lunes, 7 de octubre de 2019

OFICIO PARVO DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN



OFICIO  PARVO DE NUESTRO PADRE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN



MAITINES

L/: Dulce Jesús, por la oración de Domingo.
R/: Danos, hallar gracia en tu presencia.

L/: Señor, abrirás mis labios.
R/: Y mi boca anunciará tus alabanzas.

L/: Dios mío, atiende a mi socorro.
R/: Señor, ayúdame prontamente.

L/: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R/: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Así sea. Aleluya.


Desde septuagésima hasta Resurrección no se dice Aleluya, sino: Alabado seas, Señor, Rey de eterna gloria.


INVITATORIO
Alabemos a nuestro Dios, En la memoria
de Santo Domingo.
Venid, regocijémonos en el Señor, cantemos
alegres a Dios Salvador nuestro;
corramos a encontrarle con alabanzas,
y cantémosle alegres con salmos.
Alabemos a nuestro Dios, En la memoria
de Santo Domingo.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo. Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Así sea.

En la memoria de Santo Domingo: Alabemos a nuestro Dios, En la memoria de Santo Domingo.


HIMNO
El nuevo atleta del Señor Domingo
Loado sea, pues su nombre santo
Con sus empresas se conforma tanto,
Hecho un apóstol.
De la pureza virginal amante
La flor guardaba sin lesión: su mente
Ardía cual hacha por la turba ingente
Que perecía.
A tí, Dios Santo, uno y trino siempre
La gloria y honra y alabanza sean:
Haz por Domingo que sus hijos vean
Tu ínclita gloria. Así sea.



Antífona: Conservando intacta la flor de la castidad, llegó a la pureza de una vida sin mancha.


Salmo 1.
Bienaventurado aquel varón que no
se deja llevar de los consejos de los malos,
ni se detiene en el camino de los
pecadores, ni se asienta en la cátedra
pestilencial de los libertinos.
Sino que tiene puesta toda su voluntad
en la ley del Señor, y está meditando
en ella día y noche.
Y será como el árbol plantado junto
á las corrientes de las aguas, el cual dará
su fruto en el debido tiempo.
Y cuya hoja no caerá nunca; y cuanto
él hiciere tendrá próspero efecto.
Por tanto, no prevalecerán los impíos
en juicio; ni los pecadores estarán en
la asamblea de los justos.
Porque conoce el Señor y premia el
proceder de los justos; más la senda de
los impíos terminarán en la perdición.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Así sea.


Antífona: Conservando intacta la flor de la castidad, llegó a la pureza de una vida sin mancha.

L/: El Señor condujo al justo por caminos seguros.
R/: Y le mostró el reino de Dios.

Padre nuestro (en voz baja.)

L/: Y no nos dejes caer en la tentación.
R/:  Mas líbranos de mal. Manda, padre, echar la bendición.

Bendición: Que nuestro Bienaventurado Padre Santo Domingo haga por nosotros fervientes plegarias.
R/: Así sea.



LECCIÓN I
Misericordioso Padre Domingo, nuestro padre y nuestro esclarecido guía, no desdeñes tu obra; antes bien óyenos en el día en que te invocamos; y por la gran piedad que te distingue, líbranos de la servidumbre de los enemigos visibles e invisibles. Y tú, Señor, ten misericordia de nosotros.

R/: Á Dios gracias.
R/: Dichosa vid de cuyo renuevo tanto fruto reporta el mundo; Copa vital que sacia al pueblo, vino del cielo.


L/: Con la abundancia del pámpano circuye del mundo el ámbito.
R/: Copa vital que sacia al pueblo, vino del cielo.

Manda, padre, echar la bendición.

Bendición: Nuestro dulce Padre Domingo nos socorra en toda tribulación y toda angustia.
R/: Así sea.



