martes, 31 de marzo de 2020

NOVENA A LA SERÁFICA SANTA MARGARITA DE CORTONA





NOVENA A SANTA MARGARITA DE CORTONA
HIJA DE LA VENERABLE ORDEN TERCERA DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
AÑO DE 1734


ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser vos quien sois, y porque os amo y quiero más que a todas las cosas, a mí me pesa, pésame Señor, de todo corazón de haberos ofendido; y propongo firmemente de nunca más pecar, de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, restituir y satisfacer, si algo debiere y por vuestro amor Señor, perdono a mis contrarios. Ofrezcos mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados, y así como os lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que me los perdonareis por los merecimientos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para perseverar en vuestro Santo servicio hasta la muerte. Amén.


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Prodigiosa Santa Margarita de Cortona, mar amargo de penitencia, fecundo tesoro de virtudes, cielo de la paz de Dios, a quien el mismo Jesús enseñó los pasos de la Cruz, en cuyo servicio no admitiste ni la más leve ociosidad, pues estuviste con el Divino Esposo tan amistosa comunicación, intercede con su Divina Majestad, para que yo, por los méritos de Cristo, y de María Santísima su purísima Madre, consiga lo que espero en esta vuestra Santa Novena, si es para mayor gloria de Dios, y bien de mi alma, y si no, Santa mía, dirigid mi suplica, para que este santo ejercicio me ayude a la enmienda de mi vida, y que triunfando de la diabólica astucia, alcance el perdón de mis pecados. Amén.


DÍA PRIMERO
¡Oh gloriosa Santa Margarita de Cortona, consuelo de pecadores, aliento de los frágiles, y ejemplo de los penitentes!  Pues tocada de la piedra misteriosa Magneto con la memoria de la muerte, en los desengaños de un cadáver, supisteis, adultera de la gracia, reconciliaros con el Divino Esposo, despreciando los gustos caducos de la tierra, para adquirir los celestiales: yo os suplico hoy por primer día de vuestra santa novena, que alcancéis con el Divino Esposo, que si hasta aquí embelesada mi alma con los gustos falsos del mundo, no ah seguido los caminos del cielo, ya desde hoy me convierta y reconcilie con nuestro Divino dueño, poniéndome en gracia suya, para proseguir este santo ejercicio en su divino agrado, y si como hijo pródigo, eh disipado los bienes de la gracia, vos Santa mía, con vuestra intercesión valerosa, volvedme a la cas de mi Padre la Majestad Soberana, y alcánzame lo que suplico en esta vuestra novena, si conduce para la gloria de Dios y salvación de mi alma. Amén.


ORACIÓN FINAL
Amantísimo Señor, dulce Jesús de mi alma, yo os adoro, alabo y doy infinitas gracias con la mayor devoción que alcanzan mis frágiles fuerzas, por tanto favor y merced, como hicisteis a vuestra sierva Santa Margarita de Cortona: yo os ruego Señor, por el amor  con que la sacasteis de las tinieblas y lazos del mundo, dirigiéndola a las inaccesibles luces del cielo, y acumulando su alma tan rico tesoro de virtudes, que me comuniquéis con vuestros divinos rayos, y por tus merecimientos, el desengaño y desapropio a las cosas temporales, para que con vuestra divina gracia, acierte a serviros mientras viviere en este miserable destierro, y para que, teniendo dichoso fin, os alabe en la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


DÍA SEGUNDO
¡Oh gloriosa Santa Margarita de Cortona, cielo estrellado de virtudes! En vos resplandece en grado superior la virtud de la humildad: vos Santa mía, supisteis imitar la corona de los humildes Cristo nuestro bien, y abatir el humo de la vanidad y soberbia con la humildad mas acrisolada. Aquí tenéis, prodigiosa Margarita, en vuestra presencia la criatura mas soberbia y vana, pedid a la Majestad Soberana el remedio de mi enfermedad, y pues os humillasteis hasta conocer, que eras digna de más afrentas, que el repudiaros vuestro padre y madrasta de su casa, apreciando ser despreciada en la casa de Dios, más que habitar con los pecadores en los lazos de la vanidad: suplicad a vuestro soberano dueño, que sepa decir con vos, mi padre y mi madre, que es tierra y gusanos, me dejaron, más el Señor con su misericordia, me ah recibido. Alcanzad santa mía, que me recia Dios en su casa, y que, viviendo en humildad profunda, merezca conseguir el fruto que espero en esta vuestra santa novena, si es para honra de la Majestad Divina, y bien de mi alma. Amén.


DÍA TERCERO
¡Oh gloriosa Santa Margarita de Cortona! Dia claro y alegre, que quitas las tinieblas de las conciencias enmarañadas, y dispones a las almas para que consigan el salir de sus culpas. En vos resplandece la virtud de la castidad, vos santa mía, supisteis resistir las más ardientes tentaciones de la sensualidad, y conseguir de vuestro Divino Dueño, la enmienda de los que en el sueño de este vicio estaban embelesados.  Aquí tenéis, prodigiosa Margarita, la criatura mas viciosa en vuestra presencia, pedid a Dios nuestro Señor, el remedio de mi enfermedad, y pues solo con tocar el pan de vuestra mesa, comunicabais virtud para disolver lazos adúlteros y sacar del cenagoso vicio de la torpeza a las almas: alcanzad que mi alma adultera por el pecado, de la ley de la Majestad Divina, rompa los lazos de la culpa y se convierta a la estrecha unión de las gracias, y que guardando fidelidad al Divino Esposo, merezca el efecto que espero conseguir en vuestra santa novena, si es para honra de Dios y bien de mi alma. Amén.


