TRISAGIO A MARÍA SANTÍSIMA, MADRE DE DIOS
OTRO DE LOS OBSEQUIOS CON QUE EN LOS DÍAS DEL MES DE MAYO PROCURAN HONRAR A AQUELLA SOBERANA SEÑORA UNA MULTITUD DE DEVOTOS SUYOS EN LAS IGLESIAS DE ESTA CIUDAD
Lérida, 1858
ACTO DE CONTRICCIÓN
¡Amorosísima María, Madre del Verbo humanado! amor Señora, como debo a vos y a mis prójimos; pero sobre todo amo a mi Dios y Señor con todo mi corazón, sentidos y potencias. Y por esto amor nie pesa amorosísima hija de Dios Padre... me pesa, amantísima Madre de Dios Hijo, me pesa, dilectísima Esposa de Dios Espíritu santo, de haber ofendido a las tres personas de la Santísima Trinidad, y de haberos agraviado a vos. Propongo nunca más pecar, asistido de vuestro amparo, y espero de vuestra caridad me alcanzareis del Señor el perdón de todos mis pecados, y gracia para amar a él, á Vos y a mis prójimos con el debido afecto todos los días de mí vida Amén.
HIMNO
Ya el Sol del Verbo divino
Baja del seno del Padre,
Para el en seno materno
de María toma carne,
Quedando Virgen intacta,
Con mayor gracia que antes,
Y en grado más eminente,
Por el Fiat de las paces.
Ya los Ángeles se pasman
De ver una unión tan grande,
Y admirados le dan gracias
Al hacedor que tal hace.
Ya los astros y planetas,
Con otra faz y señales,
Demuestran la feliz dicha,
Pérdida por nuestros Padres.
Ya María se alegra
De unión tan inefable,
Al verse Madre de Dios,
Hija del eterno Padre,
Y esposa de su Espíritu.
Oh dichosa y feliz Madre!
Ruega, Virgen, por nosotros
En este tan triste valle,
Para que seamos dignos
De ver a Dios, y gozarlo.
ORACIÓN PRIMERA
Bendita, alabada y adorada sea la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu santo, que tantas gracias concedió a su Hija, Madre y Esposa, la santísima Virgen María. Alabemos ahora a esta soberana Reina, con el misma Padre, e Hijo y Espíritu santo, para que podamos alabarla después por todos los siglos de los siglos. Amén.
Ahora se dice un Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri, y nueve veces:
L/: Santa, Santa, Santa, María Madre de Dios, llenos están los Cielos y la tierra de vuestras glorias.
R/: Gloria a María Hija del Padre, Gloria a María, Madre del Hijo, Gloria á María, Esposa del Espíritu santo.
Santa Madre, Santa fuerte. Santa inmortal,
libradnos, Señora, de todo mal
ORACIÓN SEGUNDA
¡Oh
María! oh María! oh María! Alabada seáis ¡oh santísima María Madre de Dios Reina
del Cielo, Puerta del paraíso y Señora del universo! Vos sois la Virgen dichosa
que escogió Dios para dar a luz el Salvador del mundo. Por esa inefable dicha
os pido, Madre y Señora mía, que roguéis por nosotros a vuestro querido Hijo
Jesús.
Ahora
el Padre nuestro, y todo lo demás que en la primera
ORACIÓN TERCERA
¡Dios
te salve santísima María Madre dulcísima de Jesús y mía, Virgen siempre intacta
y purísima! ¡Oh dulce Señora, siempre amabilísima, concebida sin pecado! vuestra
pureza sacrosanta sea alabada siempre y en todo distrito: y pues ella a todos
encanta, todas las criaturas digan con el mayor jubilo levantando el grito, que
vos sois la Santa Hija de Dios, la santa Madre de Dios, la santa Esposa de
Dios. ¡Oh Reina soberana, templo y sagrario de la santísima Trinidad! rogad por
nosotros al Señor.
Ahora el Padre nuestro, y todo lo demás que en la primera
SÚPLICA
A
vos, Hija de Dios padre, á vos, Madre de Dios Hijo, á vos Esposa de Dios
Espíritu santo, os pedirnos roguéis Señora por nosotros a la santísima Trinidad
para que unidos todos en caridad, amemos a Dios á Vos, y a nuestros prójimos
con la debida cordial devoción. Amén.
ORACIÓN FINAL
¡Oh Virgen benditísima, esperanza y refugio de pecadores! postrado a vuestros pies sagrados os suplico quo por aquella honra incomparable que tenéis de ser Madre de Dios, y Virgen perpetua y sin mansilla, cuando mi alma pecadora salga de este cuerpo mortal, la guardéis y defendáis del infierno y de los infernales espíritus y cuando mi lengua no podrá ya llamares, venid, Señora y Madre mía acompañada, si es de vuestro agrado, de la Corte celestial, y llevadme seguro ante el acatamiento de vuestro amantísimo hijo Jesús, que yo ya desde ahora para entonces os encomiendo mi alma. ¡Oh Virgen benditísima! no me desamparéis en la grave necesidad de la tremenda hora de mi muerte; y no permitáis que por mi causa se pierda en mi la sangre preciosísima que a mi favor derramó vuestro Hijo Jesús. Amén.
Alabada sea María santísima,
Reverenciada sea María santísima,
Glorificada sea María santísima
Amada sea María santísima
Bendecida sea María santísima, de todas
las criaturas, Amén.
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