LECCIÓN II
Oh Santo Padre Domingo, levántate y sigue con amor las huellas del Salvador! Reconcilia con Cristo por la eficacia de tus santas y piadosas oraciones, a los que ves que han ofendido con sus culpas los ojos del Creador: alcánzanos el perdón de nuestros pecados, el descanso de nuestras almas, y las delicias del cielo. Y tú, Señor, ten misericordia de nosotros.

R/: A Dios gracias.
R/: Los coros angélicos aplauden al que asciende del valle de este mundo engañador. Dulce Jesús, por la oración de Domingo, danos hallar gracia en tu presencia.

L/: Por quien a muchos de la muerte libras, remítenos las penas contraídas.
R/: Dulce Jesús, por la oración de Domingo, danos hallar gracia en tu presencia.

Manda, padre, echar la bendición.


Bendición: Que el Padre y guía de los Predicadores nos conduzca a la sociedad de los celestiales moradores.
R/: Así sea.




LECCIÓN III
Oh dulcísimo Padre Santo Domingo, ten compasión de los afligidos, ten compasión de los pobres viajeros desterrados que caminan hacia el cielo; no desdeñes nuestras humildes plegarias, antes bien líbranos de todos los peligros, y trasládanos por tus santas oraciones al reino de la seguridad y de la paz. Y tú, Señor, ten misericordia de nosotros.

R/: Á Dios gracias.
R/: O admirable esperanza, la que diste a los que te lloraban a la hora de la muerte, prometiéndoles que después de tu tránsito, vendrías en ayuda de tus Hermanos. Cumple, o Padre, lo que has dicho, socorriéndonos con tus plegarias.

L/: Pues fuiste tan esclarecido en milagros para enfermedades corporales, cura nuestras almas enfermas, alcanzándoles la gracia de Cristo.
R/: Cumple, o Padre, lo que has dicho, socorriéndonos con tus plegarias.

L/: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/: Cumple, o Padre, lo que has dicho, socorriéndonos con tus plegarias.



CÁNTICO DE ACCIÓN DE GRACIAS
Á tí ¡O Dios! alabamos,
y universal Señor te confesamos.
Á tí la tierra entera
Padre Eterno te llama, y te venera.
Á tí llenos de anhelo
las Potestades y Ángeles del cielo;
Los altos Querubines,
y los puros ardientes Serafines, 
Que en amor fervoroso se derriten,
en incesantes himnos te repiten;
Con reverente canto,
Santo, Santo, Señor, tres veces Santo.
Dios sumo, fulminante,
Señor de los ejércitos triunfante.
Con lengua respetuosa
Publican con decoro
de tus fieles apóstoles el coro;
Tus Profetas sagrados,
y tus mártires fuertes y esforzados,
Alaban incesantes tu grandeza,
la Iglesia nuestra madre te confiesa,
Y adora reverente
á tí, ¡o Padre y Señor omnipotente!
A tí, Hijo verdadero y adorable,
y á tí, divino Espíritu inefable.
Tú eres el Rey de gloria, Cristo amado,
y del Eterno Padre Hijo engendrado.
Tú por librar los hombres encarnaste
y el seno de una Virgen preparaste.
Tú con la muerte cruel que padeciste,
el. reino de los cielos les abriste.
Tú a la diestra de Dios estás sentado,
y que a juzgar vendrás has revelado.
Socorre pues, Jesús, compadecido
á los que con tu sangre has redimido.
Haz que te amen, que fieles perseveren,
y en tu gloria entre Santos se numeren.
Salva a tu pueblo, pues hiciste aprecio
de una heredad que costó tal precio.
Agrádete regirla,
y hasta la eterna gloria conducirla.
Cada día, mi Dios, gracias te damos,
y tu nombre alabamos.
Líbranos del pecado en este día,
piedad, piedad te clama la voz mía.
Imploro tu piedad en confianza
de que tú la darás a mi esperanza.
Señor, en tí he esperado, Dios clemente,
no permitas que muera eternamente.

L/: Ruega por nosotros, Bienaventurado Padre Domingo.
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.






LAUDES

L/: Dios mío, atiende a mi socorro.
R/: Señor, ayúdame prontamente.

