DECENARIO A LAS CUATRO INSIGNIAS DEL CORAZÓN
DE JESÚS PARA IMPLORAR LA DIVINA CLEMENCIA EN TIEMPO DE CALAMIDADES
Alabada sea la Santísima Trinidad. Amén.
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
L/: Venid, fieles, con viva fe, á implorar
la divina piedad.
R/: Poniendo por medianero
al Corazón santo, templo de la Trinidad.
L/: Al Padre Eterno supliquemos que el azote
quiera retirar.
R/: Por el Corazón de su
amado Hijo, que por nosotros se quiso, sacrificar.
L/: Al Hijo divino recordemos con profunda
humildad.
R/: Que su Corazón por
nosotros arde amante en caridad.
L/: Y al Espíritu Santo unánimes clamemos,
diciéndole con verdad.
R/: Nos dé su paz y
demás dones; por aquel Corazón, víctima de caridad.
ACTO DE CONTRICIÓN
Santísima
é inefable Trinidad: henos aquí en tu presencia humildemente postrados ante el
trono de tu incomprensible Majestad, desnudos de méritos y cargados de delitos,
por los que estamos experimentando los azotes con que tu justicia nos aflige y
tu misericordia nos llama; más estando ciertos de que jamás desecharás de ti al
corazón contrito y humillado te pedimos perdón de nuestras culpas y de pecados
de todo el mundo. ¡Oh Majestad divina! Quisiéramos derramar lágrimas de sangre
en prueba de nuestro dolor, y que éste fuese tan agudo que quebrantase nuestro corazón.
Pero no mires, Señor, a nuestra vileza y deméritos; mira sólo al rostro de tu
Hijo, y oye la voz de su abrasado Corazón, que en lo más vivo de sus penas te pedía
por los mismos que le crucificaban, diciéndote: «Padre, perdónalos, pues no saben
lo que hacen» y perdónanos también a nosotros. Amén.
ANTÍFONA: Misericordiosísima Trinidad: según la
muchedumbre de tus misericordias, y por los méritos infinitos de Jesucristo,
cuyo Corazón dulcísimo se ofreció por la redención del linaje humano, no nos castiguéis
según lo merecen nuestros pecados.
Un
Padre nuestro, Ave María y tres Gloria Patri.
SÚPLICA A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Sagrada
Emperatriz del cielo y tierra, Reina poderosísima de las angélicas jerarquías, Corredentora
con Cristo, tu Hijo, y amabilísima Madre de los hombres. ¿Quién, sino tú, ¡oh
misericordiosísima Señora, llena de gracia y virtudes, podrá pedir por los
hombres, y aplacar la ira del Señor, cuyo poderoso brazo vemos armado de nuevo
con aquellas lanzas encendidas con que en otra ocasión se manifestó enojado
para acabar con los ingratos pecadores? ¡Oh Virgen inocentísima! ruega por
nosotros, é intercede a fin de que cesen tantos males. Presenta a la Santísima Trinidad
el precioso tesoro del Corazón de tu amado Hijo Jesús, objeto de las delicias
del Eterno Padre; ofrece ese Corazón divino, víctima de la caridad, sobre el purísimo
altar de tu ternísimo Corazón, para que, a vista de sacrificio tan santo en ara
tan digna, se mueva Su Divina Majestad a tener misericordia de nosotros. No
deseches, Señora, nuestros ruegos en medio de tantas necesidades; antes bien,
líbranos de los peligros que nos rodean, y condúcenos en paz y caridad a la
vida eterna. Amén.
PRIMERA DEPRECACIÓN
Invocación a la Cruz
Humildísimo
Corazón de Jesús, crucificado por la redención del hombre; sé nuestro abogado
en la presencia de tu Eterno Padre, y por tu Cruz santísima líbranos de la
justa venganza que nuestras culpas merecen. Amén.
Padre
nuestro y Ave María.
L/: Bendigamos de corazón a la Santísima Trinidad
R/: Y humildes imploremos su
divina piedad.
(Dícese ahora diez veces.)
L/: Misericordia, Dios Padre;
misericordia, Dios Hijo; misericordia, Dios Espíritu Santo.
R/: Por el Corazón de
Jesucristo, nuestro medianero Santo.
SEGUNDA DEPRECACIÓN
Invocación a la corona de espinas
Pacientísimo
Corazón de Jesús, coronado con las crueles espinas de nuestros pecados; ruega
al Padre por nosotros, y por tu lastimosa coronación haz que cesen los castigos
que sufrimos por nuestros pecados. Amen.
Padre
nuestro y Ave Marta.
TERCERA DEPRECACIÓN
Invocación a la llaga
Amorosísimo
Corazón de Jesús, con una cruel lanza herido y traspasado, cuya llaga manifiesta
la ingratitud de los hombres; habla por boca de ese abierto costado, é
impétranos del Padre y del divino Espíritu luz a nuestros entendimientos,
gracias a nuestros corazones para sufrir con mérito las penas con que nos vemos
afligidos por nuestros delitos. Amén.
Padre
nuestro y Ave Marta.
CUARTA DEPRECACIÓN
Invocación a las llanas que rodean al Corazón
divino
Dulcísimo
Corazón de Jesús, fino amante de los hombres, que por ellos vives ardiendo en
llamas de caridad; pide a la inefable Trinidad que nos mire compasiva, y que
por los tormentos y penas de tu dolorosa Pasión renueve el mundo con su santa bendición.
Amen.
Padre
nuestro y Ave Marta.
ANTÍFONA: Recurramos
confiados a la Trinidad misericordiosa, que no desprecia los ruegos de los
necesitados; supliquémosle, por el Sagrado Corazón de Jesús, nos libre de toda
adversidad, y nos de su paz, unión y santa caridad. Amén.
ORACIÓN
¡Oh
Sagrado Corazón de Jesús, templo augusto de la Beatísima Trinidad, manantial de
misericordia, y tesoro inagotable de riquezas celestiales, poderoso abogado y
medianero de los hombres, Redentor y Salvador de todos! ¡Oh Corazón adorable,
delicias de la Trinidad Beatísima! Consuélanos entre tantas tribulaciones;
presenta a las tres divinas Personas tu Sangre preciosa e inocente, que clama perdón
para tus redimidos. ¡Corazón compasivo! fe encomendamos a nuestra Madre la
Santa Iglesia, y su suprema Cabeza; a nuestra nación, en otro tiempo tan dichosamente
fiel y católica, y ahora tan conturbada, agitada y dividida por los esfuerzos
de la impiedad. Haz, Corazón amoroso, pues tienes poder absoluto en el cielo y
en la tierra, que se conviertan los corazones de los hombres, apartándose de la
senda extraviada de los vicios, para que, cesando los pecados, cese también el
azote de la divina Justicia. Así te lo pedimos, Corazón deifico. Por las entrañas
de fu misericordia, protégenos, ampáranos é ilumínanos en medio de nuestras tinieblas,
para conocer en toda tu voluntad y cumplirla; para vivir en tu gracia, morir en
tu amor, y llegar puros a tu presencia, a fin de alabarte por toda la
eternidad. Amén.
Jesús. Aplaca, Señor, tu enojo, tu
justicia y tu rigor.
Dulce Jesús de mi vida, misericordia,
Señor.
Un Credo
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