Piadosa
Novena en honor del Santísimo Señor de la Tierra
Que se venera en la parroquia de
Salamanca (Chile)
Impresa en los Talleres Gráficos
“San José” Salamanca, con licencia, año 1962
Oración
preparatoria:
Por la Señal…
Amabilísimo y pacientísimo Jesús,
Dios y hombre verdadero, creador y redentor de mi alma, aquí estoy en vuestra
presencia y delante de vuestros ángeles y abrasados serafines que rodean
vuestro trono de majestad soberana, para alabaros con todo el fervor de mi
alma.
Purificadme oh bien mío, desterrad de mí los
vanos e inútiles pensamientos y ayudad a mi fe, alentad mi esperanza y encended
mi amor para que yo pueda meditar con atención y devoción las penas, dolores,
abatimiento y humillaciones que sufristeis por mi amor, no me desechéis a causa
de mis muchos pecados; yo los detesto Señor, y con tu gracia prometo no
consentir en maldad alguna con advertencia.
Misericordia Señor, misericordia para este
miserable pecador. No te ofenda yo jamás y alábate por los siglos de los
siglos. Amén.
Jesús amabilísimo, en unión del
amor, adoración y alabanza que con perpetuo obsequio os tributan los santos
ángeles que aquí están presentes, ya indigno y miserable, juntándome con ellos,
mi alma os quiere adorar, amar y confesar porque vos sois el Cristo, el hijo de
Dios vivo que vinisteis a este mundo a redimirnos.
Yo os adoro Dios mío, os amo sobre todas las cosas; me humillo delante
de vos, en vos confío, a vos amo, a vos me consagro: dadme un amor ardiente
hacia vos y hacia mis prójimos; una humildad profunda; una confianza
inalterable, la virtud de la pureza y la perseverancia final. Amén.
Día
Primero:
DE LA
ORACIÓN EN EL HUERTO
Considera alma cristiana, la tristeza,
aflicción y angustias que padeció el Divino salvador, orando en el huerto de
los olivos. La enormidad de todos los delitos del mundo cae sobre el mansísimo
cordero que va a ser inmolado por nuestra redención. El mal pago de tantos
ingratos y los muchos que habían de perderse a pesar de su sangre derramada por
ellos, el desamparo de su Eterno Padre y la vista de la espantosa pasión y
muerte le hacían caer en mortales desmayos.
Arrodillado reverentemente, caído su rostro
sobre la tierra y puesta su alma en dolorosa agonía; dice a su Eterno Padre
<<Oh Padre mío, si este cáliz de mi pasión no puede pasar sin que yo lo
beba, hágase vuestra voluntad y no la mía>> Desamparado y triste hasta la
muerte, de tal suerte se abisma en su aflicción, que abierto los poros de su
bendito cuerpo, empieza a correr un copioso sudor de Sangre, hasta regar con
ella la tierra.
Mira alma, lo que cuesta a Jesús tu salvación, y mira cuánto te engañas
si piensas que a ti te ha de costar poco.
(Aquí se medita)
Ahora se rezan tres Credos en memoria de las
tres horas que el Señor estuvo en cruz, procurando avivar los sentimientos de
fe, esperanza y caridad con las jaculatorias siguientes.
1er Credo Pues Sois la Eterna
Verdad que a todo el mundo alumbró, asistidme cuando digo:
Creo en
Dios con viva fe
Espero en
Dios con confianza
Amo a Dios
y en su alabanza
Toda mi vida
emplearé.
2do Credo pues por mí disteis
vuestra sangre (que es de infinito
valor)
Aunque son grandes mis culpas
Con Confianza espero en Dios
Creo en
Dios con viva fe etc…
3er Credo pues con paternal ternura
Me pedís el corazón
Tenedlo vos y encendedlo
En vuestro infinito amor.
Gozos
Amante Jesús mío
Oh cuánto os ofendí
Perdonad
mi extravío
¿Quién al mirarte exánime
Pendiente de una Cruz
Por nuestras culpas víctima
Expirar buen Jesús
De compasión y lástima
No sienta el pecho herido
Habiéndote ofendido
Con negra ingratitud?
