NOVENA A LA SANTÍSIMA CRUZ DE MOTUPE
ACTO DE CONTRICCIÓN
Único
Dios y Señor mío, creo firmemente estar delante de tu infinita majestad, en
cuya adorable presencia tiemblan y se postran humildemente todos, los ángeles y
potestades del cielo, y por lo tanto, también yo, vuestra miserable criatura
anonadada aquí delante de ti, te adora y reconozco por único creador,
conservador y redentor mío- así te ronda todas las gracias, que pueda con todo
mi corazón y con toda mi alma, por los innumerables beneficios que has hecho
hasta ahora con toda liberalidad y amor. Sumamente me pesa, oh Padre de
Misericordia, de haberos correspondido tan mal, con tal graves y repetidas
culpas, teniendo presente para confusión mía que han sido ofensas contra ti,
que eres bondad infinita y propongo desde este instante con la firmeza de mi alma,
nunca ofenderte en lo futuro, ruego me concedas tu santo espíritu para poder
meditar aquí en tu presencia como fruto de mi alma y gloria tuya, los misterios
que encierra la Cruz preciosa, que murió tu único hijo que contigo vive y reina
por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN
Señor
mío Jesucristo danos tu gracia, y concédenos cuanto tiene prometido a los que
hacemos memoria de tu pasión y muerte en la Cruz, os lo pedimos por tu
Santísima Madre, por cuya poderosa mediación, espero conseguir todo lo que
deseo y pido para alivio y bien de mi pobre alma. Amén.
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA CRUZ DE MOTUPE
Invocando
tu nombre ¡Oh misericordiosa Cruz! Bendita es tu existencia en el tradicional
cerro Chalpón, tu esplendor entre nosotros alumbra como foco luminoso bajado
del cielo. ¡Oh misericordiosa Cruz de Chalpón! Que postrado ante ti imploro tu
bendición, no me abandones de tu seno, por la sangre que derramó nuestro Señor
Jesucristo, sálvame de tanta desgracia, que con tu presencia todo consigo.
Amén.
DÍA PRIMERO
CONSIDERACIÓN
Considera
como pronunciado, yo, el decreto de muerte contra el santo de los santos, ya
estaba preparada la Cruz, que había de ser el instrumento de su pasión, mira a
Jesús, como la percibe, se postra delante de ella, la recibe y se dispone para
llevarla. ¡Oh Cruz santa! ¡Oh Cruz preciosa! La había esperado y deseado el
Redentor, suspirado por ella ardientemente desde el primer momento de su vida,
se le carga sobre sus espaldas y toma el camino del calvario para consumar allí
su sacrificio. ¡Oh dolor! ¡Oh espectáculo! Que aflige el cielo, y sin embargo
la tierra se manifiesta insensible. ¡Oh almas cristianas! Redimidos por la
sangre de un Dios, venid, unámonos desconcierto, consideremos a nuestro Rey,
con aquella diadema sangrienta, con que le han coronado nuestras culpas,
veámosle desfallecer bajo el formidable peso de la Cruz que carga ¿Sabemos
insensible del dolor que le causamos? ¿no procuraremos aliviarte tus tormentos?
Ya ves a este inocente Isaac, cargado con la leña de su sacrificio, conducido y
arrastrado, mas bien, hacia el lugar de su tormento ¡Que triste y dolorosa
carrera para el Salvador! Debilitado, falto de sangre y de fuerzas apenas puede
sostenerse, cada paso que da es señalado por una caída, ni hay lugar que no
quede teñido con alguna gota de la corta porción de sangre que le ha quedado,
no sirve, sino que, para exasperar el furor de sus enemigos, permíteme que os
acompañe ¡Oh adorable Salvador mío! Y que durante vuestro viaje al calvario os
manifieste los sentimientos de mi corazón.
