PIADOSA NOVENA EN HONOR
DEL
SANTÍSIMO PADRE SANTO DOMINGO DE SILOS
TAUMATURGO
ESPAÑOL
REDENTOR
DE CAUTIVOS Y ABOGADO DE LA FECUNDIDAD Y DEL FELIZ ALUMBRAMIENTO EN LOS
PELIGROSOS PARTOS
ESCRITO POR
DON JOSÉ DE CONTRERAS
AÑO
1944
ACTO DE CONTRICCIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
Criador de todo, Dueño de mi vida y Redentor de mi alma: sólo por ser Vos quien
sois, y porque os amo sobre todas las cosas, digo que me pesa de haberos
ofendido; pésame, Señor, de lo poco que siento vuestras ofensas. Propongo firmemente
confesar mis culpas, con verdadero dolor y constante propósito de la enmienda,
para que con mi arrepentimiento merezca vuestra divina gracia. Dámela, Señor,
para perseverar en vuestro santo servicio hasta llegar a gozaros en la eterna
gloria. Amén
ORACIÓN COMÚN PARA TODOS LOS DIAS
Clementísimo Padre mío Santo Domingo de
Silos, Moisés segundo de la ley de gracia y padre cariñoso de pobres desvalidos:
yo el más indigno de todos imploro humildemente vuestro patrocinio, y os suplico
me alcancéis del Padre
de las misericordias lo que necesito y
le pido por vuestros méritos en esta Novena; y si mi petición no fuere recta, para
mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de mi alma, os ruego no atendáis
a lo que mi afecto pide, sino a lo que a mi alma conviene; concediéndome constante
resignación en la divina voluntad. Amén.
Aquí
se rezarán tres Padre
nuestros y tres Aves Marías gloriados, en honor y reverencia del Santo,
y después la, oración siguiente:
DIA
PRIMERO
Gloriosísimo Padre mío y mi abogado Santo
Domingo de Silos, Pastor celoso del rebaño de Jesucristo, remedio universal de
necesitados: pues os concedió piadoso el Cielo caridad suma para consuelo de
los afligidos, ejercitadla conmigo, que con hambre y sed llego a buscar en vos
mi refrigerio, alcanzándome de la bondad infinita de Dios, que con el néctar precioso
de su divina gracia apague el fuego de mis pasiones y nutra mi corazón de buenos
deseos y firmes propósitos, para que, en adelante, como ovejuela humilde,
observe constante las suaves y apacibles leyes del buen Pastor Jesucristo,
borre con lágrimas de verdadera penitencia mis culpas, y consiga el favor que
solicito en esta Novena a mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de mi
alma. Amén.
Ahora, alentando cada uno su afecto con verdadera fe y
esperanza, con aquellas expresiones que le dictase su devoción, pedirá a Santo
Domingo de Silos el favor que desea conseguir en esta Novena.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Piadosísima y Purísima Virgen María, Madre
verdadera de nuestro Redentor Jesucristo, templo escogido del Divino Verbo,
medianera feliz de los hombres, vida, dulzura y esperanza nuestra, Tribunal de
misericordia. Trono seguro de la gracia, y puerta dichosa de la eterna gloria:
acordaos. Reina de los ángeles, que no se ha oído hasta ahora que hayáis dejado
sin consuelo al que ha llegado confiado a pedíroslo; nadie ha hecho presente a
vuestra piedad su miseria, que no haya experimentado vuestra misericordia; y
ninguno ha recurrido a vuestro patrocinio, que le hayáis desamparado. Animado
yo, Emperatriz soberana, de esta esperanza, y confiado en vuestras entrañas
piadosísimas, me arrojo a vuestros pies, seguro de hallar socorro en mis
necesidades. No sea yo, Señora, sólo el desgraciado. Confieso que mis culpas
merecen que suspendáis el favor de vuestros beneficios; pero siendo ellas el
mayor desconsuelo que padece mi alma, son también el primer motivo que tengo
para implorar vuestra clemencia.
Madre sois de pecadores, y así os lo suplico.
Virgen de vírgenes, que saquéis mi alma del infeliz estado de la culpa, para
que quitado este impedimento no sean mis ruegos despreciados, antes bien oigáis
piadosa mis súplicas, y otorguéis misericordiosa lo que con todas las veras de
mi corazón os pido por la intercesión poderosa de vuestro fiel siervo y especial
favorecido, mi amado Padre Santo Domingo de Silos, si ha de ser para mayor
gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
GOZOS
AL GLORIOSO SANTO DOMINGO DE SILOS
Pues tenéis asegurado
Para con Dios el favor,
Sednos Padre y Protector,
Abad de Silos sagrado.
En Cañas noble nacisteis,
Tan Manso de corazón,
Que de un perfecto varón
Firmes esperanzas disteis
Y pues de Dios el agrado
Mereció tu tierno amor,
A pastor, de tierna edad,
Tus padres te destinaron,
Y muy presto disfrutaron
Frutos de tu caridad.
