DÍA ÚLTIMO DE CADA MES DEDICADO A LA
MEMORIA DEL GLORIOSO TRÁNSITO DE SAN IGNACIO DE LOYOLA
ACTO DE CONTRICIÓN
Jesús
crucificado, Dios y Señor mío, que quisiste, clavado en la cruz, morir de puro
dolor para bien de mi alma: yo, Redentor mío, yo he sido el que tantas veces
con mis pecados he despreciado tu amor. Pero me pesa, Señor, de mi ingratitud;
quisiera jamás haber pecado, por no haberte ofendido. Mal hice, y por eso en
adelante quiero y propongo ser el que debo; quiero amarte y no pecar más; y
espero de tu infinito amor me des tu gracia. Amén
Se
rezarán tres Credos, al fin de cada uno un Gloria Patri a la Santísima,
Trinidad, que se ofrecerán con esta
ORACIÓN
Beatísima
Trinidad, Dios y Señor mío, en quien
creo, en quien espero, a quien amo y deseo amar por toda la eternidad; yo te
doy gracias por lo que engrandeciste a tu gran siervo San Ignacio de Loyola; él
te conoció digno de ser amado, y por eso él en sí te sirvió fervorosísimamente,
y procuró por sí y por sus hijos ganar muchas almas de gentiles, herejes y
cristianos, que, reconociéndose criaturas tuyas, te amaran y sirvieran. Por sus
méritos, pues, te ruego me des a mí este celo; haz que yo salve mi alma
amándote; haz que salve las de mis prójimos con mi buen ejemplo, con mis buenos
consejos, con el buen gobierno de los que me tocan; no permitas que alguno se
pierda por mi culpa. Sírvame el patrocinio de tu querido San Ignacio para vivir
siempre en tu gracia. Amén.
Tres
Padrenuestro3 y Avemarías a San Ignacio de Loyola, y después la siguiente
ORACIÓN
Gloriosísimo
San Ignacio, amante y querido de la Virgen María, Madre de Dios y Señora
nuestra, cuya Concepción en gracia, y cuyos acerbísimos dolores, con especial
ternura veneraste; yo te suplico que por su Concepción me consigas una pureza
total de alma y cuerpo, y por sus dolores un entrañable odio y horror al pecado
mortal, que sienta y llore los que he cometido, y que por ningún modo vuelva a
cometer otro. ¡Oh Santo mío! Yo te
entrego mi alma; tú tómala a tu cargo; tú ponla al amparo de la Reina del
cielo; tú has que yo sea devoto verdadero de la que es Madre de los pecadores.
Como ella te dictó a ti los ejercicios con que tantos se han salvado, inspírame
a mí siempre buenos pensamientos y deseos santos, para que, amándola, y
procurándola muchos que le sean devotos, entre yo en el número de los que por
hijos de María, y por favorecidos de San Ignacio, logran vivir bienaventurados
para siempre en la gloria. Amén.
Se
rezan tres Salve y se hace la petición, concluyendo con la siguiente
DEPRECACIÓN
Amado
protector mío Ignacio santísimo, que, expirando con los dulcísimos nombres de
Jesús y de María en tu boca, volaste a acompañarlos por una eternidad:
acuérdate desde esa felicísima morada de las fatigas y afanes con que
trabajabas por la conversión de los pecadores: aún vive encendido en tu pecho
el celo de la salvación de las almas; toma a tu cargo la mía; no ceses de
clamar a Dios me haga suyo; pide, ruega y clama instantemente no se pierda en
mí el precio de la sangre que derramó mi dulcísimo Jesús. Amén.
DEPRECACIÓN MÁS BREVE
Para todos los días, tomado de las
palabras que escribió San Francisco Javier a San Ignacio en una de sus cartas
Oh
Padre de mi alma, y a quien debo sumamente venerar Yo, puestas en el suelo las
rodillas, como si te viera presente, humildemente te ruego que nunca ceses de
suplicar por mí al Señor, a fin que me dé gracia de reconocer claramente y de
ejercitar con perfección su santísima voluntad
Amén.
L/: Ruega por nosotros, Santo Padre
Ignacio
R/: Para que seamos dignos
hijos y devotos tuyos.
ORACIÓN:
Oh Dios, que, para propagar la mayor gloria de tu santo Nombre, fortaleciste a
la Iglesia militante, por medio de San Ignacio, ¡con un nuevo subsidio! Concédenos que, por su auxilio é imitación
peleando en la tierra, merezcamos con él ser coronados en los cielos. Por
Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo, en unidad del Espíritu Santo,
vive y reina Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN
Sub
tuum praesidium confugimus Sancte Patriarcha noster Ignati, vere Jesu Christi
imitator: illumina, queasumus, mentem nostram, lux infidelium; exora in bono,
et sancta vocatione nostra perseverantiam, firma Ecclesiae columna: intercede
pro nobis, strenue clientum tuorum protector: sis nobis scutum in
adversitatibus: libera ab ómnibus in vita malis, nec nos deseras in hora mortis
nostrae. Amen
(TOMADO
DEL DEVOCIONARIO GUADALUPANO, MEXICO, 1892. Digitalizado por Secretaria de
Cultura, Biblioteca de México)
Colaboración
de Carlos Villama
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