OFICIO PARVO AL PATRIARCA SAN JOSÉ
MAITINES
Padre nuestro, Ave María y Credo.
L/: ¡Dios mío, venid en mi ayuda!
R/: ¡Señor, apresuraos a socorrerme!
L/: ¡Glorioso san José, sed nuestro protector durante nuestra vida!
R/: ¡Y singularmente en la hora de nuestra muerte!
L/: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu santo!
R/: Como es ahora y será por los siglos de los siglos. Así sea.
HIMNO
Antes, José, de nacido
Del casto seno materno,
El consejo del Eterno
Sobre Tí estaba cumplido.
Cual el lucero del día
Disipa nocturnas sombras,
Con tu luz al mundo asombras
Que entre tinieblas yacía.
Por una divina alianza
Tu nacimiento a ser vino
La gloria de tu destino
Y del mundo la esperanza.
Pues que en solo corazón
De tu Esposa idolatrada
Halló Jehová preparada
De su Hijo digna mansión.
ANTÍFONA
Yo te saludo, Patriarca glorioso,
Y te suplico recibas bondadoso
Ofrenda humilde de mi tierno amor,
Y que mi pecho en tu amor abrasado
Viva ¡oh sí! siempre de Tí enamorado
Y de la Madre de mi Salvador.
L/: Rogad por nosotros, glorioso san José
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN: Dios mío, os suplicamos que, por vuestra bondad y por la intercesión de san José, nos concedáis una santa vida y una buena muerte, y el que mantengamos siempre en nuestro corazón un vivo horror al pecado: y os lo pedimos por los méritos de Jesucristo que vive y reina con Vos en unión del Espíritu santo Dios por los siglos de los siglos. Así sea.
LAUDES
Padre nuestro y Ave María
L/: ¡Dios mío, venid en mi ayuda!
R/: Señor, apresuraos... como á Maitines.
HIMNO
De María y su Hijo adorables
Hermosura igual no la habrá;
Y a más son los dos tan amables
Que en pos de ellos mi alma se va.
¿Y quién comparársele puede
¿En virtud al justo José?
Nadie, sí, que atrás no se quede
Con solo mirar lo que fué.
Solo él de una Virgen y Madre
El Esposo ser mereció,
Y el tan dulce nombre de padre
Jesús cuando niño le dió.
En tu poderío confiado
Acudo de hoy más reverente,
Seguro de ser escuchado
De Tí que eres pio y potente.
ANTÍFONA
Tiene, o José, a todo un Dios por tesoro
¡En su regazo tu esposa María!
¿Qué mucho pues si sus gracias imploro
¿Cuándo el cielo á Tí los dos te confía?
No recuses, no, los ruegos del hombre
Que a invocar viene el poder de tu nombre.
El versículo y la oración como á Maitines:
Luego después dígase:
L/: El Señor nos dé su paz.
R/: Y la vida eterna. Así sea.
Récese la Salve Regina, y en seguida la siguiente:
ORACIÓN: Omnipotente eterno Dios, que, con la cooperación del Espíritu santo, preparasteis el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María, concedednos el que, por la poderosa intercesión de aquella con cuya memoria nos alegramos, seamos libres de los males presentes y de la muerte eterna. Por Cristo nuestro Señor. Así sea.
PRIMA
Padre nuestro, Ave Marta y Credo.
L/: ¡Dios mío, venid en mi ayuda!
R/: Señor, apresuraos... como á Maitines.
HIMNO
¿Y es la estrella rutilante
¿Que sigue al astro del día?
Ante la estrella María
Su fulgor pierde al instante.
Pues por ella iluminado
Tal luz difunde su Esposo,
Que el sol huye presuroso
Para no verse eclipsado.
No es posible tenga igual
De esta luz la viva llama,
Que un poder divino inflama
De una manera especial.
Pues Jesús, el Sol de amor,
Al salir del casto seno,
En su rostro dió de lleno
Con todo su resplandor.
ANTÍFONA
¡Oh! ¡qué mortal fué más digno de gloria
Que José, que sobre todos descuella
¡En virtudes, en honor y grandeza!...
Jesús fué el fruto de su Esposa bella,
Que en el altar nos legó por memoria
De su gran amor la mayor fineza.
El versículo y la oración como á Maitines.
TERCIA
Padre nuestro y Ave María.
L/: ¡Dios mío, venid en mi ayuda!
R /: Señor, apresuraos... como á Maitines.
Himno
Allá dentro el Arca santa,
Que es el seno de María,
Va a buscarte el alma mía
A quien tu humildad encanta.
Te retienen en prisión
De tu amor ¡ah! las cadenas;
¡Oh! y qué alivio da á las penas,
¡Buen Jesús, tu Corazón!