L/: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos Así sea. Aleluya, o Alabado seas, Señor, Rey de eterna gloria.



Antífona: Piadoso Padre Domingo, acuérdate de tu obra; súplica ante el Juez supremo por la congregación de tus pobres siervos.


Salmo 2.
¿Por qué causa se han embravecido
tanto las naciones y los pueblos maquinan
vanos proyectos?
Hanse coligado los reyes de la tierra,
y se han con Federado los príncipes, contra
el Señor y contra su Cristo.
Rompamos, dijeron, sus ataduras, y
sacudamos lejos de nosotros su yugo.
Mas aquel que reside en los cielos se
burlará de ellos; se mofará de ellos el
Señor.
Entonces les hablará él en su indignación,
y los llenará de terror con su saña.
Mas yo he sitio por él constituido rey
sobre Sion su santo monte, para predicar
su ley.
A mí me dijo el Señor: Tú eres mi
hijo; yo te engendré hoy.
Pídeme y te daré las naciones en herencia
tuya, y extenderé tu dominio hasta
los extremos de la tierra.
Regirlos has con cetro de hierro; y
si te resisten, los desmenuzarás como un
vaso de barro.
Ahora, pues, o reyes, entended: sed instruidos
vosotros los que juzgáis la tierra.
Servid al Señor con temor, y regocijaos
en él poseídos siempre de un temblor
santo.
Abrazad la buena doctrina; no sea que
al fin se irrite el Señor, y perezcáis descarriados
de la senda de la justicia.
Porque cuando de aquí a poco se i inflamare
su ira, bienaventurados todos
aquellos que ponen en él su confianza.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Así sea.

Antífona: Piadoso Padre Domingo, acuérdate de tu obra; súplica ante el Juez supremo por la congregación de tus pobres siervos.



CAPÍTULA. Ecle. 50.
Como el lucero de la mañana entre tinieblas, y como resplandece la luna en tiempo de su plenitud, y como el sol refulgente, así brilló éste en el templo de Dios.
R/: A Dios gracias.



HIMNO
Bajo las plantas vencedor hollando
El falaz mundo, con la gracia santa
De Cristo armado, bate, vence espanta
Los enemigos.
Con sus palabras y milagros prueba
Su misión: luego por el orbe envía
Á los hermanos: el de noche y día
Ora con llanto.
Á tí, Dios Santo, uno y trino siempre
La gloria y honra y alabanza sean:
Haz por Domingo, que sus hijos vean
Tu ínclita gloria. Así sea.

L/: El justo brotará como el lirio.
R/: Y florecerá eternamente ante al Señor.



Antífona: Bendito sea el Redentor de todos los hombres, que, proveyendo a la salud de todos, dio al mundo a Santo Domingo.


CÁNTICO DE ZACARÍAS
Bendito sea el Señor Dios de Israel, porque se
dignó visitar y redimir a su pueblo:
Y estableció el imperio de nuestra salvación,
en la casa de David su siervo.
Como lo había prometido por boca de los San
tos, que nos precedieron, sus profetas:
Que nos salvaría de nuestros enemigos, y del
poder de cuantos nos aborrecieron:
Para manifestar su bondad con nuestros padres,
y que tenía presente la promesa santa que les había hecho;
Aquel juramento que hizo a nuestro padre Abraham,
que nos le cumpliría á su tiempo:
Para que, sin temor, libres de nuestros enemigos, le sirvamos,
En santidad y justicia en su presencia, "todos
los días de nuestra vida.
Y tú, hijo mío, serás llamado Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a prepararle
sus caminos:
A enseñará su pueblo la ciencia de la salvación,
para alcanzar la remisión de sus pecados.
Por las entrañas de misericordia de nuestro
Dios, " por las cuales tuvo por bien de visitarnos
desde lo alto.
Para alumbrar a los que estaban sentados en las
tinieblas y sombra de muerte," y dirigir nuestros
pasos al camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Por los siglos de los siglos. Amen.

