viernes, 17 de abril de 2020

NOVENA A LA SANTA CRUZ DE MOTUPE






NOVENA A LA SANTÍSIMA CRUZ DE MOTUPE

ACTO DE CONTRICCIÓN
Único Dios y Señor mío, creo firmemente estar delante de tu infinita majestad, en cuya adorable presencia tiemblan y se postran humildemente todos, los ángeles y potestades del cielo, y por lo tanto, también yo, vuestra miserable criatura anonadada aquí delante de ti, te adora y reconozco por único creador, conservador y redentor mío- así te ronda todas las gracias, que pueda con todo mi corazón y con toda mi alma, por los innumerables beneficios que has hecho hasta ahora con toda liberalidad y amor. Sumamente me pesa, oh Padre de Misericordia, de haberos correspondido tan mal, con tal graves y repetidas culpas, teniendo presente para confusión mía que han sido ofensas contra ti, que eres bondad infinita y propongo desde este instante con la firmeza de mi alma, nunca ofenderte en lo futuro, ruego me concedas tu santo espíritu para poder meditar aquí en tu presencia como fruto de mi alma y gloria tuya, los misterios que encierra la Cruz preciosa, que murió tu único hijo que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


ORACIÓN
Señor mío Jesucristo danos tu gracia, y concédenos cuanto tiene prometido a los que hacemos memoria de tu pasión y muerte en la Cruz, os lo pedimos por tu Santísima Madre, por cuya poderosa mediación, espero conseguir todo lo que deseo y pido para alivio y bien de mi pobre alma. Amén.


ORACIÓN A LA SANTÍSIMA CRUZ DE MOTUPE
Invocando tu nombre ¡Oh misericordiosa Cruz! Bendita es tu existencia en el tradicional cerro Chalpón, tu esplendor entre nosotros alumbra como foco luminoso bajado del cielo. ¡Oh misericordiosa Cruz de Chalpón! Que postrado ante ti imploro tu bendición, no me abandones de tu seno, por la sangre que derramó nuestro Señor Jesucristo, sálvame de tanta desgracia, que con tu presencia todo consigo. Amén.


DÍA PRIMERO
CONSIDERACIÓN
Considera como pronunciado, yo, el decreto de muerte contra el santo de los santos, ya estaba preparada la Cruz, que había de ser el instrumento de su pasión, mira a Jesús, como la percibe, se postra delante de ella, la recibe y se dispone para llevarla. ¡Oh Cruz santa! ¡Oh Cruz preciosa! La había esperado y deseado el Redentor, suspirado por ella ardientemente desde el primer momento de su vida, se le carga sobre sus espaldas y toma el camino del calvario para consumar allí su sacrificio. ¡Oh dolor! ¡Oh espectáculo! Que aflige el cielo, y sin embargo la tierra se manifiesta insensible. ¡Oh almas cristianas! Redimidos por la sangre de un Dios, venid, unámonos desconcierto, consideremos a nuestro Rey, con aquella diadema sangrienta, con que le han coronado nuestras culpas, veámosle desfallecer bajo el formidable peso de la Cruz que carga ¿Sabemos insensible del dolor que le causamos? ¿no procuraremos aliviarte tus tormentos? Ya ves a este inocente Isaac, cargado con la leña de su sacrificio, conducido y arrastrado, mas bien, hacia el lugar de su tormento ¡Que triste y dolorosa carrera para el Salvador! Debilitado, falto de sangre y de fuerzas apenas puede sostenerse, cada paso que da es señalado por una caída, ni hay lugar que no quede teñido con alguna gota de la corta porción de sangre que le ha quedado, no sirve, sino que, para exasperar el furor de sus enemigos, permíteme que os acompañe ¡Oh adorable Salvador mío! Y que durante vuestro viaje al calvario os manifieste los sentimientos de mi corazón.


ACTO DE AMOR
Dios mío, Salvador mío, Redentor mío, esperanza mía de todas mis cosas ¿Cómo podría sino amares? Si yo os amo, por lo menos deseo amaros de todo mi corazón, haced que os ame únicamente por vos mismo, y que os ame más que a todas las cosas, que no quiera otra cosa que a vos os ame más que a todas las cosas, con el miso amor sobre la Cruz, como os aman los santos del cielo y que os ame toda mi vida en la tierra para amaros después eternamente en la eternidad. Amén.


ALABANZAS A LA SANTÍSIMA CRUZ

R/: Bendigamos a nuestro Jesús
Y adoremos todos a la Santísima Cruz.

