sábado, 4 de julio de 2020

MES DE JULIO A SAN IGNACIO - DÍA CUATRO



DÍA IV.

Santísimo Patriarca San Ignacio, que aun en esta vida mortal quiso el Señor apareciese vuestro rostro lleno de resplandores, ya en Barcelona a Isabel Resell y Juan Pascual, ya en Roma a San Felipe Neri y a Alejandro Petronio; y también tuvisteis concedido de Dios el singular privilegio de conocer claramente los secretos de las conciencias ajenas: enviadme ahora un rayo de esa vuestra soberana luz, que me dé a conocer distintamente todos los vicios y pecados que están escondidos en los obscuros senos de mi corazón. Yo soy todo ojos para conocer los vicios de otros, y muy fácil en condenar las acciones de mis prójimos: y al mismo tiempo soy casi ciego (así lo confieso) para discernir mis culpas, y casi mudo para acusar mis defectos. Pero vendrá aquel día del juicio universal, en que mis pecados quedaran de un golpe descubiertos a los ojos de todo el mundo. Temo ahora el examinarlos con diligencia, y manifestarlos por medio de una confesión voluntaria con sinceridad y claridad a un confesor; y entonces serán descubiertos a todos los hombres por medio de una manifestación forzosa, con extrema vergüenza y confusión mía. No permitáis, esclarecidisimo protector mío, no permitáis que yo viva así engañado de mi loca soberbia: alcanzadme la gracia de que de hoy en adelante sea el más rígido censor de mis faltas y el más benigno interprete de las acciones ajenas.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

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