NOVENA EN HONOR DEL DULCÍSIMO NOMBRE DE JESÚS
COMPUESTO POR EL V. P. M. Fr. ANTONIO GARCÉS
de
la Orden de Predicadores, Ex- Provincial de la Provincia de la Corona de Aragón,
Predicador del Número del Rey, y Misionero Apostólico
Tortosa, 1866
ORACIÓN PARA TODOS LOS DIAS
¡Oh
buen Jesús! ¡Oh piadosísimo Jesús! ¡Oh Jesús, Hijo de María Santísima! Lleno de
piedad, y misericordia, según ella, mirad a mi Alma. ¡Oh clementísimo Jesús!
Humildemente os ruego, que, por vuestra preciosísima Sangre, que derramaste por
mí, me laves con ella las mánchas de mis culpas. Mirad buen Jesús, a mi
miserable Alma, que sin Vos está perdida, pero confiada a vuestros pies,
pidiendo misericordia, invocando el nombre de Jesús, al que está vinculada. ¡Oh
Dulcísimo nombre de Jesús! Nombre dulce. ¡Oh nombre de Jesús! Nombre deleitable.
¡Oh nombre de Jesús! Que fortaleces a las Almas ¿Qué cosa es Jesús sino
Salvador? Ea, pues, misericordiosísimo Jesús, por tu Santísimo nombre, sálvame;
no permitas se condene mi Alma, a quien criaste, y con tu preciosa Sangre
redimiste. Mirad, Señor, en mi todo lo que es de Vos, y arrojad de mi Alma todo
lo que os disgusta. Usad conmigo de piedad por vuestro Dulcísimo nombre, para
lograr ser feliz cuando me juzgues. ¡Oh Dulcísimo Jesús! Salud para los que creen
en tí, consuelo de los que á tí llegan afligidos. ¡Oh Dulcísimo Jesús! Hijo de
María Santísima, avivad mi fé, fortaleced mi esperanza, encendedme en la
caridad, hacedme humilde, y casto, y de lodos modos virtuoso, para que pueda
perfectamente amarte, en todo servirte, en solo tí gloriarme, y que, con mi
Alma, corazón, potencias, y sentidos alabe continuamente el nombre de Jesús en
esta vida, y después eternamente con los Ángeles en la Gloria.
DIA PRIMERO
¡Oh
Nombre de Jesús! Nombre admirable. Por eso exclama David, diciendo: O Señor
cuan admirable es tu nombre: Venerante los Ángeles, ámenle los Serafines,
conociendo su grandeza. Y el Apóstol San Pablo dice: Que, al nombre de Jesús,
todas las Criaturas doblan las rodillas, en el Cielo, en la Tierra, y en el
Mismo. Y aun el mismo Cristo, estando para morir en la cruz, según San Bernardo,
inclinó la cabeza, haciendo reverencia a su Dulcísimo nombre de Jesús, que tenía
sobre sí escrito. Ea, pues, Señor, dadme a conocer las excelencias de este
Dulcísimo nombre, para amarle, bendecirle, y reverenciarle
con
todas mis potencias y sentidos, para que pueda decir con San Bernardo: No reine
en mí, sino el amor al Dulcísimo nombre de Jesús. Todo me desagrada, como decía
de sí este Santo, si no suena el nombre de Jesús. Jesús en mi lengua, celestial
almíbar: Jesús en mis oídos, melodía sagrada del Cielo: Jesús en mi corazón,
consuelo celestial. Para moverá las Almas a que le tengan devoción, mandó
vuestro siervo San Gregorio Papa en el Concilio Lugdunense, que se incline la
cabeza al oír el nombre de Jesús, concediendo Indulgencias a los que
lo
ejecuten con devoción. Y yo, deseando alabar, y bendecir al Santísimo nombre de
Jesús, os ordeno, piadosísimo Señor, a este fin este Novenario, saludándoos
cinco veces, en reverencia de las cinco letras, de quienes se compone Jesús,
vuestro Dulcísimo nombre.
Alegría
de las almas
es
Jesús, gloria suprema,
dulzura
de los sentidos,
del
corazón dulce néctar.
Padre
nuestro, ave María.
¡Oh
suma bondad de Dios!
En
el nombre de Jesús,
fuente
viva de piedad,
nuestro
amor, consuelo, y luz.
Padre
nuestro Ave María.
Con
el nombre de Jesús
se
endulza el Alma, y la lengua,
más
que con la miel, y azúcar,
con
solas sus cinco letras.
Padre
nuestro, Ave María.
Para
todos es Jesús
firme
esperanza, y clemencia,
y
suma su gran bondad,
que
a los justos saborea.
Padre
nuestro, Ave María.