Antífona: Bendito sea el Redentor de todos los hombres, que, proveyendo a la salud de todos, dio al mundo a Santo Domingo.

L/: Señor, oye mi oración.
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.


Oremos: Oh Dios, que te has dignado iluminar tu Santa Iglesia con los méritos y doctrina de nuestro Bienaventurado Padre Santo Domingo, tu confesor; concédele por su intercesión, que nunca le falte los auxilios temporales, y eme siempre reciba espirituales incrementos. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que, siendo Dios, vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
R/: Así sea.

L/: Señor, oye mi oración.
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.

L/: Bendigamos al Señor.
R/: A Dios gracias.





PRIMA

L/: Dulce Jesús, por la oración de Domingo.
R/: Danos hallar gracia en tu presencia.

L/: Dios mío, atiende a mi socorro.
R/: Señor, ayúdame prontamente.

L/: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Así sea. Aleluya; o después de septuagésima: Alabado seas, Señor, Rey de eterna gloria.



HIMNO
Al gran Domingo con sonoras voces
Hoy nuestro coro su cantar dedique,
Con himno nuevo que el placer publique
De nuestras almas.
Á tí, Dios Santo, uno y trino siempre
La gloria y honra y alabanza sean:
Haz por Domingo que sus hijos vean
Tu ínclita gloria. Así sea.

Antífona: Ved aquí el día feliz en que el Bienaventurado Domingo entra triunfante en los pórticos de la corte celestial.


Salmo 3.
¡Ah Señor! ¿Cómo es que se han aumentado
tanto mis perseguidores? Son
muchísimos los que se han revelado contra
mí.
Muchos dicen de mí: ya no tiene que
esperar de su Dios salvación o amparo.
Pero tú, o Señor, tú eres mi protector,
mi gloria, y el que me haces levantar
cabeza.
Á voces clamé al Señor, y él me oyó
benigno- desde su santo monte.
Yo me dormí, y me entregué a un
profundo sueño; y me levanté, porque
el Señor me tomó bajo su amparo.
No temeré pues a ese ¡numerable gentío
que me tiene cercado: levántate, o
Señor, sálvame tú, Dios mío.
Pues tú has castigado a todos los que
sin razón me hacen guerra: les has quebrantado
á los pecadores los dientes.
Del Señor nos viene la salvación; y
tú, o Dios mío, bendecirás a tu pueblo.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Así sea.

Antífona: Ved aquí el día feliz en que el Bienaventurado Domingo entra triunfante en los pórticos de la corte celestial.


CAPÍTULA. Ecl. 45.
Amado de Dios y de los hombres, cuya memoria se conserva en bendición, hízose el Señor semejante en la gloria a los Santos.

R/: Á Dios gracias.

L/: Jesucristo, Hijo de Dios vivo, por la oración de Domingo.
R/: Danos hallar gracia en tu presencia.

L/: Señor, oye mi oración,
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.


Oremos: Oh Dios, que te has dignado iluminar tu Santa Iglesia con los méritos y doctrina de nuestro Bienaventurado Padre Santo Domingo, tu confesor; concédele por su intercesión, que nunca le falten los auxilios temporales y que siempre reciba espirituales incrementos. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que, siendo Dios, vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
R/: Así sea.

L/: Señor, oye mí oración.
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.

L/: Bendigamos al Señor.
R/: A Dios gracias.






TERCIA

L/: Dulce Jesús, por la oración de Domingo.
R/: Danos hallar gracia en tu presencia.

L/: Dios mío, atiende a mi socorro.
R/: Señor, ayúdame prontamente.

L/: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Así sea. Aleluya, o bien: Alabado seas, Señor, Rey de eterna gloria.



HIMNO
Cual una estrella se presenta al mundo,
Que ya su ocaso con temor veía;
Y a los cautivos de la culpa impía
Rompe los grillos.
A tí, Dios Santo, uno y trino siempre
La gloria y honra y alabanza sean:
Haz por Domingo que sus hijos vean
Tu ínclita gloria. Así sea.


