EJERCICIO
DE PIEDAD PARA PRACTICARSE EN HONOR
DEL GLORIOSO PATRIARCA SAN JOAQUÍN.
Tomado
del libro “Novene per le festivitá di María SS., secondo l´ordine ecclesiastico
colla giunta di varii esercizii di pieta, e divote orazioni”. Impreso en la
Tipografía Manfrediana, Nápoles, Italia, año 1856.
I.
Me alegro con Vos, Gloriosísimo Patriarca
San Joaquín, que entre todos los hombres fuiste elegido por la Providencia para
ser padre de la gran Madre de Dios, concédeme, te lo ruego, que yo sea uno de
los predestinados a la gloria eterna del Paraíso.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria.
II.
Me alegro con Vos, San Joaquín, por el
gozo que tuviste cuando el Ángel te anunció que fueron escuchadas tus oraciones
y las penitencias hechas por ti con el fin de tener descendencia. Concédeme, te
lo ruego, que sean aceptadas y escuchadas por Jesús y María mis oraciones y
buenas obras. Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
III.
Os recuerdo, oh glorioso San Joaquín, la
alegría que tuviste cuando viste a vuestra consorte Santa Ana embarazada,
llevando en su vientre glorioso a la Madre de Dios. Concédeme, te lo ruego, una
perfecta pureza de mente y de cuerpo; que nunca más caiga en el pecado mortal. Padrenuestro,
Avemaría, Gloria.
IV.
Me alegro con Vos, venerabilísimo Santo, por
el gran gozo que tuviste cuando salió a la luz aquella pequeña niña que sería
la alegría del mundo entero. Concédeme, te lo ruego, que siempre brille en mí
la luz de la divina gracia, y siempre busque a Dios para amarlo y reconozca mis
errores para despreciarlos. Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
V.
Me consuelo con Vos, glorioso Patriarca,
por la felicidad inexplicable que sentiste cuando impusiste a vuestra santísima
hija el nombre de MARÍA, nombre que fue y sigue siendo el consuelo de la
Tierra, la alegría del Cielo, y el terror del Infierno. Te suplico que me
concedas que este mismo nombre de MARÍA sea mi consuelo en la vida, mi defensa
en la muerte y que sea mi pronto auxilio. Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
VI.
Cientos y miles de veces os bendigo, oh
Santísimo Joaquín, por el gran contento que tuviste cuando acariciabas y
tiernamente besabas el santísimo rostro de la Inmaculada María, vuestra Hija,
que desprendía fragancia del Paraíso. Concédeme, te lo ruego, que yo no
encuentre en este mundo otro deleite que no sea servir y amar a Jesús y a
vuestra Hija MARÍA. Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
VII.
Seas por siempre glorificado, mi
poderosísimo protector San Joaquín, por la gran dulzura con que fue inundado tu
corazón al contemplar a tu Hija ser elegida por Madre de Dios, para ser esa
rica mina desde donde el cielo nos envía al mundo sus más preciosos tesoros.
Concédeme, te lo suplico, que sobre mí no cesen de llover las divinas
misericordias, ni sea jamás abandonado por Dios. Padrenuestro, Avemaría,
Gloria.
VIII.
Seas por siempre alabado junto con vuestra
esposa Santa Ana, mi dignísimo Patriarca San Joaquín, por todas las criaturas
del cielo y de la tierra; y por el gran consuelo que tuviste al morir siendo
asistido por vuestra dignísima Hija MARÍA, te ruego obtengas para mí también
que en aquella hora extrema mi alma sea asistida por vuestra misma Hija MARÍA
Santísima, y por vos, en quien después de Jesús y María pongo mi esperanza
desde ahora y para siempre. Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
IX. Me alegro con Vos, finalmente, mi amorosísimo protector San Joaquín, por la suma gloria y honra que ahora gozas en el Paraíso por vuestra eminente santidad y por ser Padre de la Madre de Dios. Ea pues! Te suplico con el rostro en tierra y con mi más vivo afecto, que junto con vuestra esposa Santa Ana y vuestra Hija María Santísima, no me abandonéis jamás, mejor antes asistidme en todas mis necesidades espirituales y corporales. Acepta, te lo suplico, este humilde obsequio que para ti he hecho, y por esto, obtenme una fe viva, una esperanza segura, y una ardentísima caridad, para que convirtiéndome en perfecto imitador de tus virtudes, pueda conseguir ahora vuestro patrocinio en la tierra para poder ser parte de vuestro premio en el Cielo. Amén. Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
HIMNO
Iste
confesor Domini, colentes
Quem pie laudant populi per orbem
Hac die
laetus meruit supremor
Laudis
honores.
Qui
pius, prudens, humilis, pudicus,
Sobriam
duxit sine labe vitam,
Donec
humanos animavit aurae
Spiritus
artus.
Cujus
ob praestans meritum, frequenter
Aegra,
quae passim jacuere, membra,
Viribus
morbi domitis, saluti Restituuntur.
Noster
hinc illi chorus obsequentem
Concinit
laudem, celebresque palmas;
Ut piis
ejus precibus juvemur Omne per aevum.
Sit
salus illi, decus, atque virtus,
Qui
super caeli solio coruscans;
Totius mundi seriem gubernat
Trinus, et unus. Amen.
V. Ora pro nobis Sancte Joachim.
R. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
OREMUS: Deus, qui prae omnibus Joachim Genitricis filii tui patrem esse voluisti: concede quaesumus; ut cujus festa veneramus, ejus quoque perpetuo patrocina sentiamos. Per eumdem Dominum nostrum. Amen.
ORACIÓN
A SAN JOAQUÍN PARA OBTENER SU PROTECCIÓN
Oh digno padre de la gran Madre de mi Señor
Jesucristo, gloriosísimo San Joaquín, a vos recurro y de todo corazón a vos me
encomiendo, para que amablemente te dignes aceptarme en el número de vuestros
verdaderos devotos, y recibir bajo tu paternal custodia todo mi ser. A vos
entonces consagro mi alma, mis potencias, mis sentidos para ser por vos
enteramente protegido, iluminado y defendido durante todo el tiempo de mi vida
mortal en todas mis tribulaciones, necesidades y angustias, en todos los
peligros tanto del alma como del cuerpo; y en especial en aquella hora tremenda
de mi paso hacia la eternidad. En aquél momento, sí en ese preciso momento
asísteme amorosísimo Padre Joaquín, no permitas que sea vencido y arrebatado
por las manos del infernal enemigo; acompáñame Vos como fiel escolta, y como
eficaz abogado ante el Divino Tribunal, ponte de mi parte para que defendido
por Ti yo obtenga el perdón de mis pecados y pueda participar de esa gloria
inmortal que tú disfrutas en el Paraíso. Mientras tanto, trabaja para que, con
la gracia divina, yo conciba un verdadero dolor de mis enormes faltas, haga una
enmienda seria de mis costumbres y cumpla con todos mis deberes para lograr
desvestirme del Hombre Viejo y revistiéndome del Hombre Nuevo en Cristo Jesús yo
alcance la bienaventuranza de unirme contigo y con todos los demás miembros de
la SANTA FAMILIA para alabar y disfrutar de Dios eternamente en el Cielo. Amén.
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