miércoles, 29 de julio de 2020

QUINCENARIO AL ECCE HOMO DE POPAYÁN


QUINCENARIO A NUESTRO AMO

EL SANTO ECCE-HOMO QUE SE VENERA EN EL SANTUARIO DE BELÉN DE POPAYÁN

Tip. La Perla. Popayán, Colombia

Año de 1922

 

Puestos de rodillas delante de Nuestro Amo, y con el corazón dispuesto y contrito, dirás lo siguiente:

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, por vuestra infinita bondad y porque os amo sobre todas las cosas, a me pesa de haberos ofendido, yo propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, y espero en vuestra divina misericordia, me daréis gracias para enmendarme y perseverar hasta el fin de mi vida. Amén.


 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Dulcísimo Jesús, cuya vida, pasión y muerte, deben ser modelo de la perfección cristiana, Vos, que, desde el seno del padre, bajasteis para tomar nuestra vil naturaleza y cargar sobre vuestros hombros los pecados de los hombres, ved aquí, postrados a vuestros pies, una porción de humildes esclavos, que os acompañan y sienten con vos vuestras fatigas y dolores, nuestra conducta no es acreedora a la correspondencia de vuestro amor, sin embargo, vuestras promesas, que son palabras de vida eterna, alimentan nuestra confianza. No quiero, decís, la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, yo eh venido a buscar a los pecadores y no a los justos, aquí nos tenéis, rendidos, solicitando el perdón de nuestras culpas, Pilatos os muestra al pueblo, para que se compadezca de vuestra lastimosa figura, y nosotros nos presentamos a vos, para que os compadezcáis de la fealdad de nuestras almas, y las purifiquéis con vuestra amable vista. Vednos aquí, Jesús doloroso, y concédenos las gracias que solicitamos en este quincenario, para mayor gloria vuestra y bien de las almas. Amén.

Se reza un Credo.

 

ORACIÓN

Oh Jesús, Redentor de las almas, aquí nos tenéis postrados en vuestra santísima presencia, venimos a implorar vuestras misericordias, es cierto, Salvador amado, que os hemos ofendido, que hemos despreciado vuestra ley, que nos hemos apartado del camino, que desde ese trono de ignominia, nos habéis mostrado, pero Señor, aquí nos tenéis, humildes y contritos, os prometemos desde lo intimo de nuestros corazones, no ofenderos más, si, Jesús Redentor nuestro, oíd las súplicas que os hacen vuestros hijos muy queridos, escuchad nuestras plegarias, y despachadlas favorablemente, os lo pedimos por esos pies y manos, taladrados por nuestro amor. Amén.

 

 

DÍA PRIMERO

ORACIÓN

Oh Jesús humilde, que, por cumplir la voluntad de vuestro Eterno Padre, bajaste del cielo para tomar carne humana de en una purísima Virgen, que para ejemplo de humildad, naciste en un pesebre, en medio de dos animales, siguiendo toda vuestra vida, hasta darla en el santo madero de la Cruz, con el mismo ejemplo de humildad y abnegación propia, yo os suplico, Soberano Señor, infundáis en mi corazón esta soberana virtud de la humildad, para que desarraigando todos los efectos de soberbia, de que hasta aquí eh estado poseído, padezca con humilde resignación, padezca todos los trabajos y fatigas de esta vida, con que os imite en vuestra pasión dolorosa, y consiga por ella cuánto solicito en este quincenario, para mayor honra y gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.


 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Señor, Dios Rey Omnipotente, en vuestras manos están pues todas las cosas, y si queréis salvar a vuestro pueblo, nadie puede resistir a vuestra voluntad, Vos hicisteis el cielo y la tierra y todo cuanto en ello se contiene, Vos sois el dueño de todas las cosas ¿Quién podrá resistir a vuestra Majestad? Por tanto, Señor Dios de Abrahán, tened misericordia de vuestro pueblo, porque vuestros enemigos quieren perdernos y exterminar vuestra herencia, así Señor, no despreciéis esta parte que redimiste con vuestra Sangre. Oíd Señor nuestras oraciones, sed favorable a nuestra suerte, levantad el azote de vuestro enojo, y haced que nuestro llanto se convierta en alegría, para que, viviendo, alabemos vuestro santo nombre y continuemos alabándolo eternamente. Amén.