ACTO DE AMOR
Dios
mío, Salvador mío, Redentor mío, esperanza mía de todas mis cosas ¿Cómo podría
sino amares? Si yo os amo, por lo menos deseo amaros de todo mi corazón, haced
que os ame únicamente por vos mismo, y que os ame más que a todas las cosas,
que no quiera otra cosa que a vos os ame más que a todas las cosas, con el miso
amor sobre la Cruz, como os aman los santos del cielo y que os ame toda mi vida
en la tierra para amaros después eternamente en la eternidad. Amén.
ALABANZAS A LA SANTÍSIMA CRUZ
R/: Bendigamos a nuestro Jesús
Y adoremos todos a la Santísima Cruz.
Única esperanza de nuestro consuelo
Que todo el cielo con firmeza afianza
Por ti solo alcanza el cristiano la luz
¡Oh árbol! Sacrosanto el más excelente
Donde tu está pendiente el que es santo
Santo fruto por lo tanto es nuestra salud.
Tu eres el honor, la gloria del mundo
Y árbol fecundo te hizo el Salvador
A ti todo color y toda gratitud
A ti Cruz bendita, el género humano
Adora cristiano, contempla y medita
Gracia solicita de tu plenitud.
Salve vital leño que a todos das vida
Po quien fue vencida la muerte y su sueño
Vos sois el diseño de toda virtud
Cordero inocente, tú que padeciste
Y moriste, quisiste por ser obediente
Hasta que penitente me goce en la Cruz.
¡Oh Cruz! Cuyos brazos amor nos pregonan
Y el alma aprisionan con sus dulces lazos
Libertad mis pasiones de la esclavitud
¡Oh Cruz! Todo honor, Cruz todo consuelo
Cruz que por modelo nos da el redentor
Has que sea tu amor mi solicitud.
¡Oh Cruz! Adorable, Cruz llena de gloria
De misericordia, fuente inagotable
Hazme inseparable de la rectitud
Señal que ostenta y ha de aparecer
Día que ha de ser amargo y de cuenta
Haga de mi alma sedienta de gratitud.
ORACIÓN
¡Oh
buen Jesús mío! Único amor y bien de mi alma, por aquellos dolores que
padeciste en la Santísima Cruz y señalándome por aquella acerbísima amargura
que sentiste cuando se arrancó vuestra preciosísima alma de vuestro cuerpo
santísimo, ¡Oh! Ruego, Señor, tengáis misericordia de mi alma, y cuando salga
de mi cuerpo, os suplico la gloria, llevéis a la gloria a gozar de vuestra
presencia por toda la eternidad. Amén.
SÚPLICAS
¡Oh
Santísima Cruz de Chalpón! ¡Oh inocente y piadoso Cordero! ¡Oh pena grave y
cruel! ¡Oh pobreza de Cristo mi Redentor! ¡Oh llagas muy lastimadas! ¡Oh
Corazón traspasado! ¡Oh Sangre de Cristo derramada! ¡Oh muerte de Cristo
amarga! ¡Oh majestad de Dios digna de ser reverenciada! Ayúdame, Señor, a
alcanzar la vida eterna a la hora de mi muerte. Amén.
Esperanza
de los cristianos. R/: Por ti me reciba, quien por ti
me redimió.