Mas yo ingrato pecador
Que asesiné mi conciencia,
Acercarme a tu presencia
¡Cómo me atrevo, Señor!
Es que unido al corazón
De mi José que te adora,
A Tí yo me ofrezco ahora,
Esperando en tu perdón.
ANTÍFONA
O Tú, José, a quien Jesús respetaba
Como el padre fiel que el cielo le diera,
Y a quien María también veneraba
Porque heroicas virtudes en Ti vieran,
Ya desde hoy mismo hasta la postrera hora
Por nosotros sin cesar les implora.
El versículo y la oración como a Maitines.
SEXTA
Padre nuestro y Ave María.
L/: ¡Dios mío, venid en mi ayuda!
R/: Señor, apresuraos...
HIMNO
¡Cuán dichoso, José, fuiste
Durante toda tu vida!
Con una Esposa querida
Los cuidados compartiste.
Y esta esposa era María,
Que a tus brazos traspasaba
El Sol, que al mundo alumbraba
Mas que el sol del mediodía.
De esta luz haz que refleje
Un rayo a mi entendimiento,
Para que a cada momento
Sus ignorancias alejen.
Por este don que me has hecho
¡O Bienhechor generoso!
Te bendigo muy gozoso
Desde el fondo de mi pecho.
ANTÍFONA
Después de Jesús y su excelsa Madre,
Mereces, José, toda mi ternura.
Sé para mí mi cariñoso Padre
En los muchos azares de la vida.
Endulza cuando menos su amargura
Y a la patria del cielo me convida.
El versículo y la oración como a Maitines.
NONA
Padre nuestro y Ave María.
L/: ¡Dios mío, venid en mi ayuda!
R/: Señor, apresuraos...
HIMNO
De Jesús y de María
Los corazones unidos,
De los justos escogidos
Son la más pura alegría.
Y los dos con José forman
La Trinidad de la tierra:
Son los tesoros que encierra
Los santos que el cielo adornan.
Allí en dichosa morada
Ocupan un centro solo,
Y del uno al otro polo
Extienden tierna mirada.
De modo que el alma pura
Puede ofrecer a los tres
Su devoción a la vez,
Su gratitud y ternura.
ANTÍFONA
Si cristianos de veras nos llamamos,
Tejamos de virtud rica corona
Para el primer Patriarca entre los Santos:
Y toda vez que el cielo nos abona,
Librándonos por él de males tantos,
Justo es que nuestra vida le ofrezcamos.
El versículo y oración como á Maitines. Luego después dígase:
L/: El Señor nos dé su paz, etc.
VÍSPERAS
Padre nuestro y Ave María.
L/: ¡Dios mío, venid en mi ayuda!
R/: Señor, apresuraos...
HIMNO
¡O tierno Amigo del alma
Que devoto te venera!
No esperes mi hora postrera
A restituirme la calma.
Ábreme tu corazón,
Y ahí dentro sepultado
Muera por siempre al pecado,
Que entibió mi devoción.
Si esta gracia, Santo mío,
Generoso me concedes,
¡Cuántos bienes y mercedes
Alcanzar de Dios confío!
A Tí entonces cada día
Me uniré con nuevos lazos,
Hasta espirar en los brazos
De Jesús y de María.
ANTÍFONA
Cual hijo que agradece los cuidados
Que solícito un padre le prodiga,
Te amaremos á Tí, por quien colmados
De favores nos vemos cada día,
No dudando que el cielo nos bendiga
Si ruegas por nosotros a María.
El versículo y la oración como á Maitines.
COMPLETAS
Padre nuestro y Ave María
L/: ¡Dios mío, venid en mi ayuda!
R/: Señor, apresuraos...
HIMNO
Conseguiste al fin victoria,
De la Virgen casto Esposo,
Gozando eterno reposo
En la mansión de la gloria.
Y todos sus moradores
Su alegría demostró,
Al ver que ya se trocaron
En placeres tus dolores.
Tú bien sabes que hacia Tí
Fué mi devoción constante...
Quiera Dios que en adelante
Me suceda siempre así.
Y cuando ansiada señal
Me anuncie el postrer momento,
Dame a par de Tí un asiento
En la patria celestial.
ANTÍFONA
¡Felices los que alcanzaron la suerte
De ser por tu corazón protegidos
En el trance postrero de su muerte!
Esta esperanza me augura el contento
De bailar un día entre los escogidos
De mi felicidad el complemento.
El versículo y la oración como á Maitines. Luego después dígase:
L/: El Señor nos dé su paz, etc.
