NOVENA AL GLORIOSO SAN LORENZO MÁRTIR
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, me pesa de todo corazón de haber
pecado, porque he merecido el infierno y he perdido el cielo, pero sobre todo
porque te ofendí a ti, que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las
cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendar y evitar las ocasiones
próximas de pecado, confesarme y cumplir la penitencia. Confío en que me
perdonarás, por tu infinita misericordia. Amén.
ORACION A MARIA SANTISIMA
Oh
Reina de los ángeles y de los hombres, Purísima Virgen María, ¡la más bella,
encantadora y tierna de todas las criaturas hechas por Dios! En Vos no hubo
doblez, ni odio, ni engaño, ni calumnia, ni injusticia de ninguna clase, porque
Dios quería a su Madre el ser más perfecto, para que nosotros sus hijos,
imitando su manera de vivir, lleguemos a ser como ella. Te damos gracias, ya
que por Vos hemos recobrado la amistad de Dios que perdieron nuestros primeros
padres en el Paraíso Terrenal. Te alabamos porque Dios te escogió para ser su
Madre y Madre nuestra. Bendita seas porque en tu vientre purísimo Dios se hizo
hombre para estar muy cerca de nosotros y de nuestros problemas. Te rogamos
Purísima Señora que nos enseñes a conocer verdaderamente a tu Hijo Jesucristo;
a profundizar su Palabra que apasiona grandemente a quienes con sinceridad la
meditan y la ponen en práctica. Haz Señora, que cada día de esta Novena,
aprendamos a comprender, amar y respetar y amar a nuestro prójimo. Amén
(Se
rezan 3 Avemarías en honra a María Santísima, como hija del Padre, como Madre
del Hijo y como esposa del Espíritu Santo)
DIA PRIMERO
Mártir
fortísimo de Jesucristo, Señor San Lorenzo que en testimonio del aprecio, que
hacías de la dicha de ser cristiano, abandonaste las comunidades de tu casa y
caminaste a Roma con el deseo de instituirte allí como en centro de la
cristiana religión y de sus verdades; alcánzame de Dios ya que infiel yo a las
promesas que hice en el bautismo, he regenerado tantas veces del nombre
cristiano y lo he afrentado con mis culpas, lave ahora con lágrimas de
verdadera penitencia tan abominables manchas y me ajuste con mis buenas obras
al arancel de la virtudes que pide la fe en Jesucristo. ¡Oh Santo mío, San
Lorenzo, no desprecies mi suplicas, no te hagas sordo a mis clamores; mira que,
aunque miserable pecador, pero aún confieso la misma fe que tu confesaste, aún adoro
al mismo Dios, por quién tu diste la vida, a quién yo deseo agradar y servir
mientras viva, ¡para después de mi muerte gozarle eternamente! Amén.
ORACION FINAL
Concédenos,
Omnipotente Dios y Señor que se apaguen en nosotros las llamas de nuestros vicios,
así como concediste al Bienaventurado San Lorenzo que venciese el fuego de sus
tormentos, por Jesucristo, Señor nuestro, que contigo y el Espíritu Santo vive
y reina por los siglos de los siglos. Amén.
DIA SEGUNDO
Mártir
fortísimo de Jesucristo, Señor San Lorenzo que, animado en la virtud de la
esperanza, anisabas el martirio, esperando firmemente que por este medio ibas a
conmutar una vida caduca y transitoria por una eternidad de bienes y de
glorias, Qué gozo tan excesivo el que llena ahora tu corazón al ver que no te
salió vana tu esperanza y que son mayores las delicias, que percibes, que lo
que tú te imaginaste. Y podrás escuchar sin moverte a compasión los clamores
con los que llamo desde este valle de miserias. No, has de alcanzar de Dios una
firme y viva esperanza para que olvidado de los gustos criminales a que me
inducen mis pasiones, me disponga con práctica de las virtudes y me haga digno
de entrar a las eternas delicias de la gloria. Amén.
DIA TERCERO
Fortísimo
Mártir de Jesucristo, San Lorenzo, que, para dar la prueba mayor, que pide el
divino maestro de una excelente caridad, ofreciste la vida por tu amado;
propiedad inseparable de la divina caridad es anhelar a que ardan todos en amor
del objeto que ella ama; pues ves aquí que no es otra mi súplica, encamina tu
protección solo a encender mi corazón en el fuego de amor a mis prójimos. Mira,
Santo mío, que hoy llego a ti, desengañado y arrepentido de haber puesto mi
amor en las criaturas, no quiero ya poner mi amor, sino en Dios. Por el amor de
Dios que arde en tu pecho tan vivamente, te pido que me alcances de Dios,
apague en mi alma el fuego de mis pasiones y encienda el de su amor, por toda
la eternidad. Amén.
