NOVENA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LOS
REMEDIOS DE
NAUCALPAN
Para
impetrar su Patrocinio á el remedio de las enfermedades y buscar su amparo. Dispuesta
por D. Francisco de Góngora.
ACTO DE CONTRICCIÓN
A Tus aras, mi Dios crucificado,
Humilde un pecador hoy ha
llegado,
A pedirte afligido
El perdón que le tienes pro
metido,
Y en lágrimas deshecho,
De pesar, y dolor se rasga
el pecho,
Como lo hace ahora
Quien de haberte ofendido
gime y llora.
Proponiendo enmendar con
eficacia
Tan torpe vida, si le das tu
gracia.
Tú mi Jesús, tan herido,
¿Y en aquesta Cruz fijado?
Tú con tan grande cuidado,
¿Y yo con tanto descuido?
Que es lo que me ha sucedido,
¿Enamorado Pastor?
Pues ya conozco mi error,
Y pues mi maldad se ve,
Contra Vos, Señor, pequé,
Misericordia, Señor.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Excelsa,
y Soberana Virgen María de los Remedios, Rio caudaloso y manantial perenne de
divinas misericordias, a quien los Ángeles adoran, y los Santos veneran: a
vuestra presencia, y con profunda reverencia se postra la más ingrata criatura,
para suplicaros uséis de piedad con este devoto vuestro: y para obligaros más,
purísima Madre de pecadores, consuelo de afligidos, y socorro de todas las
necesidades, yo me confieso vuestro Esclavo: contenedme y amparadle, para que
os sirva, y consiga lo que os pido en este Novenario, si es del gusto de
vuestro Hijo Jesús, y si ha de ser para honra y gloria vuestra. Amén.
DIA
PRIMERO
Reina
Soberana, Madre de misericordia, y Señora de todo consuelo, Ornato de las
Vírgenes, y la más pura de todas: yo te saludo, alabo y glorifico, porque fuiste
anunciada de un Ángel a tus dichosísimos Padres, y concebida en gracia, desde
el instante primero de tu purísimo Ser: otórgame, Señora, por esta tan singular
prerrogativa, que por tu piadosa intercesión sea libre del pecado, y conciba
mi corazón; vivos deseos de servir a tu Hijo, y mi Criador, y á Tí Señora mía,
y el favor que te pido en este Novenario, si ha de ser para gloria de Dios, y honra tuya. Amén.
ORACIÓN FINAL
Virgen
María Reyna de los Cielos, Señora, Madre de Dios, yo os suplico con el más
profundo y humilde rendimiento, me alcancéis de vuestro precioso Hijo, la
gracia que solicito, comunicando Fé viva a los Infieles, aumento a la Santa
Iglesia, a los Fieles constante firmeza, a los Reyes y Cristianos Príncipes
paz, a los enfermos salud, valor a los que agonizan, a los tiempos benignidad,
fin a todas las enfermedades, progreso a los bienes, a la virtud amor, aborrecimiento
a los vicios, prevención en la muerte, y en la estrecha cuenta vuestro favor, y
vuestra sacrosanta bendición, para que con vuestra dulce compañía en el Cielo,
en donde con el reinas para siempre, merezcamos gozarle con vuestro Patrocinio
en compañía del Padre y Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.
DÍA SEGUNDO
Virgen
María de los Remedios, hermosísima y prudentísima Abigail, perfecto ejemplo de
los Confesores, y más perfecta que todos: yo te saludo y alabo, porque naciste
como bellísima y clara Aurora, anunciando la venida del Divino Jesús tu
amantísimo Hijo, y nuestro Redentor: concédeme, Señora, que alumbre mi alma tu
clarísima luz, feliz precursora de tu Hijo precioso, por cuyo medio me haga
digno de recibirlo, y tenerlo conmigo eternamente; logrando lo que en este Novenario
os pido, si es de su divino agrado, que vive y reina con el Padre en unidad del
Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos.
Amén.
DÍA TERCERO
Clementísima
María Madre amorosa y benignísima, sapientísima Maestra de todos los Doctores,
y la más alumbrada con Divina ciencia, que todos ellos: yo te
saludo y alabo, porque fuiste presentada en el Templo del Señor, siendo Tú, divina
Señora bellísimo y digno Templo de la Santísima Trinidad: por el inexplicable
gozo con que hallaste a tu Hijo precioso entre los Doctores del Templo, te suplico,
benigna Señora, me presentes a su Majestad en esta vida, para que le ame, y sirva,
y en la otra, para que le alabe eternamente: otórgame, Señora, el favor que te
suplico en este Novenario, si es del agrado
de Dios.
