lunes, 13 de julio de 2020

AURORA GUADALUPANA


AURORA MEXICANA

PARA SALUDAR TODOS LOS DÍA A NUESTRA MADRE Y SEÑORA MARÍA SANTÍSIMA DE GUADALUPE

Compuesto por el presbítero D. Luis Becerra Tanco

MÉXICO, 1866

 

PRIMER AVE MARÍA

Dios te salve, tiernísima Hija de Dios Padre.

Ave María…

 

OFRECIMIENTO

Pues al Padre Eterno ¡Oh Virgen!

Tanto tu inocencia agrada

Que, de Hija suya querida,

A la dignidad te exalta.

 

Sea para bien, pero vuelve

Tu hermosa apacible cara

Hacia los que de hijos suyos

Desmerecemos la gracia.

 

Pídele avive las luces

De su santa fé en nuestra alma

Mientras a voces decimos

Que eres Santa, Santa, Santa.

 

 

 

SEGUNDA AVE MARÍA

Dios te salve, amantísima Madre de Dios Hijo

Ave María…

 

OFRECIMIENTO

¿con cuál dote al concebirte,

Te enriquecería la gracia

Criándote para Madre

El mismo Dios que te criaba?

 

Para Madre de Dios naces,

Y este tu Hijo Dios te encarga

Que a los mortales nos mires,

Como hijos de tus entrañas.

 

Míranos pues, como Madre,

Lógrese nuestra esperanza

De ir a cantar al empíreo,

Que eres Santa, Santa, Santa.

 

 

 

TERCERA AVE MARÍA

Dios te salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo.

Ave María…

 

OFRECIMIENTO

El Espíritu Divino

Te vió tan pura y casta,

Tan bella, que para Esposa

Te elige, te nombra y llama.

 

Mil parabienes recibo

Por prerrogativa tanta,

Que a nosotros nos vienen

Tan apreciables ventajas.

 

Pues piadosa harás que el fuego

De amor entre nosotros arda,

Y agradecidos digamos

Que eres Santa, Santa, Santa.

 

 

ORACIÓN

Seas bienvenida, celestial y Divina Aurora, María Santísima de Guadalupe, seas bienvenida a alegrar con tu presencia este hemisferio nuestro. Bendita sea para siempre la bondad inmensa de aquel Señor que te envió para consuelo nuestro. ¡que risueño, que alegre, que claro nos ha amanecido el día de la gracia, luego que te apareciste! Has sido para este Reino, Aurora, porque has disipado las tinieblas de la idolatría y has ahuyentado a los lobos infernales, pues continua siendo Aurora que aleje de nuestros corazones las sombras del pecado, y haga rayar en ellos la luz de la gracia y la amistad con Dios. Continúa siendo Aurora, que con el rocío de los auxilios celestiales, fertilice nuestro espíritu y lo disponga para dar frutos de virtud y santidad. Continúa siendo Aurora, que con sus fulgores desvanezca las tinieblas de nuestras viciosas costumbres y desordenados apetitos. Yo te veo con las manos puestas ante el pecho en ademan de quien pide y ruega, y me lleno de consuelo, persuadido a que estas abogando por mí, pues ruega por mí, pide por mí, y como Madre que eres mía, no ceses de pedir hasta conseguir, que después de la noche de esta vida, me amanezca el día en que no anochece en la gloria. Amén.

 

JACULATORIA

Señora y Madre mía,

Pues de Dios ¡Oh María! Os levanta

A un grado casi infinito

De gracia, por dicha tanta

Digan en todo distrito

Que eres Santa, Santa, Santa.

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