jueves, 2 de enero de 2020

VILLANCICOS





COPLAS
AL SAGRADO NACIMIENTO DE JESÚS

Tiernecito Infante,
mi Jesús, mi bien,
más suave y dulce
que pan de miel.

Te veo entre pajas
nacido, o gran Rey!
y a tu lado puesto
un asno y un buey.

En un portal pobre
tienes tu dosel,
y allí los Pastores
te besan los pies.

Su visita admites,
sus dones también,
mostrándote grato
á su sencillez.

Con esto Dios mío,
nos das a entender
que a fuerza de humildes
hemos de vencer.

Qué valen riquezas
de este mundo infiel?
Por lodo y estiércol
las reputaré.

Solo de virtudes
enriquéceme:
que de otras grandezas
no quiero entender.

Quién pudiera verte,
¿Dios mío, y mi bien?
Cuando vendrá el día
que te pueda ver?

De amores fallezco,
tan fino seré que
todo a tu gusto
me convertiré.

De mí, di, que quieres,
pide, y te daré,
que estaré más rico
cuanto más te dé.

Yo dueño querido
ciertamente sé,
que, si á ti te tengo,
todo lo tendré.

En tu amor absorto,
qué más te diré?
Con el corazón
solo te hablaré.

La vida bien mío,
y el alma también,
uno y otro ofrezco
gustoso a tus pies.

O Niño gracioso
Jesús, sálvame;
Cual niña del ojo,
siempre guárdame.

De mí no te ausentes,
pues sin ti, ¿qué haré?
Y cuando te ausentes
en pos llévame.

Con tus dulces ojos
Jesús, mírame;
que solo con eso
me consolaré.

Haz que llegue a verte,
trasladándome,
del mundo a la gloria,
para siempre amen.







CORO.
¡Oh Virgen María,
Purísima flor,
Extiende á nosotros
Tu manto de amor.


Sufriendo paciente
La lluvia y el hielo
La Virgen María
Camina a Belén.

José la acompaña
Con férvido anhelo,
Y en triste abandono
Dó quiera se Ven.

No esmaltan las flores
El prado risueño,
Abrojos tan solo
Se miran brotar.

Así las jornadas
Son noches sin sueño,
Eterno peligro,
Continuo anhelar.

Caminan sin tregua
Con santa alegría,
Cumpliendo sumisos
Mandato cruel.

Llevando en su seno
La Virgen María,
A el Verbo divino,
La luz de Israel.

¿Quién sigue tus huellas,
Purísima aurora?
¿Como tus virtudes
Poder imitar?

Si más perfecciones
Tu ser atesora,
Que arenas la playa
Y perlas el mar?

Jornada es la vida
Terrible y penosa.
Regada con llanto
De eterno dolor.

¡Sé tú, Madre mía,
La estrella preciosa,
Que al cielo nos guie
Con rayos de amor!






OTRO.
¡Blanco inocente lirio
De puro aroma,
De los valles eternos
¡Blanca paloma!


¡Virgen María!
á Adonde va tan sola
¿La madre mía?

Extiende por doquiera
Su helado manto,
El invierno sombrío
Y con espanto
Se oyen rugientes
Los que fueron arroyos
Hechos torrentes.

Salpicando sus ropas
La espuma fría,
Caminan sin descanso
José y María
Y en sus caminos
Hallan seres más duros
Que los espinos.

Hambre, sueño, cansancio,
Penas crueles,
Padecen en su marcha
Sus almas fieles.
Mas Dios las guía,
Y cambia sus dolores
En alegría.

¿Que importan los escollos
¿De su viaje?
Que de machos ingratos
El loco ultraje
Si venturosa
El alma que a Dios sigue
¿Siempre es dichosa?

¡Madre del alma mía,
Madre adorada,
Con tu bendito esposo
¿Dó te encaminas
desamparada
Que hallas en vez de florea
¿Rudas espinas?

Pura como la estrella.
Que allá en la tarde,
Cual lámpara en el cielo
Tranquila arde.
Precioso aroma
De cándidas virtudes,
Casta paloma.

Virgen y Madre nuestra,
Sol refulgente,
Amor de los amores
¡Puro y ardiente!
Danos piadosa
Gracia para salvarnos.
¡Madre amorosa!






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