Antífona: Pobre de dinero, más rico por la pureza de su vida, recibe en premio de su pobreza los tesoros del cielo.


Salmo 14.
¡Ahí Señor, ¿quién morará en tu celestial
tabernáculo? o quién descansará
en tu santo monte?
Aquel que vive sin mancilla, y obra
rectamente.
Aquel que habla la verdad que tiene
en su corazón, y no ha forjado ningún
dolo con su lengua.
Ni ha hecho mal a sus prójimos, ni
ha consentido que fuesen infamados.
El que en su estimación reputa al malvado
por una nonada; más honra a aquellos
que temen al Señor.
Que, si hace juramento a su prójimo,
no le engaña; que no da su dinero á
usura: ni se deja cohechar contra el inocente.
Quien así se porta, no será conmovido
por toda la eternidad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Así sea.


Antífona: Pobre de dinero, más rico por la pureza de su vida, recibe en premio de su pobreza los tesoros del cielo.



CAPITULA. Ecl. 50.
Como el lucero de la mañana entre tinieblas, y como resplandece la luna en tiempo de su plenitud, y como el sol refulgente, así brilló éste en el templo de Dios.
R/: A Dios gracias.

L/: Santo Padre Domingo, oye los ruegos de tus siervos.
R/: Y procúranos por tu intercesión la misericordia de los cielos.

L/: Señor, oye mi oración.
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.


Oremos: Oh Dios, que te has dignado iluminar tu Santa Iglesia con los méritos y doctrina de nuestro Bienaventurado Padre Santo Domingo, tu confesor; concédele por su intercesión, que nunca le falten los auxilios temporales y que siempre reciba espirituales incrementos. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo; que siendo Dios, vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.


L/: Señor, oye mi oración.
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.

L/: Bendigamos al Señor.
R/: A Dios gracias.





SEXTA

L/: Dulce Jesús, por la oración de Domingo.
R/: Danos hallar gracia en tu presencia.

L/: Dios mío, atiende a mi socorro.
R/: Señor, ayúdame prontamente.

L/: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Así sea. Aleluya o Alabado seas, Señor, Rey de eterna gloria.



HIMNO
Del Evangelio la semilla esparce
Por todo el orbe, y doquier deshecha
La impiedad yace, y el cimiento echa
A nueva orden.
A tí, Dios Santo, uno y trino siempre
La gloria y honra y alabanza sean:
Haz por Domingo que sus hijos vean
Tu ínclita gloria. Así sea.


Antífona: Una escalera dirigida hacia el cielo se manifiesta a un hermano, la cual se eleva, subiendo por ella el Padre.


Salmo 20.
O Señor, en tu gran poder hallará el
rey su alegría, y saltará de extremado
gozo por la salvación que le has enviado.
Tú le has cumplido el deseo de su
corazón, y no has frustrado los ruegos
que formaron sus labios.
Antes te has anticipado a él con bendiciones
amorosas: pusístele sobre la cabeza
una corona de piedras preciosas.
Te pidió vida, y tú le has concedido
alargar sus días por los siglos de los siglos.
Grande es su gloria por la salvación
que le has dado: aun le revestirás de
una gloria y esplendor mucho más grande.
Porque tú harás que él sea bendición
eterna: colmarásle de gozo con solo mostrarle
tu rostro.
Por cuanto el rey tiene puesta su con fianza en el Señor: por lo mismo descansará
inmoble en la misericordia del
Altísimo.
Alcance tu poderosa mano a todos tus
enemigos: descargue tu diestra sobre todos
los que te aborrecen.
En mostrándoles tu rostro, liarás de
ellos como un horno encendido: airado
el Señor los pondrá en consternación, y
el fuego los devorará.
Extirparás su descendencia de sobre
la faz de la tierra, y quitarás su raza
de entre los hijos de los hombres.
Porque urdieron contra tí maldades:
forjaron designios que no pudieron ejecutar.
Tú empero los pondrás en fuga, y tendrás
aparejadas contra ellas las flechas
de tu arco.
Ensálzate, Señor, con tu poder infinito:
que nosotros celebraremos con cánticos
o himnos tus maravillas.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos.
Así sea.