Y pues Dios ha declarado
Con un milagro tu amor,
Te llamó la Omnipotencia
Del Sacerdocio al estado,
Y al verte tan sublimado
Fué santa tu complacencia.
Así dejas tu ganado
Y obedeces al Señor.
Buscas en la soledad
De un desierto tu reposo,
Persigue a tu santidad.
Y pues le dejas burlado,
Siendo siempre vencedor:
Dejas gustoso el desierto
Porque en él temes delito;
Y en la casa de Benito
Hallas el seguro puerto.
Y pues en ella has logrado
Tu sosiego sin temor,
La envidia de tu virtud
Corrompe ajenas entrañas,
Y al Monasterio de Cañas
Te envían por su inquietud.
Al verle ya reparado,
Milagros obra el Señor.
Con valor muy singular
Resistes a un Rey ansioso,
Que te pide codicioso
Las alhajas del altar.
Dejó el Señor bien premiado
Con prodigios tu valor.
Sednos Padre y Protector,
Y su dicha pronostica
El cielo, pues te publica.
En sacrificio incruento
Liciniano iluminado
Te admira reparador.
Con tres coronas de gloria
Premia el Cielo tus desvelos,
Y asegura los recelos
De la futura victoria.
Quedaste muy alentado
Con tan supremo favor.
Si la esposa llora triste
La falta de sucesión,
Tu patrocinio le asiste
Con frutos de bendición.
De los partos abogado
Tienes la gloria y honor.
Fruto de tu protección
A los ruegos de su madre
Es el Guzmán, grande Padre
De una ilustre Religión:
Y si t u nombre le has dado.
Él te ha colmado de honor.
Los cautivos a millares
Quita a los moros tu celo,
Trasladándolos de un vuelo
A Silos y a otros lugares.
Los hierros que allí has llevado
Te predican Redentor.
Pues tenéis asegurado
Para con Dios el favor,
Sednos
Padre y Protector,
Abad
de Silos sagrado.
L/: Rogad por nosotros, nuestro Padre Santo
Domingo.
R/: Para que seamos dignos de las promesas
de nuestro Señor Jesucristo.
ORACION: ¡Oh Dios, que habéis ilustrado vuestra
Iglesia con los esclarecidos méritos de vuestro Confesor Domingo, y llenándola de
gozo con los gloriosos milagros que este Santo obró en la redención de cautivos:
conceded a estos vuestros siervos que seamos instruidos por sus ejemplos y
libertados por su patrocinio de la esclavitud de todos nuestros vicios! Por
Cristo Señor nuestro. Amén.
DIA SEGUNDO
Gloriosísimo Padre y mi abogado Santo Domingo de Silos,
que cuando el mundo os brindaba con sus falsas delicias y aparentes bienes,
despreciasteis con animosa resolución sus engaños, huyendo a la soledad de un
desierto, para tratar sólo con Dios y haceros formidable al enemigo común: Ruegoos.
Protector mío, que me alcancéis de la Divina Majestad una resolución verdadera,
para que a imitación vuestra desprecie los falsos halagos y bienes caducos y
transitorios del mundo, poniendo todos mis deseos en los verdaderos bienes y
tesoros celestiales y que mi corazón no se aparte de la contemplación y
presencia del Divino Ser: y que consiga lo que os pido en esta Novena, a mayor
gloria de Dios, honra vuestra y provecho de mi alma. Amén.
DIA TERCERO
Gloriosísimo Padre mío y mi abogado Santo
Domingo de Silos, que cuanto más adornado de virtudes en la soledad de un
desierto vivía vuestro corazón afligido y temeroso, pensando, en fuerza de
vuestra profundísima humildad, que estaba muy distante de la perfección, y ansioso
de conseguirla, resolvisteis despojaros de vuestra voluntad propia,
depositándola en manos de la obediencia, vistiendo la santa cogulla del
Patriarca de las Religiones San Benito, con que asegurabais el acierto;
alcanzadme del Señor que imitando vuestra humildad me confunda justamente al
reconocer mi soberbia, y que esta virtud profundice sus raíces en mi alma para
sufrir con resignación todas las adversidades de esta vida, verdadero conocimiento
de mis culpas para borrarlas con mis lágrimas, y que consiga lo que os pido en
esta Novena a mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de mi alma. Amén.
DIA CUARTO
Gloriosísimo Padre mío y mi abogado Santo
Domingo de Silos, que a los primeros pasos que disteis en el camino de la
virtud, os admiraron todos casi en el grado sumo de la perfección, viendo la prontitud
extraordinaria con que practicabais las insinuaciones de la obediencia, por
arduas y duras que fuesen, gobernado por el precepto de la santa Regla que
previene que el súbdito ha de obedecer a su Prelado, no sólo en lo arduo y
dificultoso, sino también en lo imposible: Ruegoos, Protector mío, que me alcancéis
de la Divina Majestad que verdaderamente me desnude de todo cuanto sea amor
propio, y que con alegría resigne mi voluntad en la suya para obedecer y
observar los preceptos de la divina ley; y lo que os pido en esta Novena a
mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de mi alma. Amén.