Resurrección
de los muertos
Guía
de los ciegos
Camino
de los desesperados
Báculo
de los cojos
Consuelo
de los pobres
Freno
de los ricos
Destrucción
de los soberbios
Pena
de los que viven mal
Triunfo
contra los demonios
Vencedora
del diablo
Pedagoga
de los jóvenes
Sustento
de los necesitados
Esperanza
de los aburridos
Gobernadora
de los navegantes
Puerto
de los que peligran
Muro
de los obsesos
Madre
de los huérfanos
Defensora
de las viudas
Consejera
de los justos
Consuelo
de los atribulados
Guarda
de los niños
Cabeza
de los varones
Fin
de los ancianos
Luz
de los que se sientan en las tinieblas
Grandeza
de los reyes
Escudo
perpetuo
Sabiduría
de los necios
Libertad
de los esclavos
Filosofía
de los emperadores
Ley
de los impíos
Pregón
de los Profetas
Anuncio
de los Apóstoles
Gloria
de los Mártires
Abstinencia
de los Monjes
Castidad
de las Vírgenes
Gozo
de los Sacerdotes
Fundamento
de la Iglesia
Cautela
de la redondez de la tierra
Repulsa
de ídolos
Destrucción
de sus templos
Escándalo
de los judíos
Perdición
de los impíos
Virtud
de los inválidos
Medida
de los enfermos
Limpieza
de los leprosos
Descanso
de los paralíticos
Pan
de los hambrientos
Fuente
de los sedientos
Protección
de los desnudos
¡Oh
Cruz Santa! Precioso altar de propiciación, fuente de todas las gracias, árbol
de la vida y monumento eterno de las misericordias divinas, tu eres la que has
llevado este sagrado depósito, la que has recibido en tus brazos al santo de
los santos y la que ha sido rociada con esta sangre adorable, ahí por cuantos
títulos merezcas el homenaje de mi respeto y veneración. Ojalá que fueses
siempre grabada en mi corazón y que abrace en él, los pródigos de aquella
gracia que está depositada en ti.
ORACIÓN
¡Oh
Señor mío Jesucristo! Que te dignaste revelar a Santa Elena el lugar donde se
ocultaba la Cruz, para enriquecer por ella a tu Iglesia con este precioso
tesoro, concédenos por su intercesión, que, por el precio de vital leño,
consigamos los premios de la vida eterna, tu que vives y reinas por los siglos
de los siglos. Amén.
DÍA SEGUNDO
CONSIDERACIÓN
Considera
alma mía, como llegado el Salvador al lugar donde debía cumplirse la más cruel
sentencia la cual es para Jesucristo, como dice el Padre San Agustín, un altar
en donde se sacrificaba por la víctima, era necesario que Jesucristo consumase
el suyo con su muerte. ¿y que holocausto más perfecto ni más perfecto que el de
Jesucristo sobre la Cruz? Sacrifica todo lo que tiene y lo que es, sacrifica su
libertad, reduciéndose a la condición de siervo, sus bienes por la desnudez que
padece, su cuerpo por los vivos dolores que sufre, su corazón por las amarguras
interiores de que está inundado y finalmente su vida o la muerte más cruel,
sacrificado y víctima se ofrece así mismo a su Eterno Padre, ¡Oh prueba
admirable de su amor por la humanidad! Melquisedec cuyo sacerdocio es eterno,
sacerdote del altísimo, que ofrece, no víctimas extrañas, sino su propio
cuerpo, no la sangre de los animales, sino la sangre del cordero inmaculado.
DÍA TERCERO
CONSIDERACIÓN
Considera
a la Cruz, la cátedra donde Jesucristo instruye y en efecto ¿en donde este
divino Salvador nos ha enseñado tan plena y eficazmente como en la Cruz? En
donde nos ha manifestado de una manera tan sencilla y admirable las verdades
fundamentales, las verdades evangélicas, las verdades de mortificación, en una
palabra, las verdades de nuestra salud. La grandeza de un Dios no puede ser
dignamente adoradas por un Dios, el rigor de su justicia, que no puede ser
dignamente, sino una victima divina, la enormidad del pecado, que pedía tal
víctima y la excelencia de nuestra alma, que no podían ser redimidas, sino a
tanto precio, no son todas estas verdades luminosas que salen del seno de la
Cruz. No fue en la Cruz en donde más eficazmente, que es la montaña nos
manifestó, estas máximas, grandes y sublimes de la pobreza del espíritu,
hallándose desnudo de la muchedumbre por ser el mismo carácter del cordero
divino, que se dejo degollar si quejarse del llanto y la persecución, para ser
semejante al Santo de los Santos, que ha sufrido persecuciones y ultrajes. ¿Qué
si el espíritu de la Cruz, puede darnos una inteligencia para saber ser
discípulo? ¿Qué cosa dirá la Cruz, cuando el que descansa en aquella dura cama,
lleno de dolores y tormentos, abre su divina boca para pedir perdón por sus
enemigos? Abre, oh alma mía, tus oídos para oír tu voz celestial, maestro abre
tu boca en la cátedra de la Cruz, para hablar, no la abre para pedir fuego que
los abrace con ellas, ni para echarles su maldición como Noé y Eliseo, a los
quienes carecían, sino para rogar a su Eterno Padre que les perdonase el pecado
que cometían crucificándole y escarneciéndole, doliéndose más del daño que le
venía por esta culpa que de los tormentos e injurias que de ellos recibía ¡Oh
lección toda de amor! ¡quien pudiera estudiarla desde este punto! Vos Señor, me
diréis, miradme después y obrad, escuchad mi palabra, pero sobre todo seguid mi
ejemplo, yo ruego, rogar por vosotros conmigo, yo padezco, obedeced conmigo,
tal caridad como esta, para que yo también ame a mis enemigos y ore por los que
me persigue y os persiguen, perdonad a todos ¡Oh Padre de Misericordia! Para
que gocen de ellas por todos los siglos de los siglos. Amén.