Antífona: Una escalera dirigida hacia el cielo se manifiesta a un hermano, la cual se eleva, subiendo por ella el Padre.



CAPÍTULA. Jos. 59.
El espíritu mío que está en tí, y las palabras mías que puse yo en tu boca, no se apartarán de tus labios, ni de la boca de tus hijos, dice el Señor, desde ahora para siempre.

R/: Á Dios gracias.

L/: Piadoso Padre Domingo, acuérdate de tu obra.
R/: Suplica ante el Juez supremo por la congregación de sus pobres siervos.

L/: Señor, oye mi oración.
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.


Oremos: O Dios, que te has dignado iluminar a tu Santa Iglesia con los méritos y doctrina de nuestro Bienaventurado Padre Santo Domingo, tu confesor; concédele por su intercesión, que nunca le falten los auxilios temporales y que siempre reciba espirituales incrementos. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que, siendo Dios, vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
R/: Así sea.

L/: Señor, oye mi oración,
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.

L/: Bendigamos al Señor,
R/: A Dios gracias.





NONA


L/: Dulce Jesús, por la oración de Domingo.
R/: Danos hallar gracia en tu presencia.


L/: Dios mío, atiende a mi socorro.
R/: Señor, ayúdame prontamente.


L/: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Así sea. Aleluya. Después de septugésirna: Alabado seas, Señor, Rey de eterna gloria.



HIMNO
Esta es aquella pequeñita fuente
Del rio claro, que admirado el mundo
Ve tan crecido, y en su cáuz profundo
Bebe la vida.
Á tí, Dios Santo, uno y trino siempre
La gloria y honra y alabanza sean:
Haz por Domingo que sus hijos vean
Tu ínclita gloria. Así sea.

Antífona: brilla en el coro de las vírgenes el Doctor de la verdad; y lleva entre los escogidos doble corona de gloria.


Salmo 23.
Del Señor es la tierra, y cuanto ella
contiene: el mundo, y todos sus habitadores.
Porque él la estableció superior a los
mares, y la colocó más alta que los ríos.
¿Quién subirá al monte del Señor? ¿0
quién podrá estar en su santuario?
El que tiene puras las manos y limpio
el corazón: el que no ha recibido
en vano su alma, ni hecho juramentos
engañosos a su prójimo.
Este es el que obtendrá la bendición
del Señor, y Ja misericordia de Dios su
salvador.
Tal es el linaje de los que le buscan,
de los que anhelan por ver el rostro del
Dios de Jacob.
Levantad, o príncipes, vuestras puertas,
y elevaos vosotras, o puertas de la
eternidad; y entrará el Rey de la gloria.
¿Quiénes este Rey de la gloria? Es el
Señor fuerte y poderoso: el Señor poderoso
en las batallas.
Levantad, o príncipes, vuestras puertas,
y elevaos vosotras, o puertas de la
eternidad: y entrará el Rey de la gloria.
¿Quién es este Rey de la gloria? El
Señor de los ejércitos, ese es el Rey de
la gloria.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Así sea.

Antífona: brilla en el coro de las vírgenes el Doctor de la verdad; y lleva entre los escogidos doble corona de gloria.


CAPITULA. Malac. II.
Ley de verdad hubo en su boca, y no fué hallada maldad en sus labios: en paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos apartó de la iniquidad.
R/: A Dios gracias.

L/: Cumple, o Padre, lo que has dicho.
R/: Socorriéndonos con tus plegarias.

L/: Señor, oye mi oración.
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.


Oremos: Oh Dios, que te has dignado iluminar tu Santa Iglesia con los méritos y doctrina de nuestro Bienaventurado Padre Santo Domingo, tu confesor; concédele por su intercesión, que nunca le falten los auxilios temporales y que siempre reciba espirituales incrementos. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que, siendo Dios, vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

R/: Así sea.