Única esperanza de nuestro consuelo
Que todo el cielo con firmeza afianza
Por ti solo alcanza el cristiano la luz
¡Oh árbol! Sacrosanto el más excelente
Donde tu está pendiente el que es santo
Santo fruto por lo tanto es nuestra salud.

Tu eres el honor, la gloria del mundo
Y árbol fecundo te hizo el Salvador
A ti todo color y toda gratitud
A ti Cruz bendita, el género humano
Adora cristiano, contempla y medita
Gracia solicita de tu plenitud.

Salve vital leño que a todos das vida
Po quien fue vencida la muerte y su sueño
Vos sois el diseño de toda virtud
Cordero inocente, tú que padeciste
Y moriste, quisiste por ser obediente
Hasta que penitente me goce en la Cruz.

¡Oh Cruz! Cuyos brazos amor nos pregonan
Y el alma aprisionan con sus dulces lazos
Libertad mis pasiones de la esclavitud
¡Oh Cruz! Todo honor, Cruz todo consuelo
Cruz que por modelo nos da el redentor
Has que sea tu amor mi solicitud.

¡Oh Cruz! Adorable, Cruz llena de gloria
De misericordia, fuente inagotable
Hazme inseparable de la rectitud
Señal que ostenta y ha de aparecer
Día que ha de ser amargo y de cuenta
Haga de mi alma sedienta de gratitud.

ORACIÓN
¡Oh buen Jesús mío! Único amor y bien de mi alma, por aquellos dolores que padeciste en la Santísima Cruz y señalándome por aquella acerbísima amargura que sentiste cuando se arrancó vuestra preciosísima alma de vuestro cuerpo santísimo, ¡Oh! Ruego, Señor, tengáis misericordia de mi alma, y cuando salga de mi cuerpo, os suplico la gloria, llevéis a la gloria a gozar de vuestra presencia por toda la eternidad. Amén.


SÚPLICAS
¡Oh Santísima Cruz de Chalpón! ¡Oh inocente y piadoso Cordero! ¡Oh pena grave y cruel! ¡Oh pobreza de Cristo mi Redentor! ¡Oh llagas muy lastimadas! ¡Oh Corazón traspasado! ¡Oh Sangre de Cristo derramada! ¡Oh muerte de Cristo amarga! ¡Oh majestad de Dios digna de ser reverenciada! Ayúdame, Señor, a alcanzar la vida eterna a la hora de mi muerte. Amén.


Esperanza de los cristianos. R/: Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
Resurrección de los muertos
Guía de los ciegos
Camino de los desesperados
Báculo de los cojos
Consuelo de los pobres
Freno de los ricos
Destrucción de los soberbios
Pena de los que viven mal
Triunfo contra los demonios
Vencedora del diablo
Pedagoga de los jóvenes
Sustento de los necesitados
Esperanza de los aburridos
Gobernadora de los navegantes
Puerto de los que peligran
Muro de los obsesos
Madre de los huérfanos
Defensora de las viudas
Consejera de los justos
Consuelo de los atribulados
Guarda de los niños
Cabeza de los varones
Fin de los ancianos
Luz de los que se sientan en las tinieblas
Grandeza de los reyes
Escudo perpetuo
Sabiduría de los necios
Libertad de los esclavos
Filosofía de los emperadores
Ley de los impíos
Pregón de los Profetas
Anuncio de los Apóstoles
Gloria de los Mártires
Abstinencia de los Monjes
Castidad de las Vírgenes
Gozo de los Sacerdotes
Fundamento de la Iglesia
Cautela de la redondez de la tierra
Repulsa de ídolos
Destrucción de sus templos
Escándalo de los judíos
Perdición de los impíos
Virtud de los inválidos
Medida de los enfermos
Limpieza de los leprosos
Descanso de los paralíticos
Pan de los hambrientos
Fuente de los sedientos
Protección de los desnudos

¡Oh Cruz Santa! Precioso altar de propiciación, fuente de todas las gracias, árbol de la vida y monumento eterno de las misericordias divinas, tu eres la que has llevado este sagrado depósito, la que has recibido en tus brazos al santo de los santos y la que ha sido rociada con esta sangre adorable, ahí por cuantos títulos merezcas el homenaje de mi respeto y veneración. Ojalá que fueses siempre grabada en mi corazón y que abrace en él, los pródigos de aquella gracia que está depositada en ti.