Sed,
pues, Jesús nuestro gozo,
sed
nuestro futuro premio,
y
sed también nuestra gloria
eternamente
en el Cielo.
Padre
nuestro, Ave María.
Después, alentando cuanto pudiere la esperanza, pedirá a
su Divina Majestad el favor, que desea conseguir:
GOZOS
¡Oh
Jesús! mi dulce amor,
¡o
Jesús! dulce renombre,
¡o Jesús! por vuestro
nombre,
perdonad al pecador.
A
ocho días de nacido,
Jesús,
tu sangre derramas,
y
entonces Jesús te llamas;
piedad
ofreciendo herido:
Tu
sangre así lo ha pedido,
como
la de Abel rigor.
El
infierno, tierra, y cielo,
siempre
que á Jesús se nombra,
aquel
de temor se asombra,
y
estos explican consuelo:
De
rodillas en el suelo
rinden
culto a vuestro amor.
Como
escudo poderoso
contra
el soberbio Luzbel,
el
Arcángel San Miguel
usó
este nombre glorioso:
Este
en la cruz amoroso
os
aclamó vencedor.
¡O
Jesús! Pastor Divino,
es
vuestro nombre el cayado,
y
encamináis al errado,
como
a Pablo en el camino:
O
como al grande Agustino
le
ilustró vuestro favor.
San
Pablo, Apóstol Sagrado,
este
nombre pronunció
tres
veces, y lo mostró
con
un prodigio no usado:
Tres
saltos dió en el tablado
su
cabeza con fervor.
A
Ignacio martirizado
el
pecho el Tirano abrió,
y
en él de Jesús halló
el
nombre impreso, y dorado:
¡O
mérito bien pagado!
con
este premio de amor.
Jesús
por vuestra bondad,
concedednos,
que al morir
logremos
que al morir,
o
Jesús, Jesús, piedad.
Y
al oír la suavidad,
demos
muestras de dolor.
¡O
Jesús! mi dulce amor,
o
Jesús! dulce renombre,
o
Jesús! por vuestro nombro,
perdonad
al parador.
Sea alabado el Nombre de Jesús por lodos los siglos en el
Cielo, y en la tierra de todas las Criaturas.
ORACIÓN
¡O
Buen Dios! que quisiste, que vuestro Hijo redimiese al Linage Humano, poniéndole
por nombre Jesús: os suplicamos humildemente por vuestra piedad,
que
amemos tiernísimamente a Jesús, venerando su Santísimo nombre, y que después
continuemos sus alabanzas en la gloria Amen.
SEGUNDO DÍA
¡Oh
Padre amantísimo! Dulcísimo Jesús en cuya invocación afianzan nuestras almas
vuestra Divina piedad. Por vuestro Dulcísimo nombre ablandad nuestros
corazones, pues siendo a modo de aceite, ablanda y luce, que por eso dijo San
Bernardo que es la luz encendida y medicina espiritual, luz que alumbra al
pecador, alimento que fortalece la debilidad de nuestras almas, medicina que
cura las llagas de nuestras culpas. logremos pues por vuestro santísimo nombre
de Jesús, luz para que conociendo por medio de ella vuestra suma bondad, la
amemos; sea también vuestro Santísimo nombre manjar sabroso, para poder decir
con San Bernardo. Toda comida es desabrida: si no fuere sazonada con la dulce
memoria del amabilísimo nombre de Jesús, y logremos por efecto de la devoción a
este Dulcísimo nombre el alabarle, y bendecirle, en agradecimiento a sus
piedades, a cuyo fin ordeno este Novenario, saludándoos cinco veces en veneración
de las cinco letras, de quienes se compone el Dulcísimo nombre de Jesús.
DIA TERCERO
¡Oh
Bondad infinita de Dios! Antes como oculta, pues os nombráis, el Dios de las
venganzas, el Dios guerrero; pero lo mismo fue enviar al Mundo la Trinidad
Santísima el Dulcísimo nombre de Jesús en el día de la Circuncisión; que parece
se ocultó la Justicia Divina, para dar lugar a la misericordia, que resplandeciese
con la luz del aceite de este Dulcísimo nombre, convirtiéndose los Divinos rigores
en piedades. Y aun por eso dijo San Pablo, que la Sangre de Jesús clamaba
mejor, que la de Abel; porque si la de Abel pedía justicia, la que Jesús
derramó en el día de la Circuncisión, clamaba al Padre Eterno, pidiendo misericordia.
