TRECENA
AL GLORIOSO TIMBRE DE LA GRACIA SAN ANTONIO DE PADUA
Por el Padre Fray Francisco de la Concepción Barbosa
ADVERTENCIA
Primeramente, se ha de advertir, que, solicitando la gracia de Nuestro Señor, se hacen agradables a su Majestad nuestros ruegos, -por lo cual el primer día, el octavo y el último, es indispensable la confesión y comunión para alcanzar la gracia: los demás días se consultará para esto al confesor. En segundo lugar, se advierte el orden de rezar esta Trecena, que es diciendo el Acto de Contrición, luego se lee el contenido de la vida del Santo, y también se puede dejar, y luego la oración que le corresponde, después de los trece Padre nuestros y Ave Marías gloriados, y luego el Responsorio y Oración que este sirve para acabar todos los días. Últimamente se advierte, que, aunque los trece días de la festividad del Santo son propio tiempo para rezar esta Trecena, no obstante, se puede hacer en cualquier tiempo, principalmente cuando hay una necesidad urgente, o elegir trece martes.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Altísimo Señor y Dios eterno incomprensible, en quien creo y confieso, Uno en esencia y Trino en Personas, de quien espero mi único bien, a quien amo más que a mí sobre todas las cosas: conociendo, Señor, la fealdad tan grave de mi malicia y tu bondad infinita, que fué el motivo de haber criado el cielo y tierra, ángeles y hombres siendo yo uno de los que gozando este beneficio lo he malogrado, apartándome de tu divina Ley, y ofendiéndote a tí, mi Criador y dueño; me arrepiento de haber despreciado tus divinos mandatos, y me pesa una y mil veces de haberte ofendido, solo por tu bondad infinita y porque eres digno de ser amado de todos, sin más premio que el servirte: quisiera. Señor, que dividido mi corazón en tantos átomos cuantos son posibles, fueran lenguas que publicaran mi maldad y tu bondad. Oh dulce Dios, Soberano Señor, dame gracias para solo amarte y servirte, y perseverancia en ella por intercesión del glorioso San Antonio de Padua tu querido, para qué imitando sus virtudes, merezca en la tremenda hora de la muerte ser recibido entre tus escogidos, para alabarte eternamente. Amén.
DIA PRIMERO
Nació San Antonio de Padua en la muy noble y muy ilustre ciudad de Lisboa, Emporio del reino de Portugal, el año de mil ciento noventa y nueve. Su padre fué D. Martín de Bouillon, y su Madre Doña Teresa Tavera: fueron de sangre real: su padre descendiente del gran Duque de Lorena, rey de Jerusalén, su madre del Rey D. Fruela de Austria y rey de Castilla. Pusiéronle en el bautismo por nombre el de Fernando, crióse en la casa de sus padres hasta los quince años de su edad, los cuales, cumplidos, tomó el Santo Hábito en un monasterio de canónigos regulares de Señor San Agustín, que está á extramuros de la ciudad.
ORACIÓN
Sapientísimo Señor y Dios Altísimo, cuyo saber sumo ab eterno destinó las sendas por donde caminando tus escogidos, han de ser siempre agradables a tus ojos, en cuya elección eterna fué especialmente señalado y escogido el glorioso San Antonio de Padua, para ser pregonero de tus glorias: rendidamente te suplicamos, que, por sus méritos, nuestros fines sean santos, nuestras intenciones rectas y nuestras obras á tí agradables, para que así logremos exaltar tu gloria y merecer tu auxilio para nuestro provecho. Amén.
Aquí se rezan trece Padre nuestros y Ave Marías.
OFRECIMIENTO
PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Si buscas milagros, busca
á San Antonio, y verás
error y demonio huyendo,
la lepra y calamidad:
los enfermos con salud
publican esta verdad:
las cosas perdidas vuelven,
sus iras sosiegan el mar:
ya los peligros perecen,
cesa la necesidad,
los socorridos lo cuenten,
díganlo los Paduanos:
piden y reciben todos,
juventud y ancianidad.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
v al Espíritu Santo igual.
