VISITA
AL SANTÍSIMO SACRAMENTO EN EL JUBILEO
CIRCULAR DE LAS 40 HORAS
I. CONSIDERACIÓN
¡Alma
mía! considera cuanto te ha favorecido Jesús en el Sacramento. No quiso que
tuvieras razón de envidiar a los judíos que tuvieron la dicha de conversar con
El en los días de su vida mortal. — Por eso está contigo. — En el día y en la
noche, en el invierno y en el verano siempre vive e n la Eucaristía para ser
nuestro compañero. — Oh amigo fidelísimo, Oh Jesús cuyo amor no tiene límites
pues que tus delicias son estar con los hijos de los hombres, haz que también las
mías sean el estar en tu compañía. Yo te doy gracias de lo íntimo de mi corazón
por este tan exquisito favor, ¿qué podré temer si tengo ese escudo de defensa,
si puedo refugiarme dentro de esa torre de fortaleza, sí puedo ponerme bajo la protección
de Jesús Sacramentado, que ampara a todos los que á El acuden, como la gallina
cobija a sus polluelos debajo de sus alas? Haz que a ti acuda en todos los
peligros para gozar de superarlos y tu presencia cara a cara en el cielo. Amen.
II.
Alma
mía, considera el segundo beneficio de infinito valor que te ha hecho Jesús
desde el Sacramento. No solo se quedó para ser tu compañero, tu guía, tu amigo
en esta peregrinación, sino que quiso también quedarse para ser el alimento de
tu alma. ¿Como pagarás tan inestimable favor? Mucho fue haberte dado sus
consejos, su Evangelio, sus ejemplos, su sangre en el árbol de la cruz; pues no
contento con eso en la Eucaristía te da su cuerpo para que te sirva de alimento
espiritual en esta vida, de viático para la eternidad de prenda de la dicha sin
fin.
ORACIÓN
Como
te agradeceré debidamente oh Jesús mío tan inestimable don? ¿Mi vida entera
será digna recompensa de este amor sin límites? ¡Ah! no ciertamente que no;
pero tú mismo eres la Acción de gracias, viva y perenne y por eso este
Sacramento, llámase Eucaristía. Así pues, en agradecimiento de tan inmenso
favor, yo me acercaré al altar de Dios, yo recibiré con frecuencia este
sacramento. Haz oh Señor que lo reciba dignamente para que sea para mí la
garantía de la eterna felicidad. Amen.
III.
Alma
mía; no solo Jesús en el tabernáculo es tu compañero y tu alimento; sino que es
la hostia de propiciación por tus pecados. ¡Oh caridad infinita! ¡Oh amor sin límites!
Todos los días se ofrece y se sacrifica en el altar una oblación y un sacrificio
inmaculado. Otro motivo de gratitud que tienes para con tu buen Jesús.
ORACIÓN
Oh
Víctima sacrosanta que te inmolas todos los días sobre nuestros altares y
aplacas la ira de tu Padre celestial justamente irritada por nuestras culpas,
yo te bendigo, te adoro y te doy cuantos agradecimientos me son posibles, por
haber instituido el santo Sacrificio de la Misa. Yo me propongo asistir a él con
toda la frecuencia que me sea posible y con toda la devoción de que sea yo capaz.
Haz, oh Señor, que de esa asistencia seque innumerables frutos. Y ahora ¡oh
Jesús mío! No me dejes levantarme de este santo lugar, sin antes haberme atado
a tu servicio con los lazos de tu santo amor, y concedido cuantas gracias te
pido para mí, para mis parientes, amigos y encomendados a mis oraciones (se
hace la petición). Consérvanos a todos en tu santa gracia, haznos
verdaderos devotos de la Eucaristía y reúnenos a todos en el cielo. Amen.
Se
reza la Estación mayor y se concluye con las siguientes preces:
ANTÍFONA
Oh Sagrado convite en el que se toma a Cristo, se
renueva la memoria de su Pasión, el alma se llena de gracia y se nos da una
prenda de la futura gloria.
L/:
Nos has dado pan del cielo.
R/: Que contiene toda clase
de deleites.
ORACIÓN
Oh
Dios que bajo los velos del admirable Sacramento nos dejaste la memoria de tu
Pasión, concédenos que de tal manera veneremos los sagrados misterios de tu
Cuerpo y de tu Sangre, que percibamos constantemente los frutos de tu
Redención. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas con el Padre en unión del
Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amen.
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