 


GOZOS

Dulce Jesús nuestro

Redentor amador

Sed de Popayán

Refugio y amparo

 

Tu pasión amarga

Nos dio a paso

Pruebas de amor vivo

El más acendrado

Por eso a tus plantas

Hoy te suplicamos:

 

Del cielo bajaste

A ser un retrato

De acervos dolores,

Penas y trabajos

Y si por nosotros

Tanto has tolerado:

 

Como en otro tiempo

Te mostró Pilato

Al pueblo judío

Infiel y tirano

Y hoy te nos presentas

A que te pidamos:

 

Jesús amoroso

Ya no hay pecho ingrato

Que no gima y llore

Al verte ultrajado

Oye nuestros ruegos

Pues a ti clamamos:

 

Ecce Homo

Decía el mismo Pilatos

Cuando el pueblo todo

Te estaba mirando

Mas como nosotros

Así te adoramos:

 

Ecce Homo

Repites a tantos ingratos

Que hemos delinquido

Pero que tocados

de arrepentimiento

Hoy te suplicamos

 

De nuestras congojas

De nuestros trabajos

Eres el remedio

Y alivio Santo

Por eso acudimos

A ti Padre amado:

 

Las plagas que afligen

A este vecindario

Si a ti recurrimos

Pasan en el acto,

Por esos favores,

por tantos milagros:

 

Con humildes votos

oh Jesús amado

a ofrecerte vienen

pobres holocaustos

tantos te veneran

a ti, solo esclavos:

 

Esta Ciudad noble

Que leal te ha amado

Que ha buscado siempre

Fieles magistrados,

¿No tendrá el auxilio

De tu santa mano?

 

Todos aquí somos

Tus hijos que alzamos

nuestros corazones

tan necesitados

a que nos bendigas

como a tus esclavos:

 

ORACIÓN FINAL

Os adoramos Jesús sapientísimo, bendecimos vuestras santísimas llagas, y las besamos con los suspiros mas tiernos de nuestros corazones, os contemplamos hecho el ludibrio de las gentes, y despreciado de la plebe, siendo el Señor de los cielos y la tierra, no tenéis donde reclinar la cabeza, si los ángeles se pasman y los serafines cubren con sus alas la cara, viéndoos hecho el Varón de dolores y lastimosos espectáculo de baldones, heridas y ultrajes ¿Qué debemos hacer nosotros, miserables criaturas? Nosotros fuimos la causa de vuestra pasión y os volvemos a crucificar de nuevo con nuestras abominaciones, sentado en ese trono de ignominias, os contemplamos, Rey Soberano de los cielos, oídnos Señor con ternura, rociadnos con vuestra preciosa sangre, para que, purificadas nuestras almas, seamos verdaderos cristianos, y siguiendo vuestras pisadas, consigamos la gracia que os pedimos en este quincenario. Amén.

 

 

DÍA SEGUNDO

ORACIÓN

Oh Dios clemente, benigno y pacientísimo Señor, que ansioso de la salud de los hombres, saliste Vos mismo al encuentro de aquella tropa infernal de sayones que venían a aprenderos, Vos Señor, que lleno de bondad, recibiste el ósculo de paz que os dio el paludoso discípulo, Vos, en fin, Rey Supremo de los cielos y tierra, cuya voz majestuosa, como penetrante rayo, derribó a todos los satélites de Lucifer, que estaban prontos a aprehenderos. Obrad en mí, Dios mío, el portento de que vuestra Divina Voz penetre en mi corazón, no como rayo vengador, sino como luz prodigiosa, que destierre las sombras del pecado, no permitáis que os invoque y abrace como el pérfido Judas, antes bien, inflamad mi espíritu con un verdadero dolor de mis pecados, que es lo que solicito en este quincenario. Amén.

 

 

DÍA TERCERO

ORACIÓN

¡Ah Señor! yo quisiera que mis ojos derramasen copiosos raudales de lágrimas, contemplando vuestra lastimosa pasión, yo os veo, dulce Jesús mío, entregado a todo el furor de nuestros enemigos, que os llevan maniatado, arrastrado, cubierto de golpes, heridas e impresarios, y vos, no obstante, sufriendo todo por amor, yo me consterno, me aflijo, me confundo en mi mismo, al ver la mala correspondencia con la que pago vuestras finezas, Vos hecho el oprobio y despreciado de la plebe, y yo ensalzado y envanecido con las glorias mundanas, Vos, hecho un Varón de dolores, según la expresión de vuestro Santo Profeta, yo, rodeado de comodidades, delicias y placeres sensibles ¿Qué contra posición esta? Mi Creador padeciendo y su creatura descansando en el lecho del deleite, y de una inacción culpable. Basta ya, Señor, de tanto olvido de los beneficios que me hiciste con vuestra sagrada pasión, desde este momento conservaré una memoria eterna de vuestras penas y dolores, seguros de vuestra misericordia, que es lo que solicito para mi salvación eterna. Amén.

