lunes, 27 de abril de 2020

DÍA VEINTISÉIS A SANTA ANA




DÍA VEINTISÉIS A SANTA ANA
Por la señal de la santa cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor Dios nuestro + en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, me pesa de todo corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de pecado, confesarme y cumplir la penitencia. Te ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados. Amén.


ORACIÓN
Vengo ante tu imagen, gloriosísima Santa Ana, para alabar a Dios, que te concedió privilegios excepcionales. Tu infancia, tu juventud, toda tu vida, estuvo consagrada al Señor. Él te dio padres piadosos que sembraron en tu alma la simiente de la virtud que cultivaste y te elevo hasta el altar en que te venero. Sufriste penas muy grandes, fue tu corazón víctima de tormentos que el Cielo permitió, espinas torturantes se clavaron en tu frente; pero en el dolor, en la tribulación, en las tristezas clamaste a Dios; y Dios aumento el raudal de sus carismas para tu espíritu acongojado. ¡Qué comunicaciones tan íntimas tuviste con la más santa de las criaturas, la inmaculada Virgen María, que fue tu verdadera hija! La concebiste en tu edad madura por un milagro del Omnipotente, y fue ella tu delicia, tu encanto, tu santificadora, tu todo como Madre de Dios. Después de tu vida inocente y de tu muerte preciosísima, ocupas en el cielo esplendido sitial cerca de María. La iglesia te venera, tus devotos te aclaman, agradecidos a tus beneficios las multitudes llegan hasta tu altar. Vengo también yo atraído por el irresistible imán de tu patrocinio, vengo a pedirte favores, a invocarte en mis penas y necesidades, a comunicarte mis dolores. Mira como el dragón infernal pretende mi condenación, mira que soy débil y que son muchos los peligros que me amenazan. Consígueme vencer las tentaciones, cumplir con mis deberes, aumentar las virtudes que quiero y debo tener. Te pido por mis necesidades temporales: la salud de mi cuerpo, el arreglo de mis negocios, el éxito de mis empresas, sino se oponen a los eternos intereses de mi alma. Extiende tu manto protector sobre mi familia. Protege mi hogar, bendice a los amados de mi corazón, hazlos vivir en la santa paz cristiana. Ruega por mis amigos y enemigos, por los pobres que sufren, por los encarcelados, por los peregrinos, por los que agonizan. Auxilia a la Iglesia; que los prelados, sacerdote y fieles, cumplan con sus deberes sacratísimos para honor de Dios y bien de las lamas. Alcanza toda clase de bienestar para mi patria, que tanto te venera y ama, porque es la patria de María, de tu hija santísima que quiso escogernos como hijos de su maternal predilección. Confío en que me escuchas y que los ecos de mí plegaria lleguen hasta los cielos, en donde eres feliz mirando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amen.

(Con licencia eclesiástica)




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