DÍA DOS DE CADA MES
EN GLORIA Y ALABANZA DE LA MILAGROSÍSIMA IMAGEN
DE LA SOBERANA REINA DE LOS ANGELES
EN SU
SANTUARIO, SUBURBIO DE ESTA CIUDAD, PINTADA EN UNA PARED DE ADOBE POR MAS DE
DOS SIGLOS Y MEDIO.
DISPUESTO POR EL DR. D. JOSÉ MARÍA
CASTAÑETA Y ESCALANTE
MÉXICO. 1846
ACTO DE CONTRICCIÓN
Señor
mío Jesucristo: postrado humildemente ante vuestra imagen Sacrosanta, os contemplo
en la cumbre del Calvario, atormentado con los crueles instrumentos del
suplicio más doloroso, dándonos las ultimas lecciones de todas las virtudes, y próximo
a rendir vuestro espíritu amante y tierno en las manos de vuestro Padre
celestial, para el precio infinito de mi redención, y segura prenda de mi feliz
inmortalidad. Y pues en esta escena tan lúgubre y tan amoroso sacrificio se consumó
su caridad inefable, vuestro enardecido amor, y la ingratitud monstruosa de los
hombres, concededme, dulce Crucificado mío, que de aquí adelante tenga caridad
con vos, amándoos con la debida preferencia; que corresponda la oblación
voluntaria de vuestra preciosa vida con la de todo mi ser, en defensa de un
Padre tan amante, de un Redentor tan compasivo, de un Pastor tan
solicito, de tan insigne bienhechor; y que el dolor más vivo de mis culpas, y
la pronta y absoluta reforma de mis costumbres, sea en lo venidero una parte de
la ejemplar y justa reparación tan debida a vuestros atributos soberanos y
beneficencia incomparable por mi correspondencia infiel a vuestra sagrada pasión
y muerte, por la ninguna imitación de vuestros divinos ejemplos por el funesto
abuso de vuestros maravillosos dones, y por todos los crímenes que me
constituyen el más ingrato de los favorecidos. Dadme, pues, Señor, un corazón
nuevo, una contrición perfecta, un amor perseverante, para agradaros en esta vida,
y ser feliz eternamente en la otra. Amen.
ORACIÓN
¡Oh
bellísima María! Yo que con ternura os venero en este domicilio augusto de vuestra
Soberanía, como Hija amada del Eterno Padre, como Madre la más sensible y amorosa
del Divino Verbo, como Esposa fiel del Espíritu Santo; y como dichosamente
concebida en la plenitud de la gracia, me presento en este día con la veneración
más profunda a saludaros como Reina de los Espíritus celestiales, que alaban y
bendicen, sirven y adoran a su Criador Omnipotente. Cuantas lágrimas de amor
vierten mis ojos, cuantos suspiros abrasados despide mi pecho, reconocido a vuestros
favores oportunos e inefables, cuando miro en esa pared sagrada vuestro
retrato bello y milagroso, ¡divino gaje de mi felicidad interminable! ¡Pero ay
de mí! estas dulces emociones son pasajeras, y menos consecuencia de un amor
tan grande como debido, que de un humor que pronto se disipa, y que mil veces habrá
agitado una belleza terrenal, inconstante y fugitiva. Yo quisiera, Señora, entrar
en este Santuario de vuestras piedades ilustres, para merecerlas con una vida
fervorosa y pura. Porque como puede agradaros y conciliarse vuestra maternal
divina vehemencia, ¡Oh Soberana de los Ángeles! quien lejos de parecerse
a ellos por el candor de sus virtudes, es muy semejante a Luzbel, ¿por su
orgullo y obstinación? Vos, pues, Señora, que sois el precioso conducto de los
divinos favores, y que después de vuestro Hijo adorable estáis presidiendo desde
el elevado trono de vuestra gloria inmortal los altos destinos de los hombres, haced
que brillen en nosotros como en espíritus tan felices los destellos de la
divinidad, y que nunca sean obscurecidos por las tristes sombras de la culpa.
De este modo será nuestra devoción sincera y útil; y bajo vuestros sagrados
auspicios, después de una muerte preciosa a los ojos del Señor, entraremos en
la gratísima posesión de una vida verdaderamente feliz, interminable. Amén.
ALABANZAS
A
nombre de los nueve coros de los Ángeles y el de las Vírgenes, con una Ave María
y Gloria Patri.