Las cosas perdidas vuelven,
sus iras sosiegan el mar:
piden y reciben sordos,
juventud y ancianidad,
divino Antonio, y Jesús
por los que piden rogad,
para que dignos podamos
sus promesas alcanzar.
ORACIÓN
Oh admirable y portentoso San Antonio de Padua, pues el Señor Omnipotente te escogió para sus delicias, haciéndote tan adornado de virtudes, que fuiste Ángel seráfico, Serafín abrasado, Querubín sapientísimo, Trono de dulzuras, Solio de sus grandezas, Arca donde se guardaron soberanos misterios: el Señor te eligió para que siendo abismo de la gracia, pasmo de la naturaleza, asombro de su poder y maravilla de sus maravillas, fueses el consuelo universal de los pobres necesitados y enfermos, amparo de los desvalidos, socorro de los encarcelados, Padre de los huérfanos, tutor de las viudas, y general asilo para todos: haz que merezcamos ejercitar las virtudes, para que con tu ayuda viva la fé, extirpada la herejía y merezcamos el fruto principal de esta suplicatoria, que es la gracia; alcanzándola principalmente para la cabeza universal de la Iglesia, nuestro Santísimo Padre el Vicario de Cristo: para la monarquía de España, columna de la fé, para que la dilate por todo el orbe; v para todos los que te suplicamos, pues en tí ciframos nuestra esperanza ahora y en la tremenda hora de nuestra muerte, en que por tu patrocinio hemos de triunfar de nuestros enemigos y entrar en la Patria celestial, donde gocemos tu amable compañía por los siglos de los siglos. Amén.
DIA SEGUNDO
Vivía San Antonio oculto y retirado en el convento de Santa Cruz de Coímbra, habiéndose mudado el nombre de Fernando en el de Antonio y mirando pasar por allí los cuerpos de los religiosos mártires de Marruecos, del orden de nuestro gran Padre San Francisco, deseó con santa emulación tomar el santo hábito de los menores, con deseo de conseguir el martirio, como lo ejecutó, entrando en la Seráfica familia.
ORACIÓN
Omnipotente Señor: Dios incomprensible, cuya suavidad eficaz, dispone aquello que ha de ser para su mayor honra y bien nuestro: por el santo deseo del martirio, que infundiste en tu glorioso siervo San Antonio, te suplicamos enciendas nuestras almas en su devoción, para que, imitando sus virtudes, seamos agradables á tí y acertemos a servirte. Amén.
TERCER DÍA
Habiendo entrado San Antonio ya en la Seráfica Familia, comenzó Nuestro Señor a descubrir el gran tesoro que se ocultaba en ella. En cierta ocasión le mandó su guardián hacer una plática espiritual, y fué tal la abundancia de textos divinos, y la claridad con que expresó la Sagrada Escritura, que esto fué motivo para que el gran Padre San Francisco le instituyese por maestro de los demás religiosos, y así fué San Antonio el primero que en la Seráfica familia enseñó, interpretó y expuso la Sagrada Escritura.
ORACIÓN
Dulcísimo Jesús, sabiduría eterna del Padre: por aquella que mereció alcanzar el glorioso San Antonio por su humildad profunda, te suplicamos nos hagas fieles imitadores de tan gran Santo, para que por su Patrocinio merezcamos conseguirla ciencia de las ciencias, que es la santa humildad, con la cual viviremos seguros en tu agrado, para merecer los favores de tu gracia. Amén.
DIA CUARTO
Comenzaron con la sabiduría de San Antonio a celebrar los prodigios de su predicación: predicando a los religiosos se le apareció nuestro Padre San Francisco, aun viviendo el Santo Patriarca muy distante de aquel convento. Predicando a diversas naciones, todas le entendían, como si a cada una le predicara en su lengua propia: fueron, finalmente, tantos los prodigios de su predicación, que no caben en muchos libros.
