PIADOSO SEPTENARIO EN HONOR DE LOS SIETE SANTOS ARCÁNGELES DE PALERMO
ACTO DE CONTRICCIÓN
Señor mío Jesucristo Dios, y hombre verdadero, Criador, Padre y Redentor mío por ser Vos Señor Infinito en perfecciones, Sumo en Bondad, y digno de toda honra, gloria, y alabanza, me pesa de todo corazón de haberos ofendido. Merezca yo, Señor, vuestra piedad, y demencia: que, asistido de vuestra divina gracia, propongo firmemente la enmienda. Espero en vuestra bondad, y misericordia infinita que me habéis de perdonar, y salvar. Amen.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Altísimo Dios y Señor del Universo; Eterno en el Poder, Infinito en Sabiduría, y en Bondad Inmenso: Siempre grande en misericordia; liberal siempre, y piadoso con las Criaturas. Yo, entre todas ellas la menor, más ingrata, y más inútil; reconociendo mi poquedad, y miseria, postrado ante vuestro divino acatamiento, me humillo hasta el polvo de la tierra. Considerando vuestra Majestad, soberana y grandeza, os adoro y amo, por vuestro Ser inmutable, he infinitas perfecciones. Reconocido a vuestros beneficios os bendigo; y obligado de vuestras piedades os alabo. Gracias os doy Señor por todo ello: Y, también os las doy por haber elegido entre millares de Ángeles para Asistentes ante el Trono Real de vuestra Majestad divina, y para servido vuestro, y de vuestra Iglesia, a los Siete Soberanos Príncipes del Empíreo, que en este Septenario venera mi devoción, y afecto. Ellos son, Señor, los más allegados a Vos, los primeros y más Privados en vuestra Corte y celestial Palacio. En ellos, por humildes; derramareis liberal las gracias, belleza y hermosura, que Luzbel y sus Secuaces, por soberbios perdieron. En ellos tenéis depositados los Dones, y Atributos de vuestra Providencia; habiéndoles constituido Príncipes excelsos de la Triunfante y Militante Iglesia; Gobernadores supremos de los Cielos, Astros, Planetas y Elementos; presidentes de todo el Universo, y de las principales virtudes; para que por ellas guiasen los hombres a la vida eterna: Superiores son también, con especial virtud y poder contra los siete vicios capitales; y contra los infernales Espíritus, que, a su invocación, y presencia huyen pavorosos, y tiemblan. Bendito seáis mi Dios por las obras maravillosas, y grandes de vuestra Bondad, Sabiduría, y Divina Omnipotencia, y por haber sublimado a tanta excelencia, y dignidad a estos siete espíritus Angélicos. Ellos, y las criaturas todas os alaben eternamente. Amen.
DIA PRIMERO
CONSIDERACIÓN
Miguel quiere decir; o se interpreta: ¡Quien como Dios! Su Epíteto es Vitorioso, porque pelea por los hombres contra el soberbio Lucifer. Su emblema o retrato era, un Ángel en forma de un gallardo Joven muy hermoso, y resplandeciente, armado con una lanza en la mano derecha, de la cual pendía una bandera blanca; con Cruz colorada; y en la izquierda una palma; teniendo debajo sus pies a Lucifer. Entre los siete Planetas, y sobre todos los Astros del Firmamento, luce, y sobresale el Sol, comunicando liberal a todos ellos su luz, y brillantes resplandores. Su día es el Domingo, y en él tiene su presidencia. Sus influencias para la tierra, son las más eficaces, y mayores; y para los vivientes, las más favorables y benignas. Así pues. también; el glorioso San Miguel Arcángel, Príncipe y Caudillo principal de las Milicias Angélicas, como místico resplandeciente Sol en el Cielo de la Triunfante y Militante Iglesia, ostenta sobre los Ángeles, y Santos (excepto la soberana Reyna de todos) la belleza, gracia, y hermosura con que Dios le adornó y enriqueció; comunicando liberal, y con excelencia a todos los fieles, y especialmente a sus devotos, los benignos favorables influjos de su protección, gracia y asistencia. Por ello, pues, obtiene el primer lugar y primacía en este devotísimo Septenario, le es muy debido él especial culto y veneración que en este día Domingo fe le consagra y dedica.
