viernes, 8 de mayo de 2020

NOVENA A LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN





NOVENA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN


ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh Virgen purísima, concebida sin pecado, y desde aquel primer instante toda hermosa y sin mancilla! ¡Oh gloriosa María, llena de gracia Madre de mi Dios, Reina de los Ángeles y de los hombres! os venero humildemente como á Madre de mi Salvador, que, con ser Dios, me ha enseñado con su amor, con su respeto y sumisión hacia Vos los honores y homenajes que debo prestaros: os suplico que os dignéis aceptar lo que en esta Novena os consagro. Vos sois él seguro asilo de los pecadores arrepentidos, y por tanto, con razón acudo a Vos: sois Madre de misericordia, y por lo mismo no podréis menos de compadeceros de mis miserias: sois después de Jesús toda mi esperanza, y de consiguiente no podréis dejar de ver con agrado la tierna confianza que tengo en Vos; hacedme digno de llamarme hijo vuestro, a fin de que pueda deciros con confianza: «Mostrad que sois nuestra Madre»
Se rezarán nueve Ave Marías y un Gloria Patri, y despues la siguiente:


PRIMER DÍA
Aquí me tenéis a vuestros santísimos pies ¡oh Virgen Inmaculada! Me congratulo en gran manera con Vos de que desde la eternidad hayáis sido elegida Madre del Verbo eterno y preservada del pecado original. Doy gracias y bendigo a la santísima Trinidad, que os enriqueció con estos privilegios en vuestra Concepción; y os suplico humildemente me alcancéis la gracia de vencer los tristes efectos que ha producido en mí el pecado original. Ea, pues, haced que los venza, y no deje nunca de amar a mi Dios.


HIMNO
R/: Toda pura es María

R/: Sin la mancha del pecado original

L/: Tu eres la gloria de Israel
R/: Tu eres la Alegría de Israel

L/: Tu eres la honra de nuestro pueblo
R/: Tu eres Abogada de los pecadores

L/: Oh María
R/: Oh María

L/: Oh Virgen Prudentísima
R/: Oh Virgen Clementísima

L/: Ruega por nosotros
R/: Intercede por nosotros ante nuestro Señor Jesucristo.


DÍA SEGUNDO
¡Oh inmaculada azucena de pureza, María! me congratulo con Vos de que desde el primer instante de vuestra Concepción hayáis sido colmada de gracia, y dotada del perfecto uso de razón. Doy gracias y adoro a la santísima Trinidad que os dispensó tan sublimes dones; y me lleno de confusión en vuestra presencia, al verme tan pobre de gracia. Vos, que fuisteis tan abundantemente llena de gracia celestial, ¡ea! haced a mi alma participante de ella, igualmente que de los tesoros de vuestra Inmaculada Concepción.


DÍA TERCERO
¡Oh María, rosa mística de pureza! me regocijo con Vos de que en vuestra Inmaculada Concepción triunfaseis gloriosamente de la serpiente infernal, y de que fueseis concebida sin mancha de pecado original. Doy gracias y ensalzo de todo corazón a la santísima Trinidad, que os concedió tal privilegio; y os suplico que me alcancéis valor para salir victorioso de todas las asechanzas del enemigo infernal, y para no manchar mi alma con el pecado. ¡Ea! ayudadme continuamente, y haced que con vuestra protección triunfe siempre de los comunes enemigos de nuestra eterna salvación.


DÍA CUARTO
¡Oh Inmaculada Virgen María, espejo de pureza! me gozo sobremanera al ver que os hayan sido infundidas desde vuestra Concepción las más sublimes y perfectas virtudes, y juntamente todos los dones del Espíritu Santo. Doy gracias y alabanzas a la santísima Trinidad que os ha favorecido con esos privilegios; y os suplico, o Madre benigna, me alcancéis la práctica de las virtudes, y me hagáis así digno de recibir los dones y la gracia del Espíritu Santo.


DÍA QUINTO
¡Oh María, luna reluciente de pureza! me congratulo con Vos, toda vez que el misterio de vuestra Inmaculada Concepción ha sido el principio de la salvación de todo el género humano y la alegría de todo el mundo. Doy gracias y bendigo a la santísima Trinidad, que así ha engrandecido y glorificado a vuestra persona; y os suplico me alcancéis la gracia de saberme aprovechar de la pasión y muerte de vuestro Hijo Jesús, y que no sea inútil para mí la sangre derramada en la cruz, sino que viva santamente y me salve.


DÍA SEXTO
¡Oh estrella refulgentísima de pureza, Inmaculada María! me alegro con Vos de que vuestra Inmaculada Concepción trajese un regocijo extraordinario a todos los Ángeles del paraíso. Doy gracias y bendigo a la santísima Trinidad que os enriqueció con tan bello privilegio. ¡Ea! haced que yo entre un día a tener parte en esa satisfacción, y pueda en compañía de los Ángeles ala baros y bendeciros eternamente.


DÍA SÉPTIMO
¡Oh aurora naciente en pureza, Inmaculada María! me complazco con Vos, y admiro de que fueseis confirmada en gracia y hecha impecable en el mismo instante de vuestra Concepción. Doy gracias y ensalzo a la santísima Trinidad que os ha distinguido a Vos sola con ese especial privilegio. ¡Ea! alcanzadme, ó Virgen santa, un total y continuo aborrecimiento al pecado sobre todo otro mal, y que muera antes que vuelva a cometerle.


DÍA OCTAVO
¡Oh sol sin mancha, Virgen María! Me congratulo con Vos, y me regocijo de que Dios en vuestra Concepción os haya conferido una gracia mayor y más copiosa que la que tuvieron todos los Ángeles y Santos en el colmo de sus méritos. Doy gracias y admiro la suma beneficencia de la santísima Trinidad que os ha dispensado este privilegio. ¡Ea! haced que yo corresponda a la divina gracia, y que jamás abuse de ella: mudadme el corazón, y haced que desde ahora comience una total renovación de mi vida.


DÍA NOVENO
¡Oh luz viva de santidad y ejemplar de pureza Inmaculada Virgen y Madre, María! Vos, apenas concebida, adorasteis profundamente a Dios, y le disteis gracias de que. levantada por medio de Vos la antigua maldición, descendía la plena bendición sobre los hijos de Adán. ¡Ea! haced que esta bendición encienda en mi corazón el amor de Dios; inflamadle para que le ame constantemente, y le goce después por siempre en el paraíso, donde pueda darle más fervorosas gracias por los singulares privilegios que os ha concedido, y gozar de Vos coronada de tanta gloria.








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