QUINARIO A LA DIVINA INFANTITA
DÉCIMA
Este Quinario, Infantita,
te dedico humildemente,
pidiéndote reverente
tu Protección infinita.
Tu intercesión favorita
alcáncenos en la vida,
gracia y salud cumplida,
y remedio en nuestros males;
y pues tú tan mucho vales,
danos al cielo subida.
HIMNO
Salve,
moderno luminar del día,
Que
embelleces las órbitas del cielo:
Crepúsculo
feliz, Pura Infantita,
Que
engrandeces las obras del Eterno;
Nítido
espejo en que el Criador se mira:
Reclinatorio
de su brazo inmenso:
Muy
precioso y riquísimo tesoro
Que
haces poderoso al m indo entero:
Una
mirada tuya, Niña hermosa,
De
tus Ojitos bondadosos ruego;
Que
ambidiestra naciste paca darnos
Auxilios
y socorros verdaderos.
De
tu Corazón, el Etna ardiente
Encienda
en caridad el tibio pecho
De
estos mortales, para que, en la tierra,
Llorando
nuestras culpas, te agrademos.
De
un Dios omniscio, omnipotente y grande,
Alcánzanos
perdón y refrigerio;
Pues
tú eres muy valiosa, para darnos
Cuanto
en este Quinario pretendemos.
Nos
pesa, a tus Piecitos hoy postrados,
El
haber quebrantado sus preceptos;
Siendo
digno de amor y de alabanza,
De
darle el corazón, de no ofenderlo.
¡O
tierna Niña! por nosotros ruega,
Y
Dios te guarde, para ser consuelo
De
estos pobres, sin patria, desterrados,
Que
a tu amparo solícito cerremos.
Los
Serafines (tu inmortal corona)
Y
los Coros, en canto sempiterno,
Entonen,
que eres grande y poderosa,
Y
que eres Reina sobre todo imperio.
Alaben
tu existencia las criaturas.
Engrandezca
tu Nombre el firmamento;
Y
la tierra, y los mares y los hombres,
Humildes
digan ¡Salve! con afecto.
¡Salve Bien nuestro!
¡Salve!
¡Salve Polar Estrella!
¡Salve Criatura bella!
¡Salve Infantita!
¡¡¡Salve!!!
DIA PRIMERO
Miniatura
celestial, tesoro exquisito, espejo purísimo, ¿quién sino tú, puede llamarse la
más feliz criatura, entre todos los hijos de Adán, Concebida sin el menor
contagio (no obstante, la raíz infestada de donde procedes): formada con
todo
el empeño de un Dios Omnipotente, ¿quién puede igualarte en pureza, cuando tu
animación fué obra singular de la Trinidad Beatísima? Fué obra del
Padre,
que destinaba para su bija: fue del Hijo, de quien ibas a ser madre, y fué del
Espíritu Santo, que se regocijaba en que fueras su esposa. ¡Oh prenda valiosísima
de Ana! ¡Oh Niña Santa! ¡Qué vistoso es tu esplendor! ¡qué suave tu claridad!
¡qué raro el candor de tu pureza! Se inunda el corazón de gozo y alegría, se
pasma el espíritu al querer comprender esta excelencia única. Mas supuesto que
tú eres la más pura y agraciada después del Criador, concédenos, Niñita
inmaculada, que castos sean nuestros pensamientos, castas nuestras palabras, y
castas nuestras acciones, para comparecer desde ahora hasta el fin, enteramente
limpios en la presencia de nuestro Dios. Amén.
Se
rezan cinco Avemarías, con Gloria Patri.
GOZOS
Divina Infantita,
Limpísima Aurora;
Tu luz precursora
Alúmbrenos ya.
Sin
la original
Culpa,
concebida
Fuiste,
sin igual.
¡Oh
Niña querida!
Tu
pureza es real.
Tú
eres el fanal
De
nuestra esperanza:
Libradnos
de mal,
De
toda asechanza,
De
caída mortal.
PARABIÉN
¡Oh
Joaquín y Ana! gozaos
En
este fruto divino,
Tan
gracioso y peregrino,
Tan
lleno de bendición.
Mil
parabienes os damos;
Y
en prueba de nuestros gozos,
Recibid,
justos esposos,
Nuestra
alma, nuestra oración.