ORACIÓN
¡Oh Señor mío Jesucristo! Que te dignaste revelar a Santa Elena el lugar donde se ocultaba la Cruz, para enriquecer por ella a tu Iglesia con este precioso tesoro, concédenos por su intercesión, que, por el precio de vital leño, consigamos los premios de la vida eterna, tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.






DÍA SEGUNDO
CONSIDERACIÓN
Considera alma mía, como llegado el Salvador al lugar donde debía cumplirse la más cruel sentencia la cual es para Jesucristo, como dice el Padre San Agustín, un altar en donde se sacrificaba por la víctima, era necesario que Jesucristo consumase el suyo con su muerte. ¿y que holocausto más perfecto ni más perfecto que el de Jesucristo sobre la Cruz? Sacrifica todo lo que tiene y lo que es, sacrifica su libertad, reduciéndose a la condición de siervo, sus bienes por la desnudez que padece, su cuerpo por los vivos dolores que sufre, su corazón por las amarguras interiores de que está inundado y finalmente su vida o la muerte más cruel, sacrificado y víctima se ofrece así mismo a su Eterno Padre, ¡Oh prueba admirable de su amor por la humanidad! Melquisedec cuyo sacerdocio es eterno, sacerdote del altísimo, que ofrece, no víctimas extrañas, sino su propio cuerpo, no la sangre de los animales, sino la sangre del cordero inmaculado.



DÍA TERCERO
CONSIDERACIÓN
Considera a la Cruz, la cátedra donde Jesucristo instruye y en efecto ¿en donde este divino Salvador nos ha enseñado tan plena y eficazmente como en la Cruz? En donde nos ha manifestado de una manera tan sencilla y admirable las verdades fundamentales, las verdades evangélicas, las verdades de mortificación, en una palabra, las verdades de nuestra salud. La grandeza de un Dios no puede ser dignamente adoradas por un Dios, el rigor de su justicia, que no puede ser dignamente, sino una victima divina, la enormidad del pecado, que pedía tal víctima y la excelencia de nuestra alma, que no podían ser redimidas, sino a tanto precio, no son todas estas verdades luminosas que salen del seno de la Cruz. No fue en la Cruz en donde más eficazmente, que es la montaña nos manifestó, estas máximas, grandes y sublimes de la pobreza del espíritu, hallándose desnudo de la muchedumbre por ser el mismo carácter del cordero divino, que se dejo degollar si quejarse del llanto y la persecución, para ser semejante al Santo de los Santos, que ha sufrido persecuciones y ultrajes. ¿Qué si el espíritu de la Cruz, puede darnos una inteligencia para saber ser discípulo? ¿Qué cosa dirá la Cruz, cuando el que descansa en aquella dura cama, lleno de dolores y tormentos, abre su divina boca para pedir perdón por sus enemigos? Abre, oh alma mía, tus oídos para oír tu voz celestial, maestro abre tu boca en la cátedra de la Cruz, para hablar, no la abre para pedir fuego que los abrace con ellas, ni para echarles su maldición como Noé y Eliseo, a los quienes carecían, sino para rogar a su Eterno Padre que les perdonase el pecado que cometían crucificándole y escarneciéndole, doliéndose más del daño que le venía por esta culpa que de los tormentos e injurias que de ellos recibía ¡Oh lección toda de amor! ¡quien pudiera estudiarla desde este punto! Vos Señor, me diréis, miradme después y obrad, escuchad mi palabra, pero sobre todo seguid mi ejemplo, yo ruego, rogar por vosotros conmigo, yo padezco, obedeced conmigo, tal caridad como esta, para que yo también ame a mis enemigos y ore por los que me persigue y os persiguen, perdonad a todos ¡Oh Padre de Misericordia! Para que gocen de ellas por todos los siglos de los siglos. Amén.


