miércoles, 5 de agosto de 2020

Novena en honor de Nuestra Señora de Lourdes


Por el Prebendado 
DON ALEJANDRO LARRAÍN


____⧪⧪⧪____

Revista 
LA GRUTA DE LURDES 
 VIÑA DEL MAR
año 1922


VISITA A NTRA. SEÑORA DE LURDES DE MIRAMAR
   ¡Virgen sma. de Lourdes de Viña del Mar! Vedme postrado a vuestros pies; vengo a visitaros en esta bendita gruta y en esta prodigiosa imagen, que habéis escogido para manifestar de continuo las infinitas misericordias de vuestro Corazón de madre.
  Habiendo oído que llenáis de Gracia a cuantos imploran en esta gruta vuestros favores y solicitan vuestra protección ante vuestra milagrosa imagen, que reparte bondades, vengo en este día, y con todo amor y devoción me atrevo a implorar vuestra misericordia. Oíd mis súplicas, madre clementísima; despachad favorablemente mis ruegos, la necesidad particular que al presente me trae hasta este santuario, testigo de tantas maravillas (exprese la gracia que se desea conseguir) , si ha de ser para Gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
3 avemarías
(El excmo. Sr. Nuncio, Mons. Aloisi Masella concedió 100 días de indulgencia por cada avemaría que se rece ante la imagen de esta gruta)  


ADVERTENCIA
  Hacia el año 1874 el Prebendado de la Iglesia Metropolitana de Santiago, Pbro. don Alejandro Larraín, escribió una Novena en honor de Nuestra Señora de Lourdes. Fue la primera que se publicó en nuestra patria.
  De esta Novena se han hecho varias ediciones. La de 1922 fue editada por nuestra gruta de Lourdes de Viña del Mar. Ahora volvemos a editarla, aunque con algunas pequeñas variaciones.
  Además, desde esa fecha de 1922 la gruta de Lourdes de Viña del Mar ha adquirido un auge tal, que juzgamos muy oportuno añadir algunas breves publicaciones acerca de Nuestra Gruta y Santuario viñamarinos.
  Esperamos que esta nueva edición de la novena de Ntra. Sra. de Lourdes tenga aun mayor aceptación que las anteriores, debido al auge que la devoción a la Sma. Virgen, bajo la advocación de Lourdes, ha tenido en todo el país.


ORACIÓN PREPARATORIA
   ¡Oh Dios, Redentor del mundo, que al haceros hombre para sufrir y morir por nuestro bien, quisisteis nacer de una Virgen, a quien adornasteis de todos los tesoros de vuestra gracia, desde el primer momento de su existencia! Yo vengo a tributaros los más profundos homenajes de admiración y de alabanzas por tan inestimables favores otorgados a esa criatura, prodigio de vuestra bondad; ser el más amable, el más puro salido de vuestras manos Divinas y en el cual habéis hecho ostentación de vuestros inefables atributos.
  ¡Bendito seáis, Señor, por esa creación singular! ¡Bendito una y mil veces por los dones concedidos a María, si es Madre vuestra, es también madre dulcísima de todos nosotros!¡Que los ángeles y los hombres, que los cielos y la tierra repitan en coro:¡ Gloria, alabanza y bendición eterna al Creador, por haber hecho a María tan bella y tan Santa! ¡Gloria, alabanza y bendición sin fin a Dios, porque creando a María, la preservó de la mancha original y la hizo Reina del universo!
  Pero Señor, para que mi alabanza sea digna de vos y de vuestra augusta Madre, purificad mis labios, llenad de vuestro santo amor mi corazón, alejando de él mis culpas, yo me duelo de ellas, las lloro amargamente, y os prometo, Señor, jamás volver a cometerlas ¡Oh Dios, Hijo de María! Hacedme esta gracia y la de obtener el favor especial que reclamo de vos en esta novena. Amén



SALUTACIONES A LA VIRGEN DE LURDES
  •    Bendita seáis ¡Oh María! por haberos formado Dios, Eterno Padre, la más pura y hermosa de todas las criaturas, preservándoos de la mancha original. Dios te salve María...
  • Bendita seáis ¡Oh María! por haberos escogido el eterno Hijo para digna Madre suya, y de hecho vuestro purísimo seno el tabernáculo de su grata habitación. Dios te salve María...
  • Bendita seáis ¡Oh María! por haberos destinado el Espíritu Santo para su amada esposa, asociándoos tan intimamente en el adorable misterio de la encarnación del Divino Verbo.Dios te salve María...