DÍA CUARTO
CONSIDERACIÓN
Considera
a la Cruz como el tribunal supremo, en donde juzgará y sentenciará al Salvador
de todo el universo, en este trono de justicia y tribunal tan espantoso, es en
donde ¡Oh Jesús mío! Pronuncias tantos decretos y donde comenzareis a ejercer
vuestros formidables juicios en el momento de vuestra muerte, cuando dos
criminales, que tenéis en vuestro lado, salvasteis a uno en virtud de una
gracia inefable y condenasteis al otro, usando el rigor de vuestra justicia
desde esa Cruz, será, oh Dios mío, desde donde me juzguéis, algún día,
llamareis al juicio contra mí, aquellas gracias que él, habéis concedido por
los méritos de esta Cruz, haréis presente la obligación que me imponía de
seguiros de llevar mi Cruz, de morir a mi mismo y de llegar, a ser copia viva
del gran madero que me propináis. Si en aquel momento, halláis en mí una
conformidad Santa como vos, elevado a un madero, ejercéis conmigo un juicio de
misericordia, y daréis a mi favor una sentencia de vida como la que disteis al
ladrón, hoy estarás conmigo en el paraíso, pero si fuese conforme a vos ¡Oh
Dios mío! No tengo que esperar sino una sentencia de muerte ¡ah! Cual sería
entonces mi desdicha, si en aquel, que no deseaba si no ser mi Padre, no
encontrarse, yo sin un juez terrible, si en el que debería se mi Salvador, no
hallase yo si no a un Dios lleno de venganza, y si aquella misma Cruz, que
según los designios de Dios, debía ser el instrumento de mi salud, por el abuso
que yo haya echo de él, llegue a ser título de mi condenación ¡Oh Salvador del
Mundo! En cuyas manos clavadas en la Cruz, esta la llave de David, con la cual
abrir y ninguno cierra, y cerráis, y ninguno abre, ábreme las puertas del cielo
que mis pecados cerraron y cerradme las del infierno, que ellas abrieron, para
que, en el día de mi muerte, pueda como el buen ladrón, entrar con vos en el
paraíso.