ORACIÓN
Misericordiosísimo Señor, cuya Providencia santa destinó al glorioso San Antonio de Padua para el provecho y aumento de la Iglesia, que, por sus méritos, aprovechados de su santa doctrina, nos sea pasto saludable para conseguir vuestra santísima gracia. Amén.
QUINTO DIA
A la luz de la predicación evangélica con que ilustraba el mundo Antonio, principalmente en Italia, se siguió el asombro de milagros, en que parecía dueño de la divina Omnipotencia. No fué de menos cuantía aquel en que con el pasto del mulo convenció a tantos herejes sacraméntanos.
ORACIÓN
Soberano Dios y Señor, cuya elección eterna es inefable: por el amor que tuviste anteviniendo los méritos del glorioso San Antonio de Padua, para hacerle inmoble columna de la Fé, te suplicamos humildemente nos des fervor de espíritu, para que avivando la que dichosamente gozamos, logremos de sus maravillas por su intercesión. Amén.
SEXTO DIA
Poco tiempo pasó sin que la religión Seráfica dejase de emplear la prudencia, virtud y literatura de San Antonio, haciéndole guardián de Podio en la Francia, donde haciendo admirable fruto en sus súbditos, prosiguió obrando maravillas, entre las cuales profetizó a un notario, hombre perdido, que había de ser mártir por la Fé, como se cumplió.
ORACIÓN
Justísimo Señor, Dios nuestro, en cuya providencia vive la misma equidad de la justicia, para premiar a los buenos y castigas a los malos: por los méritos de tu glorioso siervo San Antonio, te suplicamos sean agradables á tí nuestras peticiones, para que logremos el fruto de su intercesión. Amén.
SÉPTIMO DÍA
Eligieron a San Antonio para custodio de Limógenes, para que allí continuase los frutos de su predicación, por los cuales recibió muchos y muy repetidos favores del cielo: entre los cuales es especialísimo aquel en que rezando á coros con el niño Jesús, al repetir el Gloria Patri, decir el Niño Soberano: Gloria a mi Eterno Padre, Gloria a mí, al Espíritu Santo, y á tí, Antonio mío: honra singularísima, y acaso bastantemente especial para prueba de su admirable santidad.
ORACIÓN
Oh piadosísimo Señor, cuyo amor para con los hombres humanó tu Deidad Suprema, no cesando de tener tus delicias con ellos, por los regalados beneficios que de tu mano recibió tu querido Siervo San Antonio de Padua, te suplicamos nos hagas perfectos imitadores de sus virtudes, para que así experimentemos tus favores ahora y siempre. Amén.
OCTAVO DÍA
El ardiente celo que tenía San Antonio de Padua en el cumplimiento de sus obligaciones, le originó algunas persecuciones con su General Fr. Elías; pero puesto ante el Papa quedó San Antonio triunfante, y Fr. Elías confuso y absuelto del oficio.
ORACIÓN
Amantísimo Señor, Dios nuestro, Maestro único de la evangélica doctrina: por aquel santo celo con que tu dilectísimo Siervo San Antonio supo acertar para vencer y convencer los abusos de la relajación, te suplicamos enciendas por su intercesión el fuego de tu amor en nuestros corazones, para que celando la honra de tu Santa Casa, cumplamos con nuestra obligación, para honra y gloria tuya. Amén.
NOVENO DIA
Habiendo hecho capítulo general el Papa desocupó a San Antonio de los oficios de la Orden, y le mandó predicar y escribir, huyéndole predicador general Apóstol - Lector general, ocupaciones en que hizo tanto fruto la iglesia: y rabioso el común enemigo, intentó ahogarle una noche, pero invocando el Santo Patrocinio de la Rema María Santísima, con el himno O Gloriosa Domina, etc., quedó libre.
ORACIÓN
Amantísimo Señor, Dios fuerte y verdadero: por aquel ardiente espíritu que comunicaste a tu glorioso siervo San Antonio para común provecho de los fieles haciéndole hijo querido de tu muy amada Madre, te suplicamos nos hagas por su intercesión tiernos devotos de tan Soberana Reina, para ser libres de las injurias de tan común enemigo, te amemos y sirvamos siempre. Amén.