PRIMER DÍA
Venid a visitarme durante quince días...
quiero ver aquí a muchos...
 ¡Oh María! Qué delicia es para mí el pensar que sois poderosa medianera para con Dios. Él ha depositado en vuestras manos las gracias de que yo necesito y ningún  favor quiere dispensarnos sino por Vos. ¡Ah! deseáis mucho que a Vos acudamos y nunca cesemos de tributaros veneración y amor, para daros motivo de favorecernos. ¡Bendita seáis por ello, Señora!Yo satisfaré esa aspiración de vuestro amor maternal, y desde hoy pongo en Vos, después de Jesucristo, la esperanza para Salvarme. Ved pues, las muchas miserias de mi alma; remediadlas, Madre querida. Haced que mi corazón suspire por adquirir las virtudes  que han de adornar a un hijo vuestro. Llenadme de un celo ardiente por atraer a vuestro amor a todos mis prójimos, ya que el amaros a Vos es señal de predestinación y gracia de las más preciosa que nos otorga el Cielo. ¡Ah! ¡nunca se apague ese amor en nuestras almas! avivadlo Madre mía, para que por Vos logremos el ir a bendeciros en el templo de la Gloria. Amén.


EL AVEMARÍA DE LURDES

Madre de Dios, madre mía
del alto Cielo Señora
acoge al triste que llora
y Dios te salve María...

Con tu bendita eficacia
ruega por los afligidos
reina de los escogidos
pues eres Llena de Gracia...

Tu nombre santo bendigo
postrado ¡oh Virgen! de hinojos
y hallo esperanza en tus ojos
porque el Señor es contigo...

Bendita, Bendita eres,
sagrario de la ternura
Virgen santa y la más pura
entre todas las mujeres...

Mi amor acoge en tributo 
de mi admiración cristiana
árbol del que vida emana
del que Bendito es el fruto...

Por el que murió en la Cruz
sálvanos, ser escogidos
que a redimirnos venido
fue, de tu vientre Jesús...


DEPRECACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

  ¡Virgen amable, Reina y Señora de cielos y tierra! aceptad la humilde ofrenda de amor que he venido a tributaros. Miradme como hijo y siervo vuestro. Despúes de Dios, es a Vos a quien pertenezco; y para significaros mejor mi consagración os presento de nuevo mi corazón y mi alma, mis sentidos y todo cuanto poseo. Defendedme como a cosa que es vuestra, y no permitáis jamás que se apague el amor que vuestras bondades han hecho nacer en mí, Sí; yo acudiré siempre ante vuestra imagen sagrada a implorar esta gracia; porque sé que, amándoos, yo seré  grato a los divinos ojos y me salvaré. Presentad mis súplicas a los pies de Jesús, vuestro hijo, y haced que no haya implorado en vano vuestra ternura maternal. amén
  Bendito y alabado...


SEGUNDO DÍA

Decid que se levante aquí un templo en mi honor...
  ¡Cuán digna sois, oh María, de ser alabada! si vuestro Hijo Santísimo ha impuesto  a los cielos el deber de honraros, y de todos los espíritus angélicos y los santos que triunfan gloriosos se inclinan reverentes delante de Vos, y se unen en un himno perpetuo de veneración y de respeto para bendecir vuestras grandezas ¿cómo las criaturas de la tierra no habíamos de unirnos también para repetir el mismo cántico y celebrar a porfía vuestras virtudes y la dignidad augusta  de Madre de Dios y Reina de los Cielos a que os ha sublimado el Altísimo? ¿Cómo no postrarnos ante vuestra imagen sagrada y erigir templos en vuestro honor? Yo haré, desde hoy, mi más dulce deber de proclamar vuestras glorias y que todos os conozcan y os amen. Al menos, de cuantos dependen de mí, yo reclamaré para Vos esa alabanza. Vuestros santuarios y templos me verán siempre asíduo en venerar los bellos títulos con que la Iglesia os invoca, y nunca me sentiré harto de la gloria y alabanza con que el mundo os paga los favores que os debemos. ¡Oh Reina de nuestros corazones! viva yo animado de este deseo, y al expirar, sea la última palabra de alabanza a mi madre que está en los Cielos. Amén.