DÍA QUINTO
CONSIDERACIÓN
Considera
la Cruz como el gran libro que debes leer continuamente y el espejo fiel que
debes consultar porque nada hay que ella no se enseñe, si redentor mío, así
como vuestro evangelio en una expresión fiel de la Cruz. Si la Cruz es un
compendio fiel de todo evangelio, si aquí contemplo vuestro amor y la autoridad
que me mostráis, en medio de tantos desperdicios y dolores, atiendo a las obras
de piedad y misericordia y las obligaciones de vuestro oficio, como si no
estuvieras padeciendo, ya que hagáis, por vuestros enemigos, como sumo
sacerdote, ya que prometéis el paraíso como redentor, y ya miráis por tu madre
como hijo y por tu discípulo maestro. Pondera alma mía, estas lecciones que
diera Jesús en el libro de la Cruz, mujer ve ahí a tu hijo, ves aquí al que
concediste por el Espíritu Santo y pariste sin dolor al que reclinaste en un
pesebre en medio de dos animales, y lo amantaste con tus pechos, al que
trajiste en tus brazos de una terrible Cruz, y en medio de dos ladrones, todo
desangrado y desfigurado, mira si me conoces por hijo y si me mandas algo como
Madre, y si calles y no me dices nada en mi lugar, te dejo a mi discípulo, ¡Oh
Jesús mío! Gracias te doy, dulcísimo Padre mío, por haber encargado a tu Madre
que nos tome por hijos, haciéndonos con esta, tus hermanos ¡Oh Virgen
benditísima! Desde ahora os miraba confiadamente, veis aquí Señora a vuestro
hijo, acordaos de que os manda vuestro Unigénito que me tomaste por hijo
adoptivo, reconocedme por tal y mirad por mi remedio, y a vos ¡Oh glorioso Evangelista!
Suplicad a vuestro dulce maestro, me de espíritu de Hijo que os dio para su
madre, para que le sirva yo como le serviste, en fin ¡Oh Salvador mío! Pues si
tan liberal mostráis en la Cruz, que dais vuestro paraíso al ladrón y vuestra
Madre al discípulo que os ama, usad conmigo de esta liberalidad, dándome en
esta vida, devoción cordial con vuestra Madre, por cuyo medio espero hallar
entrada en el paraíso, donde reina con vos, y con ella por todos los siglos.
Amén.
DÍA SEXTO
CONSIDERACIÓN
Considera
alma mía, a la Cruz Santísima, como un lugar de oración, mira como habiendo
cumplido en ella Jesús todos los oficios de piedad, caridad y ternura para con
los hombres, quiso en aquellas tres horas de tinieblas que sucedieron, ocupase
totalmente en orar, aplicando sus oraciones para todos los fieles que tenía
presente, de los cuales eres tu uno ¡Oh Salvador adorable! ¡Víctima inocente!
Que multitud de objetos diferentes, no se te presente aquí vuestra vista, los
pecados que los hombres han cometido en todos los hombres, vienen como tapel a
colocarse al pie de vuestra Cruz para ser lavados en vuestra sangre preciosa, y
todos los pecados que han existido en adelante están presentes a vuestra vista
y a vuestro corazón, concibes todo el honor de tus culpas, lleváis todo su
peso, bebéis toda su amargura, os sacrificáis por ellos por su salud, sufrir
solo por librarlos de los tormentos y morís para darles vida, que sentimientos
no existiría en admirable corazón, cuando descubrieron por todos los siglos, se
os presentara por una parte tantas almas, que abrazan la Cruz con vos y por
vos, y por otras tantas que le detestaban y mal están profanando el fruto
precioso de vuestra pasión. Que conjuga al ver que os desamparo, apartándome de
vuestra voluntad, por cumplir la mía que aún, vuestros discípulos os dejan
solo y millares de hombres dejan la fé,
atropellan vuestros sacramentos y de Jesús no me espata que os quejáis de este
desamparo, cuando también os veo desamparado en este mundo a unas naciones, no
quieren recibir nuestra fé, la dejan con descaro y escándalo, y otras que
aunque reciben vuestra ley, omiten su cumplimiento, uno en fin desamparan a
otros ¡desamparados en unos pequeñuelos! ¡Oh Padre Eterno! No desampares así a
vuestros hijos, pues también lo ha ultrajado en su pasión, que sea de todos
conocido y adorado por ella ¡Oh Maestro dulcísimo! No me desampares con demasía
y cuando desfalleciera tu virtud, no me abandone tu gracia, aquí os alienta la
confianza.