DÍA CUARTO
CONSIDERACIÓN
Considera a la Cruz como el tribunal supremo, en donde juzgará y sentenciará al Salvador de todo el universo, en este trono de justicia y tribunal tan espantoso, es en donde ¡Oh Jesús mío! Pronuncias tantos decretos y donde comenzareis a ejercer vuestros formidables juicios en el momento de vuestra muerte, cuando dos criminales, que tenéis en vuestro lado, salvasteis a uno en virtud de una gracia inefable y condenasteis al otro, usando el rigor de vuestra justicia desde esa Cruz, será, oh Dios mío, desde donde me juzguéis, algún día, llamareis al juicio contra mí, aquellas gracias que él, habéis concedido por los méritos de esta Cruz, haréis presente la obligación que me imponía de seguiros de llevar mi Cruz, de morir a mi mismo y de llegar, a ser copia viva del gran madero que me propináis. Si en aquel momento, halláis en mí una conformidad Santa como vos, elevado a un madero, ejercéis conmigo un juicio de misericordia, y daréis a mi favor una sentencia de vida como la que disteis al ladrón, hoy estarás conmigo en el paraíso, pero si fuese conforme a vos ¡Oh Dios mío! No tengo que esperar sino una sentencia de muerte ¡ah! Cual sería entonces mi desdicha, si en aquel, que no deseaba si no ser mi Padre, no encontrarse, yo sin un juez terrible, si en el que debería se mi Salvador, no hallase yo si no a un Dios lleno de venganza, y si aquella misma Cruz, que según los designios de Dios, debía ser el instrumento de mi salud, por el abuso que yo haya echo de él, llegue a ser título de mi condenación ¡Oh Salvador del Mundo! En cuyas manos clavadas en la Cruz, esta la llave de David, con la cual abrir y ninguno cierra, y cerráis, y ninguno abre, ábreme las puertas del cielo que mis pecados cerraron y cerradme las del infierno, que ellas abrieron, para que, en el día de mi muerte, pueda como el buen ladrón, entrar con vos en el paraíso.


DÍA QUINTO
CONSIDERACIÓN
Considera la Cruz como el gran libro que debes leer continuamente y el espejo fiel que debes consultar porque nada hay que ella no se enseñe, si redentor mío, así como vuestro evangelio en una expresión fiel de la Cruz. Si la Cruz es un compendio fiel de todo evangelio, si aquí contemplo vuestro amor y la autoridad que me mostráis, en medio de tantos desperdicios y dolores, atiendo a las obras de piedad y misericordia y las obligaciones de vuestro oficio, como si no estuvieras padeciendo, ya que hagáis, por vuestros enemigos, como sumo sacerdote, ya que prometéis el paraíso como redentor, y ya miráis por tu madre como hijo y por tu discípulo maestro. Pondera alma mía, estas lecciones que diera Jesús en el libro de la Cruz, mujer ve ahí a tu hijo, ves aquí al que concediste por el Espíritu Santo y pariste sin dolor al que reclinaste en un pesebre en medio de dos animales, y lo amantaste con tus pechos, al que trajiste en tus brazos de una terrible Cruz, y en medio de dos ladrones, todo desangrado y desfigurado, mira si me conoces por hijo y si me mandas algo como Madre, y si calles y no me dices nada en mi lugar, te dejo a mi discípulo, ¡Oh Jesús mío! Gracias te doy, dulcísimo Padre mío, por haber encargado a tu Madre que nos tome por hijos, haciéndonos con esta, tus hermanos ¡Oh Virgen benditísima! Desde ahora os miraba confiadamente, veis aquí Señora a vuestro hijo, acordaos de que os manda vuestro Unigénito que me tomaste por hijo adoptivo, reconocedme por tal y mirad por mi remedio, y a vos ¡Oh glorioso Evangelista! Suplicad a vuestro dulce maestro, me de espíritu de Hijo que os dio para su madre, para que le sirva yo como le serviste, en fin ¡Oh Salvador mío! Pues si tan liberal mostráis en la Cruz, que dais vuestro paraíso al ladrón y vuestra Madre al discípulo que os ama, usad conmigo de esta liberalidad, dándome en esta vida, devoción cordial con vuestra Madre, por cuyo medio espero hallar entrada en el paraíso, donde reina con vos, y con ella por todos los siglos. Amén.