En la grata compañía
Hoy de los ángeles santos:
L/: Suenen privilegios tantos
De la celestial María.
Es un asunto inefable
Para la musa cristiana,
Esta Virgen Soberana
Tan pura, tan fiel, amable;
El asunto más deseable
Para la bella poesía:
Ave María, Gloria Patri.
Como en gracia concebida
Desde el instante primero,
Es un sol que yo venero
De brillantez distinguida:
¡Oh Virgen favorecida,
Honor y esperanza mía!
Ave María, Gloria Patri.
Es la luna sin menguante,
Que en la noche del pecado
Al criminal extraviado
Alumbra dulce, constante,
Para que al Pastor amante
Retorne sin cobardía:
Ave María, Gloria Patri.
¿Quien al verla tan hermosa
En el más feliz instante,
Como el más lindo diamante
En montadura valiosa,
Con la voz más melodiosa
No aplaudirá su hidalguía?
Ave María, Gloria Patri.
Hace brillar en sus sienes
Un triple laurel sagrado,
De estrellas y oro esmaltado,
El gran Autor de sus bienes.
Reciba los parabienes,
Y con métrica armonía:
Ave María, Gloria Patri.
Los ángeles la cortejan
En su imagen Soberana;
Y sirviéndole de peana
De su influjo no se alejan:
Y para que nos protejan
En la noche y claro día:
Ave María, Gloria Patri.
En una pared pintada
Por la diestra Omnipotente,
La humedad nunca resiente
Ni del tiempo la hoz airada,
Su frescura es celebrada,
Su belleza, lozanía:
Ave María, Gloria Patri.
Sobre el corazón amante
En aptitud de rogar
Estuvieron y han de estar
Sus manos en todo instante,
Del abatido semblante
Huye la melancolía:
Ave María, Gloria Patri.
Dadnos la paz, gran Señora,
Y con las vírgenes puras
Gustad las ricas dulzuras
Que su pecho os atesora,
Adiós dulce protectora
Mi gloria, honor, alegría.
Ave María, Gloria Patri.
ORACIÓN
Oh
Reina purísima de los Ángeles, Madre y bienhechora ilustre
de los hombres: recibid con agrado en estas alabanzas de vuestros triunfos,
glorias y bondades, la más humilde ofrenda de mi adoración y gratitud. Desde
este día hasta el último de mi existencia, os invocare como a Reina sagrada,
para vivir sometido a vuestro amoroso imperio: como a Madre de las
misericordias, para no desmerecerlas con una conducta criminal: como a vida de
las almas, para conseguir la gracia santificante, si tuviere la desventura de
morir por el pecado; como a dulzura inefable, para tener tan grato recurso en
las amarguras que me atormentan: como a esperanza de los mortales y única después
de Dios, para conseguir de su infinita liberalidad por vuestra respetable mediación,
todos los beneficios conducentes a mi felicidad eterna; y, en fin, como a una
abogada que reúne las cualidades hermosas, inseparables de título tan
consolador, para lograr una sentencia favorable en el tribunal divino, y la
vista y posesión de un Dios que os hizo tan santa, tan bella, tan accesible; y
en cuya mansión gloriosa, espero con vos y por vos ser verdaderamente feliz en una
duración interminable. Amen.
CONCLUSION
La capital brillante
Del suelo mexicano,
Se os consagra de nuevo
En este día de todos el más grato,
Confiesa con ternura
Que en ese simulacro
Tan bello, tan durable,
Están sus bienes todos vinculados.
En ese adobe humilde
Hoy ve vuestro retrato,
Que el Artista divino
Formo de luces luminosos rasgos.
Al justo sosteniendo,
Al culpable excitando,
A las horrendas plagas
Poniendo en fuga a los desiertos vastos.
Oh Reina Soberana
De espíritus alados,
Que os cortejan festivos
Con ademan humilde, orgullo santo.
Por vos seamos felices,
Por vos dichosos seamos;
Y en la mansión celeste,
Por vos gocemos del placer más grato
Vivid, vivid triunfante,
En el Empíreo sacro;
Y desde allí nos cubra
De vuestra protección el regio manto.
Un Padre nuestro y Ave María al Patriarca Señor
San José.
Esta devoción se
reza todos los meses en el Santuario de nuestra Señora de los Ángeles, después
de la Misa que se canta por los Congregantes de nuestra Señora y sus Bien
hechores
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