L/: Señor, oye mi oración.
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.

L/: Bendigamos al Señor.
R/: A Dios gracias.






VÍSPERAS

L/: Dulce Jesús, por la oración de Domingo.
R/: Danos hallar gracia en tu presencia.

L/: Dios mío, atiende a mi socorro.
R/: Señor, ayúdame prontamente.

L/: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Así sea. Aleluya. Después de septugésirna: Alabado seas, Señor, Rey de eterna gloria.


Antífona: El que teme al Señor pone toda su afición en cumplir sus mandamientos.


Salmo 111.
Bienaventurado el hombre que teme
al Señor: y que toda su afición la pone
en cumplir sus mandamientos.
Poderosa será sobre la tierra la descendencia
suya: bendita será la generación
de los justos.
Gloria y riquezas habrá en su casa, y
su justicia durará eternamente.
Ha nacido entre las tinieblas la luz
para los de corazón recto; el misericordioso,
el benigno, el justo.
Dichoso es el hombre que se compadece,
y da prestado al pobre; y que dispensa
sus palabras con discreción: porque
éste tal jamás resbalará.
El justo vivirá eternamente en la memoria
de Dios y de los hombres; no temerá
la mala fama.
Su corazón está siempre dispuesto á
esperar en el Señor: fortalecido está su
corazón: no vacilará el justo y mirará
con desprecio a sus enemigos.
Derramó a manos llenas sus bienes entro
los pobres: su justicia permanece eternamente:
su fortaleza será exaltada con
gloria.
Verálo el pecador, y se irritará: rechinará
los dientes, y se consumirá; pero
los deseos y esfuerzos de los pecadores
se desvanecerán como el humo.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Así sea.

Antífona: El que teme al Señor pone toda su afición en cumplir sus mandamientos.


CAPITULA, Ecle. 50.
Como lucero de la mañana entre tinieblas, y como resplandece la luna en tiempo de su plenitud, y como el sol refulgente, así brilló éste en el templo de Dios.
R/: A Dios gracias.



HIMNO
Gózate, Madre, del Cordero Esposa,
Y el día festivo con placer renueva,
Tú que los gozos de una prole nueva
Llevas al cielo.
Domingo Padre y adalid y norte
De los que a Cristo con valor predican
Reina en los cielos, y su honor predican
Todas las gentes.
Á tí, Dios Santo, uno y trino siempre
La gloria y honra y alabanza sean:
Haz por Domingo que sus hijos vean
Tu ínclita gloria. Así sea.

L/: Ruega por nosotros, Bienaventurado Padre Domingo.
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.


Antífona: Gran Santo Domingo Padre nuestro, únenos á tí en la hora de la muerte, y míranos siempre aquí abajo con ojo favorable.


Cántico de la B. V. María.
Mi alma engrandece al Señor,
Y mi espíritu se alegró en Dios mi salud.
Porque se dignó poner sus ojos en la pequeñez
de su esclava, "y por esto me llamarán bienaventurada todas las naciones de la tierra. E hizo en mí grandes cosas el Todopoderoso,"
y su nombre es santo.
Y su misericordia se extiende de generación en
generación a todos los que le temen.
Hizo alarde del poder de su brazo, "trastornó
todos los designios y trazas de los soberbios.
Derribó de sus sillas a los poderosos, y ensalzó
á los humildes.
Colmó de bienes a los necesitados, y dejó va
cíos a los ricos.
Recibió Israel a su Dios hecho hombre, no
olvidado de su misericordia.
Así como lo había prometido a nuestros padres,"
Abraham y sus descendientes, por todos los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu santo.
Por los siglos de los siglos. Amen.


Antífona: Gran Santo Domingo Padre nuestro, únenos á tí en la hora de la muerte, y míranos siempre aquí abajo con ojo favorable.

L/: Señor, oye mi oración,
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.


