LOS CIEN OFRECIMIENTOS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO A SU DIVINO PADRE
TREINTA Y TRES OFRECIMIENTOS DE JESÚS EN SU INFANCIA Y SU VIDA OCULTA
1.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, encarnándose en el seno de la Santísima
Virgen María para salvar a los hombres.
2.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, santificando a San Juan Bautista, en el seno
de su madre Isabel.
3.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, cautivo durante nueve meses en las castas
entrañas de su Santísima Madre.
4.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, rechazado por los habitantes de Jerusalén.
5.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, saliendo del seno de su Madre y naciendo en
un pobre establo.
6.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, envuelto en pañales y acostado sobre el heno
en un pesebre.
7.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, temblando de frío calentado por un buey y un
asno.
8.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, llorando nuestros pecados en un pesebre.
9.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, por medio de las manos de María y José para
la salvación del mundo.
10.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, amamantado por María.
11.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, adorado por los ángeles en un establo de
Belén.
12.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, adorado por los pobres pastores.
13.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, circuncidado y nombrado Jesús, comenzando a
ocupar el oficio de Salvador, ofreciéndote las primicias de su sangre.
14.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, recibiendo los obsequios y adoraciones de los
magos.
15.
Padre eterno, te ofrezco toda la gloria que Jesús te ha dado durante los
cuarenta días que permanecerá en el establo de belén.
16.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, llevado al templo por María y José, y
recibido con inmenso gozo por el anciano Simeón y Ana la profetisa.
17.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, ofreciéndose a tu justicia divina para ser el
reparador de tu gloria, y la víctima santa de los pecadores.
18.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, huyendo a Egipto para evitar la mano asesina
de Herodes.
19.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, pobre y desconocido en su exilio, pero
tiernamente amado y profundamente adorado por María, por José y los ángeles.
20.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, llevado en los brazos de María y José,
sometiéndose a la infancia.
21.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, amamantado por su divina Madre. durante
quince meses.
22.
Padre eterno, te ofrezco los primeros pasos, las primeras palabras, y las
primeras acciones de Tu Hijo divino Jesús.
23.
Padre eterno, te ofrezco todo aquello que Jesús sufrió durante los siete años
de exilio en Egipto.
24.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, de regreso en Nazaret, entre María y José.
25.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, creciendo en edad y sabiduría delante de Dios
y de los hombres.
26.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, a la edad de doce años, llevado al templo
para celebrar la Pascua.
27.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, permaneciendo tres días en el templo, en
medio de los doctores de la ley, llenándolos de admiración.
28.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, recobrado por María y José, de regreso a
Nazaret y siéndoles perfectamente sumiso.
29.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, ocultando su gloria en el taller de San José,
mostrándose sólo como un carpintero.
30.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, trabajando, para alimentarse con el sudor de
su frente.
31.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, asistiendo a San José durante su enfermedad y
a la hora de la muerte.
32.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús, consolando a María, su santísima madre, por
la muerte de su santo esposo.
33. Padre eterno, te ofrezco toda la gloria que Jesús te ha dado durante los treinta y tres años de su vida oculta y laboriosa, y todos los méritos que nos ha adquirido.
34.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús en las aguas del Jordán, bautizado por San
Juan Bautista.
35.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús llevado al desierto, sufriendo ahí hambre y
sed.
36.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús pasando las noches en el desierto, en medio de
las bestias salvajes.
37.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús postrado rostro en tierra, pasando todos los
días y noches en oración, regando la tierra con sus divinas lágrimas, llorando
nuestros pecados.
38.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús tentado por el diablo, de cambiar las piedras
en pan.
39.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús transportado por satán sobre lo alto del
templo y tentado por ese espíritu maligno a fin de que se arrojara hacia abajo.
40.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús transportado a lo alto de una montaña donde
satán tuvo la audacia de prometerle todos los reinos que le mostró, si él
quisiera adorarle.
41.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús triunfante de todas las tentaciones del
diablo, oponiéndole las palabras de la Sagrada Escritura.
42.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús tomando en el desierto, cerca de cuarenta
días, un poquito de alimento que le fue servido por los ángeles.
43.
Padre eterno, te ofrezco toda la gloria que Jesús te ha dado en el desierto y
todos los méritos que nos ha adquirido.
44.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús saliendo del desierto yendo a compartir con su
santa Madre la misión que él habría de comenzar.
45.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús escogiendo a pobres pecadores por apóstoles.
46.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús yendo de ciudad en ciudad, de pueblo en
pueblo, predicando por todas partes el reino de Dios, dando a conocer a su
Divino Padre.
47.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús seguido hasta el desierto por inmensas
multitudes.
48.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús multiplicando los panes y los pescados para
alimentar a sus oyentes, diciendo ≪Me
compadecido de este pueblo≫.
49.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús consolando a los afligidos.
50.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús sanado a los enfermos, resucitando a los muertos.
51.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús expulsando a los demonios de los cuerpos de
los poseídos.
52.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús devolviendo la vista a los ciegos y el oído a
los sordos.
53.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús enderezando a los cojos y haciendo hablar a
los mudos.
54.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús convirtiendo a los pecadores, haciendo el bien
a todos.
55.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús llorando la muerte de Lázaro y resucitándole.
56.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús convirtiendo a María Magdalena.
57.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús fatigado del camino, sentado en los bordes de
los pozos de Jacob.