ORACIÓN
Príncipe excelso de la Triunfante y Militante Iglesia, glorioso San Miguel Arcángel, Privado, y primer ministro de la Corte, y Palacio celestial; Capitán general de las Milicias Angélicas; director, consuelo y defensor de las Almas. Vos, entre los superiores ministros del Empíreo, sois benévolo resplandeciente Sol. Mirad, pues con agrado y. benigno afecto el corto obsequioso Culto que, en este día especial, y en todo el presente Septenario, os tributa mi gratitud, y cordial afecto. Influid en nuestras Almas, o místico superior Planeta del Cielo de la Iglesia, una perfecta humildad, con la que, conociendo nuestra poquedad y miseria, venzamos nuestro amor proprio, y al soberbio Lucifer; y con vuestra asistencia y protección, aseguremos los cariños de Dios en esta vida y su bendición en la eterna. Amén.
Ahora se dicen siete Padre nuestros y siete Ave Marías con siete veces el Gloria Patri, en honor de los Siete Supremos Ángeles del Empíreo. Si hubiere legitimo impedimento se dirá a lo menos un Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri. Y después esto se dirá:
ORACIÓN
Ínclitos y benignos Príncipes del Empíreo, Asistentes ante el Trono Real de la Majestad Suprema de Dios. Águilas Reales, que tan remontado habéis levantado el vuelo de la dignidad; y soberanía que gozáis, que os halláis encumbrados a la mayor grandeza, mirando muy de cerca al Sol divino de la Trinidad Santísima, y le bebéis sus rayos. Celestes Salamandras, que abrazados en divinos soberanos incendios, vivís y os mantenéis gustosos y alegres en la llama del divino amor; gozaos, gozaos eternamente en la dicha, y grandeza a que el Altísimo Dios por sola su bondad, os sublimó. Mas desde lo elevado de vuestra grandeza volved benignamente los ojos a los pobres hijos de Adán inclinados a lo malo, combatidos de tentaciones, y tan llenos de miserias: Atended benignos a lo frágil de nuestra humana naturaleza: Suplid con el amor ardiente de vuestros nobles pechos la tibieza de nuestros corazones: escudad con el Señor nuestra grosera, y torpe ingratitud a los beneficios y llamamientos divinos: templad con vuestra poderosa intercesión el rigor, y enojo de la divina Justicia, que nuestras culpas han ocasionado: alcanzadnos por piedad el perdón de todas ellas, y un auxilio eficaz para la enmienda. Para la Santa Madre Iglesia. Imploramos la paz, y exaltación; como también la conversión de los Infieles y herejes a nuestra Santa Fe Católica. También os suplico, supremos y benignos Príncipes del Empíreo, me alcancéis del Señor lo qué humilde y confiado os pido en elle Septenario, si es cosa que a mi Alma conviene, y a mi salvación no repugna. Por último, os suplico consigáis del Altísimo Dios para mí y todos mis prójimos la gracia final; para que, acabando nuestra vida en amistad y paz del Señor, sean nuestras Almas presentadas por vuestras manos en la Gloria, donde en compañía vuestra y de todos los demás Ángeles y Santos, alabemos a la Majestad Soberana de Dios por una eternidad, de eternidades. Amén.
SALUTACIÓN
Dios os salve, potentísimos Espíritus celestiales, siete primogénitos de la gracia, Ángeles del gran consejo. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Dios os Salve, Tesoreros de los divinos dones, Ríos de la divina beneficencia, fuentes de la felicidad temporal y eterna. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Dios os salve, Príncipes del Cielo Empíreo, Archiduques de gloriosas empresas, y triunfos. Capitanes famosos de los Ejércitos de Dios. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Dios os salve, grandes Cancilleres del Consistorio de la Trinidad Santísima, Archivos secretos, Sagrarios de los mayores Misterios. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Dios os salve, siete Ojos de la clemencia de Dios, siete Rubíes de la Corona de la gran Reina María y siete lirios del Jardín del Cielo. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Dios os salve, canales dorados de la divina misericordia, rayos de la divina diestra, lámparas del Solio de la Divinidad. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Dios os salve puertas de la buena fortuna, Planetas de benignos influjos, Astros de primera magnitud. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Dios os salve, Maestros, y guías del amor, y temor divino conductores del camino celestial, fieles amigos y compañeros de los justos. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Dios os salve, Asistentes del soberano Trono de Dios, primeros amantes de su mayor honra, Vicarios y Lugar-Tenientes del Señor todo Poderoso. Padre nuestro, Ave María y Gloria.