Perdonad…
¿Quién dio la vista al ciego?
¿Quién dio la voz al mudo?
Quien nueva vida
A Lázaro infundir
Y hoy pende de un madero
Y expira escarnecido
Del pueblo fementido
Que viene a redimir
Perdonad…
Quebrantase la roca
Sin luz se queda el cielo
Retembla roto el velo
El templo del Señor
Y al ver los querubines
La cruz que los aterra
Dirigen a la tierra
Miradas de estupor
Perdonad…
Pero, si en Cruz hoy muere
Como Juez vendrá luego
Sobre nubes de fuego
Cual viole el Sinaí
Ay si entonces perdida
Vuestra santa Gracia lloro
¡Mi Dios! Piedad imploro
¡Pequé, Triste de mí!
Perdonad…
Oración
final para todos los días
Oh Jesús Redentor y pacificador del
linaje humano, pues nos dejasteis tan grande tesoro de gracias merecidas por vuestra
amarga Pasión y Muerte, conceded la paz a vuestra Iglesia, Unión y concordia
entre los gobiernos y los pueblos cristianos; apagad el fuego de las
discordias; destruid las herejías, convertid a los infieles y pecadores,
rescatad a los cristianos que gimen en dura esclavitud.
Mirad Señor con piedad a las almas de los fieles difuntos, dadles el
eterno descanso, librándolas de las horribles cárceles del Purgatorio. Y a
nosotros por quienes con tanto amor padecisteis y os dignasteis a morir, dadnos
vuestro amor siempre y concedednos una santa Muerte asistidos todos por vuestra
Santa Madre Nuestra Señora que, de pie junto a vuestra Cruz os acompañó en la
gran obra del rescate del mundo. Amén.
Día Segundo
Sobre el
prendimiento del señor
Considera cuán heroicas virtudes práctico nuestro
amable Redentor Jesús en este suceso en que fue tomado preso con tanta
alevosía.
Saliendo Jesús de su oración, dijo a sus apóstoles <<levantaos y
vamos, que se acerca el que me ha de entregar>> Mira la paciencia y
mansedumbre que demuestra al recibir el ósculo fingido con que Judas había
pactado entregarlo a la tropa de soldados que venían a prenderle ¡Oh
Paciencia de un Dios! En el cielo de su hermosísimo rostro
recibe la impresión de aquellos labios mortíferos ¡Oh misericordia infinita! Aun
así llama a Judas que vuelva a su amistad, diciéndole con ternura <<amigo
¿a qué habéis venido? ¿Con un beso entregáis al Hijo del Hombre?
Después de haber derribado en tierra a los
soldados que le buscaban con sólo decirles <<Yo Soy>> les permite
levantarse, poniendo aquellas manos que fabricaron los Cielos en poder de unos
hombres vilísimos, se deja atar como manso cordero que es llevado al matadero.
Que da como ligada su omnipotencia y su hermosísimo sol Divino de su rostro
puesto a los pies de miserables verdugos. Le conducen a un tribunal infame para
ser juzgado por los hombres, el Juez de los vivos y muertos.
(Se medita y se pide la gracia que se desea alcanzar)
Día tercero
Sobre la
bofetada que recibió el señor en casa de anás
Considera cuán terrible y peligrosa
es que nos llegue a dominar una pasión. En este estado queda ciego el
entendimiento, y endurecido el corazón; no hay más maldad que el hombre no
cometa ni precipicio al que no se arroje.
Mira lo que pasa con Jesús en casa de Anás. Estaba este en conocimiento
de la doctrina celestial que Jesús predicaba, conocía los portentosos milagros
que la hacían sumamente creíble; sin embargo se lo pregunta y quiere pedirle
cuenta de su doctrina, no para declarar su inocencia sino para tener pretexto
de condenarle y saciar así su odio implacable. Jesús que entregaba el Corazón
endurecido de Anás, sólo le responde << Yo he hablado públicamente en la
Sinagoga, donde todos los judíos concurren; preguntad pues a estos que saben lo
que yo he hablado, y nada he hablado en
secreto ¿qué me preguntáis a mí? Preguntad a los que han oído lo que yo les he
enseñado>> al decir Jesús estas palabras, uno de los criados del
pontífice le dio en su santísimo rostro la más cruel y afrentosa bofetada. El
pacientísimo Jesús, humilde y sufrido se limitó a decirle: << Sí he
hablado ¿por qué me herís? >> ¡Oh pasión dominante! A qué nos precipita y
a que injusticia arrastra.