DIA CUARTO
Fortísimo
Mártir de Jesucristo, San Lorenzo, cuya angelical pureza te hizo acreedor al
alto ministro de distribuir entre los fieles el Pan de los ángeles, la Sagrada
comunión, cuando celebraba el sumo pontífice el sacrificio de la misa, trae
ahora a tu memoria, Santo mío, cuan gustoso y agradable era tu piedad,
alimentar con este pan del cielo a los fieles, que llegaban a pedírtelo. Pues
no se ha apagado esta piedad, antes allá en la patria celestial se ha aumentado
y perfeccionado, atiende, Santo mío, a las ansias y el fervor con el que llego
a pedirte que me alcances de Dios, la pureza de alma y cuerpo que necesito
tanto, que tanto deseo, por la que suspiro y la que solamente puede hacerme
digno de alimentarme con el Pan, que hace y engendra vírgenes y la única que
puede introducirme a las bodas, las cuales sólo entran los limpios de corazón.
Amén
DIA QUINTO
Fortísimo
Mártir de Jesucristo, San Lorenzo, cuya misericordia y compasión con los
pobres, te granjeó la confianza del Pontífice, y te puso en las manos los
tesoros que en la iglesia se guardaban para el socorro de los necesitados y
mendigos; ¿De qué medio más eficaz, puedo valerme para obligarte a socorrerme,
que, de acordarte de aquella alegría y aquel gran gusto, que sentía tu corazón
ala largar el brazo para dar a pobre su socorro? Mayores son las riquezas que
ahora tienes en tus manos, mayor es mi necesidad, que la del otro cualquier
pobre, pues ¿Por qué no has de darme el consuelo y la gloria de socorrer mi
necesidad? Mira mi alma tan pobre de virtudes, tan cargada de necesidades y de
culpas, alcánzame de Dios el socorro de su gracia y poder aparecer en su
presencia. Amén.
DIA SEXTO
Fortísimo
Mártir de Jesucristo, San Lorenzo, que con celestial prudencia al tirano, que
ansiaba las riquezas de la iglesia, que se había confiado a tu custodia, le pusiste
delante una multitud de pobres para hacerle ver que la iglesia de Jesucristo
destina sus tesoros para socorrer a los pobres y necesitados; firmemente estoy
persuadido a que, si en aquel trance me hubiera agregado yo a la tropa de
pobres, no me hubieras despedido; pues ¿ por qué he de recelar que ahora, que
me acojo a tu piedad y que sé que me estás favorecido no me has de atender y
socorrerme? No, no lo recelo, Santo mío, no lo temo. Espero me presentes en el
tribunal de Dios como uno de los más fieles y más necesitados de los pobres y
me alcances de su misericordia el remedio de mis necesidades. Amén
DIA SEPTIMO
Fortísimo
Mártir de Jesucristo, San Lorenzo, cuya profunda humildad te hacia predicar que
era indigno el martirio, cuando Dios pública tu santidad con la voz de los
prodigios, que obraba el por ti dando vista a los ciegos, y alumbrando con la
luz de la fe a los paganos; no tienes ahora que temer a los vientos nocivos de
la vanagloria y la soberbia ; sin riesgo alguno de vanidad puedes hacer el
prodigio de que mi alma ciega infelizmente por sus culpas y obscurecida en ella
la luz de la razón, abra los ojos al desengaño y conozca que no hay otra
felicidad que la de amar a Dios; ilumina, Santo mío, mi entendimiento para que
vea la luz clara de la verdad y encendida mi voluntad para que la ame y la
abrace y no la deje por toda la eternidad. Amén.
DIA OCTAVO
Fortísimo
Mártir de Jesucristo, San Lorenzo, cuya fe hacia la sagrada Eucaristía, era tan
viva, que creíste que recibiéndola en la víspera del martirio y comulgando con
ella los demás que estaban contigo en la cárcel, quedarían fortalecidos y
robustos para sufrir los tormentos que el tirano les tenía preparados; en esa
misma fe, en esa misma herencia vivo yo; creo firmemente que el plan celestial
da aliento y fortaleza a los que igualmente la reciben para vencer todo cuanto
se oponga a la fe y a la ley de Dios, así como espero conseguir por los méritos
de mi Señor Jesucristo y por tu intercesión, pues del Todopoderoso la gracia,
que necesito para recibirle dignamente y para ir a adorarlo por una eternidad.
Amén.
DIA NOVENO
Fortísimo
Mártir de Jesucristo, San Lorenzo, ¿Qué voces serian bastantes para darte el
parabién de la felicidad que gozas? Pasaron en pocos instantes los acervos
dolores del fuego, en que te arrojó el tirano y ahora en premio de tu
fortaleza, te miras anegado en un océano de delicias y bienaventuranzas. Una y
mil veces te repito mis plácemes; pero si aún entre los hombres miserables se
estila hacer un obsequio a quién da los parabienes, tu a quién la caridad
divina hace tan generoso ¿Qué obsequio a mi favor determinas hacerme? Yo no
quiero otro, Santo mío no pido, ni apetezco otro, que el de la virtud de la
fortaleza que no redime al ímpetu de mis desordenadas pasiones, para resistir
las llamas de la concupiscencia y apetitos y para mantenerme en gracia de mi
Dios, para poder ir darle alabanza por toda la eternidad. Amén.
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