martes, 24 de abril de 2018

NOVENA AL BEATO SEBASTIAN VALFRE









NOVENA AL BIENAVENTURADO SEBASTIÁN VALFRÉ
DEL ORATORIO DE SAN FELIPE NERI


ACTO DE CONTRICIÓN
¿Es posible, amado Redentor mío, que sufras en tu presencia a esta criatura, vil y miserable por su depravada naturaleza, todavía más vil y despreciable por la fealdad de sus culpas? ¡Oh! bien se conoce que eres Padre, y que a pesar detestado lastimoso á que me veo reducido por mis pecados, no solo me permites llegar a tus pies, sino que me ofreces en tu costado abierto, un asilo para mi seguridad y consuelo. ¿Todavía me ofreces el perdón después de haberme hecho sordo tantas veces a tus llamamientos? ¿Todavía muestras abiertas las puertas de tu misericordia, a quien siempre te ha cerrado las de su corazón? ¡Cuán admirable es tu clemencia! Eso mismo me obliga a deplorar con amargo llanto mis culpas, arrepintiéndome deberas de haberte ofendido, siendo como eres, tan digno de ser amado. Perdona Jesús mío, perdona mis iniquidades; acoge mi dolor y mis lágrimas; acepta mi arrepentimiento. Mayor es el precio de tus merecimientos y tu Sangre, que la muchedumbre de mis pecados. Lávalos con ella, para que, de hoy en adelante, no vuelva a ofenderte, y empleé mi vida en amarte con ardor proporcionado a lo mucho que me perdonas, y en la eternidad alabe tus incomprensibles misericordias. Amen.



ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Glorioso Sebastián, carísimo protector mío, me tienes postrado a tus pies, para rogarte, que te dignes presentar ante el trono del Altísimo mis humildes peticiones. Estoy plenamente persuadido de la grandeza de tus méritos, y del poder que tienes para con Dios; por lo mismo, espero confiadamente en que tu bondad me alcanzará favorable despacho. Vives ya en las eternidades de la gloria, gozando el premio de tus heroicas virtudes; te olvides, en medio de tanta bienaventuranza, de los muchos peligros, trabajos y adversidades que rodean en este mundo a tus pobres hermanos. Dígnate, pues, dichosísimo Sebastián, dirigirnos desde la cumbre de tu gloria, una de aquellas muchas miradas de compasión y de ternura, con que viviendo en este mundo, enjugaste mil veces las lágrimas de los afligidos, y derramaste en su seno el alivio y el consuelo. Alcánzanos gracia, perseverancia, paz y salud. Alcánzanos la dilatación de la fé católica, la conversión a ella de los herejes é infieles, la verdadera conversión de todos los pecadores, el fervor y adelanto en las virtudes de las almas justas, y el descanso eterno de las almas del Purgatorio. Amen.



DIA PRIMERO
ORACION
Señor Dios, fidelísimo en tus promesas, que has premiado con gloria inefable la heroica fe de tu siervo Sebastián; concédenos por su intercesión y méritos, el aumento y firmeza de la fé á que nos has llamado, su triunfo contra los enemigos que la combaten, y su extensión entre las gentes que no la conocen. Hazlo así por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.



ORACION A MARIA SANTISIMA
Virgen Santísima María, madre tierna, amante protectora de tu fidelísimo hijo Sebastián, que jamás se puso al confesonario, jamás salió a la calle, ni recibió un novicio, ni emprendió cosa alguna sin encomendarse a ti de todo corazón, como asiento y Madre de la sabiduría increada: dígnate recibir de su mano nuestras preces y oraciones, y presentarlas ante el acatamiento del Altísimo, para recabar de allí las gracias y mercedes que te pedimos. Favorécenos en vida y en muerte. Alcánzanos las gracias que necesitamos para vivir santamente, sin apartarnos un punto de los caminos del Señor. Alcánzanos que seamos perfectos imitadores de la viva fé, de la fortísima esperanza, de la encendida caridad, de todas las virtudes de tu glorioso hijo Sebastián; para que, algún día, con él, alabemos y bendigamos eternamente tus piedades y misericordias. Amen.


