martes, 28 de julio de 2020

MES DE JULIO A SAN IGNACIO - DÍA VEINTIOCHO


DÍA XXVIII.

Santísimo Patriarca San Ignacio: No podre ser verdadero y fervoroso devoto del Santísimo Sacramento, si no llego a salir fuera de mi de puro amor y devoción a la Pasión de mi Señor Jesucristo, de la cual es viva imagen la Sagrada Eucaristía. ¡Oh, y cuan dulcemente me siento inflamar el corazón al mirar a mi Dios crucificado por mi amor! ¡Muerto el más inocente por el mas malvado del mundo, el príncipe, por el esclavo el Altísimo, por la más vil de todas las criaturas! ¡Ah ingrato corazón mío! a quien amas, si no amas a un Dios que tan excesivamente te amo, ¿hasta morir por ti? ¿Mas que digo, si no amas? Pues si ha sido ingratitud monstruosa el no haber amado a un Dios crucificado por mí, que será el haberle ofendido tantas veces con tan enormes pecados? Así que, Redentor mío, os he pagado los beneficios con injurias; las finezas con traiciones, y el amor que me habéis tenido, con innumerables ofensas que he cometido contra Vos. Haced, Señor, que de hoy en adelante os ame tanto cuanto os he ofendido. Y si la piedra de toque, que prueba la fineza del amor verdadero, es el padecer con gusto por la persona que se ama, yo protesto que quiero padecer por Vos. ¡Y que mucho será que yo derrame una lagrima, una gota de sudor, y un poco de sangre, por amor de quien derramo por mi toda la suya! ¡Que mucho será que yo sufra una palabra picante, una leve descortesía, una ligera burla, por quien padeció por mi calumnias atroces, injusticias manifiestas, y una muerte afrentosisima de cruz! Santo Padre mío: ya que Vos fuisteis en extremo devoto de la Pasión del Señor, que pasabais en meditarla gran parte del día y de la noche; que mientras vivisteis, jamás negasteis cosa alguna, por difícil y ardua que fuese, que se os pidiese por la Pasión de Jesús; yo os pido, por amor de esta santísima Pasión, que me alcancéis una tiernísima devoción a la misma Pasión del Señor. Ahora que sois bienaventurado en el cielo, no me neguéis esta gracia, que es de sumo provecho mío, de mucho consuelo vuestro, y de grande gloria de Dios. Si, si: esculpid en mi corazón el amor a Jesús Crucificado, para que con todo mi afecto clame con San Agustín: este clavado todo en mi corazón, el que estuvo todo clavado en la cruz por mí.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.


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