sábado, 20 de junio de 2020

CORONILLA A SAN LUIS GONZAGA


CORONILLA DE SAN LUIS GONZAGA

Tomado de: “Manual de Piedad”, obra traducida del francés y aumentada por el Pbro. D.P.J.E. – Barcelona. 1912. Y del “Manual del Devoto de San Luis Gonzaga”, Impreso en Barcelona, España, Editorial J. Subirana, Vda e Hijos, año 1865.


Oh Luis Santo adornado de angélicas costumbres! Yo, indigno devoto vuestro os encomiendo la castidad de mi alma y de mi cuerpo, para que os dignéis encomendarme al Cordero Inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis, Ángel mío, que manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos impuros; despertad en mí la memoria de la eternidad y de Jesús Crucificado; imprimid hondamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía en la gloria. Amén.

 

Empezando con la medalla, se da principio con el acto de contrición y después la señal de la Cruz.

 

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.  Amén.

 

En la primera cuenta (grande), se reza un Padrenuestro.

 

En las cuentas pequeñas, se reza 23 Avemarías.

 

Se concluye en la medalla con la oración que la Iglesia le dirige a Dios en la fiesta de este santo:

 

Señor: ya que no pudimos imitar a San Luis en la inocencia, que por lo menos lo logremos imitar en la penitencia. Amén.

 

ORACIÓN MARIANA DE SAN LUIS GONZAGA

Oh Señora mía, Santa María: hoy y todos los días y en la hora de mi muerte, me encomiendo a tu bendita fidelidad y singular custodia, y pongo en el seno de tu misericordia mi alma y mi cuerpo; te recomiendo toda mi esperanza y mi consuelo, todas mis angustias y miserias, mi vida y el fin de ella: para que, por tu santísima intercesión, y por tus méritos, todas mis obras vayan dirigidas y dispuestas conforme a tu voluntad y a la de tu Hijo. Amen.

 


LETANÍAS A SAN LUIS GONZAGA

 

Señor, tened piedad de nosotros

Cristo, tened piedad de nosotros.

Señor, tened piedad de nosotros.

 

Jesús, oídnos.

Jesús, escuchadnos.

 

Dios, Padre celestial, tened piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo, tened piedad de nosotros.

Dios, Espíritu Santo, tened piedad de nosotros.

Dios, uno y trino, tened piedad de nosotros.

 

Santa María, patrona de san Luis Gonzaga, rogad por nosotros.

San Luis Gonzaga, rogad por nosotros.

San Luis, colmado de las bendiciones de Dios, rogad por nosotros.

San Luis, lleno del Espíritu Santo,

San Luis, dignísimo confesor de la fe de Jesucristo,

San Luis, piadoso adorador de la sagrada Eucaristía,

San Luis, siervo de la bienaventurada Virgen María,

San Luis, despreciador de las delicias del mundo,

San Luis, modelo de humildad,

San Luis, amante de la pobreza,

San Luis, consumado en la obediencia,

San Luis, admirable en la paciencia,

San Luis, poderosísimo en el cielo,

San Luis, terror de los demonios,

San Luis, honor y gloria de la juventud,

San Luis, patrón nuestro,

San Luis, imitador de la vida evangélica,

San Luis, espejo de vírgenes,

San Luis, dulce consolador de afligidos,

San Luis, salud de enfermos,

San Luis, honor y ornamento de la Compañía de Jesús,

San Luis, luz brillante de la Iglesia,

San Luis, insigne en milagros,

 

Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, perdonadnos, Señor.

Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, escuchadnos Señor

Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, tened piedad de nosotros.

 

Jesús, oídnos.

Jesús, escuchadnos.

 

L/: Rogad por nosotros, San Luis Gonzaga.

R/: Para que seamos dignas de las promesas de Jesucristo.

 

ORACIÓN: Dios y Señor nuestro, dispensador de los dones celestiales, que al glorioso y angelical joven san Luis Gonzaga concedisteis la gracia de unir a una admirable inocencia una no menos maravillosa penitencia, haced que, por sus méritos y oraciones, imitemos su penitencia, ya que no hemos tenido la dicha de imitar su inocencia. Os lo rogamos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

 

CONSAGRACIÓN A SAN LUIS GONZAGA

Gran Santo, que por vuestra pureza angelical os hicisteis tan agradable a los ojos de Dios y tan querido de la Reina de las vírgenes, me pongo bajo vuestra protección especial, y os escojo en este día, a la faz del cielo y en presencia de la bienaventurada Virgen María y de toda la corte celestial, por mi patrón e intercesor para con Dios; os suplico encarecidamente que os dignéis ser el defensor y tutor de mi inocencia, mi guía y consejero en la elección de estado; y pues fuisteis acabado modelo de todas las virtudes, alcanzadme la gracia de imitar vuestro fervor, vuestra pureza, vuestra modestia, y todas las virtudes que debo practicar en mi estado, siendo constantemente el ángel tutelar de mis días, y mi guía en el camino de la salvación. Haced, amable bienhechor mío, que estándoos especialmente consagrada por esta ofrenda que os hago de mí misma, experimente los efectos de vuestra particular protección en todo el curso de mi vida, y, sobre todo, en aquel terrible momento que ha de decidir de mi suerte eterna. Amén.

 

 

ORACIÓN PARA ALCANZAR LAS VIRTUDES DE SAN LUIS GONZAGA

Antífona: Estaba lleno de bondad y mansedumbre, era modesto en sus miradas, sencillo y puro en sus costumbres, ejercitándose desde su infancia en la práctica de todas las virtudes.

 

L/: Acordaos, amable santo, de los días de vuestro destierro.

R/: Invocad por nosotros al Señor, y encomendadle nuestros más caros intereses.

 

ORACIÓN: Amable santo, protector de la infancia, modelo de todas las virtudes, dignaos hacerme sentir, desde la mansión de gloria y de felicidad donde moráis, cuan propicio sois a los que desde la juventud se esfuerzan en agradar al Señor, imitando vuestras virtudes. Ayudadme, os ruego, a imitar vuestra humildad, vuestra mansedumbre, vuestra obediencia, vuestra pureza, vuestra compasión de los que padecen, y vuestra tierna y sólida devoción a Jesús y María, a fin de que, bajo vuestros auspicios, tenga la dicha de conservar en la tierra el don precioso de la inocencia, y de participar con Vos, en los cielos, de la corona inmortal de la gloria. Amén.

 

 

Colaboración de Carlos Villaman


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