miércoles, 18 de diciembre de 2019

EJERCICIOS AL NIÑO JESÚS






EJERCICIOS AL NIÑO JESÚS
EN SU SAGRADO NACIMIENTO

Por: Miguel Morales
Santo Domingo de Mixco, Guatemala

ACTO DE CONTRICCIÓN
Dulcísimo Jesús recién nacido, niño de mi alma, dueño de mi corazón, yo te adoro en ese humilde pesebre como a mi Dios y mi Señor, te amo como sumo bien, te doy gracias por tu piedad infinita, aborrezco el pecado, porque ha sido la causa de tan grande humillación, lo detesto sobre todo mal, y te prometo no volver jamás a cometerlo. Yo bien se que no vienes al mundo a buscar justos, sino a llamar pecadores, yo soy el mayor de todos, el mas ingrato, el mas vil, empieza pues, por mí, tu copiosa redención, volviéndome a tu gracia y amistad, aquí me tienes confuso y avergonzado, arrepentido de mis culpas, llorando mi ingratitud, pero vengo con la mas firme esperanza de que eh de hallar el perdón, para mover tu piedad, para darte culto y corresponder al extremo de tu amor, te ofrezco estos ejercicios.


Oh Niño amable, eterno, omnipotente, Dios altísimo   R/: Yo te amo con todo mi corazón.
Oh Niño amable, engendrado en la mente de Dios, antes de todos los siglos.
Oh Niño amable, prometido en el paraíso a nuestros primeros padres.
Oh Niño amable, deseado con ansias por los antiguos patriarcas.
Oh Niño amable, anunciado en la ley y los profetas.
Oh Niño amable, suspirado de Israel y sus gentes.
Oh Niño amable, concebido en tiempo por el Espíritu Santo.
Oh Niño amable, Unigénito hijo verdadero de María.
Oh Niño amable, nacido en Belén, quedando tu madre siempre virgen.
Oh Niño amable, reclinado en un pesebre y envuelto en pobres pañales.
Oh Niño amable, adorado de los ángeles, de los pastores y reyes.
Oh Niño amable, circuncidado como hombre y llamado Jesús por excelencia.
Oh Niño amable, ofrecido en el templo, sacrificio agradable a Dios eterno.
Oh Niño amable, fugitivo en Egipto, huyendo de la crueldad del rey Herodes.
Oh Niño amable, perdido en Jerusalén y encontrado en el templo con los sabios.
Oh Niño amable, santísimo Enmanuel, Dios con nosotros.
Oh Niño amable, dulcísimo Adonay, nuestro Jesús.
Oh Niño amable, príncipe de la paz, padre del siglo futuro.
Oh Niño amable, enviado para nuestra salud eterna.
Oh Niño amable, cordero sin mancilla, que borras los pecados del mundo.
Oh Niño amable, sol de misericordia, nacido a los buenos y a los malos.
Oh Niño amable, sol de justicia, que traes en tus alas la salud.
Oh Niño amable, luz del mundo, que disipas las sombras de la muerte.
Oh Niño amable, antorcha de la celestial Jerusalén.
Oh Niño amable, oriente de la eterna claridad.
Oh Niño amable, resplandor de la luz inaccesible.
Oh Niño amable, estrella de Jacob, lucero de la mañana.
Oh Niño amable, flor del campo, lirio de los valles.
Oh Niño amable, rocío del cielo, medula de la tierra.
Oh Niño amable, camino, verdad y vida para todos los mortales.
Oh Niño amable, esposo santo de la Santa Iglesia.
Oh Niño amable, pan vivo bajado de los cielos.
Oh Niño amable, pan de los ángeles dado a los hombres.
Oh Niño amable, agua viva que salta a la vida eterna.
Oh Niño amable, dulcísimo objeto de nuestros tiernos suspiros.
Oh Niño amable, eterna posesión de la gloria que esperamos.


ORACIÓN
¿A que fin, oh niño amable, Dios verdadero, hijo del Padre Eterno, a que fines has bajado de las alturas del cielo, a este lugar de tinieblas? ¿Cómo siendo un Dios inmenso, no cabes en los cielos de los cielos, has querido reducirte a la estrechez de un pesebre? ¿Por qué encubren en tan delicados miembros, en ese cuerpecito tan pequeño, toda tu majestad y el resplandor de tu gloria? Ah, niño amable, niño de mi corazón, tu infinita caridad te ha obligado a estos excesos de amor. Desde los siglos eternos deseabas con vivas ansias, y eran todas tus delicias el estar con los hijos de los hombres, Príncipe de las eternidades, Criador de todos los tiempos, Rey de los reyes, y Señor de señores, ya no pareces sino un miserable esclavo. Todo es humillación, todo es pobreza y miseria, lo que me deja ver tu nacimiento, no veo mas que un pajar, un pesebre, unos pañales, unos despreciables brutos, el mayor desamparo y necesidad de todo, pero se que eres mi Dios, y en ese profundo abatimiento te adoro con todo mi corazón. Yo se que has venido al mundo, para reconciliarme con tu Padre Celestial, para abrirme las puertas de tu gloria y romper las cadenas del pecado, bendita sea tu grande misericordia, yo te doy gracias por esto. Con profunda humildad, con tu pobreza, con las virtudes que prácticas, en ese mismo pesebre me enseñas lo que debo hacer para salvarme, quiero seguir tus caminos y abrazar tus admirables ejemplos, dadme gracia, niño mío, para saberte agradar y no hacer infructuosos tus designios, mira que yo quiero servirte con toda puntualidad, quiero serte agradecido, recibe los afectos de mi pobre corazón.
Reina soberana, dichosísima María, te doy mil parabienes por tu purísimo parto, contemplo tu corazón, anegado en celestiales delicias, gózate muchos años con los dulces gorjeos de tu Dios. Sea enhorabuena, humildísimo José, sea todo para bien y gloria del Señor, para redención del mundo, recibe entre tus brazos a ese Dios Niño, que se ha dignado escogerte para trono de su amor. Esposos celestiales, santísimos padres de Jesús, no dejéis llorar entre las pajas a ese dulcísimo infante, hacedlo callar, haciendo que yo le ame con todo mi corazón, que aborrezca mis pecados y que guarde su santa ley. Amén.



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