SEGUNDO DIA
Aurora
hermosísima que llenas de resplandores a los ciclos y tierra: argentina luna:
estrella de Jacob, a cuya vista se disiparon las tinieblas del mundo: gloria de
Israel: alegría de Sion, ¡Oh cuántos parabienes debemos dar a tus dichosísimos
padres en el día de tu feliz Natal! Él es más glorioso que el de todos los
patriarcas, más glorioso que el de todos los profetas, más glorioso que
el
de todos los Santos. ¡Oh cuantas alabanzas debemos dar al Todopoderoso, cuando
contemplamos tu Nacimiento en Nazareth; pues en este memorable día
se
regocijaron los Coros de los Ángeles, y apareció aquella vara prodigiosa de la raíz
de Jepté, que había de florecer en la tierra y estremecer al abismo... ¿Qué
más
dicha podemos desear, que venir al mundo la Reina del cielo, que nacer entre nosotros
aquella Niña en quien el Omnipotente tiene depositadas todas confianzas, todo
su poder, y a quien llaman bienaventurada todas las generaciones? ¡Oh vida de
mi vida! ¡Oh centro de mis caricias! Sea todo gozo, todo contento, todo muy
fausto, cuando digamos que Nació la Niñita María. Porque ¿quién no dirá que
nació nuestro amparo, que nació nuestra guía y consuelo, que nació nuestra Reina
y Madre, que nació en fin, nuestra mejor Medianera, por cuya intercesión
esperamos morir al vicio, y vivir solamente para la virtud. Amén.
Las
cinco Avemarías.
GOZOS
Divina Infantita,
Lucero del día,
Del mundo alegría,
Pesar del Dragón.
En
tí se glorió
Cuando
tú naciste
Nuestro
mismo Dios,
De
quien recibiste
Mil
pruebas de amor.
Tú
eres resplandor
De
los querubines;
Tened,
bella flor
De
eternos jardines,
De
mí compasión.
DIA TERCERO
Rarísimo
prodigio entre las maravillas de nuestro Dios: yo me regocijo al nombrarte María;
porque María es mar de gracias: María, lo mismo que decir, fuente perenne de
misericordias: María, Esposa escogida del Espíritu Santo: María, nombre
dulcísimo, porque en él se encierran todas las preeminencias y
favores:
Dulcísimo, porque con solo pronunciarlo los justos han perseverado en
la
justicia, y los pecadores han detestado su maldad: Dulcísimo (cuanto puede
decirse) porque los espíritus celestiales, bienaventurados y almas gloriosas,
dulcemente y sin cesar le cantan; y porque todo un Dios se recrea en él, y se
complace amoroso. ¡Oh sacratísima Niña, toda tú eres bella, toda eres hermosa!
Faja de grana son tus labios: tu voz es más dulce que el trino del inocente
pajarito: tu estilo es como el del alba al levantarse: Oleo derramado es tu nombre.
¡Oh qué grande eres! Tu nombre es también terrible para el abismo, porque a su
invocación se llena de terror y espanto... ¡Oh! no permitas, Infantita
encantadora, que se aparte jamás de mis labios este tu sacro Nombre, sino que,
en todos los días de mi vida, viva alabándote, adorándote, y repitiendo
siempre
María, hasta la hora de mi muerte. Amén.
GOZOS
Divina Infantita.
Tus hijos, MARIA,
Repiten de día,
De noche también.
Joaquín
y Ana ríen
Y
adoran tu Nombre,
Pues
hallan en él
La
dicha de hombre,
Tu
gloria y poder.
Tu
Nombre, mi Bien,
De
la altura vino,
Suave
cual miel;
Maná
tan divino
Que
danos placer.
DIA CUARTO
Incomparable
Princesita de mi corazón, sobre cuya frente se miran todas las gracias de un
abril florido: Fragantísima flor de Jericó, que hermoseas el principal jardín
de los alcázares del cielo: estrellita matutina, cuyo brillo ha sorprendido al
universo todo: Hija de Abraham, Hija de David, nobilísima de Judá, amada Niña
mía: cuando te considero entre los brazos de la alborozada Ana, con todas
aquellas gracias infantiles, que muy particularmente te concedió el pincel del
Hacedor supremo: cuando contemplo esos ojitos tan llenos de piedad, y esas
manilas inocentes y bienhechoras, reclinadas en una humilde cuna: cuando me
figuro tus pequeñitos labios, en la lactancia de aquellos primeros días, en los
que el mundo te poseía; se recrea el alma, rebosa en júbilo el corazón, y la naturaleza
toda se anima. Recíbeme, pues, a tus plantitas, criatura singular; y con el
afecto más sincero te pido, me permitas que hoy te haga en mi corazón aquellos
mimos y caricias que en tu tiempo te hicieron los dichosísimos que te palparon,
los dichosísimos que te nutrieron, los dichosísimos que te besaron. Permíteme,
inocentísima Paloma, que te adore; y que esa tierna edad que hoy me embelesa,
sea para mí y para todos tus hijos, el puerto feliz para llegar a la gloria.
Amén.
Las
cinco Avemarías.