Pero qué mucho, si era en el día, que el Cielo le puso por nombre Jesús, en
quien está depositada la piedad y clemencia. Ea, pues, Dulcísimo Jesús, no pida
vuestra preciosísima Sangre, derramada por mis culpas, justicia contra mi Alma;
así lo confío de vuestra misericordia, la cual imploró por vuestro Dulcísimo nombre
de Jesús. Y en agradecimiento a lo mucho, que os debo, deseo alabaros, y bendeciros,
a cuyo fin ordeno este Novenario, saludándoos cinco veces, en reverencia de las
cinco letras, de quienes se compone Jesús, vuestro Dulcísimo nombre.
DIA CUARTO
¡Oh
Amor Divino! Que quedaste depositado como en prenda, para dar a las Almas tu
Gloria, si la pidieren por la invocación del Dulcísimo nombre de Jesús; pues,
como piadosamente dice San Buenaventura: Él que desee subir al Cielo, invoque el
Dulcísimo nombre de Jesús; que se salvará. Por eso en cierta ocasión, el
Demonio que poseía el Cuerpo de un hombre, dijo a Cristo: ¿Por qué Jesús
Nazareno antes de tiempo has venido a atormentarnos? Mandándole callar su
Divina majestad, le dijo: enmudece. Cómo si dijera el Señor a los Demonios: Me
pedís alivió de los tormentos invocando mi nombre de Jesús, callad, porque tu nombre
no se ha de oír, sino Cuando Haya de usar de piedad; y como vosotros no habéis de
lograr alivio, porque así está determinado, enmudeced, no me llaméis Jesús. Confiamos
nos seréis piadoso por la invocación de vuestros Dulcísimo nombre Jesús, librándoos
del infierno, y de su camino, que es el de los vicios. Y en agradecimiento a lo
mucho que os debo, deseo alabaros, y bendeciros, á cuyo fin ordeno este
Novenario, saludándoos cinco veces, en reverencia de las cinco letras, de
quienes se compone Jesús, vuestro Dulcísimo nombre.
DIA QUINTO
¡O
Nombre de Jesús, nombre admirable! De quien dice Santo Tomás de Aquino, que lo
llamó así el Profeta Isaías, porque en virtud del nombre de Jesús, haría Dios
todas las cosas, ahuyenta Jos Demonios, y cura todas las enfermedades del Alma,
y cuerpo. Y San Bernardino de Sena dice, que, para arrojar a los Demonios del
Cielo, se valió el Arcángel San Miguel del nombre de Jesús, y al
oírlo
los Demonios, huyeron hasta el Infierno. Ea, Dulcísimo Jesús, pues disteis
tanta virtud a vuestro Santísimo nombre, concededme, que, al invocarle, huya el
Demonio de mí, dejándome con más libertad suelto de la cadena de la esclavitud
del pecado, para caminar con pasos de ternura á Vos, mi sumo bien, a quien
debo, y deseo amar. Y en agradecimiento a lo mucho, que os debo, deseo alabaros,
y bendeciros, y al nombre de Jesús piadoso, a cuyo fin ordeno este Novenario saludándoos
cinco veces, en reverencia de las cinco letras, de quienes se compone Jesús, vuestro
Dulcísimo nombre.
DIA SEXTO
Oh
Dulcísimo Jesús! Cuando deben los cristianos a la luz amabilísima de vuestro
Santísimo nombre. Se entristece alguno, dice el Padre San Bernardo, ponga en su
corazón luego el amor al Dulcísimo nombre de Jesús, y sé deshará él nublado de
cualquiera tentación. ¿Cáete alguno en pecado, camina desenfrenada al lago del
infierno, ha llegado a desesperar de la misericordia de Dios? ¿Acaso, si invoca
el nombre de Jesús, no respirará en la confianza en la divina misericordia? Ea,
que sí, dice el Santo. ¡Oh Dulcísimo nombre de Jesús! En ti confiamos, que nos
serviréis de escudo contra los divinos enojos, nos seréis lenitivo, que alivie
nuestros dolores, como enseña San Bernardo. Sednos también, como dice el mismo Santo,
sagrado aceite, que encienda nuestras almas en el fuego del divino amor. Y en agradecimiento
a lo mucho, que os debo, deseo alabaros, y bendeciros, a cuyo fin ordeno este Novenario,
saludándoos cinco veces, en reverencia de las cinco letras, de quienes se compone
Jesús, vuestro Dulcísimo nombre.
