NOVENA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh
Virgen purísima, concebida sin pecado, y desde aquel primer instante toda hermosa
y sin mancilla! ¡Oh gloriosa María, llena de gracia Madre de mi Dios, Reina de los
Ángeles y de los hombres! os venero humildemente como á Madre de mi Salvador, que,
con ser Dios, me ha enseñado con su amor, con su respeto y sumisión hacia Vos los
honores y homenajes que debo prestaros: os suplico que os dignéis aceptar lo
que en esta Novena os consagro. Vos sois él seguro asilo de los pecadores
arrepentidos, y por tanto, con razón acudo a Vos: sois Madre de misericordia, y
por lo mismo no podréis menos de compadeceros de mis miserias: sois después de
Jesús toda mi esperanza, y de consiguiente no podréis dejar de ver con agrado
la tierna confianza que tengo en Vos; hacedme digno de llamarme hijo vuestro, a
fin de que pueda deciros con confianza: «Mostrad que sois nuestra Madre»
Se
rezarán nueve Ave Marías y un Gloria Patri, y despues la siguiente:
PRIMER DÍA
Aquí
me tenéis a vuestros santísimos pies ¡oh Virgen Inmaculada! Me congratulo en gran
manera con Vos de que desde la eternidad hayáis sido elegida Madre del Verbo eterno
y preservada del pecado original. Doy gracias y bendigo a la santísima Trinidad,
que os enriqueció con estos privilegios en vuestra Concepción; y os suplico humildemente
me alcancéis la gracia de vencer los tristes efectos que ha producido en mí el
pecado original. Ea, pues, haced que los venza, y no deje nunca de amar a mi
Dios.
HIMNO
R/: Toda pura es María
R/: Sin la mancha del pecado
original
L/: Tu eres la gloria de Israel
R/: Tu eres la Alegría de Israel
L/: Tu eres la honra de nuestro pueblo
R/: Tu eres Abogada de los
pecadores
L/: Oh María
R/: Oh María
L/: Oh Virgen Prudentísima
R/: Oh Virgen Clementísima
L/: Ruega por nosotros
R/: Intercede por nosotros
ante nuestro Señor Jesucristo.
DÍA SEGUNDO
¡Oh
inmaculada azucena de pureza, María! me congratulo con Vos de que desde el primer
instante de vuestra Concepción hayáis sido colmada de gracia, y dotada del perfecto
uso de razón. Doy gracias y adoro a la santísima Trinidad que os dispensó tan sublimes
dones; y me lleno de confusión en vuestra presencia, al verme tan pobre de gracia.
Vos, que fuisteis tan abundantemente llena de gracia celestial, ¡ea! haced a mi
alma participante de ella, igualmente que de los tesoros de vuestra Inmaculada Concepción.
DÍA TERCERO
¡Oh
María, rosa mística de pureza! me regocijo con Vos de que en vuestra Inmaculada
Concepción triunfaseis gloriosamente de la serpiente infernal, y de que fueseis
concebida sin mancha de pecado original. Doy gracias y ensalzo de todo corazón a
la santísima Trinidad, que os concedió tal privilegio; y os suplico que me alcancéis
valor para salir victorioso de todas las asechanzas del enemigo infernal, y
para no manchar mi alma con el pecado. ¡Ea! ayudadme continuamente, y haced que
con vuestra protección triunfe siempre de los comunes enemigos de nuestra
eterna salvación.
DÍA CUARTO
¡Oh
Inmaculada Virgen María, espejo de pureza! me gozo sobremanera al ver que os
hayan sido infundidas desde vuestra Concepción las más sublimes y perfectas virtudes,
y juntamente todos los dones del Espíritu Santo. Doy gracias y alabanzas a la
santísima Trinidad que os ha favorecido con esos privilegios; y os suplico, o
Madre benigna, me alcancéis la práctica de las virtudes, y me hagáis así digno
de recibir los dones y la gracia del Espíritu Santo.
DÍA QUINTO
¡Oh
María, luna reluciente de pureza! me congratulo con Vos, toda vez que el misterio
de vuestra Inmaculada Concepción ha sido el principio de la salvación de todo el
género humano y la alegría de todo el mundo. Doy gracias y bendigo a la santísima
Trinidad, que así ha engrandecido y glorificado a vuestra persona; y os suplico
me alcancéis la gracia de saberme aprovechar de la pasión y muerte de vuestro
Hijo Jesús, y que no sea inútil para mí la sangre derramada en la cruz, sino
que viva santamente y me salve.
DÍA SEXTO
¡Oh
estrella refulgentísima de pureza, Inmaculada María! me alegro con Vos de que
vuestra Inmaculada Concepción trajese un regocijo extraordinario a todos los Ángeles
del paraíso. Doy gracias y bendigo a la santísima Trinidad que os enriqueció
con tan bello privilegio. ¡Ea! haced que yo entre un día a tener parte en esa satisfacción,
y pueda en compañía de los Ángeles ala baros y bendeciros eternamente.
DÍA SÉPTIMO
¡Oh
aurora naciente en pureza, Inmaculada María! me complazco con Vos, y admiro de
que fueseis confirmada en gracia y hecha impecable en el mismo instante de vuestra
Concepción. Doy gracias y ensalzo a la santísima Trinidad que os ha distinguido
a Vos sola con ese especial privilegio. ¡Ea! alcanzadme, ó Virgen santa, un
total y continuo aborrecimiento al pecado sobre todo otro mal, y que muera
antes que vuelva a cometerle.
DÍA OCTAVO
¡Oh
sol sin mancha, Virgen María! Me congratulo con Vos, y me regocijo de que Dios
en vuestra Concepción os haya conferido una gracia mayor y más copiosa que la
que tuvieron todos los Ángeles y Santos en el colmo de sus méritos. Doy gracias
y admiro la suma beneficencia de la santísima Trinidad que os ha dispensado
este privilegio. ¡Ea! haced que yo corresponda a la divina gracia, y que jamás
abuse de ella: mudadme el corazón, y haced que desde ahora comience una total renovación
de mi vida.
DÍA NOVENO
¡Oh
luz viva de santidad y ejemplar de pureza Inmaculada Virgen y Madre, María! Vos,
apenas concebida, adorasteis profundamente a Dios, y le disteis gracias de que.
levantada por medio de Vos la antigua maldición, descendía la plena bendición
sobre los hijos de Adán. ¡Ea! haced que esta bendición encienda en mi corazón
el amor de Dios; inflamadle para que le ame constantemente, y le goce después
por siempre en el paraíso, donde pueda darle más fervorosas gracias por los
singulares privilegios que os ha concedido, y gozar de Vos coronada de tanta
gloria.
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