jueves, 9 de julio de 2020

MARTES A LOS ÁNGELES CUSTODIOS


MARTES CONSAGRADO A LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS


DEPRECACIÓN

Espíritus celestiales, ministros del Dios grande, a quien fuísteis fieles desde el primer instante de vuestra creación, y que por habéis hecho un santo uso de aquellas gracias con que él sé digno benignamente enriqueceros, tenéis la dicha de gozar de una inalterable y eterna felicidad: vosotros que santamente seguisteis el camino que se os había mostrado para llegar seguros a la verdadera gloria, vosotros que supisteis aprovecharos tan bien de las luces que se os dieron al salir del caos de la nada, venid a socorrernos, ¡oh puras Inteligencias! Y ya que vuestro Criador y Dios, Dios también y Criador nuestro, se dignó ponernos a nosotros bajo vuestra defensa, protección y cuidado, con no menos humildad que confianza os pedimos que en el artículo crítico de la muerte redobléis a favor nuestro aquella amorosa solicitud con que nos amparáis ahora cuando tenemos que combatir contra los enemigos infernales. Inflamaos entonces de un celo particular contra los ángeles de tinieblas y de iniquidad, que tan gloriosamente sabéis vencer ya desde el principio del mundo. Sugerid nos en aquella hora aquellos felices sentimientos que os animaron y enfervorizaron al sostener la gloria de vuestro Dios. Insinuadnos en aquellos momentos terribles aquellas máximas que tan prontamente os fortalecieron cuando las inteligencias revoltosas, los demonios, se empeñaron a atraeros a su partido, y a arrastraros consigo a la eterna condenación. Alcanzad nos con vuestra intercesión aquellas gracias que conocéis nos serán más necesarias en aquel peligroso pasaje del tiempo a la eternidad. Inspiradnos sentimientos de una verdadera conformidad con la voluntad de Dios, sentimientos de una verdadera contrición de todos nuestros pecados, y luces que nos haga descubrir claramente los errores en que podemos tal vez haber corrido, y las obligaciones que tal vez no hemos cumplido aún, para que así podamos satisfacer a la divina justicia antes de comparecer a su terrible tribunal. Hacednos concebir ahora todo aquel temor que deberemos tener entonces a causa de tantas infidelidades contra nuestro buen Dios, y alcanzadnos gracia para llorarlas y detestadas con el debido sentimiento. Y sobre todo alcanzadnos aquella gracia que es la corona y la principal de todas, esto es, el rendir aquel último anhelante aliento en el ósculo santo, en la perfecta amistad de nuestro Dios. Perdonad nos, ¡oh Espíritus amabilísimos! el olvido que tantas veces hemos tenido de vosotros, y de tantos beneficios que nos habéis dispensado. Reconocemos ingenuamente que, así como el cuidado que tenéis de nosotros es continuo, así nuestra correspondencia a vuestro amor debería ser sin interrupción. Perdonadnos, ¡oh Espíritus llenos de caridad! el poco respeto que os hemos tenido, atreviéndonos a pecar a vuestra presencia, delante de vuestros mismos purísimos ojos. Proponemos amaros en adelante con más fervor, ser más dóciles a vuestros consejos, obedecer con o1as prontitud vuestros ordenes, reconocer con más ternura vuestros favores, y confiar en vuestra poderosa protección con una confianza más viva, más firme y más afectuosa. Con esta protección poderosa dignaos favorecernos especialmente en la última hora de nuestra vida, a fin de que podamos juntamente con vosotros ver a Dios, gozar de Dios, glorificar a Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

HIMNO

¡Oh fiel Ángel custodio!

A quien con tanta piedad

Me encargó la Trinidad,

Dirigidme a su solio.

 

Mostrad ¡oh Guía celoso!

Al pobre ciego el camino;

Dad vuestra mano al ca ido,

Despertad al perezoso.

 

De Jesús y de María

Los nombres en mí imprimid;

Ambos con fuego escribid;

No los olvide noche y día.

 

Para ser al Eminente

Presentada mi oración,

Que de puro corazón

Haz nazca continuamente.

¡Oh! digna de tus miradas

Sea tal oración:

 

Fervor y devoción

Denle tus llamas sagradas.

Mientras dure nuestra vida

Enfrena el ímpetu pravo.

 

Y del Ángel fiero y bravo

Desbarata fuerte la Ira.

De la muerte en la agonía

Asísleme bondadoso:

 

Contra enemigo doloso

Da armas, fuerza y bizarría.

Si salgo con victoria ·

Contento te alabaré:

Gracias mil te daré

En los gozos de la gloria. Amén.

 

ANTÍFONA: Santos Ángeles custodios nuestros, defendednos en la batalla, para que no perezcamos en el tremendo juicio.

L/: En presencia de los Ángeles os cantaré alabanzas, Dios mío.

R/: Os adoraré en vuestro santo templo, y confesaré vuestro nombre.

ORACIÓN: ¡Oh Dios, que con una inefable providencia os dignáis enviarnos vuestros santos Ángeles para nuestra custodia, conceded a vuestros humildes siervos la gracia de ser defendidos por su protección, y de gozar eternamente de su compañía. Os lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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