DIA SEPTIMO
¡Oh
Divino Pastor! Que recogéis a las Almas, como á ovejas perdidas, con el cayado
amable de Jesús, vuestro Dulcísimo nombre; y aun por eso el Apóstol San Pablo,
persiguiendo á los cristianos, logró la dicha de que Vos le detuvieseis en el
camino, saliéndole al encuentro, con solo decirle: Yo soy Jesús Nazareno, a
quien tu persigues, y al oír el Dulcísimo nombre de Jesús, cayó en tierra
postrado, humilde, y rendido, sujetándose a Vos en todo, por cuyo motivo, fue
después tan amante, en agradecimiento a este Dulcísimo nombre, que decía estaba
dispuesto, por amor al nombre de Jesús, a padecer trabajos, azotes, y la muerte;
y aun los Apóstoles iban gozosos a padecer desprecios delante de los Gentiles,
por amor a este Dulcísimo nombre de Jesús, en atención, de que les era piedra
imán, que los había llevado en pos de su Divino Maestro. Ea, pues, Señor,
concededme un amor tiernísimo a vuestro Dulcísimo nombre de Jesús, para que me
recojáis por medio de esta devoción, como Pastor Divino, al amparo de vuestra
clemencia, y esté defendida el Alma del lobo infernal del Demonio; y en
agradecimiento a lo mucho que os debo, deseo alabaros, y bendeciros, a cuyo fin
ordeno este Novenario, saludándoos cinco veces en reverencia de las cinco
letras, de quienes se compone Jesús, vuestro Dulcísimo nombre.
DIA OCTAVO
¡Oh
Nombre de Jesús! Torre de fortaleza, como dice el Espíritu Divino en los Proverbios.
Fortaleza grande es, Señor, vuestro Dulcísimo nombre de tal manera, que huye el
demonio de las almas, que están armadas con el escudo de este amabilísimo
nombre, Jesús. Y aun San Bernardo observa, que el demonio se apoderó de Judas,
por no haberse valido del nombre de Jesús, cuando dijo a los judíos: Que me
queréis dar, ¿y yo os lo entregaré? Repara el Santo, que no dijo: Yo os entregaré
á Jesús, porque al haberle nombrado, le hubiera dado el nombre de Jesús luz, para
conocer su yerro, y convirtiéndote, le habría vuelto al Rebaño del Colegio
Apostólico; y conforme a esto, dico San Eutimio, que está lejos de desesperar
quien invoca el nombre de Jesús. ¡Oh nombre de Jesús! arma fuerte contra
Luzbel, con cuyas cinco letras como David con las cinco piedras rindió al
Gigante, rinden también las Almas a los Demonios, habiendo aprendido este modo
de vencerlos de los Apóstoles, que dijeron a la Majestad de Cristo: Señor,
hasta los Demonios se nos sujetan en vuestro nombre. Ea, pues, amantísimo Jesús,
a vuestro nombre Dulcísimo nos acogemos como á torre de refugio, contra el
Demonio; y para vencerlo, sintiéndonos de él convalido, enfervorizad nuestro
corazón, cuando digamos: Dulcísimo Jesús, sed para mí, Jesús; y en
agradecimiento a lo mucho que os debo, deseo alabaros, y bendeciros, a cuyo fin
ordeno este Novenario, saludándoos cinco veces, en reverencia de las cinco
letras, de quienes se compone vuestro Dulcísimo nombre.
DIA NOVENO
¡Oh
Dulcísimo Jesús! Padre amabilísimo, que vinisteis al mundo, para enseñar a las almas
a caminar al cielo con vuestro ejemplo. Quisisteis al morir en la cruz tener
sobre la almohada de la Corona de Espinas el nombre de Jesús, para enseñar a
las almas, que vuestro Dulcísimo nombre, como Celestial aceite, da luz en
aquella hora, para librar a las Almas del escollo de la desesperación, como la
hacia el Gigante Coloso, dando por las noches luz, para guiar las naves, ¡que
andaban entre escollos por el Mar. Logró este favor el Aposto! San Pablo, pues
al cortarle el Gentil la cabeza, dio tres saltos en tierra, diciendo: Jesús, Jesús,
Jesús, después de cortada. Y de San Ignacio Mártir, dice San Bernardino de
Sena, que murió enamoradísimo de este nombre, repitiéndole muchas veces, sin
temer a los Leones, ni tormentos de los Gentiles. Pero que mucho, si después de
muerto, le encontraron en el corazon el nombre de Jesús, impreso con letras de
oro. Y de San Palo consta, que lo repetía muchas veces, pues en sotas sus Epístolas
se numeran más de doscientas y diez y seis. Ea, pues, dulcísimo Jesús mío, para
lograr a la hora de mi muerte consuelo, fortaleza, y dulzura al invocar
entonces el Dulcísimo nombre de Jesús, enfervorizad mi Alma, y corazon, para
que frecuentemente repita en mi vida el amabilísimo nombre de Jesús; quisiera
nombrarlo
con la dulzura que María Señora Nuestra. En agradecimiento a lo mucho, que os debo,
deseo alabaros, y bendeciros, a cuyo fin ordeno este Novenario, saludándoos
cinco veces en reverencia de las cinco letras, de quienes se compone Jesús,
vuestro Dulcísimo nombre.