Miradnos con ojos benignos y semblantes risueños, consoladnos en nuestras aflicciones, y rogad siempre por nosotros, para que consigamos por vuestra intercesión una buena vida y feliz muerte. Amen.
DIA SEGUNDO
CONSIDERACIÓN
Gabriel se interpreta fortaleza de Dios. Su Epíteto es, Nuncio, o Embajador; por que anunció a Daniel las proezas, y Batallas fuertes de Dios, a Zacarías el nacimiento del Bautista; y a María Santísima el arcano Misterio de la Encarnación. Su pintura, o Emblema era, un Ángel con dos túnicas; él un talar blanco y la otra, más corta, colorada con fajas de oro y ceñido el pecho. En la mano derecha una linterna encendida, y en la izquierda un espejo. En este día Lunes preside en lo natural la Luna. Sus cercanas influencias son halos vivientes favorables; y su resplandor sirve de compañía y consuelo a los que de noche caminan. Simboliza este Planeta muy bien al Arcángel San Gabriel con su referido emblema; pues, así como la Luna con su claridad y resplandor ahuyenta las funestas sombras, temores y oscuridad de la noche, comunicando animo a los vivientes, y dando esfuerzo y esperanza al corazón del hombre, para lograr el fin que pretende. Así también el Soberano celestial Paraninfo San Gabriel hermosa mística Luna, lleno de resplandor, y asistido de luces de la divina gracia; cuando en la oscura y aciaga noche del mundo apareció en el Cielo de la Militante Iglesia à Daniel, le dio ánimo y valor, asegurándole la destrucción de la muerte y del pecado: A María Santísima, en el feliz Anuncio de la Encarnación, le dio esfuerzo y quito los temores, para que diese su consentimiento a su Esposo San José le dio fortaleza, y quito las dudas en que zozobraba confuso. Con estas soberanas luces, y claridad ahuyentó las sombras y figuras de la antigua ley escrita, (noche à la verdad oscura, y pesada para los hebreos) dando al mismo tiempo esperanzas ciertas a los hombres de lograr el deseado fin de la ley de gracia, que es gozar de Dios en la eterna bienaventuranza.
ORACIÓN
Ínclito Príncipe de la Corte celestial, glorioso San Gabriel Arcángel, Astro superior del Empíreo. Luna mística en el Cielo de la Iglesia, llena siempre de resplandores, de hermosura, belleza, y gracia: influid en nuestros corazones un perfecto amor de Dios: alumbrad nuestro entendimiento, para que abrazando las verdades católicas y eternas que conoce, amerite de la voluntad las funestas sombras del vicio, y del pecado, y las afecciones adversas que le ofuscan y conturban. Sugerid continua y eficazmente a nuestra memoria los Misterios soberanos de nuestra Redención, para que sacando de su consideración los afectos y efectos que la gratitud pide, y nuestras Almas necesitan, y mediante los méritos infinitos de Cristo Jesús, nuestro Redentor logremos la doblada vestidura de gracia y gloria en el Cielo, donde a vista del cristalino espejo de la divinidad alabemos eternamente la bondad, infinita del Señor. Amen.
DIA TERCERO
CONSIDERACIÓN
Rafael se interpreta, Medicina de Dios. Su Epíteto es, Medico; porque curo al viejo Tobías de la ceguedad en los ojos. Su Imagen, o emblema era un Ángel con manto blanco, y dos túnicas, de las cuales la superior se extendía bajo la mitad de las piernas. En la mano-izquierda tiene un vaso algo redondo en alto, con la derecha guiaba a Tobías el joven, qué llevaba un pez pendiente de la mano. Preside en este día Martes que está en el quinto Cielo. No está bien visto este Planeta entre los Astrólogos, porque es muy arrogante, y se hace de temer: Sus influencias son de amistosidad y valentía. Ello es muy de mi intento y cuadra bien al místico Marte de la Iglesia él glorioso San Rafael; pues acompañó a Tobías en fu peligroso viaje, para asistirle, y defenderle, no solarmente curó al viejo Tobías, no solo libró a su hijo, y nuera Sara de la aflicción, y temores en que estaban y que también venció al demonio que les afligía, al cual ligando con cadenas de fuego, le puso preso en el desierto de Egipto. Valiente Caudillo y gran Medicó tenemos en San Rafael; y así le es muy debido el especial culto que en este día Martes se le dedica.
ORACIÓN
Mítico y valeroso Marte de la Iglesia, glorioso San Rafael Arcángel, Medico celestial de las almas y de los cuerpos; consuelo de los afligidos; guía cierta, y segura de los católicos, Conductor fiel, y poderoso de los desterrados hijos de Adán que por este valle de lágrimas caminamos con trabajo, y pena a nuestra Patria la Gloria, donde nuestro celestial Padre nos espera. Asistidnos, oh Príncipe excelso en tan penoso y peligroso viaje; Sed para nosotros clara y benigna Nube, que destilando en los ojos del Alma el colirio soberano de la gracia, ilumine nuestro entendimiento en el camino y servicio de Dios, para no tropezar y dar de ojos en la culpa. Sednos también Coluna fuerte de resplandor, que nos guie, y alumbre en la tenebrosa y oscura noche de miserias de esta vida; y que nos defienda de los crueles insultos e invasiones de nuestros enemigos visibles e invisibles; para que así con vuestro patrocinio y asistencia, podamos seguramente caminar, y llegar a la tierra de Promisión la Gloria, donde en compañía vuestra alabemos eternamente al Señor. Amen.
DIA CUARTO
CONSIDERACIÓN
Uriel se interpreta Luz, Fuego de Dios, porque ilumina a los hombres en el conocimiento de Dios, y los inflama en fu amor. Su Epíteto es, compañero fuerte. Era fu figura, su emblema, un Ángel con túnica blanca talar, y sobre ella un vestido con mangas en forma de Dalmática de color verde y una estola con Cruces. En la mano derecha tenía una espada atravesada por delante del pecho; y con la izquierda tenía la punta de dicha espada, de donde salía una llama. Preside en eñe día el Planeta Mercurio, que está en el segundo Cielo. Sus influencias son á cosas de ingenios sutiles, sabios y diligentes. Bien dice esto con el Príncipe San Uriel y su emblema; pues como luz del Cielo, ilustra nuestro entendimiento, dándonos conocimiento claro de las cosas divinas: Como Compañero fuerte, influye en nuestro corazón ánimo y esfuerzo para tolerar con paciencia la Cruz de los trabajos, y adversidades, con lo cual podamos lograr la Estola inmortal de la Gloria y como fuego de Dios, inflama nuestra Voluntad, para que seamos diligentes en las cosas del servicio de Dios, y en su amor divino fervorosos. Es muy conveniente que este día se consagre a la veneración y culto especial de este místico celestial Planeta, dándole la presidencia sobre nuestro corazón, alma, potencias, y sentidos.
ORACIÓN
Glorioso Príncipe San Uriel; Astro místico de la celeste superior esfera del Empíreo, que como tan cercano al Sol de la Trinidad Santísima estáis abrasado en; incendios del divino amor y solicitáis que en nuestras Almas prenda también la llama de este fuego divino; ilustrad nuestros entendimientos con la soberana; luz de que Vos participáis, para que acertemos a practicar la verdadera celestial sabiduría, que nos enseña el camino del Cielo, huyendo siempre de lo malo y ejecutando lo bueno: pasad nuestro pecho con la dulce penetrante espada del divino fuego: herid nuestras entrañas con el dardo fuerte y suave del divino amor; para que nuestro corazón, como el de otra Santa Teresa de Jesús, el de un San Felipe Neri, y el del Seráfico P. San Francisco, respire llamas de divinos incendios para que seamos diligentes, y fervorosos en las cosas del servicio de Dios y de nuestra salvación: para que amemos con perfecta caridad a nuestros prójimos, solicitando su consuelo y salvación por todos los medios posibles, a imitación de Cristo nuestro Dios y Señor, a quien eternamente alabemos en compañía vuestra. Amen.
DIA QUINTO
CONSIDERACIÓN
Sealtiel se interpreta o quiere decir Oración de- Dios, porque ruega al; Señor por los hombres continua y fervorosamente, y los mueve, enseña y anima a orar con frecuencia y devoción. Y así, su epíteto es también, el que ora, su emblema o retrato era un Ángel mirando a tierra y las manos en Cruz, sobre el pecho en actitud de orar. La túnica era blanca talar con cíngulo negro. Su manto era blanco en lo exterior, y rojo en lo interior. Preside en este día Júpiter, su Cielo es el sexto. Este Planeta es muy benigno a la naturaleza humana, influye a cosas de devoción de Iglesia y de Religión, a la paz, fidelidad, modestia, templanza, y piedad; clarifica el aire, aminora las enfermedades, causa lluvias provechosas. Todo eso y mucho más, en grado heroico, influye en nosotros el místico celestial Planeta San Sealtiel; rogando a Dios por nosotros continuamente, dándonos ejemplo en sí mismo de lo que debemos hacer, y alentando nuestro corazón a la práctica de estas virtudes, especialmente a la oración, con la cual todo se alcanza, y sin ella nada se consigue. Dediquemos pues gustosos el culto, y veneración especial de este día a un tan místico y celestial Planeta pues le es muy debido a tan Soberano Intercesor y Maestro.
ORACIÓN
Piadoso Príncipe del Empíreo, glorioso San Sealtiel, que movido de los incendios del amor divino que en vuestro pecho arde; y de la caridad y afecto que a los hombres tenéis, rogáis por ellos a Dios incesantemente; pues el Altísimo os ha constituido Medianero y Maestro de los hombres, para el ejercicio de las virtudes; moved con eficacia nuestro ánimo la perfecta practica de todas ellas: influid en nuestro corazón, como místico celestial Planeta, inspiraciones Santas y fuerte, para que nos ejercitemos en la Santa oración y meditación, de donde todo lo bueno nace y proviene, y sin la cual nada somos, ni podemos: alcanzadnos del Señor , o soberano Príncipe este tan precito y precioso Don de la Santa oración y meditación; para que empleadas nuestras potencias en la consideración de lo celestial y eterno, no se derramen ni diviertan nuestros sentidos a buscar lo transitorio y falaz con que el mundo, carne y demonio nos divierten, acarician y engañan. Con vuestro Magisterio y amparo esperamos lograr el acierto, la gracia y la Gloria, donde en oración continua alabemos eternamente al Señor. Amen.
DIA SEXTO
CONSIDERACIÓN
Baraquiel se interpreta Bendición de Dios; porque nos procura la gracia y favores celestiales; nos propone con frecuencia, y eficacia lo mucho que al Altísimo deveníos y nos mueve con santas inspiraciones a bendecir a Dios y darle gracias por los beneficios recibidos. Su epíteto es el que ayuda, favorece, ò socorre. Su Imagen, o emblema era un Ángel con túnica talar y manto, cuya parte exterior era de color verde, y la interior de rojo. Dentro del manto tenía con la mano izquierda un manojo de rosas blancas y extendía la derecha para tornarle. En este día preside el Planeta Venus, que cita en el tercero Cielo. Es este Astro favorable a la humana naturaleza; inclina a la música y poesía, a cosas olorosas, dulces palabras y otras cosas indiferentes, influye también à la gratitud, justicia, prudencia y a cosas de piedad y devoción. Con más propiedad y por superior motivo influya en nosotros estas virtudes el místico celestial Planeta San Baraquiel, moviendo e inclinando oportuna importunamente nuestro corazón a la gratitud que a Dios debemos, por los continuos beneficios que de su liberal mano recibimos; solicitando por medio tan preciso, prudente y caritativo, que nuestras Almas se hagan capaces de nuevas gracias y favores del Señor. O caridad y prudencia digna de nuestra atención. Muy debido es pues, a tan piadoso Príncipe el culto y veneración especial que en este día le tributamos.
