NOVENA AL BEATO IGNACIO ACEBEDO, Y COMPAÑEROS MÁRTIRES, DE LA COMPAÑÍA DE JESUS
Tomado del Manual Jesuita
Madrid, 1877
OFRECIMIENTO
Os
ofrezco, ¡oh Dios mío! cuanto hiciere en esta Novena, á mayor honra y gloria
vuestra, en honor de los Beatos Ignacio y Compañeros mártires, por el bien de
mi alma, por la conversión de los pecadores, perseverancia de los justos, y por
las necesidades de la Iglesia católica. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Jesús mío, autor y consumador de nuestra fe, que queriendo propagarla dijisteis a vuestros Apóstoles: «Id, y predicad el Evangelio a toda criatura,» y que mandándolos como á ovejas en medio de los lobos, los llenasteis del fuego de la caridad divina, para hacerlos superiores a todas las tribulaciones y persecuciones, para que pudiesen anunciar la doctrina evangélica por toda la tierra. Por intercesión de los Beatos Ignacio y compañeros mártires., os suplicamos, Señor, que iluminéis más y más nuestro entendimiento con la luz de la fe, y abraséis nuestros corazones con el fuego de vuestra caridad divina, para que fortalecidos con el poder de la gracia, nuestra vida y obras concuerden con la fe verdadera, dándonos constancia en los trabajos y adversidades, de modo que ni los padecimientos, ni las angustias, ni los tormentos, sean capaces de apartarnos de la fe que profesamos, ni de las obras de caridad con que deseamos imitar la constancia de vuestros fieles mártires hasta la muerte. Amén.
PRIMER DÍA
ORACIÓN
Oh
gloriosos Beatos Ignacio y Compañeros mártires, que iluminados por la fe
abandonasteis las riquezas y comodidades de la vida, por seguir pobres a
Jesucristo pobre, y por medio de la pobreza evangélica adquirir las riquezas de
la gloria; interceded por nosotros, para que, menospreciando al mundo con todos
sus tesoros, suspiremos continuamente por los bienes imperecederos del cielo,
Alcanzadnos también del Señor la gracia que pedimos en esta Novena, si ha de
ser para mayor gloria de Dios, y bien de nuestras almas. Amén.
Aquí
se dirán tres Padre nuestros y tres Ave Marías. Luego se hará la petición.
Antífona: El
reino de Dios es para estos, que menospreciaron la vida del mundo, y llegaron a
los premios del reino, y lavaron sus estolas en la sangre del Cordero.
L/: Alegraos en el Señor, y regocijaos, oh
justos.
R/: Y gloriaos todos
vosotros, los rectos de corazón.
ORACIÓN: Oh
Señor y Dios omnipotente y eterno, que nos otorgas la gracia de venerar en la
sola festividad de los Beatos Ignacio y Compañeros las palmas de cuarenta
mártires; concédenos propicio, que imitemos la invencible constancia en la fe
de aquellos, cuya gloria en los cielos contemplamos con gozo y alegría. Por
Jesucristo Señor nuestro. Amén.
DÍA SEGUNDO
ORACIÓN
Oh gloriosos Beatos, Ignacio y Compañeros mártires, que, iluminados por la fe y las máximas del Evangelio, renunciasteis generosamente a todos los halagos de la carne y sangre, prefiriendo vivir como ángeles en carne mortal por seguir más de cerca al Cordero sin mancilla; os suplicamos nos alcancéis del Señor la gracia de una pureza angélica, y que, huyendo de todos los placeres mundanos, tengamos un día la dicha de acompañaros con los ángeles en la gloria. También os suplicamos nos alcancéis del Señor la gracia que pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, y bien de nuestras almas. Amén.
DÍA TERCERO
ORACIÓN
Oh gloriosos Beatos, Ignacio y Compañeros mártires, que iluminados por la luz de la fe comprendisteis, que todo el bien y toda la perfección del hombre está en que se haga la voluntad de Dios así en la tierra como en el cielo; y que por mejor y más perfectamente seguir la divina renunciasteis a la vuestra, abrazando la obediencia religiosa; os suplicamos nos alcancéis del Señor la gracia de mortificar nuestra voluntad propia mal inclinada, causa de todos nuestros extravíos, y de seguir en todas las cosas la voluntad divina, regla ciertísima de toda justicia y santidad. También os suplicamos que nos alcancéis del Señor la gracia que pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, y bien de nuestras almas. Amén.