Oremos: Oh Dios, que te has dignado iluminar tu Santa Iglesia con los méritos y doctrina de nuestro Bienaventurado Padre Santo Domingo, tu confesor, concédele por su intercesión, que nunca le falten los auxilios temporales y que siempre reciba espirituales incrementos. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que, siendo Dios, vive v reina contigo en unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
R/: Así sea.


L/: Señor, oye mi oración.
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.

L/: Bendigamos al Señor.
R/: A Dios gracias.






COMPLETAS

L/: Dulce Jesús, por la oración de Domingo.
R/: Danos hallar gracia en tu presencia.

L/: Dios mío, atiende a mi socorro.
R/: Señor, ayúdame prontamente.

L/: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Así sea. Aleluya. Después de septugésirna: Alabado seas, Señor, Rey de eterna gloria.


Antífona: Libre de los lazos de la carne entra en el gozo del cielo, para saciarse de las delicias que siempre había apetecido.


Salmo 133.
Ea pues bendecid al Señor, ahora mismo
vosotros todos, siervos del Señor.
Vosotros los que asistís en la casa del
Señor, en los atrios del templo de nuestro
Dios.
Levantad por las noches vuestras manos
hacia el santuario, y alabad al Señor.
Bendígate desde Sión el Señor que crió
el cielo y la tierra.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Así
sea.

Antífona: Libre de los lazos de la carne entra en el gozo del cielo, para saciarse de las delicias que siempre había apetecido.



CAPÍTULA. Ecle. 15.
En medio de la Iglesia le abrió el Señor la boca, llenándole del espíritu de sabiduría y de inteligencia, y revistiéndole de un manto que le cubre de gloria,

R/: A Dios gracias.


HIMNO
De las prisiones de la carne libre
Voló al Empíreo, do de estola regia,
El que fué pobre, con belleza egregia
Y ese adornado.
De su sepulcro la fragancia rara,
Y sus milagros por la tierra extensa,'
Dicen la honra que el Señor dispensa
Siempre a sus siervos.
A tí, Dios Santo, uno y trino siempre
La gloria y honra y alabanza sean:
Haz por Domingo que sus hijos vean,
Tu ínclita gloria. Así sea.


L/: Guárdanos Bienaventurado Padre Domingo, como la pupila del ojo.
R/: Protégenos bajo la sombra de tus alas.



Cántico de Simeón
Ahora, Señor, dejas tu siervo en paz, según
la promesa de tu palabra;
Porque ya han visto mis ojos tu salud.
La cual aparejaste " á presencia de todos los
pueblos.
Y será luz para que sean alumbradas las gentes,"
y para gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu santo.
Por los siglos de los siglos. Amen.

Antífona: Oh luz de la Iglesia, doctor de la verdad, rosa de sabiduría, marfil de castidad, nos has dado graciosamente las aguas de la ciencia celestial; retinemos, apóstol de la gracia, a los Bienaventurados.

L/: Señor, oye mi oración.
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.


Oremos: Oh Dios, que te has dignado iluminar tu Santa Iglesia con los méritos y doctrina de nuestro Bienaventurado P. Santo Domingo, tu confesor; concédele por su intercesión, que nunca le falten los auxilios temporales y que siempre reciba espirituales incrementos. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que, siendo Dios, vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Así sea.


L/: Señor, oye mi oración.
R/: Y mi clamor llegue hasta tí.

L/: Bendigamos al Señor.
R/: A Dios gracias.



LA SALVE
Dios te salve, reina y madre de misericordia, vida y dulzura, esperanza nuestra. Dios te salve; á tí llamamos los desterrados hijos de Eva; á tí suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas: Ea, pues, Señora, abogada nuestra; vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!

L/: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oremos: Dios todopoderoso y sempiterno, que por la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen María para que fuese morada digna de tu Hijo: haz que la misma Señora, cuya memoria nos alegra, nos libre por su piadosa intercesión de los males presentes y de la muerte eterna. Por Jesucristo Señor nuestro.

R/: Así sea.


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