DÍA SEXTO
CONSIDERACIÓN
Considera alma mía, a la Cruz Santísima, como un lugar de oración, mira como habiendo cumplido en ella Jesús todos los oficios de piedad, caridad y ternura para con los hombres, quiso en aquellas tres horas de tinieblas que sucedieron, ocupase totalmente en orar, aplicando sus oraciones para todos los fieles que tenía presente, de los cuales eres tu uno ¡Oh Salvador adorable! ¡Víctima inocente! Que multitud de objetos diferentes, no se te presente aquí vuestra vista, los pecados que los hombres han cometido en todos los hombres, vienen como tapel a colocarse al pie de vuestra Cruz para ser lavados en vuestra sangre preciosa, y todos los pecados que han existido en adelante están presentes a vuestra vista y a vuestro corazón, concibes todo el honor de tus culpas, lleváis todo su peso, bebéis toda su amargura, os sacrificáis por ellos por su salud, sufrir solo por librarlos de los tormentos y morís para darles vida, que sentimientos no existiría en admirable corazón, cuando descubrieron por todos los siglos, se os presentara por una parte tantas almas, que abrazan la Cruz con vos y por vos, y por otras tantas que le detestaban y mal están profanando el fruto precioso de vuestra pasión. Que conjuga al ver que os desamparo, apartándome de vuestra voluntad, por cumplir la mía que aún, vuestros discípulos os dejan solo  y millares de hombres dejan la fé, atropellan vuestros sacramentos y de Jesús no me espata que os quejáis de este desamparo, cuando también os veo desamparado en este mundo a unas naciones, no quieren recibir nuestra fé, la dejan con descaro y escándalo, y otras que aunque reciben vuestra ley, omiten su cumplimiento, uno en fin desamparan a otros ¡desamparados en unos pequeñuelos! ¡Oh Padre Eterno! No desampares así a vuestros hijos, pues también lo ha ultrajado en su pasión, que sea de todos conocido y adorado por ella ¡Oh Maestro dulcísimo! No me desampares con demasía y cuando desfalleciera tu virtud, no me abandone tu gracia, aquí os alienta la confianza.


DÍA SÉPTIMO
CONSIDERACIÓN
Considera alma mía esta palabra que salió de los labios del Señor en el árbol santo de la Cruz, mi virtud se secó como una teja y mi lengua se pegó al paladar, llegué a estar como polvo, a punto de padecer ¡Oh valeroso Sansón! Que después de matar a los filisteos infernales con la quijada de un juramento, cual es el hombre a quien redimisteis, tenéis mortal sed, pedid a vuestro padre que, de esta Cruz, en que venciste a nuestros enemigos, saque una fuente de agua con que apague vuestra sed ¡Oh piedra viva y paternal de juego amoroso! Pues estáis herida con la vara de la Cruz, brotan como la piedra que hirió a Moisés, unas fuentes de agua con que refreguéis vuestra afligida lengua, más ya ves Señor, que vuestra caridad no requiere sino brotar un arroyo de sangre, para lavar nuestras culpas, porque su refregaría es padecer por librarnos de ellas, ¡Oh alma mía! Mira a tu Señor pendiente de ese madero, esta diciendo que tiene sed, de que seas obediente, paciente, humilde y caritativo, dale de beber, lo que te pide para aliviar su trabajo ¡Oh! Y que excelentísima virtud se descubren en esta sed que les aflige, ella es una sed insaciable de obedecer, con lo cual cumplió la voluntad de Dios, en todas las cosas, sin dejar una gota, una tildos, ni cosa alguna, por penosa que fuere, y como sabía que era voluntad del padre que en su sed le diesen vinagre, no quiso dejar de cumplirla, ella es una sed insaciable de obedecer, con lo cual cumplió la voluntad de Dios, en todas las cosas, sin dejar una gota, una tildos, ni cosa alguna, por penosa que fuere, y como sabía que era voluntad del padre que en su sed entrañable de padecer por amor nuestro, porque por mucho que había padecido, desea padecer mucho más y si duda la padecería. Si esta fuere la voluntad de su Padre ¡Oh Redentor mío! Confuso estoy de mi mismo, porque la sed que yo tengo no es de padecer los dolores, sino tener mucho regalo, quítalo de mi la penosa sed y trocarla en otra como la vuestra… la sed que padece también es la de la salvación de las almas, que con su pasión redimía, deseando que su sangre aprovechase a todos, y que todos sirvieran a sus padres y le diesen la gloria y el culto debido como a Dios, porque siempre el celo ardiente de la casa de Dios, le comían las entrañas, que con mayores ansias padeció en la Cruz ¡Salvador mío! Concédeme vivas ansias de obedece a Dios, de padecer por Dios y de que muchos sirvan a Dios, tomad dulce Jesús mío, el vaso de mi corazón en el cual ofrezco desde ahora, al pude de este sacramento, leño lo más ferviente deseo de serviros, bebed lo que desea, ocultándose en vuestras entrañas, de modo que nunca salgas de ella. Así sea.