GOZOS
Divina infantita,
Paloma del Cielo.
Vivo eres consuelo,
Nutrición y vid.
Tu
labio infantil,
Lactancia
recibe;
Esto es por nutrir
Al
hombre, que vive
Tan
solo por tí.
Yo
fuera infeliz
Pin
tu creación:
Quiero
en Dios vivir:
Toma
el corazón.
Nutridlo
hasta el fin.
DIA QUINTO Y ULTIMO
Admirados
preguntaban los coros de Ángeles: ¿quién es esta que procede tan linda para
colocarse en Sien, y descansar en la Ciudad santificada? ¿Quién es esta que
parece una Paloma que sale do las riberas de las aguas, con un aroma suavísima
en sus vestidos...? ¿no podré yo, linda criatura, Niñita inmaculada, admirarme
más y preguntarme: ¿quién es esta enamorada mariposa, esta Virgencita bella que
conducen al templo, cuyo rostro despide rayos de luz, ¿semejantes a los más resplandecientes
astros? Quién ha de ser, sino la lnfantita
María,
que, en medio de sus justos Padres, y seguida de su parentela ilustre, se
presenta la más humilde y obediente de todos los hombres, ele todos los
ángeles, y de todas las criaturas. Por esta virtud tan relevante que
practicaste a la tierna edad de tres años, en cumplimiento del voto de tus
venerables Padres, yo me encanto y me lleno de júbilo, y te contemplo como una
azucena blanquísima y pura; como una antorcha fúlgida y clara de perenne luz;
como un girasol glorioso; como un dechado de santidad y obediencia; y yo te
presento mi corazón, y estas mis tibias oraciones que he consagrado a tu divina
Infancia las que te ruego eleves al trono de la Majestad augusta. ¡O piísima,
Obedientísima
y
candidísima Niña! Adquiérenos la gracia, y destierra de nuestras almas todo lo
inmundo, para que siempre justificadas merezcan ser dignas de a
bienaventuranza. Amén.
Las
cinco Avemarías,
GOZOS
Divina lnfantita.
Danos devoción,
Danos contrición
Danos puridad.
Tres
años de edad
Tenías,
y al templo
Te
viste llevar:
¡Oh
Niña! qué ejemplo
De
conformidad.
Tú
de santidad
Eres
el modelo:
Danos
humildad,
Llévanos
al cielo,
Nuestras
almas guía.
CÁNTICO
Fraternal
y dulce y alegre y precioso
Y
maravilloso, de gran santidad
Tu
nombre es, María, Divina lnfantita,
Hermosa
Nimia-, perlita oriental,
solo
tu Nombre, me acojo desde hora;
Porgue
en esta mora mi suerte feliz:
Y
yo esperanzado y ansioso te sigo,
Glorío
y bendigo tu edad Infantil,
ocio
de toda bendición del cielo^
Del
mortal consuelo y empeño eficaz,
En
tí la confianza desde hora ponemos:
Haced
que alcancemos, do estás, un lugar,
allí
en el empíreo, nuestra alma gloriosa,
Contigo
dichosa, sin fin cantará
Preciosas
coplitas, de elogios muy lidias,
Cual
pueden apenas los hijos de Adán.
Chiquitita,
los célicos Coros,
Tus
grandes tesoros, tu Nombre y tu ser
Alaben
por siempre; y el mundo entretanto
Tu
angélico encanto, tu gracia y Niñez.
Concluido
el Cántico se reza la Letanía de la Santísima Virgen, diciendo al fin: ¡Viva Joaquín! y ¡Viva Ana! Y se
termina con la siguiente Oración:
¡Oh
ancianos bienaventurados, Joaquín y Ana, únicos predilectos para el Espíritu Santo
para dar a luz esta Arca de la nueva alianza! Por el encargo que tuvisteis para
ser Padres de María y Abuelos del Salvador del mundo, nos congratulamos, y os
pedimos humildemente, que ese. hechizo, ese encanto que fué
el gozo de vuestros días, sea por vuestra intercesión la escala para subir a
daros al empíreo, vista a vista, los parabienes y enhorabuenas que os debemos dar,
con abundantes himnos y motetes de gloria. Amén.
AFECTOS
Patriarcas tan
venturosos,
Índice son del amor,
Pe esta Divina lnfantita
Y de mi Dios y Señor.
¡O
Joaquín! Padre amoroso,
Mas
feliz que lodo Padre.;
Recréate,
anciano glorioso,
En
ese Paraíso hermoso
Con
la Infantita mi Madre.
¡Oh
mi Señora Santa Ana!
De
Jesús Abuela, y mía,
Del
cielo gran cortesana:
Recréate,
feliz anciana,
En
mi Infantita María.
LAUS
DEO
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