DÍA SÉPTIMO
CONSIDERACIÓN
Considera
alma mía esta palabra que salió de los labios del Señor en el árbol santo de la
Cruz, mi virtud se secó como una teja y mi lengua se pegó al paladar, llegué a
estar como polvo, a punto de padecer ¡Oh valeroso Sansón! Que después de matar
a los filisteos infernales con la quijada de un juramento, cual es el hombre a
quien redimisteis, tenéis mortal sed, pedid a vuestro padre que, de esta Cruz,
en que venciste a nuestros enemigos, saque una fuente de agua con que apague
vuestra sed ¡Oh piedra viva y paternal de juego amoroso! Pues estáis herida con
la vara de la Cruz, brotan como la piedra que hirió a Moisés, unas fuentes de
agua con que refreguéis vuestra afligida lengua, más ya ves Señor, que vuestra
caridad no requiere sino brotar un arroyo de sangre, para lavar nuestras
culpas, porque su refregaría es padecer por librarnos de ellas, ¡Oh alma mía! Mira
a tu Señor pendiente de ese madero, esta diciendo que tiene sed, de que seas
obediente, paciente, humilde y caritativo, dale de beber, lo que te pide para
aliviar su trabajo ¡Oh! Y que excelentísima virtud se descubren en esta sed que
les aflige, ella es una sed insaciable de obedecer, con lo cual cumplió la voluntad de Dios, en todas las cosas, sin dejar una gota,
una tildos, ni cosa alguna, por penosa que fuere, y
como sabía que era voluntad del padre que en su sed le diesen vinagre, no
quiso dejar de cumplirla, ella es una sed insaciable de obedecer, con lo cual
cumplió la voluntad de Dios, en todas las cosas, sin dejar una gota, una
tildos, ni cosa alguna, por penosa que fuere, y como sabía que era voluntad del
padre que en su sed entrañable de padecer por amor nuestro, porque por mucho
que había padecido, desea padecer mucho más y si duda la padecería. Si esta
fuere la voluntad de su Padre ¡Oh Redentor mío! Confuso estoy de mi mismo, porque
la sed que yo tengo no es de padecer los dolores, sino tener mucho regalo,
quítalo de mi la penosa sed y trocarla en otra como la vuestra… la sed que
padece también es la de la salvación de las almas, que con su pasión redimía,
deseando que su sangre aprovechase a todos, y que todos sirvieran a sus padres
y le diesen la gloria y el culto debido como a Dios, porque siempre el celo
ardiente de la casa de Dios, le comían las entrañas, que con mayores ansias
padeció en la Cruz ¡Salvador mío! Concédeme vivas ansias de obedece a Dios, de
padecer por Dios y de que muchos sirvan a Dios, tomad dulce Jesús mío, el vaso
de mi corazón en el cual ofrezco desde ahora, al pude de este sacramento, leño
lo más ferviente deseo de serviros, bebed lo que desea, ocultándose en vuestras
entrañas, de modo que nunca salgas de ella. Así sea.
DÍA OCTAVO
CONSIDERACIÓN
Alma
mía, levanta los ojos hacia ese madero santo, pon tu atención en Jesús, en los
trabajos y tormentos que su Padre Eterno, quiso que padeciese desde el instante
de su encarnación hasta el punto en que estaba, que era el fin de su pasión y
de su vida, pasando por la memoria, los trabajos de su nacimiento y circuncisión,
lo de su destierro y lo de su predilección por Judea y Galilea, y últimamente
los de su crucifixión y viendo como estos estaban cumplidos sin faltar alguno,
se consoló grandemente de ver que hubiere llegado al fin de su trabajo tan a
gusto de su Padre Eterno, así que lleno de reconocimiento y gratitud exclama: “todo
esta consumado” ¡Ah! Este mismo será proporcionalmente la voz que yo oiga en la
hora de mi muerte, cuando venga a jugarme pues ya mi todo esta acabando en
aquel terrible instante. Entonces es ya acabado el mundo y su gloria va ya acabado
el tiempo de merecer y desmerecer, y ya son acabados los deleites de los malos
y los trabajos de los buenos, ya es acabado el reino del demonio para atentar y
engañar de nuevo a los hombres, con esta consideración, no me resolverá a vivir
de tal manera que pueda decir como San Pablo, he consumido y eh acabado mi carrera,
y en ella he guardado la fé y la lealtad que debía a Dios sin desfallecer en
ella, ¡Oh Juez Supremo de los hombres! Cuya justicia será tan cumplida y
consumida, como lo ha sido su misericordia completa la obra en mí, llenándome de
gracia y de merecimiento, para que, después cumplas en mi tu justicia, dándome la
corona de tu gloria. Amén.
