jueves, 26 de marzo de 2020

VERSOS A LA DOLOROSA





LA VIRGEN AL PIÉ DE LA CRUZ

Lanzaba el sol su fuego a medio día
Sobre las tristes rocas del Calvario,
El campo estaba ardiente y solitario,
Y hoja ninguna en su árbol se movía.
Busca el leopardo en medio de arenales
Las tibias aguas del Jordán revuelto,
Busca las sombras el venado esbelto
Entre los deshojados carrizales.

Con el vapor de la caliente arena
El cuello tuerce el espinoso cardo
Y entre las grietas del peñasco pardo
Se marchita la flor de la verbena.
En tanto el Hombre-Dios allá pendiente
En la cumbre del Gólgota gemía,
Y sudaba y temblaba en su agonía
Oyendo las blasfemias de la gente.

Tú, Madre del Señor, que cerca estabas
Del Patíbulo horrendo, y casi muerta,
A ratos lloras con la faz cubierta,
La vista a ratos en el Hijo clavas.
Al mirarle temblar suda tu cuello
Y tú alba frente suda y te estremeces,
Sus tristes ojos vuelven á ti dos veces,
Y dos veces se eriza tu cabello.

¡Espectáculo atroz! su sangre roja
Brota caliente, y al brotar humea,
Y á proporción que de Jesús gotea,
El rostro y manos de su Madre moja.
El llanto y el dolor son tu alimento,
Eres pobre, y oscura, y despreciada:
No le debes siquiera una mirada
Piadosa al legionario desatento.

A cada queja que el tormento arranca
De la boca sedienta del Ungido,
Exhalas profundísimo gemido,
Y el llanto limpias con tu mano blanca.
Aun no acababa algún desapiadado
De blasfemar del inocente Verbo,
Cuando escuchabas con dolor acerbo
La risada insultante del soldado.

En tanto el mundo estólido levanta
Hasta el cielo a sus héroes y sus sabios,
Que no eran dignos de poner los labios
Donde el Hijo de Dios puso la planta.

Cómo pudo una mano delincuente
Aplicar en el labio moribundo
Amarga hiel al Hacedor del inundo
¿Su misma Madre hallándose presente?
Cómo no derribó muro y santuario
¿El furor de estruendoso remolino?
Cómo de fuego inmenso torbellino
¿No derritió las peñas del Calvario?
Cómo es, Hija de Abraham, que ver pudiste
¿Los furores de escena tan tremenda?
Cómo al tronar la tempestad horrenda
¿Sin desmayar tu corazón resiste?
Tus lágrimas rodaban a tu seno
Y mojaban tus pechos virginales,
Que nutrieron al Dios de los mortales
Allá de niño en tiempo más sereno.

Cuanto vas con la vista recorriendo
Todo desgarra tu profunda herida,
El muro y torres, la ciudad querida,
El templo augusto, el Olivar tremendo.

En medio del dolor más inhumano,
En contorno buscabas un asilo,
Y en contorno encontrabas muy tranquilo
Al verdugo y al bárbaro romano.
Al espirar el Dios de los judíos
Diste gemidos tristes y dolientes,
Cual suelen las palomas inocentes
En los sauces amargos de los ríos:
Y las manos blanquísimas torcías,
Y las alzabas al tremendo cielo,
Y no encontrabas a tu mal consuelo.

¡Cuán otra estabas en mejores días!
Todo a tu blando corazón aterra;
Cercada estás de pálidos tiranos,
Se palpan las tinieblas con las manos:
Los muertos se levantan de la tierra.

Un formidable terremoto acaba
De esparcir el terror, y tú entre tanto
Temblabas; ¡ay! atónita de espanto
Sobre el Calvario que de horror temblaba.
Tornando al cielo los tus ojos bellos,
Y entre las rocas puesta de rodillas
Enjugas en tus pálidas mejillas
El llanto de dolor con tus cabellos.

Y al recibir al gran Jehová en tus brazos
Todos estremeciéronse tus huesos,
Y en mortal languidez., ni darle besos,
Ni tampoco pudiste darle abrazos,
Pero después le das ósculo ardiente,
Y mil abrazos que el amor demanda,
Acariciando con tu mano blanda
Sus muertos ojos y su helada frente.

Quién creyera al mirar a este hombre muerto
Reclinado en el seno de su Madre,
Que fuese el mismo resplandor del Padre
¿Y el Jehová del mar Rojo y del desierto?

Del Gólgota no lejos algún día,
Para vengar tan bárbaro delito,
Pondrá sus tiendas el romano Tito
Y entonces; ¡ay de la nación judía!
Ay de Jerusalén que ya le espera
¡Hambre y matanza, y fuego pavoroso!
La ceñirán de inmenso contrafoso,
La ceñirán de solida trinchera.

La estrechará feroz infantería,
Y en medio del furor de la batalla
Por la brecha entrarán de la muralla
¡Virgen, perdona a la nación judía!

LAVS DEO

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