TERCER DÍA

Orad mucho por los pecadores
    ¡Oh Virgen, llena de bondad! si en los Cielos, en donde moráis gloriosa, pudiérais sufrir, derramaríais abundante llanto y vuestro dolor fuera inconsolable, al contemplar las desgracias de los infelices pecadores. Muertas sus almas por la culpa, cerrado el Cielo para ellas, sin Dios y ajenas a la Vida de la Gracia, las veéis correr miserablemente a su eterna ruina. Por eso queréis incesante de todos los hijos de la Iglesia se una a vuestras suplicas en bien de esos desgraciados . Madre mía, comprendo vuestro amor y vuestra tierna solicitud. Aunque culpables, son vuestros hijos y os interesáis por su suerte. Yo, desde hoy rogaré siempre por los que no conocen a mi Dios, y por eso no lo aman, yo rogaré porque el buen Jesús atraiga a su Iglesia a los que viven en el error, no cesaré de clamar por las tristes víctimas del vicio o la indiferencia por sus intereses eternos. Pero a Vos clamo ¡Oh María! para pediros que no ceséis de interponer vuestros ruegos en bien de las almas por las cuales Jesús vertió su sangre y Vos vuestras inocentes lágrimas. ¡Oh Virgen piadosa! que se salven los pobres pecadores. Amén.



CUARTO DÍA


                  Orad mucho por los pecadores... besad la tierra por la conversión de los pecadores

   ¡Oh Madre piadosa que aceptáis complacida la súplica que hacemos llegar hasta Vos por los pecadores! yo quiero asociarme a vuestro tierno empeño por la conversión de esas felices almas. Al veros a Vos excitándonos a inclinar la divina clemencia en favor de ellos, no resisto ya, y os ruego que por vuestras manos, presentéis al Señor mi humilde ofrenda. Cuando la enfermedad me visite y los dolores aflijan mi cuerpo, cuando las penas interiores agiten mi espíritu o la Providencia me envíe otra clase de pruebas, ¡oh María! desde ahora quiero sufrirlo todo para obtener a mis desgraciados hermanos las lágrimas del arrepentimiento. Mis oraciones y mis trabajos, todo deseo unirlo a los méritos de mi redentor y a los vuestros, Madre mía, a fin de que las gracias de lo alto desciendan al alma y corazón del pecador y el amor divino triunfe en el. ¡María, a quién tantas lágrimas cuestan los pecadores, sed siempre mi refugio! Amén.
  


QUINTO DÍA

Penitencia... penitencia... Penitencia

    ¡Dulcísima Señora y Madre nuestra, María! ¡Cuán tiernamente amáis a los corazones inocentes, ajenos a la mancha de la culpa! Los amáis porque se asemejan a vos, Reina de las almas puras y fieles al Señor. Mas no por eso desecháis a los culpables que injurian la Majestad Divina y se hacen dignos de las eternas venganzas. Muy al contrario, ellos encuentran en vos un asilo seguro contra la ira del Cielo, si acuden a solicitar vuestro amparo con las lágrimas de sincero arrepentimiento. Parece que de vuestro Santuario se desprendiera a cada instante una voz que clama ¡penitencia! Señalándoos en esta virtud el único camino que queda para llegar al Cielo, si hemos perdido la gracia de vuestro Hijo. Yo, Señora, he escuchado hoy esta voz, y fiel a ella, vengo a pediros que me presentéis vos, por vuestra mano, ante el trono de la divina clemencia, Sí: decid ¡oh María! a vuestro Hijo que me salve, decidle que os interesáis por mí, que soy vuestro; pedidle las lágrimas que me faltan, las lágrimas del corazón, que me purifiquen y obtengan el perdón de mis pecados. Amén.