(Se medita
y se pide la gracia que se desea alcanzar)
Día cuarto
Sobre la
negación y lágrimas de san pedro
Había prevenido Jesús a San Pedro que lo
negaría en su dolorosa pasión, y que todos lo demás Apóstoles le abandonarían
en poder de sus enemigos, Pedro por su parte había protestado que le sería fiel
y que no le dejaría ni en la cárcel ni en la muerte, pero ¡cuán frágiles son
nuestros propósitos cuando se apoyan en nuestras fuerzas naturales!
Apenas Pedro vio la cara de los enemigos de Jesús, que viéndose
entregado a sus enemigos y abandonado a todos, se compadece de la debilidad de su
Apóstol, y con una tierna mirada lo hace volver sobre sí mismo y le convierte.
No pudiendo pues San Pedro soportar la dulzura de los ojos de Jesús, sale fuera
y comienza a llorar amargamente su pecado.
(Se medita
y se pide la gracia que se desea alcanzar)
Día quinto
Sobre el
tormento de Jesús en los azotes
Considera alma cristiana, la incomparable vergüenza que sufrió Jesús y
el desacato horrible cometido en la persona del Verbo Eterno hecho hombre. Le
quitan aquellas vestiduras santas y milagrosas, y dejan toda su carne expuesta
a la burla blasfema de soldados inicuos y de un pueblo bárbaro y feroz. Le ata
fuertemente a una columna y empiezan a descargar sobre su cuerpo una lluvia de
azotes hasta no dejarle parte sana. Todo aquel sagrado cuerpo formado por el
Espíritu Santo en el seno de una Madre Virgen, es una sola llaga desde los pies
hasta la cabeza. El furor de sus enemigos llega a cansarse, pero la paciencia
de nuestro redentor no se cansa de sufrir. Estuvo en trance de muerte en tan cruel
suplicio, pero fue confortado por su naturaleza humana, no para que tuviese
algún alivio sino para que pudiera padecer aún más por nuestro bien. Mírale
después de cortados los cordeles con los cuales estaba atado a la columna, como
cae en tierra sobre el charco de su propia sangre, sin poder levantar ni tomar
vestidos para cubrir la llaga de su cuerpo. Mira que te hable el corazón para
sacar de ti una mirada siquiera de cristiana compasión.
(Se medita
y se pide la gracia que se desea alcanzar)
Día sexto
Sobre la
coronación de espinas
Después de haber sido
Jesús inhumanamente azotado, le tomaron los soldados y llevándole a un patio
exterior le pusieron allí a toda la corte de soldados romanos y gran número de
la plebe cruelmente curiosa. Sentáronle en un tronco y le cubrieron con un
manto de irrisión. Tejieron luego una corona de punzantes espinas y se la
apretaron fuertemente sobre su sagrada cabeza. Tomaron una caña y se la
pusieron como cetro en la mano derecha.
Después arrodillándose a manera de mofa le
saludaban diciendo <<Dios te Salve, rey de los judíos>> estos
inmundos, escupían después el venerable rostro del Señor, le herían la cabeza
con la caña y le daban de bofetadas, diciendo <<adivina quién te
pegó>>
Oh alma mía, mira en el estado tan deplorable
está por salvarte el Rey del universo. Para merecernos una corona de Gloria en
su Reino ha permitido ser tratado en este mundo como un rey de burlas, coronado
de espinas y bofeteado. Todo este burlesco aparato de contumelias denota el
enorme agravio y desprecio que hacemos por Dios cuando pecamos. Al mismo tiempo
señala que a pesar del mundo y del infierno. Jesucristo se debe la Gloria
eterna que no puede arrebatarle ninguna humillación.