HIMNO
Las gloriosas acciones
De Sebastián cantemos,
Admirando las gracias
Que por su mano derramó el Excelso
El fué caritativo
Desde niño muy tierno,
Y en su misericordia,
El indigente siempre halló consuelo
Cuando apenas contaba
De su edad el décimo año
Un poco de pan y agua,
En cuaresma, servíale de alimento.
Era un ángel en carne,
Siempre puro y modesto;
Limpio como la azucena,
Fragante como el nardo bello.
Con crueles disciplinas
Su cuerpo castigaba;
Pues casto ser no puede
Quien consigo mismo es severo.
Al bien de sus hermanos
Aplicaba su gran celo,
Y de Turín apóstol,
Incansable predicaba el Evangelio.
Era de Dios tan amado
Que conseguía su ruego
Dar gracia al penitente
Y súbita salud a los enfermos.
Como padre de todos,
En cualesquiera sucesos,
Con paternal cuidado,
Facilitaba general remedio.
Gloria sea dada al Padre,
Gloria al divino Verbo,
'Y gloria al Espíritu Santo,
Que de honra y gloria coronó
A su siervo.

L/: Ruega por nosotros Bienaventurado Sebastián.
R/: Para que nos libre el Señor, de todo mal.

Te suplicamos ¡Oh Señor! nos concedas, para la salud de las almas, permanecer por siempre y para siempre en tu santo amor, así como te dignaste suscitar, en el Bienaventurado Sebastián, un nuevo Sacerdote fiel y confesor tuyo para la salvación de muchos. Te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucristo. Amen.


DIA SEGUNDO
ORACION
Dios y Señor nuestro, cuyos juicios son inescrutables, atraviesa nuestras almas con el dardo de tu santo temor, y por la intercesión del Beato Sebastián haz que no nos apartemos en esta vida de las sendas de tu justicia, para que, llegando su término, te demos cuenta fiel de los talentos que nos concediste. Hazlo por tu Hijo Jesucristo, que en unión tuya y del Espíritu Santo, vive y reina por todos los siglos. Amen.


DIA TERCERO
ORACION
Dios y Señor nuestro, eterno amor y eterna caridad: dígnate ver con ojos propicios nuestra flaqueza, y por la intercesión de tu amante siervo el Bienaventurado Sebastián, haz descender sobre nosotros el espíritu de tu amor, para que abrazados por durante nuestra peregrinación en el mundo, gocemos de tí en la eterna bienaventuranza. Por Nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina en unidad del mismo Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amen.



DIA CUARTO
ORACIÓN

Dios de toda piedad, que pusiste tanta eficacia en las oraciones de tu siervo; haz que, favorecido por ellas ante la Majestad de tu trono, alcancemos las gracias que están prometidas a los que oran y piden sin intermisión y sin descanso. Hazlo por Jesucristo Nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.


DIA QUINTO
ORACION
Dios infinitamente bueno, que así amaste al mundo que entregaste por él a la muerte a tu muy amado Unigénito: haz, por los méritos de tu venerable siervo Sebastián, que, vencidas nuestras malas inclinaciones, nos amemos unos a otros con caridad ardiente y sincera. Te lo rogamos por tu mismo Unigénito Hijo, que contigo y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos.


DIA SEXTO
ORACION
Dios infinitamente bueno, protector seguro de los afligidos y menesterosos: haz que imitemos las acciones misericordiosas de tu glorioso siervo, para que podamos alcanzar misericordia ante tus divinos ojos. Por Jesucristo Nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.


DIA SEPTIMO
ORACION
Soberano Señor de todas las cosas, gloria de los humildes: haz que en todo obtemos según tu santa ley. Vístenos de tu humildad profunda, y haz que con pronta voluntad imitemos la heroica obediencia de tu siervo Sebastián; para que, como él, alcancemos algún día los premios y coronas que tienes prometidos a los humildes. Te lo rogamos por Jesucristo Nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.


DIA OCTAVO
ORACION
Señor mío Jesucristo, que -por nosotros sufriste con divina mansedumbre los improperios de tus enemigos: te suplicamos por los méritos de tu fiel imitador Sebastián, que nos hagamos mansos a la medida de tu corazón, para que con el Padre y el Espíritu Santo, gocemos de tí por toda la eternidad. Amen.


DIA NOVENO
ORACION
Dios de toda pureza, Dios de toda Santidad, que hiciste del corazón de tu siervo el arca fiel del purísimo maná de los ciclos, de la virginal limpieza que tan preciosa es a tus ojos: concédenos, por sus singulares méritos, que conservemos intacta esta blanca azucena según nuestro estado, para que con las vírgenes que siguen el cordero, te alabemos eternamente. Por Jesucristo Nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.



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