SEXTO DÍA 

Lavaos en el agua de esa fuente

   ¡Oh Madre de la divina gracia celestial, María! Vos que me mostráis el camino del arrepentimiento para que me regenere y me salve, me señaláis igualmente, las aguas de la penitencia, el baño saludable de ese Sacramento, para que en él me recoja la dulce palabra del perdón de los labios de vuestro Hijo adorable. Pero, Madre mía, yo muchas veces me he acercado a ese Sacramento, sin lograr de él los frutos de Vida. He vuelto a caer en mis faltas y a inutilizar los favores de lo Alto. Señora, rogad hoy por mí, y obtenedme el bien inestimable de que llegue siempre a los pies de Jesús, cual otro hijo pródigo, dolorido y lleno de amor, para que la sentencia que se produce a favor mío en la tierra sea confirmada en los Cielos, y reciba, no sólo el perdón de lo pasado, sino las fuerzas para ser fiel a mi Dios hasta el último aliento de mi Vida. Amén.


SÉPTIMO DÍA

Bebed y lavaos en el agua de esa fuente, comed de la yerba que allí crece

¡Oh María, por quien vino Jesús al mundo! ¡Virgen Purísima que disteis la carne al Salvador que descendió del Cielo para redimirnos! ¡cuánto deseáis que nos postremos al Altar Santo y nos alimentemos con el divino Pan de la Eucaristía! Allí está la Fuerza, allí la verdadera Vida Sin ese Pan no podemos ser justos, no tendremos a Dios con nosotros ni la esperanza de resucitar gloriosos con el Redentor de los Cielos. ¡Madre nuestra! Yo deseo ardientemente atraer a mí la Vida que se bebe en esa fuente de todas las gracias, y me dirijo hoy a vos para conseguir ese bien. Alcanzadme la pureza, la fe, la confianza, el amor y la humildad que necesito a fin de acercarme cual debo al divino Banquete; que mientras viva, experimente hambre de ese Pan de los fuertes; para que, robustecido con él, no desfallezca en los días de mi peregrinación en el mundo, hasta que vea lucir sobre mí los esplendores de la mansión en que reináis gloriosa. Amén.



 OCTAVO DÍA
 
Soy la Inmaculada Concepción

¡Oh Madre mía! ¡ Qué grato me es saludaros pura e inmaculada desde el primer instante de vuestra existencia! ¡Qué bella y radiante os contemplo! Superior en santidad a los mismo ángeles, sólo sois inferior a vuestro divino Hijo. Yo os amo ¡oh María! y quiero manifestaron mi amor, no cesando nunca de alabar vuestra pureza y los dones preciosísimos con que el Cielo os enriqueció, preservándoos de la mancha original. Pero, Señora, si nosotros tenemos que llorar, al nacer a la Vida hijos de ira y de maldición, tenemos en vos una madre que nos ama y que puede alcanzarnos la gracia de que fuimos despojados de Adán, el primer hombre y el primer culpable. Haced que conservemos siempre ese rico tesoro de la gracia, que prefiramos perderlo todo a perderla; que sepamos defenderla contra tantos enemigos, empeñados en nuestra ruinay que, si por nuestra desgracia llegamos a ofender al Señor con una culpa grave, busquemos en las Lágrimas y los Trabajos de una pronta y sincera penitencia, la sincera penitencia, la Misericordia y el perdón de Dios, y la fuerza para serle fieles hasta el fin de nuestra Vida ¡Oh Virgen Gloriosa! Uníos a mis súplicas, para obtener este favor y el especial que imploro hoy por vuestros ruegos de la divina clemencia. Amén.


 ÚLTIMO DÍA

María recrea con su presencia a la humilde aldeanita

   ¡Quién me diera, oh María, penetrar los brillantes espacios de los Cielos, contemplar el trono de vuestra gloria gozarme con la presencia de esa reina que llena de santo amor a los ángeles! Si en los días del destierro, en que sólo nos iluminan las luces de la fe, el alma se extasía al meditar vuestra belleza, ¡qué emociones serán las mías si logro llegar al paraíso y os veo, oh, Virgen santa! Aunque soberana de la gloria, sois mi madre; iré con confianza hasta vos; me arrojaré a vuestros pies y me permitiréis aún acercarme hasta vuestro corazón, y allí comprenderé cuanto habéis hecho por mí, hasta conducirme a la felicidad suprema. ¡Oh María!que esta esperanza me aliente y que lleno del Amor de Jesús y del vuestro, no apegue el Corazón a los frívolos bienes de este mundo. Que viva para Jesús y para vos y que ambos seáis mi eterna recompensa. Amén.

   
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...