martes, 26 de mayo de 2020

DEVOCIÓN A SAN FRANCISCO DE ASÍS




CORONA EN HONOR DE LAS LLAGAS DEL SERÁFICO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS

Por la señal, etc.

OFRECIMIENTO

Postrado humildemente ante el trono de vuestra Divina Majestad, Señor y Dios mío, yo os adoro de lo íntimo de mi alma y con todo mi corazón. En memoria de esas llagas sacratísimas que abristeis en manos, pies y costado del Seráfico Padre San Francisco, suplícoos con todo el ardor de que mi espíritu es capaz, encendáis en mi pecho esa llama de caridad que consumía el de vuestro devoto Siervo, para que, siguiendo sus pisadas y desasido de las cosas de este mundo, lleve con paciencia las miserias y sufrimientos de esta vida, y merezca sentir en mí los efectos de vuestra Sagrada Pasión.

I. Y para esto yo os ofrezco, Dios omnipotente, aquella dolorosa llaga que abristeis, en el pie izquierdo de vuestro siervo y Padre mío San Francisco. En memoria de sus dolores, otorgadme la gracia de un sincero arrepentimiento de mis pasadas culpas, y que no guíe mis pasos por la anchurosa senda que conduce a la eterna perdición.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria patri.

II. Yo os ofrezco en segundo lugar, Señor Jesucristo, la dolorosísima llaga que abristeis en el pie derecho de vuestro querido siervo y Padre mío San Francisco. En memoria de la paciencia con que sobrellevó las incomodidades y dolores que le causaba, suplícoos humildemente me otorguéis la constancia en el ejercicio de las virtudes, y la perseverancia en el camino de eterna salvación.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria patri.

III. Yo os ofrezco, Jesús mío en tercer lugar, aquella tan penosa llaga que abristeis en la mano izquierda de vuestro amado siervo y Padre mío San Francisco. En memoria de la sangre que por ella derramaba, suplícoos humildemente, no me vea yo confundido en el día de la estrecha cuenta, y colocado a vuestra izquierda con los réprobos.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria patri.

IV. Yo os ofrezco, Jesús mío, en cuarto lugar, aquella sangrienta llaga que abristeis en la mano derecha de vuestro amable siervo y Padre mío San Francisco. En memoria de las heroicas acciones que por ella obró, dadme la gracia de cumplir vuestra ley Santa, para que sea juzgado digno de colocarme a vuestra derecha con los escogidos.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria patri.

V. Ofrézcoos, Señor y Jesús mío, en quinto lugar, aquella admirable y benditísima llaga que abristeis en el costado de vuestro amante siervo y Padre mío San Francisco. En memoria de aquel encendido amor en que se abrazaba su alma, suplícoos humildemente, me otorguéis la gracia de emplear en lo venidero todos mis pensamientos y afectos en amaros y serviros en esta vida, y gozaros después en el cielo por eternidad de eternidades.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria patri.


L/:  Señalaste, Señor, a tu siervo Francisco.

R/: Con las señales de nuestra redención.

ORACIÓN: Señor Jesucristo que deseando abrasar nuestros corazones con el fuego de vuestro amor, cuando el mundo estaba resfriado de él, renovasteis en la carne del bienaventurado Padre San Francisco las llagas de vuestra Pasión. Concédenos propicio por sus merecimientos y por su intercesión, la gracia de que llevemos incesantemente la cruz y que hagamos frutos dignos de penitencia. Tú que con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas un solo Dios por los siglos de los siglos. Así sea.

 

 



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