lunes, 23 de abril de 2018

NOVENA A SAN TELMO







NOVENA A SAN PEDRO TELMO
ABOGADO DE LOS NAVEGANTES

Dispuesta por un devoto del Santo

Tuy 1855


ACTO DE CONTRICIÓN
Dulcísimo Jesús mío, Padre amantísimo de mi alma, que, en medio de vuestra justicia, os acordáis, de vuestra misericordia, y que no desecháis un corazón arrepentido, aquí tenéis el mío que os ama de todas veras, y se duele amargamente de las ofensas que tuve la desgracia de cometer contra Vos, que siendo la misma Majestad de los cielos y de la tierra, os habéis dignado tomar nuestra naturaleza, padecer tormentos acerbísimos y morir en una cruz, para que redimida mi alma con vuestra sangre preciosísima, viviese eternamente. ¡Ah, Señor, cuanto os debo y que mal os eh pagado! Pero ya me pesa en el alma de haber correspondido a tan grandes beneficios con tan repetidas ofensas. ya me humillo en vuestra presencia reconociendo miseria. Confieso, Dios mío, que peque contra Vos, y propongo no volver a pecar.  Os adoro como a mi Creador, mi Redentor, mi Salvador, y prometo no ser ingrato a tanto bien.  Os amo, en fin, como a Padre clementísimo y deseo cual otro hijo prodigo volver a vos, Bondad inmensa, digna de ser infinitamente amada. Admitidme Señor, a vuestra gracia, compadeceos de mi flaqueza, perdonad mis extravíos, y haced que nada de cuanto hay en el mundo vuelva a separarme de Vos, para que de este modo llegue a acompañaros, bendeciros y alabaros por eternidades en la gloria. Amen.


DIA PRIMERO
Amabilísimo Jesús mío, luz verdadera, que ilumináis a todo hombre, que viene a este mundo, pero luz de vida eterna solo para que los que la siguen, como lo experimento en el bendito Telmo, que iluminando por ella en el instante mismo, en que más se apartaba de Vos por un exceso de amor al mundo y sus vanidades, renuncio generoso cuanto tenia, enseñándonos así, a amaros sobre todas las cosas: Haced Señor, que a imitación suya, oiga yo la voz de vuestro cariño que tantas veces me llama, en medio de los excesos de esta vida, a una seria conversión y enmienda de mis extravíos, para que apartándome desde luego de  cuanto pueda servirme de tropiezo  para seguiros, disfrute los bienes temporales que me concedáis, de modo que no pierda por ellos los eternos, que tenéis preparados a los que de veras os aman. Amen.

Se rezará tres veces el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.


ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Bienaventurado Padre mío San Pedro Telmo, honor de las catedrales, gloria de los claustros, alegría de los Tudenses y consuelo de tus devotos, que despreciando los honores y riquezas con que el mundo te convidaba, todo lo dejaste por seguir a Jesucristo en el retiro y pobreza de la vida religiosa, interpón tu valimiento con el dispensador de todas las gracias para que me concedas la de imitar tu humildad ejemplar, tu castidad angélica, tu sufrimiento heroico, tu obediencia singular, tu mortificación extraordinaria y tu oración tan frecuentemente como fervorosa. Bien conozco que tengo ofendido a la Majestad Divinidad, y merecido el castigo de su cólera tan justamente irritada por mis pecados. Pero pídele tú, Santo mío, que, pues una caída fue el principio de tu exaltación, me levante yo de las que eh dado en la culpa, de tal modo que no vuelva a dar otra. Tú, que evangelizaste a los pueblos, propagando la fe, alentando la esperanza y exhortando a la caridad de que estaba tan abrasada tu alma, aumenta en la mía estas virtudes cristianas. Tu que has reducido a tantos pecadores a penitencia, con la sabiduría de tu predicación y con el acierto de sus confesiones, alcánzame en las que yo haga un verdadero dolor de mis pecados. Tú, en fin, que mereciste confirmase el cielo tu santidad con repetidos prodigios en la tierra, en el mar y en el fuego, consígueme que, en el feliz despacho de mis peticiones, vea yo cumplida aquella celestial promesa, que antes de pasar a mejor vida me has hecho de amparar mis ruegos y protegerme en los peligros y socorrerme en mis necesidades. Hazlo así, glorioso Patrono mi amigo, para que, asistido de tu protección, alcance lo que pido en esta novena, si me conviene, y guiado de la luz de tus obras por el borrascoso mar de este mundo, logre arribar felizmente al deseado puerto de la bienaventuranza. Amen.