SÚPLICA
Nos humillamos en vuestra presencia ¡o compasivo José! y del fondo de nuestro corazón os invocamos suplicándoos que os dignéis contarnos en el número de vuestros devotos servidores. Acordaos, o tierno Padre nuestro, de vuestros pobres hijos que recurren a Vos, porque saben muy bien, que socorréis las necesidades de los que de veras os invocan. Dadnos la salud y el alimento preciso para conservar nuestra vida, y emplearnos en el servicio de Dios; dadnos paz y tranquilidad; alejad de nosotros toda calamidad, y dispensadnos abundancia de todos los bienes capaces de asegurar nuestra verdadera dicha. Pero más que todo esto, os recomendamos con preferencia nuestra alma a la que deseamos adornéis con todas las virtudes que os merecieron el incomparable sublime honor de ser el custodio de la virginidad de María y padre estimativo de Jesús. Sí, bondadoso José: haced que, como Vos, seamos humildes, castos, sencillos, pacientes; y que al paso que adelantemos en el ejercicio de estas hermosas virtudes, crezca y se arraigue más y más cada día en nuestra alma aquella fe constante, aquella esperanza indefectible, aquella caridad ardiente, aquella paciencia inalterable de que fuisteis tan abundantemente colmado y de que nos disteis tan bellos ejemplos. En una palabra, confiamos a vuestra protección poderosa nuestra vida y nuestra muerte, a fin de que, como Vos, exhalemos nuestro postrer suspiro en los brazos de Jesús y de María. Así sea.
PRECES
San José, esposo de María. R/: Ruega por nosotros.
San José, padre estimativo de Jesús.
San José, imagen de Dios Padre.
San José, coadjutor del celestial consejo.
San José, hombre según el corazón de Dios.
San José, servidor fiel y prudente.
San José, custodio de la virginidad de María.
San José, dotado de gracias superiores.
San José, espejo purísimo de virginidad.
San José, modelo de profundísima humildad.
San José, ejemplar de elevadísima contemplación.
San José, volcán encendido de caridad.
San José, varón justo.
San José, conocedor del misterio de la Encarnación.
San José, constituido por Dios protector del niño Jesús.
San José, que tuvisteis a Jesús niño sometido a Vos.
San José, que tuvisteis en vuestra posesión al niño Jesús.
San José, admirador de la sabiduría de vuestra Esposa.
San José, testigo de las bellas acciones de Jesús.
San José, imitador del gran silencio de Jesús y de María.
San José, que llevasteis una vida oculta.
San José, que vivisteis ignorado de los hombres.
San José, que ocupáis el primer lugar entre los Patriarcas.
San José, que espirasteis en los brazos de Jesús y de María.
San José, que llevasteis al limbo la feliz nueva de la venida de Cristo.
San José, coronado en el cielo de gloria inmortal.
San José, padre y consolador de los afligidos.
San José, protector de los pecadores arrepentidos.
San José, poderosísimo para socorrernos.
San José, patrón de la juventud.
San José, padre de los pobres.
San José, auxiliar poderosísimo en la hora de la muerte.
San José, que suportasteis con paciencia toda suerte de trabajos.
San José, que padecisteis siete dolores.
L/: Rogad por nosotros, glorioso san José.
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN: Concédenos, Señor, que nos aprovechemos de los méritos del Esposo de tu santísima Madre, de modo que por su intercesión alcancemos lo que, sin ella, no es posible a nuestra fragilidad. Tú que vives y reinas en los siglos de los siglos. Así sea.
CÁNTICO
Oh gran protector de la infancia
Y de Jesús custodio dichoso;
Alcánzanos, José poderoso,
En solo amar a Dios la constancia.
Esposo de una Virgen y Madre
Que sus hijos queridos nos llama,
En su amor nuestros pechos inflama
Haciéndonos las veces de Padre.
Es mucho más hermosa y brillante
Esa flor que en tu mano sostienes,
Que las que de los santos las sienes,
Rodean con matiz purpurante.
Si al Egipto otra vez nuestros pasos
Arrastrara pasión atrevida,
Compasivo detén nuestra huida,
Y cárganos benigno en tus brazos.
Muéstranos ese tu Hijo de gloria,
Qué echó a tanto dios falso por tierra,
Y haremos al pecado la guerra,
Alcanzando por él la victoria.
Pronto entonces a más feliz suelo
Por tu brazo robusto llevados,
Para vivir de tu Hijo estimados
Hallaremos en Tí buen modelo.
Dígnate pues hasta mi último día
Bajo tu protección admitirme,
Y así logre el placer de morirme
Como tú, entre Jesús y María.
L/: Ruega por nosotros, glorioso san José.
R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
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