DÉCIMO DÍA
Estando en Padua San Antonio continuando su predicación, apareció en Lisboa para librar a su Padre, caso bien sabido. Convenció también entonces a Escolino de su tiranía, que atormentaba a la gente más principal, dejándole confuso y enmendado.
ORACIÓN
Providentísimo Señor, cuyo cuidado jamás deja desamparados a sus siervos; por aquella especial providencia con que favoreciste a tu querido San Antonio, y por el dominio que le concediste para reprender y convencer, te suplicamos cuides por su intercesión de nuestras necesidades, para que, siendo fielmente agradecidos, seamos de tí y del bienaventurado San Antonio siempre patrocinados. Amén.
UNDÉCIMO DÍA
Habiendo predicado San Antonio toda una cuaresma, se retiró a una soledad a hacer otra cuaresma para sí, en que le reveló el Señor el día de su muerte, y ya cercano, se fué á Padua, para que la ciudad que había sido teatro de sus prodigios, fuese también su monumento. Murió luego, y fue tal la conmoción de todos, y los milagros tantos, que antes de un año le canonizó el Papa, año 1232. El día de su canonización, se repicaron por sí solas las campanas de su Patria Lisboa, y todos saltaban de gusto sin saber el motivo, hasta que llegó la noticia.
ORACIÓN
Sapientísimo Señor, cuya eterna sabiduría exaltó nuestra baja naturaleza, para que en ella se vieran las maravillas de vuestra gracia: por el mérito de vuestro glorioso Siervo San Antonio, en quien rehicieron vuestros prodigios, os suplicamos no nos desampare vuestro Patrocinio, ni nos falte su intercesión, para que, logrando los frutos de la gracia en su admirable santidad, os gocemos eternamente en la gloria. Amén.
DUODÉCIMO DÍA
No cupieran en muchos libros los milagros de San Antonio, pues desde que murió hasta hoy no cesan, siendo ya como asentado el hacer milagros, y fuera sin duda el dejar de hacerlos el mayor. Luego que espiró el Santo, a la clamorosa fama de su santidad, comenzaron los prodigios que se experimentaron en muchos incrédulos convencidos, y en muchos herejes enseñados a fuerza de portentos sucedidos.
ORACIÓN
Infinito Señor, Dios nuestro, cuya grandeza se demuestra en tus Siervos, para que te podamos gozar sin impedimento de nuestra indignidad; por la gracia de hacer milagros que comunicaste, y hasta hoy gozamos en tu amado San Antonio para nuestro esfuerzo, te suplicamos por su intercesión, que no desmerezcan nuestras culpas la gracia de sus méritos, antes sí por ellos merezcamos tus auxilios y su amparo para mejor servirte. Amén.
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DÉCIMO TERCER DIA
Por la tiranía de Eccelino, que aun oprimía a la ciudad de Padua, no se había acabado el templo de Santa María que antes era dedicado a Jano y en él se había de trasladar el cuerpo de San Antonio hasta que llorando sobre su sepulcro Fr. Lucas Bellonino que había sido su compañero, oyó una voz diciéndole que dentro de ocho días estaña libre la ciudad, como sucedió, y luego ostentaron toda su magnificencia los paduanos, trasladando el cuerpo del glorioso Santo, haciéndole grandes festivas demostraciones.
ORACIÓN
Benignísimo Señor, Dios eterno, cuya bondad no cesa de comunicarse para nuestro provecho, distribuyendo tus beneficencias en los electos, para tu agrado y nuestro remedio: por las virtudes, méritos y servicios que recibiste de tu amado San Antonio, humildemente te suplicamos, que mirándonos con piedad, nos dispongas para recibir los bienes de tu gracia que son los que permanecen, y pues por nuestra dicha gozamos en tu Iglesia los frutos de santidad en este tu especialísimo Santo, haznos sus devotos y fieles imitadores de sus virtudes para que así logremos siempre tus favores por su intercesión. Amén.
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