DIA SEGUNDO
Humildísimo Jesús mío, que siendo el Señor de los señores y Rey de los cielos y la tierra, te acomodaste con mi bajeza, sufriste mis necesidades, y te humillaste hasta servirme, a cuya imitación el bendito Telmo, constituyéndose desde luego siervo de todos, hallaba solo en las humillaciones, sus verdaderas delicias, y pensando siempre de sí mismo con desprecio, ocupándose gustoso en los oficios más bajos y despreciables, supo renunciar generoso cuantos honores y distinciones se ofrecían a su mérito incomparable: hace Señor, que a ejemplo suyo, reconozca mi nada para no engreírme, vea mis defectos, para humillarme, y solo aspire a ser más que otros en la virtud, para que de este modo sea exaltado, como tenéis prometido a los que de veras se humillaren. Amen.


DIA TERCERO
Sapientísimo Jesús mío, que con obras y con palabras nos mostrasteis el camino más corto  y el medio más seguro para unirnos a Vos mismo, enseñándonos a orar y a prender en tan santo ejercicio a serviros y agradaros, como lo experimento el bendito Telmo, que orando día y noche, viviendo continuamente en vuestra presencia logro por ello aquella celestial sabiduría y tesoro de virtudes, que tan en breve lo hicieron idóneo ministro de vuestra palabra, y tal acierto en saber pediros, que sus ruegos jamás desatendidos: haced, Señor, que  viva yo siempre unido con Vos por mis oraciones, sintiendo en ellas mi corazón lo que digan mis palabras, para que siéndoos acepto el sacrificio de mis labios aprenda a serviros en mi estado, adelante en la virtud y aplaque vuestro enojo con el fervor de mis oraciones. Amen.


DIA CUARTO
Amantísimo Jesús mío, que por la excesiva caridad con que amasteis, bajando del seno de vuestro Eterno Padre, no hubo trabajo que no abrazarais por mi amor, con cuyo recuerdo el bendito Telmo, ardiendo en deseos de remediar las necesidades espirituales y corporales del prójimo, abandono la inquietud del claustro y acudió con presteza al remedio de toda clase de necesidades de sus hermanos, sin que ninguno dejara de ser aliviado cumplidamente: Haced Señor, que arda en mi este volcán de amor al prójimo, que lo auxilie con mis consejos, que lo socorra con mis bienes, y me interese de veras en el alivio de sus necesidades, para que desempeñando fielmente de este modo el máximo de vuestros preceptos, logre algún día recibir el premio de mi amor al prójimo. Amen.


DIA QUINTO
Castísimo Jesús mío, que naciendo de una virgen, la más pura de todas las criaturas, nos declarasteis el singular mérito de una virtud, que nos transforma en Ángeles, como experimento el bendito Telmo, que para conservar ileso, en medio de la corrupción del mundo, el precioso tesoro de su castidad, supo vencer, con la más violenta de las penas, la más poderosa de las tentaciones, arrojándose a las llamas para no perderlo, haciéndose por su pureza  admiración de los hombres y aun de los mismos Ángeles: haced Señor, que apreciando yo debidamente mi castidad, me aparte y huya de las ocasiones, en que pueda mancharla, y conservándola en mis pensamientos, la manifiesten mis obras y palabras, para que auxiliado de vuestra gracia, merezca ser colocado algún día entre vuestros escogidos por mi pureza. Amen.


DIA SEXTO
Pacientísimo Jesús mío, que en cambio de vuestras glorias abrazasteis con gozo las ignominias, los trabajos y la misma muerte, a cuya imitación el bendito Telmo, no hubo malos tratamientos, que no llevara con un sufrimiento singular en la larga carrera de sus peregrinaciones, injurias y gravísimas calumnias contra su honor y estimación, que resignado no tolerara, y pagando siempre bien por mal, pidiéndoos de continuo por los que inflamaban, logro con su paciencia purificarse y hacerse perfecto sin fallar en cosa alguna: haced Señor, que llevando yo con la misma flaquezas de mis prójimos, sufra con alegría sus ultrajes, les vuelva bendiciones por maldiciones, y aprenda a agradaros en mis persecuciones, para que bendiciendo la mano, que me la envía por mi provecho, logre la tranquilidad de la otra vida en premio de mi sufrimiento en esta. Amen.



DIA SEPTIMO
Obedientísimo Jesús mío, que para hacer la voluntad de vuestro Eterno Padre os mostrasteis obediente a sufrir la muerte, y muerte de cruz, por lo que el bendito Telmo, desnudo siempre de su propia voluntad y dependiente de la ajena, ponía todo su cuidado en hacer vuestra voluntad santísima y hallaba todas sus delicias en acudir por ella a la conversión de los pecadores, al socorro de los enfermos y al auxilio de los necesitados, presentándose sin replica en alas de su obediencia, y sin conceder a su cuerpo fatigado el preciso descanso, a donde quiera que le llamara vuestra voluntad y el cumplimiento de sus deberes; haced Señor, que llene yo en todos los míos, obedeciendo a mis mayores y respetando los mandatos de mis superiores, para que en la observancia de los vuestros, enseñe a todos a hacer vuestra voluntad en la tierra, para que después la hagamos en el cielo. Amen.


DIA OCTAVO
Dolorosísimo Jesús mío, que tomando sobre vuestros hombres el grave peso de nuestras culpas y satisfaciendo por ellas superabundante, nos enseñasteis el camino de la mortificación, que conduce al cielo, por el que el bendito Telmo se esmeró en seguiros, ofreciéndoos de continuo el agradable sacrificio de su cuerpo, castigándolos con ayunos, crueles cilicios y sangrientas disciplinas, sin permitirle otro descanso que no fuera otro tormento para sujetarlo, como  consiguió a las leyes del espíritu: Haced Señor, que yo también lo consiga por medio de una mortificación saludable, que destruya de luego a luego las armas de la carne, mi mayor enemigo, para que haciendo dignos frutos de penitencia, aligerado por ella de la pesada carga de cuando debo por mis culpas, vuele más fácilmente a las mansiones de la gloria. Amen.



DIA NOVENO
Misericordiosísimo Jesús mío, principio y fin de todas nuestras esperanzas y único termino en cuya posesión hemos de ver cumplidas las celestiales promesas, que tenéis hechas a los que para lograrlas no se desvían del camino de vuestros divinos mandamientos, y en cuyo puntual cumplimiento se cifra el goce de Vos mismo, como lo experimento el bendito Telmo, que confiado, antes de pasar a mejor vida, del premio que en ella le esperaba, lejos de haber sido confundido en sus esperanzas, logra ya en Vos mismo que tenéis preparado a los que bien y fielmente os sirven: Haced, que apartando yo los ojos  de la tierra, los dirija al cielo, donde están mis esperanzas para que siguiendo los pasos en las virtudes de vuestro fiel siervo San Telmo, también vea yo cumplido la esperanza que tengo de alabaros y bendeciros en su compañía, por eternidades en la gloria. Amen.


GOZOS

Pues eres mi protector
Por disposición del cielo
Oh Telmo, dame tu celo
Para ser tu imitador.


Aunque en Fromista naciste
De padre ricos y honrados
Y en Palencia señalados
Destinos, Telmo, tuviste
El azar que allí sufriste
Te dio a conocer mejor:


Con tu ruidosa caída
Enseñaste al mundo entero
Que todo por Dios ligero
Debe dejarse, aun la vida
Pues hay merced más cumplida
Al que siga tu fervor:


Renunciaste con presteza
La dignidad de Deán
El mundo y todo su afán
Por honores y riqueza,
Que a Domingo sin pereza
Te lleva impulso mayor:


Las virtudes en tu pecho
Tal acogida tuvieron
Que desde luego te vieron
Modelo de todas hecho
Sin saberse cual de hecho
En si se vio mayor:


Amor de Dios acreditas
En dejarlo por el todo,
Y del prójimo, de modo,
Que quieto jamás habitas
Ganando con tus conquistas
Almas mil para el Señor:


Los prodigios que en el mar
En la tierra y en el fuego
Y en el aire ostentas luego
Todos son para probar
Tu castidad y tu orar,
Y de tu fe el gran fervor:


Sufrido, obediente a todos,
Humildísimo viviste
De rico pobre te hiciste,
Hecho un todo ´para todos,
Castigando de mil modos
Solo tu cuerpo el rigor:


El premio que merecía
Al fin logro tu esperanza,
Arribando con bonanza
Al puerto que apetecía
Pues es Dios, del que confía
En él, remunerador:


Enfermos, pues y tullidos,
Ciegos y cojos venid,
Todos a Telmo pedid,
No seréis desatendidos
Pues benignos sus oídos,
Oyen aun vuestro clamor:


Y si en tempestad furiosa
Te vieres, o navegante,
Llama a Telmo, que al instante
Veras en calma dichosa
La mar inquieta y undosa
A impulso de su favor:


Por eso en tu protección
Tanta confianza tenemos,
Que al fin alcanzar creemos,
Siguiendo en tu devoción,
Vivir a tu imitación
La gloria por tu favor:



L/: Ruega por nosotros Bienaventurado Pedro.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.


ORACION: Dios nuestro, que manifestasteis tan singular el auxilio del Bienaventurado Pedro, a los que se ven en los peligros del mar, concédenos por su intercesión, que la luz de tu gracia nos ilumine en las borrascas de esta vida, para que con ella encontremos el puerto de la salud eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.



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