DÍA CUARTO
ORACIÓN
Oh gloriosos Beatos, Ignacio y Compañeros mártires, que, iluminados por la luz de la fe, y entendiendo que nadie, manchado por el pecado, puede entrar en el reino de los cielos, y que los puros de corazón verán a Dios; aborrecisteis de todo corazón el sumo mal, que es el pecado, poniendo singular empeño en conservar puras vuestras almas; alcanzadnos del Señor la gracia de concebir sumo odio al sumo mal de la culpa, junto con un intenso dolor de los pecados cometidos, y firme propósito de no volverlos a cometer, para que purificados nuestros corazones por la penitencia, y por obras de piedad, podamos presentarnos puros ante el Dios de suma pureza, y alcanzar de su bondad las gracias abundantes que comunica a las almas puras. Alcanzadnos también la gracia que pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, y bien de nuestras almas. Amén.
DÍA QUINTO
ORACIÓN
Oh gloriosos Beatos, Ignacio y Compañeros mártires, que, iluminados por la fe, aprendisteis a buscar, ante todo, el reino de Dios y su justicia, mirando con desdén todas las cosas de este mundo, y apartando con firmeza vuestro corazón de todo lo que podía impediros la conquista del reino celestial; alcanzadnos del Señor la gracia de vivir como peregrinos en este valle de lágrimas, de suspirar únicamente por nuestra patria celestial, y de seguir siempre el sendero estrecho que conduce a la vida eterna, venciendo generosamente todos los obstáculos que se presenten en nuestro camino. Alcanzadnos también del Señor la gracia que pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, y bien de nuestras almas. Amén.
DÍA SEXTO
ORACIÓN
Oh gloriosos Beatos, Ignacio y Compañeros mártires, que, iluminados por la luz de la fe, entendisteis que como la soberbia es principio de todo pecado, así al contrario la humildad es principio de todo buen fundamento, sin el cual toda ciencia es vana, toda dignidad es humo, toda virtud es flaqueza, y toda santidad aparente; alcanzadnos del Señor la gracia de aprender, según el precepto del divino Maestro, a ser mansos y humildes de corazón, para que un día se verifique en nosotros el oráculo divino, que aquel que se humilla será ensalzado, y que el que se ensoberbece será humillado. También os suplicamos nos alcancéis del Señor la gracia que pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, y bien de nuestras almas. Amén.
DÍA SÉPTIMO
ORACIÓN
Oh
gloriosos Beatos, Ignacio y Compañeros mártires, que iluminados por la luz de
la fe comprendisteis el gran misterio de las tribulaciones de la vida, y
alumbrados por esta antorcha divina amasteis lo que el mundo tanto aborrece, y
aborrecisteis lo que el mundo ama; alcanzadnos del Señor la gracia de
abrazarnos con la cruz de las tribulaciones de la vida, para satisfacer con
ellas por nuestras culpas, para purificar más y más nuestras almas, para
hacernos más semejantes a Jesús crucificado, y para que se verifique en
nosotros lo que dijo el Apóstol, «que una momentánea y ligera tribulación opera
en nosotros un peso inmenso de gloria eterna.» Alcanzadnos también la gracia
que pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, y bien de nuestras
almas. Amen.
DÍA OCTAVO
ORACIÓN
Oh
gloriosos Beatos, Ignacio y Compañeros mártires, que iluminados por la fe
conocisteis el sumo precio de las almas criadas a imagen y semejanza de Dios, y
rescatadas con la Sangre infinitamente preciosa de Jesucristo, y que no
pudiendo contenerse vuestro celo en los límites de Europa, quisisteis atravesar
los mares, para ir en busca de las ovejas descarriadas por los montes y valles,
llanos y desiertos del Nuevo Mundo; alcanzadnos del Señor la gracia de
comprender el sumo precio, y la belleza de nuestras almas, que cuidemos, ante
todo de salvarlas y santificarlas para que no se pierda lo que Dios tanto ama,
ni se frustre en nosotros el precio de la redención de nuestro amantísimo
Salvador Jesús. Alcanzadnos también la gracia que pedimos en esta Novena, si es
para mayor gloria de Dios, y bien de nuestras almas. Amén.
DÍA NOVENO
ORACIÓN
Oh
gloriosos Beatos, Ignacio y Compañeros mártires, que iluminados por la fe seguisteis
la lección y el ejemplo del divino Maestro, que dio su vida por sus ovejas, y
puso su alma, no sólo por sus amigos sino también por sus enemigos; vosotros, oh
invencibles atletas de la fe, que inflamados de la caridad divina, en medio de
los tormentos sufridos por vuestra fe católica, exclamabais diciendo: «No degeneremos
de los altos y generosos sentimientos de hijos de Dios, y de hijos de la
Compañía de Jesús;» dignaos interceder por nosotros, para que el Señor nos
conceda la gracia de tener invencible constancia en la fe, y por medio de ella
vencer al mundo, salir por la fe ilesos de las asechanzas de los incrédulos de
nuestros días, por la fe triunfar del mundo, demonio y carne, y conquistar el
reino de los cielos. Alcanzadnos también la gracia que pedimos en esta Novena,
si es para mayor gloria de Dios, y bien de nuestras almas. Amén.
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