58.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús pidiendo de beber a la samaritana,
convirtiéndola, y descubriéndose a ella como el mesías prometido.
59.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús confundiendo a sus enemigos con una sabiduría
admirable mientras le presentaban a la mujer adúltera.
60.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús echando con un látigo a los vendedores del
templo.
61.Padre
eterno, te ofrezco a Jesús transfigurado sobre el monte Tabor, conversando con
Moisés y Elías del exceso de los dolores de su pasión.
62.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús abrazando y besando a los niños pequeños,
diciendo que había que parecerse a ellos para entrar en el reino de los cielos.
63.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús entrando triunfalmente en la ciudad de
Jerusalén, recibido como un rey por el pueblo.
64.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús llorando por la ciudad de Jerusalén.
65.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús sólo y abandonado, obligado la tarde de esa
fiesta de ir a buscar un refugio a Betania donde sus fieles anfitriones Marta y
María.
66.
Padre eterno, te ofrezco toda la gloria que Jesús te ha dado durante los
treinta y tres años de sus divinas predicaciones
67.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús vendido a treinta denarios por la traición de
Judas.
68.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús teniendo la cena por última vez con sus
apóstoles.
69.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús humillándose hasta lavar los pies a sus
apóstoles.
70.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús instituyendo el sacramento admirable de la Eucaristía,
haciendo a sus apóstoles sacerdotes de la nueva ley.
71.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús rezando y agonizando en el jardín de los
olivos.
72.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús sufriendo en su Divino Corazón todos los
dolores de su pasión y regando la tierra de un abundante sudor de sangre.
73.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús triste hasta la muerte en el huerto de los
Olivos, cargando sobre sí todos los pecados del mundo y aceptando de tu mano el
cáliz.
74.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús traicionado por la bajeza del pérfido Judas,
entregándose a sus enemigos, dejándose atar y apalear como un criminal por
todos nuestros pecados.
75.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús abandonado de sus discípulos, maltratado y
despreciado por los soldados que lo llevaban donde Anás el sumo sacerdote.
76.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús interrogado y recibiendo una bofetada de un
sirviente.
77.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús conducido donde Caifás, acusado de falsos
testimonios.
78.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús tratado como blasfemo porque él ha declarado a
sus jueces que él es el Hijo de Dios.
79.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús tratado esa noche horrible como el último de
los esclavos, golpeado despreciado y repudiado.
80.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús conducido donde Pilatos encadenado y guardando
silencio.
81.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús conducido a la corte de Herodes, menospreciado
por ese rey impío.
82.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús traído de vuelta donde Pilatos, despreciado,
humillado por las calles de Jerusalén por un pueblo que había colmado de
beneficios.
83.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús atado a la columna desgarrado a golpes de
latigazos.
84.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús cubierto de heridas y de sangre, vapuleado al
pie de sus verdugos.
85.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús disfrazado en rey de teatro, coronado de
espinas, revestido de un manto de escarlata, teniendo las manos atadas y un
caño en la mano como cetro.
86.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús menospreciado, maltratado y en fin expuesto al
pueblo.
87.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús rechazado por su pueblo, que pide su muerte a
grandes gritos y en su lugar prefiere a un, infame ladrón, Barrabás.
88.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús condenado a muerte de cruz por Pilatos.
89.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús abandonado a una multitud insolente que
extenúa a este Cordero dulce y humilde de corazón con todo aquello que la
malicia más oscura puede inventar.
90.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús saliendo del palacio de Pilatos, en medio de
dos ladrones, la cruz sobre su espalda divina cruenta y ensangrentada.
91.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús extenuado por la fatiga, cayendo varias veces
por el enorme peso de su cruz, golpeado, agobiado por las injurias de sus
verdugos.
92.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús llegando a la cumbre del Calvario, despojado
de sus vestiduras y extendiéndose el mismo sobre el árbol de la cruz como un
cordero sin mancha.
93.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús clavado sobre la cruz a grandes golpes de martillo.
94.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús suspendido durante tres horas entre el cielo y
la tierra, abandonado, saciado de oprobios, dado de beber hiel y vinagre,
probando a grandes sorbos la sensación de los sufrimientos interiores y
exteriores.
95.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús pidiendo gracia para sus verdugos, perdonando
al buen ladrón y dándonos a su Santísima Madre para ser la nuestra.
96.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús consumando su sacrificio, poniendo su
santísima alma entre tus manos, lanzando un gran grito para llamar hacia él a
todos los pecadores e inclinando la cabeza para darles el beso de la paz y el
último suspiro de su corazón.
97.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús con el corazón traspasado por una lanza,
descendido de la cruz, cubierto de heridas y de sangre, y puesto entre los
brazos de su divina Madre.
98.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús embalsamado y sepultado por su Santísima Madre
y sus fieles amigos, llevado enseguida al sepulcro, y permaneciendo tres días
en el sepulcro.
99.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús saliendo victorioso del sepulcro y visitando a
su Santísima Madre.
100.
Padre eterno, te ofrezco a Jesús apareciéndose a los apóstoles y a las santas
mujeres, consolándolas, instruyéndolas y subiendo al cielo en su presencia por
su gloriosa Ascensión, cuarenta días después de su resurrección.
Colaboración
de Iván Arellano
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