DIA QUINTO
Gloriosísimo Padre mío y mi abogado Santo
Domingo de Silos, cuyo espíritu, alentado y fortalecido con el celo da
la honra y servicio de Dios, supo vencer y sujetar la codicia de un Príncipe
ambicioso, que intentaba con todo esfuerzo apropiarse los vasos sagrados y
alhajas que servían para el divino culto, sin otras armas que las de la
constancia humilde, despreciando animoso hasta la propia vida, primero que
convenir en tan afrentosa entrega: Ruegoos. Protector mío, que me alcancéis de
la Divina Majestad el santo don de la fortaleza, para hacer frente y resistir a
todos los vicios, para defender a costa de mi vida la divina honra, y
sacrificarla primero que cometer una leve culpa, sin que me sirvan de embarazo
los respetos, grandezas ni soberanías del mundo; y lo que especialmente os pido
en esta Novena a mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de mi alma.
Amén.
DIA SEXTO
Gloriosísimo Padre mío y mi abogado Santo
Domingo de Silos, que entra las virtudes heroicas que practicasteis, tuvo la de
la paciencia no menor lugar y aplauso, sufriendo con la mayor conformidad las
calumnias que inventó el demonio, y tolerando con indecible gozo los penosos
destierros que eligió vuestra prudencia, buscando la paz y quietud de vuestra
alma: Ruegoos. Protector mío, que yo logre por vuestra intercesión con tal
firmeza esta virtud, que, inalterable a las adversidades que me sucedieren, se
halle mi corazón con tanta serenidad, que ruegue por aquellos que me las
ocasionan, y con este mérito agrade a la Majestad Divina, de quien espero me
alcancéis lo que os pido en esta Novena a mayor gloria suya, honra vuestra y
provecho de mi alma. Amén.
DÍA SÉPTIMO
Gloriosísimo Padre mío y mi abogado Santo
Domingo de Silos, que por la virginal pureza que conservasteis toda vuestra
vida merecisteis que María Santísima os enviase desde el Cielo una corona preciosísima
de gloria, premio merecido al desvelo con que desde niño habéis conservado esta
delicada virtud, sin que el pensamiento más ligero la llegase a empañar: Ruegoos.
Protector mío, que compadecido de mi flaqueza me asistáis con vuestra
protección, y me alcancéis de la Divina Majestad que yo refrene mis apetitos y
la rebeldía de la carne, para que así logre imitaros en los triunfos de las
tentaciones contra la castidad, y fijar en mi alma un amor grande a esta
virtud; y lo que os pido en esta Novena a mayor gloria de Dios, honra vuestra y
provecho de mi alma. Amén.
DÍA OCTAVO
Gloriosísimo Padre mío y mi abogado Santo
Domingo de Silos, que, por el infatigable celo de la honra de Dios, como siervo
fiel y prelado verdaderamente prudente, a quien encargó el Señor el gobierno
de sus monasterios de Cañas y de Silos, merecisteis los gloriosos
renombres de reparador de sus edificios y restaurador de la disciplina
monástica, restituyendo a su primitivo ser el oro oscurecido de la observancia
religiosa con vuestra santidad y vigilancia: Ruegoos, Protector mío, que me
alcancéis de la Divina Majestad un espíritu celoso de su honra y gloria,
infundiendo en mi corazón aquella valentía animosa que Vos tuvisteis para
establecerla y la prudencia para conservarla, siendo el primero que la solicite
por medio de una inocente vida; y lo que especialmente os pido en esta Novena a
mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de mi alma. Amén.
DIA NOVENO
Gloriosísimo Padre mío y mi abogado Santo
Domingo de Silos, que peregrinando en la tierra, recibisteis el premio de
vuestras virtudes en los laureles con que habíais de ser coronado en la gloria,
enviándoos la Divina Majestad tres coronas por mano de sus ángeles, la primera por
haber despreciado las vanidades del mundo, la segunda por vuestra singular
pureza y haber restaurado el monasterio de Cañas, dedicado a María Santísima, y
la tercera por reparador del monasterio de Silos, en donde con vuestra
predicación habíais de poblar de almas el cielo: Ruegoos, Protector mío. que me
alcancéis de la Divina Majestad que yo sea tan perfecto imitador de vuestras virtudes y santa vida, que conformando enteramente
la mía con la vuestra, merezca daros mil parabienes en la eterna patria; y lo
que especialmente os he pedido en esta Novena a mayor gloria de Dios, honra
vuestra y provecho de mi alma. Amén.
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