DÍA CUARTO
Poderosísima
María, firme fortaleza de los Mártires, y la más valerosa de todos: yo te
saludo y alabo, porque por divina disposición fuiste desposada con el
dichosísimo Patriarca Señor S. Joseph, haciendo una vida celestial: suplícote,
Señora, por los grandes méritos de tu casto Esposo, me alcances de tu Hijo, que
llegue mi alma a tal pureza, que merezca ser su esposa por la gracia, y morar
en tu apacible compañía, y eternamente te cante cánticos de alabanza en la
Gloria. Amén.
DÍA QUINTO
Virgen
Santísima, coronada de Estrellas, benigna Madre de los Bienaventurados Santos
Apóstoles, escogido vaso, más excelente que ellos: yo te saludo y alabo, porque
fuiste escogida para ser Madre del divino Verbo, quien se hizo hombre en tus
purísimas y virginales Entrañas, subiéndote a tan alta dignidad, cuando, Soberana
Reyna, te decías Esclava: por este Misterio altísimo te ruego, Señora, me
concedas parte de la humildad con que mereciste ser Madre de Dios, por cuya
medio merezca yo ser hijo suyo por gracia, y el favor que pido, si ha de ser para honra de Dios.
DÍA SEXTO
Virgen
Santísima, pura, clara y resplandeciente luz de los Profetas, órgano del
Espíritu Santo, más suave y sonoro que ellos: yo te saludo y alabo, Peregrina
Virgen, por la gran caridad, con que a las montañas fuisteis en busca de tu Prima
Santa Isabel, y del gran Profeta y Precursor de tu hijo San Juan Bautista, haciendo
que por tu medio quedase santificado, y su Madre llena del Espíritu Santo: ruégote,
Señora, me visites con tu protección, para que con tu benigna vista se
destierren las sombras funestas de la culpa, y merezca ser lleno de la luz del
Divino Espíritu, y el favor que te pido.
DÍA SÉPTIMO
Amabilísima
Virgen María, llena de infinitas gracias,
honra de los Patriarcas, y más fecunda que todos; yo te saludo y alabo, por la
ciega obediencia con que obedeciste á el Edicto del Emperador, y ya llegada a
Belén con suma pobreza, pariste á el Rey de las eternidades, Unigénito Hijo de
Dios, y tuyo, en una desamparada Gruta, y en lo incomodo de un pesebre, desde
donde llenaste de júbilos á los Cielos y la tierra, y de regocijo y alegrías a
los Ángeles y hombres: por el inexplicable gozo, que en esta hora dichosa sintió
tu purísima Alma, te suplico, Soberana Reyna, me concedas parte de tu obediencia
y el desprecio de las
cosas de esta vida, y el favor que te pido en este Novenario.
DÍA OCTAVO
Gloriosísima
Virgen María, Virgen llena de gracia, Reyna y Señora de los Ángeles, más
aventajada en virtud y prerrogativas, que todos: yo te saludo y alabo, porque
después de haber estado desterrada en Egipto, fuiste avisada por un Ángel, para
que en compañía de tu casto Esposo y de tu divino Hijo, volvieses á Nazaret: yo
te suplico, Soberana Esther, qué pasados los trabajos, angustias y destierro de
esta vida, me conduzcas a la Patria de los Bienaventurados, seguro Puerto de la
Gloria, y el favor que te pido en este Novenario. Amén.
DÍA NOVENO
Dulcísima,
y Soberana Emperatriz de los Cielos María Santísima, y Madre de nuestro Señor
Jesucristo, más santa y encumbrada que todas las Jerarquías, yo te saludo y
alabo con fervoroso afecto de mi Corazón, por aquella celestial vida que
viviste, hasta, que llegó el dichoso día en que llena de gloria, y majestad, fuiste
llevada al Trono que te previno la Santísima Trinidad donde te coronó con perpetua
gloria por Reina y Señora de todos los Ángeles y Santos; por los grandes júbilos
que sintió tu purísima Alma, te ruego, me alcances de tu amantísimo Hijo, que
mi vida sea tal, que imite, en cuanto me sea posible, la tuya para merecer
entrar a ver tu resplandeciente Rostro y adorarte en el celestial Palacio de la
Gloria, y el favor que te pido en este novenario. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario