martes, 29 de octubre de 2019

CORONA A SAN BENITO





CORONA DEL SANTÍSIMO PATRIARCA SAN BENITO DE NURSIA


Traducido del italiano al español,
por
Dñ. Carlota Luisa de Balle y Cornejo,
Monja Benedictina Claustral del Real Monasterio
de S. Pedro de las Puellas de Barcelona.
BARCELONA.
Imprenta de los Hermanos Torras y Compañía,
Calle de Sta. Ana, número 8.
1851.

INTRODUCCIÓN
Cuan eficaz haya sido hacia Dios la intercesión del gran Patriarca S. Benito lo experimentan los afortunados que saben acudir a su Patrocinio en sus mayores necesidades. Las muchas, y copiosas gracias, que alcanzaron Carlo Magno, Ludovico Pio, S. Enrique Segundo, emperadores, y el Gran Capitán Fernando Consalvo, dejándolos innumerables otros devotos del Santo Patriarca, deben animar a cada uno a merecer con incesantes oraciones un tan poderoso patrocinio. Ciertamente mayorazgo más precioso no supo dejar el Rey Hugo Capeto á su hijo Roberto que esta memorable memoria. 
Specialiter vero tibi inculco, nullo pacto ducem omnium Patrem dico Benedictum á te patiaris divelli, illum apud communem Judicem salutis aditum, tranquilitatis portum, postque carnis obitum securitatis asflum. A fin de que pueda cada uno saciarse de gracias en la Fuente perenne de saludables favores, es universal para todo el convite de San Bruno: ¿Quid dicam de Beato Benedicto? Qui tam egregium nobis puteum fecit, cujus aqua salubérrima atque dulcissima omnibus sitientibus, et bibere volentibus, et refectioni proficit, et saluti. Nullus post Apostolos, et Evangelistas puteus factus est, qui tot nomines satiasset, et a mortis pericuh cunctisque Animas passionibus líberasset.
Para implorar la asistencia de este Santo Abogado, muy acepto a Dios y favorecedor de los hombres, se ponen aquí cinco singularísimos privilegios que obtuvo de Dios; a fin de que se digne enriquecer de gracias a los que le ruegan. Se debe rezar muy devotamente todos los días, y con más fervor particularmente en los cinco martes antes del 21 de marzo, en el cual se celebra la Fiesta del Santo.



L/: Señor abre mis labios
R/: Y mi boca cantara tu alabanza

L/: Dios mío ven en mi auxilio
R/: Señor date prisa en socorrerme



PRIMERA PETICIÓN
Padre nuestro, Ave María, Gloria.
Oh bellísima flor del Paraíso, Padre San Benito, humildemente os ofrezco este Padre nuestro, Ave María, y Gloria Patri, por aquella gracia, con la cual, antes de salir del vientre de vuestra Santa Madre Abundancia, hicisteis patentes las bendiciones de que debíais estar colmado, entonando cánticos de alabanzas al Altísimo. Os suplico que a vuestro ejemplo é intercesión fecundice mi alma con frutos de perfección y perseverancia; a fin de que en el día del juicio pueda oír aquel feliz convite: Venite Benedicti Patris mei. Amen.


SEGUNDA PETICIÓN.
Padre nuestro, Ave María, Gloria.
Oh Santísimo Padre Benedicto, que fuisteis tal de nombre, y de gracia, os ofrezco este Padre nuestro, Ave María y Gloria, por aquella grande perfección que tuvisteis desde la niñez, despreciando el mundo con las pompas y riquezas de vuestra Imperial casa y retirándoos a la soledad, hicisteis una vida angelical, resististeis con heroica fortaleza los pensamientos impuros echándoos entre agudísimas espinas, las cuales en testimonio de vuestro elevado candor, milagrosamente brotaron cándidas Rosas. Os suplico que me alcancéis del Señor, con el verdadero dolor de mis pecados, un firme propósito de no ofenderle jamás, y gran fervor para abrazarme hasta la muerte con las espinas de la santa penitencia. Amen.



TERCERA PETICIÓN
Padre nuestro, Ave María, Gloria.
Primero y Sumo Patriarca Padre San Benito, humildemente os ofrezco este Padre nuestro, Ave María, y Gloria, por aquella gran prerrogativa, que Dios os dio, haciéndoos Reedificados de la Santa Iglesia, Apóstol de Italia, Padre universal de Monjes, Fundador de una Regla la más suave, la más santa, la más perfecta de todas; en virtud de la cual, y por medio de vuestros hijos, enriquecisteis el Cielo con infinitas colonias de Monjes, y la Iglesia de Gloria, Santidad, y Doctrina: os suplico que me concedáis la gracia de vivir como hijo vuestro, para morir con la cierta esperanza de la Gloria que tiene Dios prometida a vuestros imitadores, y devotos. Amen.



CUARTA PETICIÓN
Padre nuestro, Ave María, Gloria.
Oh taumaturgo admirable Padre S. Benito, humildemente os ofrezco este Padre nuestro, Ave María, y Gloria, por aquella gran virtud con que os enriqueció Dios, estando adornado de las gracias, dones y perfecciones de todos los Santos; y con el don de hacer milagros tan estupendos, que fuisteis comparado a los Apóstoles, y Profetas, y de haber sido digno por vuestra Santidad de participar aun en esta vida de la beatitud, y clara intuitiva Visión de Dios, y de todo el mundo en él: os suplico que me alcancéis la abundancia de la Divina gracia, a fin de que no suspire por otra cosa en este mundo, que el goce perfecto del amor unitivo de Dios. Amen.



QUINTA PETICIÓN
Padre nuestro, Ave María, Gloria.
Oh luz clarísima del mundo Padre San Benito, os ofrezco este Padre nuestro, Ave María, y Gloria, por vuestro felicísimo tránsito a la eterna vida  y previendo vuestra muerte os hicisteis llevar a la Iglesia, estando en pie orando, dispuesto con los Santos Sacramentos, dulcemente espirasteis en los brazos de vuestros discípulos, volando vuestra preciosa Alma acompañada en Ángeles, y de vuestros hijos al Trono de Dios, por ' un camino adornado de gloriosos trofeos de vuestras glorias, y de Esplendidísimos resplandores de tan copiosas gracias, y fué colocada entre la Jerarquía de los Apóstoles; como que se debían llenar las sillas bienaventuradas del infinito número de vuestros hijos. Os suplico que me asistáis en la hora de mi muerte, a fin de que, resistiendo a las asechanzas del infernal enemigo, pueda con el Nombre de Jesús, María, y Benito espirar, e ir a gozar de vuestra feliz compañía por toda la eternidad. Amen.


PETICIÓN
Oh Augustísimo Padre, y Patriarca Benito, esperanza, y consuelo de todos los que a vos acuden, postrado ante vos con todo el corazón me entrego a vuestra protección; rogándoos por vuestros grandes méritos, que me amparéis y defendáis de todo lo que pueda impedirme la perfección de mi estado; y por vuestra bondad me alcancéis que con lágrimas de verdadera contrición llore mis pecados, con los cuales desde la niñez tengo provocada la ira de Dios, y merezca alcanzar el perdón de ellos, para que jamás me separe del Señor, Sí, sí, hacedlo, Padre mío, para poder estar en compañía de la innumerable multitud de vuestros hijos, y alabar por toda la eternidad con vos la Divina Majestad.




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