NOVENA
AL BIENAVENTURADO SEBASTIÁN VALFRÉ
DEL
ORATORIO DE SAN FELIPE NERI
ACTO DE CONTRICIÓN
¿Es
posible, amado Redentor mío, que sufras en tu presencia a esta criatura, vil y
miserable por su depravada naturaleza, todavía más vil y despreciable por la fealdad
de sus culpas? ¡Oh! bien se conoce que eres Padre, y que a pesar detestado lastimoso
á que me veo reducido por mis pecados, no solo me permites llegar a tus pies,
sino que me ofreces en tu costado abierto, un asilo para mi seguridad y
consuelo. ¿Todavía me ofreces el perdón después de haberme hecho sordo tantas
veces a tus llamamientos? ¿Todavía muestras abiertas las puertas de tu
misericordia, a quien siempre te ha cerrado las de su corazón? ¡Cuán admirable es
tu clemencia! Eso mismo me obliga a deplorar con amargo llanto mis culpas,
arrepintiéndome deberas de haberte ofendido, siendo como eres, tan digno de ser
amado. Perdona Jesús mío, perdona mis iniquidades; acoge mi dolor y mis
lágrimas; acepta mi arrepentimiento. Mayor es el precio de tus merecimientos y
tu Sangre, que la muchedumbre de mis pecados. Lávalos con ella, para que, de
hoy en adelante, no vuelva a ofenderte, y empleé mi vida en amarte con ardor
proporcionado a lo mucho que me perdonas, y en la eternidad alabe tus
incomprensibles misericordias. Amen.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Glorioso
Sebastián, carísimo protector mío, me tienes postrado a tus pies, para rogarte,
que te dignes presentar ante el trono del Altísimo mis humildes peticiones.
Estoy plenamente persuadido de la grandeza de tus méritos, y del poder que
tienes para con Dios; por lo mismo, espero confiadamente en que tu bondad me
alcanzará favorable despacho. Vives ya en las eternidades de la gloria, gozando
el premio de tus heroicas virtudes; te olvides, en medio de tanta
bienaventuranza, de los muchos peligros, trabajos y adversidades que rodean en
este mundo a tus pobres hermanos. Dígnate, pues, dichosísimo Sebastián,
dirigirnos desde la cumbre de tu gloria, una de aquellas muchas miradas de compasión
y de ternura, con que viviendo en este mundo, enjugaste mil veces las lágrimas de
los afligidos, y derramaste en su seno el alivio y el consuelo. Alcánzanos
gracia, perseverancia, paz y salud. Alcánzanos la dilatación de la fé católica,
la conversión a ella de los herejes é infieles, la verdadera conversión de todos
los pecadores, el fervor y adelanto en las virtudes de las almas justas, y el
descanso eterno de las almas del Purgatorio. Amen.
DIA
PRIMERO
ORACION
Señor
Dios, fidelísimo en tus promesas, que has premiado con gloria inefable la
heroica fe de tu siervo Sebastián; concédenos por su intercesión y méritos, el
aumento y firmeza de la fé á que nos has llamado, su triunfo contra los
enemigos que la combaten, y su extensión entre las gentes que no la conocen.
Hazlo así por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que contigo y el
Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.
ORACION A MARIA SANTISIMA
Virgen
Santísima María, madre tierna, amante protectora de tu fidelísimo hijo
Sebastián, que jamás se puso al confesonario, jamás salió a la calle, ni
recibió un novicio, ni emprendió cosa alguna sin encomendarse a ti de todo
corazón, como asiento y Madre de la sabiduría increada: dígnate recibir de su mano
nuestras preces y oraciones, y presentarlas ante el acatamiento del Altísimo,
para recabar de allí las gracias y mercedes que te pedimos. Favorécenos en vida
y en muerte. Alcánzanos las gracias que necesitamos para vivir santamente, sin
apartarnos un punto de los caminos del Señor. Alcánzanos que seamos perfectos
imitadores de la viva fé, de la fortísima esperanza, de la encendida caridad,
de todas las virtudes de tu glorioso hijo Sebastián; para que, algún día, con
él, alabemos y bendigamos eternamente tus piedades y misericordias. Amen.
HIMNO
Las
gloriosas acciones
De
Sebastián cantemos,
Admirando
las gracias
Que
por su mano derramó el Excelso
El
fué caritativo
Desde
niño muy tierno,
Y
en su misericordia,
El
indigente siempre halló consuelo
Cuando
apenas contaba
De
su edad el décimo año
Un
poco de pan y agua,
En
cuaresma, servíale de alimento.