(Se medita y se pide la gracia que se desea alcanzar)
Día séptimo
De cómo el
pueblo judaico pidió la muerte de Jesús
El presidente Pilatos para procurar la libertad de Jesús, cuya inocencia
le era bien conocida, propuso a los judíos que eligiesen cuál de los dos
preferían dejar libre, si Jesús o Barrabás. Era Barrabás un ladró sedicioso y
homicida, el más perjudicial al pueblo. Este hombre criminoso fue puesto en
comparación a Jesús, cuyas obras habían sido para hacer el bien en todas
partes, pero fue tal la envidia de sus enemigos que pidieron a gritos la libertad
de Barrabás y la muerte de Jesús ¿no es cosa ya terrible ver a Jesús comparado
con Barrabás? Oh alma mía. Si tienes fe, mira lo que sucedió y lo que sucede
hoy, Jesús azotado, coronado de espinas, abofeteado, escupido, es pospuesto a
barrabás. Esta escena se renueva cada vez que prefieres tus pasiones
desordenadas a la ley de Dios. Has desechado a Jesús para que venga el pecado
(que es infinitamente más abominable que Barrabás) y pone fea tu alma, hecha
para habitación de Dios por su gracia.
(Se medita y se pide la gracia que se desea alcanzar)
Día octavo
De lo que
ofrecieron los judíos a Jesús antes de crucificarle
Había Jesús llevado su
cruz desde el centro de la ciudad hasta la cima del Monte Calvario, donde iba a
consumar su sacrificio para nuestra salvación. Su sagrado cuerpo estaba
desfallecido por la mucha sangre que ya había derramado; sentía una espantosa
sed. Pero el vino que según la costumbre
se daba a los ajusticiados para reconfortarlos, se lo ofrecieron los judíos,
mezclado con amarguísima hiel. No obstante Jesús no bebió para que ni lo
interior de su cuerpo quedase sin particular momento.
Oh alma mía, cuán amarga hiel le ofreces a Jesús cuando haces mal lo que
debías de hacer muy bien; cuando rezas distraídamente; cuando profanas los
sacramentos; cuando llevas tu vida sin preocuparte de tu salvación eterna;
cuando la tibieza y al dejadez, ponen hiel amarga en las obras que debían ser
agradables al Corazón de Jesús y reconfortantes para su alma.
(Se medita y se pide la gracia que se desea alcanzar)
Día novena
De la
admirable paciencia con la que Jesús padeció la muerte
Ya está el Divino Redentor en lo
más alto del Monte Calvario. Está rodeado de malos y malos. Sus ojos amorosos
veían los instrumentos del suplicio y los fieros semblantes de los verdugos que
le miraban como irritadas serpientes.
Con sus ojos puestos en tierra escucha la
orden de sus viles criaturas que le ordenan tenderse en la Cruz. Apenas le
ponen delante de la cruz los clavos, el martillo y las sogas extiende sus
brazos ademán de abrazas a todo el mundo, y entrega sus manos, sus pies para
clavarlos.
Estirado a fuerza de cordeles su Sagrado cuerpo sangra con abundancia
por todas sus heridas. Aquellos ministros de las tinieblas, vuelven a colocarle
para remachar los clavos, dejan su santo cuerpo entre el duro suelo y la pesada
cruz; así sufrió toda la dureza de esa tierra. Levantado después en alto,
atormentado de mil maneras, estuvo tres horas de agonía entre el cielo y la
tierra, después dando un gran clamor dijo: <<Padre
en tus manos encomiendo mi Espíritu>> y expiró.
(Se medita y se pide la gracia que se desea alcanzar)
Himno
Coro:
Triunfador
se extiende por el mundo
Buen
Jesús, tu invicto pabellón
Que te
aclame Señor de la tierra
Nuestra
querida nación.
I
Ya viene apuntando el día
Con su luz y su esplendor
Levantémonos hermanos
Y alabemos al Señor
II
Ya viene rompiendo el alba
Con su luz y claro día
Demos infinitas gracias
A Jesús, José y María
No hay comentarios:
Publicar un comentario