miércoles, 10 de junio de 2020

SIETE VIERNES A SAN VICENTE FERRER


SIETE VIERNES EN HONOR A SAN VICENTE FERRER

Tomado del Libro “Sacro novenario ossia Raccolta di coroncine da recitarsi nelle novene di apparecchio alle festività di Maria santissima, dell'arcangelo Raffaele, coll'aggiunta di altre orazioni”, Impreso en la Tipografía de Saverio Giordano, Nápoles, Italia, 1834

En cualquier época del año se pueden celebrar los Siete viernes, o sino la Novena en Honor a San Vicente Ferrer según la necesidad espiritual o temporal de cada uno. Los particulares devotos del Santo suelen celebrar siete viernes antes de que comience la novena de su fiesta, que se celebra en la Iglesia el día 5 de abril.


Modo de rezar los Siete Padrenuestro, Avemaría y Gloria en Siete viernes que preceden la Fiesta de San Vicente Ferrer y en su novena. (Las siguientes siete deprecaciones deben rezarse todas durante siete viernes consecutivos)

 

L/: Dios mío ven en mi auxilio

R/: Señor, date prisa en socorrerme

 

L/: Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo

R/: Como era en el Principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amen.

 

I. Oh Glorioso protector mío San Vicente, te pido el don de la Sabiduría, que obtuviste del Espíritu Santo, para que me concedas la gracia de trabajar siempre por mi salvación.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

 

II. Oh Glorioso protector mío San Vicente, te pido el don del intelecto, que recibiste del Espíritu Santo, para que me concedas la gracia de entender las inspiraciones que me lleguen de Dios.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

 

III. Oh Glorioso protector mío San Vicente, te pido el don de consejo, que recibiste del Espíritu Santo, para que me concedas la gracia de caminar según los consejos del Evangelio.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

 

IV. Oh Glorioso protector mío San Vicente, te pido el don de fortaleza, que recibiste del Espíritu Santo, para que me concedas la gracia de ser fuerte contra mis enemigos espirituales.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

 

V. Oh Glorioso protector mío San Vicente, te pido el don de ciencia, que has recibido del Espíritu Santo, para que me concedas la gracia de obtener la ciencia de los santos, que es el saber amar a Dios.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

 

VI. Oh Glorioso protector mío San Vicente, te pido el don de la piedad, que has recibido del Espíritu Santo, para que me concedas la gracia de ejercitarme voluntariamente en el empleo de la piedad cristiana.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.


VII. Oh Glorioso protector mío San Vicente, te pido el don del temor a Dios, que recibiste del Espíritu Santo, para que me concedas la gracia de temer los juicios de Dios y caminar de tal modo en el camino de los divinos preceptos, que en aquel día terrible del mundo yo sea colocado a la derecha del Juez eterno, mi Redentor y mi Dios.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.


Sean alabados Jesús, María y San Vicente, hoy y por siempre!

Tres Padrenuestro, Avemarías y Glorias.

 


ORACIÓN DEVOTA PARA OBTENER LA PROTECCIÓN DEL GLORIOSO APÓSTOL DE ESPAÑA SAN VICENTE FERRER, PARA RECITARSE EN EL DÍA DE SU FIESTA Y EN CUALQUIER OTRO DÍA, PARA IMPLORAR LA AYUDA DEL SANTO.

Apóstol de España, Sol gloriosísimo del Mundo, San Vicente Ferrer, que por todas partes, mientras viviste, haz esparcido y ahora en el Cielo no dejas de esparcir los esplendores de vuestra gracia, y maravilla; aquí postrada ante vuestra clemencia el alma mía, la cual humildemente os ruega vuestro eficacísimo patrocinio, sabiendo cuán poderoso Abogado sois ante el Sumo Juez Jesucristo; puesto que Él te envió cual Ángel del Apocalipsis a anunciar a todos los Pueblos, Gentes y Naciones el próximo Juicio, el cual tú predicaste con tanto fruto, convirtiendo a la Fe más de ochenta mil mahometanos, más de veinticinco mil hebreos, y con tus penitencias a más de cien mil pecadores públicos movidos por la gracia, concedida a ellos por vuestras oraciones, juntamente con vuestra prédica, y convencidos por los innumerables milagros vuestros. Por cantidades a vos eran conducidos los enfermos, los cuales al contacto de vuestras manos recibían pronto su sanación, a vos recurrían los sordos y recuperaban la audición; venían los mudos y recuperaban el habla; y para hacer salir los demonios de los cuerpos de los poseídos sólo bastaba un gesto vuestro; y hasta los muertos devolviste a la vida, comenzando a resucitarlos a la tierna edad de apenas diez años. Oh mi gran Abogado, obtenedme, os lo suplico, el Temor de Dios, con el cual yo dirija mi vida de tal forma que merezca en el tremendo Juicio la sentencia de los justos. Bien conozco que por mis pecados merezco ser condenado por el Sumo Juez, pero de corazón te ruego que me obtengas el perdón, lamentando mucho el haber ofendido tantas veces la Divina Majestad con tantos pecados, y resuelto a cambiar mis costumbres y perseverar en el bien desde este momento hasta mi muerte. Y a fin de que los halagos del Mundo no me impidan cumplir con este deseo mío, yo me entrego en tus manos paternales, oh mi protector Taumaturgo, esperando que me protegerás y ayudarás en todas las necesidades, enfermedades y miserias de esta vida, siendo Vos el Padre de los Pobres, Consolador de los Afligidos, Salud de los enfermos, Refugio de los Atribulados; cómo mismo nos dan pleno testimonio los continuos estupendos milagros que por todas las partes del Universo, donde has sido conocido e invocado, has obrado en favor de vuestros dichosos y felices devotos; en el número de los cuales te pido que me recibas, para poder junto con ellos y a mayor gloria vuestra, y provecho del alma mía, venerarte desde ahora aquí en la tierra, para que me sea concedido honrarte mucho más allá arriba en el Cielo por toda la eternidad. Amén.

 

 Colaboración de Carlos Villaman

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