CINCO MINUTOS
EN COMPAÑÍA DE NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO
SOCORRO
Tomado del Manual del Devoto del Perpetuo
Socorro, devoción de Iván Arellano
COLOQUIO
-
Pobre hijo mío. A quien las penas y los sufrimientos han amargado la existencia
¿Por qué lloras?... ¿Qué te ocurre?... Acércate a mi con confianza, ábreme tu
corazón adolorido y dime tus cosas, tus pesares y tus tristezas, seguro de que
en mi hallarás el consuelo a tus sufrimientos y el bálsamo de tus males.
¿No
soy tu Madre?... ¿No te amo tanto?... ¿En quién mejor que en mí puedes
depositar tus secretos y tus anhelos? ¿Temes acaso que por tus pasados yerros
me haya olvidado de ti? ¿Crees por ventura que una Madre pueda desoír los
ruegos de un hijo atribulado? ¿Olvidas que mi Hijo Jesús al entregar su Santo
Espíritu en manos del Creador me dejó la misión de velar por la humanidad y ser
mediadora entre la tierra y el cielo? ¿Por qué has dilatado en acercarte a mí?
Ven
Hijo mío, ven a mí lleno de confianza, ábreme tu corazón, pídeme con fé cuanto
necesites, pero hazlo sin tardar con la seguridad de que atenderé tu ruego y
alcanzarás de mí lo que mejor convenga a tu tranquilidad y dicha. Pide, pide
cuanto quieras, que soy tu Madre y dispuesta estoy a concederte lo que pidas, y
al retirarte de mí altar, ve, hijo mío, tranquilo y satisfecho. Y si otra vez
los pesares y sufrimientos vuelven a herir tu pobre corazón, no vaciles, corre
en mi busca y mi Corazón de Madre tendrá para ti un raudal de inagotables consuelos,
de ternura y de amor. Ten fé en mis palabras y serás dichoso, ábreme tu corazón
y dispuesto estoy a oírte.
ORACIÓN
Mírame
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Postrado a tus plantas divinas. Vengo a ti con
el alma adolorida por el sufrimiento, pero llena de fé y de confianza en tu
bondad y misericordia infinita. Óyeme Madre mía, escucha mi plegaria y compadécete
de este tu hijo que con el mar de sufrimientos en que se agita, solo a Ti puede
volver sus miradas y solo en Ti puede cifrar sus esperanzas. Olvida, Madre del
Verbo eterno, que eh sido inconstante en tu servicio, olvida que soy un ingrato
pecador y oye mi plegaria, acude Señora, en mi auxilio y remedia mi gran
necesidad, tiende a mi tu omnipotente mano protectora y con tu palabra conjura
el mal que me amenaza. Ampárame Señora y defiéndeme, eres el manto de mis lágrimas,
el consuelo de mis penas, el bálsamo de mis dolores. Jamás eh acudido en vano
reclamando tu protección y ayuda, siempre eh hallado en Ti el favor y la gracia
que he pedido, y como ayer y mañana como hoy, siempre satisfecho de tu auxilio
llegaré ante tu venerada imagen a bendecir tu nombre y proclamar tus bondades. Con
cuanta razón, Oh Virgen Santa, se te llama bajo la advocación sublime de Madre
del Perpetuo Socorro. Tu misericordia es inagotable y tu amor es infinito. ¡Ven
a mí Oh Santa Madre del Creador, auxíliame, protégeme y defiéndeme!
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