras muchas culpas, merezcamos, limpios de ellas, acompañarte en el cielo. Amen.



DIA SEPTIMO
ORACION

Glorioso Padre mío San Jacinto, que, habiendo llegado por tus heroicas virtudes y continuas fatigas apostólicas al más alto grado de perfección y santidad, mereciste por ellas obtener el don de milagros, siendo tantos y tan grandes, que con razón se te puede llamar el Taumaturgo de tu siglo, resucitando muertos, atravesando a pie enjuto profundos y caudalosos ríos, como entre otras muchas veces lo practicaste cuando los Tártaros tomaron por asalto la ciudad de Kiova; noticioso de lo cual, al tiempo que concluías el Santo Sacrificio de la Misa, tomando en tus manos el Santísimo Sacramento mandaste a tus religiosos te siguiesen, y al pasar con ellos por delante de una grande y corpulenta estatua de alabastro de la Santísima Virgen, oíste que os hablaba reconviniéndote porque la dejabas expuesta a los insultos de los Bárbaros, ordenándote al mismo tiempo que probases y verías no ser superior a tus fuerzas tan enorme peso, como en efecto sucedió, pues se hizo tan ligera, que, tomándola en una sola mano, sa1iste libre de la ciudad y con tan preciosa carga atravesaste, cual otro Moisés, uno de los más profundos y caudalosos ríos: permítenos el que á la confianza que tenemos en tu milagrosa protección, corresponda el feliz éxito de nuestras súplicas a lo que más nos convenga para conseguir la vida eterna. Amén.



DIA OCTAVO
ORACION
Glorioso Padre mío San Jacinto: este es el día en que con más confianza te dirigimos nuestras súplicas, y humil, des ruegos. No pueden ser estos desatendidos, porque los hacemos hoy en memoria de la particularísima devoción al Santísimo Sacramento y a la Santísima Virgen, a quien siempre tuviste por verdadera Madre, y ella por hijo llamándote por varias veces con tan dulce nombre. La seguridad con que esta. divina Reina te ofreció conseguirías de su amado hijo Jesús cuanto le pidieses por su intercesión, cuando rodeada de un gran resplandor se te apareció, y colmándote de dulzuras te hizo ver cuán adorable le eran tus oraciones, es el más poderoso motivo de nuestra esperanza; pues si en vida ¡oh dichosísimo Santo! tuviste tanto brazo para con Jesús y María, ¿cómo no deberemos esperar el que ahora, que tan cara a cara gozas de las inestimables delicias de su visión Beatífica, puedas negarnos el logro de nuestras peticiones? No, Santo glorioso; no sea así; sino que, compadecido de nuestra actual necesidad, la remedies o dirijas nuestros ruegos como mejor nos
convenga, para mayor honra y gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén.



DIA NOVENO
ORACIÓN
Glorioso Padre mío San Jacinto, que después de cuarenta años de trabajos apostólicos empleados por las partes más remotas en la propagación evangélica, en cuyos felices progresos te adquiriste con justa razón el renombre de Conquistador de Jesucristo, por no ser fácil resistir a la fuerza de tus palabras, ni a la eficacia de tus ejemplos, rendiste finalmente tan espíritu en manos de aquel Señor a quien por el espacio de los setenta y cuatro años que viviste en este mondo, supiste agradar con la pureza dc tus costumbres, con la práctica de todas las virtudes, y con la más severa austeridad de una vida penitente: te suplicamos rendidos, que, por el inmenso mar de delicias de que gozas en la Bienaventuranza eterna, nos concedas el favor que en esta Novena hemos solicitado de tu poderosa intercesión, y el que por ella consigamos la perseverancia final para que, recibiendo dignamente en la u1tima hora los Santos Sacramentos, pasemos con felicidad de aquel terrible trance a gozar de Dios por los siglos de los siglos. Amén.


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