GRADAS DE LA PASIÓN
¡Oh
dulcísimo Jesús! por tu agonía, por la sangre que sudaste y por la tristeza y
temor que tuviste en el huerto cuando hacías oración a tu Padre. Ten misericordia de nosotros.
¡Oh
dulcísimo Jesús! que fuiste entregado en manos de tus enemigos por medio de un
ósculo traidor: preso y atado como ladrón, y abandonado de tus discípulos. Ten
misericordia de nosotros.
¡Oh
dulcísimo Jesús! que fuiste aclamado reo de muerte por el impío tribunal de los
judíos, conducido a Pilato como malhechor, despreciado y burlado por el inicuo
Herodes. Ten misericordia de nosotros.
¡Oh
dulcísimo Jesús! que fuiste despojado de tus vestiduras y cruelmente azotado
atado a la columna. Ten misericordia de nosotros.
¡Oh
dulcísimo Jesús! que fuiste coronado de espinas, herido con una caña y
abofeteado; vendado, vestido por burla de púrpura, escarnecido de muchas maneras
y saturado de oprobios. Ten misericordia de nosotros.
¡Oh
dulcísimo Jesús! que fuiste pospuesto á Barrabas, ladrón facineroso, reprobado
por los judíos y condenado injustamente a muerte de cruz. Ten misericordia
de nosotros.
¡Oh
dulcísimo Jesús! que cargado con el leño de la Cruz fuiste conducido al lugar
del suplicio como cordero a la muerte. Ten misericordia de
nosotros.
¡Oh
dulcísimo Jesús! que fuiste puesto en medio de dos ladrones, abrevado con
vinagre y hiel, blasfemado y burlado y atormentado desde la hora de sesta hasta
la de nona. Ten misericordia de nosotros.
¡Oh
dulcísimo Jesús! que después de muerto fuiste atravesado con la lanza en
presencia de tu afligidísima Madre y derramaste sangre y agua. Ten misericordia
de nosotros.
¡Oh
dulcísimo Jesús! que herido de pies a cabeza, señalado con cinco llagas y
ungido con preciosos aromas fuiste puesto en el sepulcro. Ten misericordia
de nosotros.
ORACIÓN
Miradme
¡Oh mi amado y buen Jesús! postrado en vuestra santísima presencia. Os ruego
con el mayor fervor imprimáis en mi corazón los sentimientos de fe, esperanza y
caridad, dolor de mis pecados y propósito ele jamás ofenderos, mientras que yo,
con todo el amor y con toda la compasión de que soy capaz, voy considerando
vuestras cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de vos, ¡o mi Dios! el
santo profeta David: "Han taladrado mis
manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos."
Estos
afectos se pueden repetir siempre que el alma quiera recordar la pasión
santísima de nuestro Señor Jesucristo; pero especialmente será mui provechoso
que se digan a la hora de la muerte por los que asisten al moribundo.
OFRECIMIENTO
Soberana
Reina y excelsa Se ñora: nosotros os ofrecemos humildemente ésta santa corona para
que unida con la preciosísima Sangre de vuestro santísimo Hijo,
sea de más valor, y la presentéis ante el acatamiento del Padre Eterno: para
mayor honra de toda la Beatísima Trinidad, de la humanidad sacrosanta de
vuestro santísimo Hijo, y de vuestra Majestad: en honra y gloria de todos los
coros de Ángeles, Arcángeles, Querubines, Serafines y de todos los Bienaventurados:
en recompensa de nuestras culpas y pecados, y de los pecados de nuestros padres,
hermanos, parientes, amigos, enemigos, bienhechores, y personas que se han
encomendado en nuestras oraciones y hacen particular memoria de nuestras almas.
Es nuestra intención, gran Señora, ganar todas las indulgencias que han
concedido los sumos Pontífices, y rogar por su intención: en especial por el
feliz estado de nuestra santa madre la Iglesia; unión, paz y concordia entre
los príncipes cristianos; extirpación de tocias las herejías, errores y pecados
mortales; conversión de los
infieles, conquista de la Tierra santa; vida y salud a los que gobiernan; buen
puerto a los navegantes; salud a los enfermos; consuelo á los afligidos; descanso
a las almas del Purgatorio, y a nosotros perseverancia en este santo
ejercicio, para que unidos y congregados nos veamos en la Gloria y bienaventuranza
eterna. Amen.
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