DÍA CUARTO
¡Oh gloriosa Santa Margarita de Cortona, dechado de santidad! En vos resplandece la virtud de la pobreza evangélica: vos Santa mía, supisteis despreciar los bienes de la tierra, por atesorar las riquezas de la gloria. Practicasteis, prodigiosa santa, esta virtud a imitación de vuestro esposo Jesús, y huyendo de tan pestilentes sombras, supisteis buscar la luz de la verdad, despreciando los bienes caducos por conseguir los bienes eternos. Aquí tenéis, hermosa Margarita, el alma, que, aterrada en el aprecio de los bienes perecederos de este mundo, tiene olvidados los divinos. Pedid a vuestro esposo el remedio de mis vicios, el desapego a los engaños de la tierra, y alcánzame de tan soberano Señor lo que pretendo en vuestra santa novena conseguir, si es para honra y gloria de la Divina Majestad, y bien de mi alma. Amén.


DÍA QUINTO
¡Oh gloriosa Santa Margarita de Cortona, cátedra de las maravillas de Dios! Que por el perfecto amor al Divino Esposo merecisteis gozar de su divina presencia y que os dijese estas palabras: “Hija, si desea unirte conmigo con estrecho vínculo de caridad, camina a mi Cruz, que esta es la senda cierta de llegar a esta unión, contempla en mi Cruz los excesos de mi amor infinito, y las bocas de mis llagas sangrientas aliviarán para padecer y te enseñaran a amar.” Aquí tenéis santa mía, el alma más tibia y fría en el amor del Padre de las misericordias y Dios de las consolaciones verdaderas. Alcanzad de vuestro Divino Esposo, que yo me inflame en el amor divino, pase a aborrecer el pecado, para que, caminando por la segura senda de la Cruz, sepa amar a mi Criador y pueda conseguir lo que pretendo en esta santa novena, si es para honra de la Divina Majestad y bien de mi alma. Amén.


DÍA SEXTO
¡Oh gloriosa Santa Margarita de Cortona, paloma cándida y hermosa del divino amor! Que merecisteis de nuestro divino dueño, que os manifestase en sus santas llagas la ingratitud de los pecadores, comunicándoos divinos consuelos para alentar vuestro amor y espíritu, y llegasteis a alimentaros con la sangre de esta Divina Piedra, hasta brotarla por los ojos en fuentes de sanguíneas lágrimas. Alcanzadme santa mía, que me transforme en el amo de nuestro Dueño, y que, llorando mis culpas con mis lágrimas del corazón, salga con vos corriendo tras del Divino Esposo, buscando por las calles y plazas a el que ama a mi ingrata alma, para que, hallándole con la divina gracia, no le vuelva a perder por la culpa. En vos, prodigiosa Margarita confío, que eh de lograr esta dicha y el fruto que pretendo en esta santa novena, como sea para honra de Dios y bien de mi alma. Amén.


DIA SÉPTIMO
¡Oh Gloriosa Santa Margarita de Cortona! Luz y guía de la gloria, piedra pacifica, iris que concilia a los corazones con los resplandores de la Majestad Soberana, aquí tenéis Santa mía, en vuestra presencia a el alma, que siempre ha estado en la noche oscura y tenebrosa de la culpa: comunicadme esos lucimientos que recibisteis del Divino Sol, un rayo, para que, tocando a mi alma, se ilustren mis potencias, y yo haga un claro examen de mis pecados. Alcanzadme, prodigiosa Margarita, que haga una buena confesión fervorosa, y que aborrezca mis delitos, para que, formando de dolor de haber ofendido a la Majestad Divina, merezca por vuestra intercesión, ponerme en su santa gracia, y conseguir lo que pretendo en vuestra santa Novena, si es para honra de Dios, y la salvación de mi alma. Amén.


DÍA OCTAVO
¡Oh Gloriosa Santa Margarita de Cortona! Brillante Topacio del amor divino, haced con vuestros resplandores, que mi alma contemple el amor desordenado como un ídolo inconstante de este mundo, que conozca cuan al revés son sus desordenados halagos, y que como dolosa lengua engaña con sus melodías lascivas. Experimente yo, Santa mía, que, con vuestro patrocinio, aborrezca el amor mundano, y pues eh de parar en un sepulcro, merezca no hacer caso de las prosperidades de este destierro, para que, por este medio, consiga lo que pretendo en esta vuestra santa novena, si es para honra de Dios y bien de mi alma. Amén.


DÍA NOVENO
¡Oh gloriosa Santa Margarita de Cortona! Preciosa amonita, estrella que resistes las sombras del demonio, venciendo las astucias de todo el infierno, mano fuerte y poderosa contra las diabólicas furias, que sabes poner en fuga al infernal enemigo. Alcanzad, Santa mía, de vuestro Esposo Divino, que ya sepa resistir las tentaciones que combaten a mi espíritu, para que, así triunfe en la guerra de mis desordenados apetitos, y merezca que visite a mi alma nuestro Soberano Dueño, para que así, consiga lo que pretendo en esta vuestra santa novena, si es para honra de Dios y bien de mi alma. Amén.








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