DÍA NOVENO
CONSIDERACIÓN
Considera
alma mía, al que explica entre los brazos de l Cruz, para volver a entrar
siempre en el seno de su Padre, mira Jesús como se ofrece de nuevo en el cáliz
de víctima a su Padre, encomienda su alma entre sus manos, inclina la cabeza en
señal de su misión y no espera sino el momento que debe terminar su muy triste
y dolorosa carrera. ¡Ah! Astro del cielo, niega vuestra luz a la tierra, sol,
eclípsate y oculta tus resplandores, a la vista del sol de justicia, cubierto
con las sombras de la muerte, tierra estremécete y haz que tiemblen tus
fundamentos. Velo del templo rásgate y hazte mil pedazos, y tú, toda la
naturaleza entre desolación y cúbrete de horror al ver padecer y morir a tu autor
en medios de los más crueles tormentos. Cruz Santa y Bendita, alimenta mi voz,
que en medio de las tinieblas que cubrieron en este día, yo pueda levantar la
voz y dirigiéndome yo a ti, hable a mi Señor ¡Oh Jesús Crucificado! A la
justicia divina y hecha víctimas de nuestras culpas, os veo tal como estuvieses
en el calvario, tenéis vuestra cabeza inclinada para darnos en vuestra muerte
un beso de paz, en vuestros brazos extendidos, para convidar a los pecadores
que vengan a vuestro corazón, abierto para recibirnos en el seno de vuestra
misericordia y vuestro sagrado cuerpo ensangrentado y hecho mil pedazos, para salvar nuestras almas, vuestro
espíritu lo encomendáis en las manos de vuestro padre, para significar que en
tales manos y no en otras, puedes estar seguro. Estas manos criaron nuestro
espíritu y en ella nos tienen escrito para no olvidarse de nosotros ¡Oh alma
mía! Arrójate en las manos de tu Padre, quien eres tu suerte, pues de ella
depende vuestra salvación y en ella te tiene escrito y no se borra del libro de
la vida, ¡Oh dulce Jesús! Así como vos encomendasteis vuestro espíritu en manos
de vuestro padre, así vos encomiendo el mío en la vuestra, si en esas que tenéis
extendidas en Cruz, para abrazar a los
pecadores que se acogiesen a ella, allí tenéis a vuestro escogido, escrito con
vuestra sangre, ha sido en vuestra fortaleza de modo que ninguno podrá sacaros
de ella, en las mías no esta mi espíritu porque son muy flacas, yo le entrego
en vuestras que son muy fuertes, y pues con ella la veis redimido, haced que
por ella sea glorificado, acordaos pues de mí, ahora y en la hora de mi muerte,
limpiando mi alma de toda mancha de pecado, de modo que Satanás no pueda
prevalecer contra ella, ni enviarme vuestro Santo Ángel para que le defienda,
tanto cuando sea suelta del cuerpo, merezca ser colocada en vuestra Gloria. A vuestra
Cruz llego con confianza, ella es mi reclinatorio y mi santuario, este Sagrado
Madreo me valga, Jesús mío, para que, aprendiendo en ella, todas las naciones
que me han dado mi consuelo, mi amparo no sea otro que la Cruz de mi Señor
Jesucristo, en cuya gracia espero vivir crucificado para el mundo y crucificar
al mundo para mí. Amén.
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