DÍA OCTAVO
CONSIDERACIÓN
Alma mía, levanta los ojos hacia ese madero santo, pon tu atención en Jesús, en los trabajos y tormentos que su Padre Eterno, quiso que padeciese desde el instante de su encarnación hasta el punto en que estaba, que era el fin de su pasión y de su vida, pasando por la memoria, los trabajos de su nacimiento y circuncisión, lo de su destierro y lo de su predilección por Judea y Galilea, y últimamente los de su crucifixión y viendo como estos estaban cumplidos sin faltar alguno, se consoló grandemente de ver que hubiere llegado al fin de su trabajo tan a gusto de su Padre Eterno, así que lleno de reconocimiento y gratitud exclama: “todo esta consumado” ¡Ah! Este mismo será proporcionalmente la voz que yo oiga en la hora de mi muerte, cuando venga a jugarme pues ya mi todo esta acabando en aquel terrible instante. Entonces es ya acabado el mundo y su gloria va ya acabado el tiempo de merecer y desmerecer, y ya son acabados los deleites de los malos y los trabajos de los buenos, ya es acabado el reino del demonio para atentar y engañar de nuevo a los hombres, con esta consideración, no me resolverá a vivir de tal manera que pueda decir como San Pablo, he consumido y eh acabado mi carrera, y en ella he guardado la fé y la lealtad que debía a Dios sin desfallecer en ella, ¡Oh Juez Supremo de los hombres! Cuya justicia será tan cumplida y consumida, como lo ha sido su misericordia completa la obra en mí, llenándome de gracia y de merecimiento, para que, después cumplas en mi tu justicia, dándome la corona de tu gloria. Amén.


DÍA NOVENO
CONSIDERACIÓN
Considera alma mía, al que explica entre los brazos de l Cruz, para volver a entrar siempre en el seno de su Padre, mira Jesús como se ofrece de nuevo en el cáliz de víctima a su Padre, encomienda su alma entre sus manos, inclina la cabeza en señal de su misión y no espera sino el momento que debe terminar su muy triste y dolorosa carrera. ¡Ah! Astro del cielo, niega vuestra luz a la tierra, sol, eclípsate y oculta tus resplandores, a la vista del sol de justicia, cubierto con las sombras de la muerte, tierra estremécete y haz que tiemblen tus fundamentos. Velo del templo rásgate y hazte mil pedazos, y tú, toda la naturaleza entre desolación y cúbrete de horror al ver padecer y morir a tu autor en medios de los más crueles tormentos. Cruz Santa y Bendita, alimenta mi voz, que en medio de las tinieblas que cubrieron en este día, yo pueda levantar la voz y dirigiéndome yo a ti, hable a mi Señor ¡Oh Jesús Crucificado! A la justicia divina y hecha víctimas de nuestras culpas, os veo tal como estuvieses en el calvario, tenéis vuestra cabeza inclinada para darnos en vuestra muerte un beso de paz, en vuestros brazos extendidos, para convidar a los pecadores que vengan a vuestro corazón, abierto para recibirnos en el seno de vuestra misericordia y vuestro sagrado cuerpo ensangrentado y hecho mil  pedazos, para salvar nuestras almas, vuestro espíritu lo encomendáis en las manos de vuestro padre, para significar que en tales manos y no en otras, puedes estar seguro. Estas manos criaron nuestro espíritu y en ella nos tienen escrito para no olvidarse de nosotros ¡Oh alma mía! Arrójate en las manos de tu Padre, quien eres tu suerte, pues de ella depende vuestra salvación y en ella te tiene escrito y no se borra del libro de la vida, ¡Oh dulce Jesús! Así como vos encomendasteis vuestro espíritu en manos de vuestro padre, así vos encomiendo el mío en la vuestra, si en esas que tenéis extendidas en  Cruz, para abrazar a los pecadores que se acogiesen a ella, allí tenéis a vuestro escogido, escrito con vuestra sangre, ha sido en vuestra fortaleza de modo que ninguno podrá sacaros de ella, en las mías no esta mi espíritu porque son muy flacas, yo le entrego en vuestras que son muy fuertes, y pues con ella la veis redimido, haced que por ella sea glorificado, acordaos pues de mí, ahora y en la hora de mi muerte, limpiando mi alma de toda mancha de pecado, de modo que Satanás no pueda prevalecer contra ella, ni enviarme vuestro Santo Ángel para que le defienda, tanto cuando sea suelta del cuerpo, merezca ser colocada en vuestra Gloria. A vuestra Cruz llego con confianza, ella es mi reclinatorio y mi santuario, este Sagrado Madreo me valga, Jesús mío, para que, aprendiendo en ella, todas las naciones que me han dado mi consuelo, mi amparo no sea otro que la Cruz de mi Señor Jesucristo, en cuya gracia espero vivir crucificado para el mundo y crucificar al mundo para mí. Amén.





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