Era
un ángel en carne,
Siempre
puro y modesto;
Limpio
como la azucena,
Fragante
como el nardo bello.
Con
crueles disciplinas
Su
cuerpo castigaba;
Pues
casto ser no puede
Quien
consigo mismo es severo.
Al
bien de sus hermanos
Aplicaba
su gran celo,
Y
de Turín apóstol,
Incansable
predicaba el Evangelio.
Era
de Dios tan amado
Que
conseguía su ruego
Dar
gracia al penitente
Y
súbita salud a los enfermos.
Como
padre de todos,
En
cualesquiera sucesos,
Con
paternal cuidado,
Facilitaba
general remedio.
Gloria
sea dada al Padre,
Gloria
al divino Verbo,
'Y
gloria al Espíritu Santo,
Que
de honra y gloria coronó
A
su siervo.
L/: Ruega por nosotros Bienaventurado
Sebastián.
R/:
Para que nos libre el Señor, de todo mal.
Te
suplicamos ¡Oh Señor! nos concedas, para la salud de las almas, permanecer por siempre
y para siempre en tu santo amor, así como te dignaste suscitar, en el Bienaventurado
Sebastián, un nuevo Sacerdote fiel y confesor tuyo para la salvación de muchos.
Te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucristo. Amen.
DIA
SEGUNDO
ORACION
Dios
y Señor nuestro, cuyos juicios son inescrutables, atraviesa nuestras almas con
el dardo de tu santo temor, y por la intercesión del Beato Sebastián haz que no
nos apartemos en esta vida de las sendas de tu justicia, para que, llegando su
término, te demos cuenta fiel de los talentos que nos concediste. Hazlo por tu
Hijo Jesucristo, que en unión tuya y del Espíritu Santo, vive y reina por todos
los siglos. Amen.
DIA
TERCERO
ORACION
Dios
y Señor nuestro, eterno amor y eterna caridad: dígnate ver con ojos propicios nuestra
flaqueza, y por la intercesión de tu amante siervo el Bienaventurado Sebastián,
haz descender sobre nosotros el espíritu de tu amor, para que abrazados por durante
nuestra peregrinación en el mundo, gocemos de tí en la eterna bienaventuranza.
Por Nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina en unidad del mismo
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amen.
DIA CUARTO
ORACIÓN
Dios
de toda piedad, que pusiste tanta eficacia en las oraciones de tu siervo; haz que,
favorecido por ellas ante la Majestad de tu trono, alcancemos las gracias que
están prometidas a los que oran y piden sin intermisión y sin descanso. Hazlo
por Jesucristo Nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por
los siglos de los siglos.
DIA
QUINTO
ORACION
Dios infinitamente bueno, que así amaste al mundo que
entregaste por él a la muerte a tu muy amado Unigénito: haz, por los méritos de
tu venerable siervo Sebastián, que, vencidas nuestras malas inclinaciones, nos amemos
unos a otros con caridad ardiente y sincera. Te lo rogamos por tu mismo
Unigénito Hijo, que contigo y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de
los siglos.
DIA
SEXTO
ORACION
Dios infinitamente bueno, protector seguro de los
afligidos y menesterosos: haz que imitemos las acciones misericordiosas de tu
glorioso siervo, para que podamos alcanzar misericordia ante tus divinos ojos.
Por Jesucristo Nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por
los siglos de los siglos. Amen.
DIA
SEPTIMO
ORACION
Soberano Señor de todas las cosas, gloria de los humildes:
haz que en todo obtemos según tu santa ley. Vístenos de tu humildad profunda, y
haz que con pronta voluntad imitemos la heroica obediencia de tu siervo Sebastián;
para que, como él, alcancemos algún día los premios y coronas que tienes prometidos
a los humildes. Te lo rogamos por Jesucristo Nuestro Señor, que contigo y el
Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.
DIA
OCTAVO
ORACION
Señor mío Jesucristo, que -por nosotros sufriste con divina mansedumbre los
improperios de tus enemigos: te suplicamos por los méritos de tu fiel imitador Sebastián,
que nos hagamos mansos a la medida de tu corazón, para que con el Padre y el Espíritu
Santo, gocemos de tí por toda la eternidad. Amen.
DIA
NOVENO
ORACION
Dios
de toda pureza, Dios de toda Santidad, que hiciste del corazón de tu siervo el arca
fiel del purísimo maná de los ciclos, de la virginal limpieza que tan preciosa
es a tus ojos: concédenos, por sus singulares méritos, que conservemos intacta
esta blanca azucena según nuestro estado, para que con las vírgenes que siguen
el cordero, te alabemos eternamente. Por Jesucristo Nuestro Señor, que contigo
y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.
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