ORACIÓN
Ínclito Príncipe de la Corte y Palacio celestial, glorioso San Baraquiel, a quien la Providencia Divina eligió para director de las Almas y Consuelo de la Iglesia. En Vos tenemos, los fieles un Amigo: leal y verdaderos un Compañero seguro y fiel que nos asiste, defiende y acompaña, dándonos saludables consejos. Vos como prudente y sabio movéis nuestro corazón a todo lo que es piedad, y devoción, a la justicia y prudencia y especialmente a la gratitud que a Dios debemos, por los muchos y grandes beneficios que su piadosa y liberal mano continuamente nos franquea; sabiendo bien, que un pecho agradecido a Dios, es digno de su Santa bendición, y capaz de nuevas gracias y favores. Ello manifiesta, sin duda, las cándidas y fragrantes rosas que vuestro emblema, o retrato nos propone. Influid pues en nuestros corazones, o místico Planeta del Empíreo, el roció de la divina gracia, para que con él brotando en nuestras Almas flores de olorosas virtudes, sean lecho agradable donde descanse gustoso el dulcísimo Esposo Jesús a quien por una eternidad alabemos en la Gloria. Amén.
DIA SÉPTIMO Y ÚLTIMO
CONSIDERACIÓN
Jehudiel se interpreta, Confesión o Alabanza de Dios porque exhorta a los hombres a conocer y confesar a la Suprema Majestad Divina, y a alabar su Santo nombre. Su epíteto es Remunerador. Su retrato o emblema era un Ángel con túnica blanca hasta los pies, y manto por fuera verde, y por dentro bermejo. En la mano diestra tenía una corona de oro elevada, y con la izquierda un azote con tres cordeles negros separados. Preside en este día el Planeta Saturno, que está en el séptimo Cielo. Este Astro influye al retiro, y soledad, a huir de conversaciones y tráfagos del mundo, inclina al estado Religioso. Causa también espantos, temores, suspiros, aflicciones, miserias, y muerte. Qué cosa más del intento. El Príncipe San Jehudiel cómo místico superior Astro del Empíreo, nos inclina al retiro, donde Dios habla al corazón; nos mueve a las alabanzas del Altísimo a confesar su Santo nombre y nos infunde el temor Santo de Dios, para no ofenderle. Para animarnos a obrar bien, manifiesta en una mano la Corona del premió celestial que nos esta prevenida, así lo ejecutamos y en la otra; mano muestra el negro azote del castigo temporal, o eterno, ir despreciando sus consejos y exhortación, nos aplicarnos a obrar mal. De modo que este Santo Príncipe nos quiere llevar al Cielo casi por fuerza; esto es por bien o por mal, por amor o por temor. ¡O excesiva caridad! ofrezcámosle pues en gratitud el especial culto de este día.
ORACIÓN
O Ministro Soberano de la Providencia Divina, glorioso San Jehudiel, vos sois medio conveniente, proporcionado, y eficaz, por el cual quiere el Señor llevar al Cielo las Almas que crio y redimió. Infundid pues en nuestro corazón el temor Santo de Dios, para qué considerándole Supremo y recto Juez, no le ofendamos jamás. Influid en nuestras Almas, como místico Superior Astro del Empíreo, un Amor de Dios fuerte, y filial, para que como á Padre y sumo bien, le amemos; como a Dios y Criador, le veneremos; como á Señor y Bienhechor, le sirvamos; y como a nuestro Glorificador le obliguemos; sirviéndole con perfección en esta vida para que después le gocemos y alabemos en la eterna. Amen,