 

 

DÍA CUARTO

ORACIÓN

A vos, Jesús amoroso, llega un alma que sigue vuestros dolorosos pasos, yo os considero en la presencia de Anás como un reo facineroso, cargado de delitos y acusado de los más enormes crímenes, a este mismo paso, veo que vuestra bondad sufre por mi amor los testimonios que os levantan, las injurias y baldones que os afligen, yo quisiera penetrado en el más vivo dolor, acompañaros en tantas amarguras, pero mi flaqueza y mi miseria, son la causa de mis ingratitudes, así espero, Jesús dulcísimo, con vuestra gracia, desterrar de mi corazón el amor propio, la vanagloria, todos los afectos y malas inclinaciones, que son la causa de los horribles tormentos que sufristeis por mi amor, yo protesto con vuestra gracia, una total enmienda de mi vida, que es el fruto que espero sacar en este quincenario, para bien de mi alma. Amén.

 

 

DÍA QUINTO

ORACIÓN

Oh Dios y Salvador mío, esposo de las almas, quien si no vos, destinado para una empresa tan grande como la de nuestra redención, se hubiera anonadado hasta el extremo de sufrir el general desprecio del pueblo más infiel e ingrato, este os condujo al tribunal de Caifás, el que presidió aquel inicuo Concilio donde se decretó vuestra muerte ¿qué corazón podrá, sin llenarse de aflicción, contemplar lo que padecisteis en aquella noche espantosa? en aquel injusto tribunal fue herido vuestro sagrado rostro con la bofetada sacrílega que os dio un impío ministro, y yo no sufro la palabra más leve, la injuria más insignificante, sin llenarme de soberbia y de una ira exaltada ¿podre decir que imito vuestra mansedumbre y paciencia? Dadme Señor sufrimiento por vuestra bondad, en las injurias que me hacen, para seguir vuestro ejemplo y alcanzar la gracia que solicito en este quincenario. Amén.

 

 

 

DÍA SEXTO

ORACIÓN

Oh Sabio Maestro mío, que conducido por vuestros enemigos a la presencia de Herodes, me enseñasteis la gran ciencia del silencio, necesario para la perfección cristiana. Vos Señor, que despreciasteis las burlas de aquel rey fantástico, que creyó divertirse con vuestras obras milagrosas, Vos que formalmente ordenasteis con vuestro silencio su vana curiosidad, queriendo más bien que os tuviese por loco o necio que por satisfacer sus pérfidos designios, haced por vuestra misericordia, que guarde moderación en mis palabras, ordenes mis labios como os lo pedía vuestro profeta, una custodia y guardia para que no decline en expresiones ajenas del carácter que profeso, y que todas mis palabras se dirijan a alabaros, bendeciros y honrar a mi prójimo, que es lo que me propongo en adelante y para conseguir estos santos fines, espero vuestra gracia para el provecho espiritual mío y de mis prójimos. Amén.

 

 

DÍA SÉPTIMO

ORACIÓN

Jesús amable, Maestro soberano de mi corazón, ya os miro en presencia del inhumano juez que va a pronunciar la sentencia de vuestra muerte, ya me estremezco, Señor, al contemplar que los verdugos os desnudan de vuestras vestiduras y os atan a una columna, y descargan sobre vuestro virginal cuerpo cinco mil y más azotes, que no contentos con esto, os forman una corona de espinas, visten de púrpura vuestro sagrado cuerpo y os ponen un caña en la mano, se mofan y os escarnecen como a rey de farsa y burlas. Cada uno de esos tormentos debería ser materia de una larga consideración con que me volviese a Vos, Dios mío, dejaré los errados caminos de mi perdición, y os seguiré como a verdadero maestro, por la senda de la Cruz y de la penitencia, esto es lo que os prometo desde este día, con vuestra gracia. Amén.

 

 

DÍA OCTAVO

ORACIÓN

Oh Divino Esposo de mi alma, que obediente hasta la muerte de cruz, cargasteis sobre vuestros hombros el leño para el sacrificio como lo hizo el humilde Isaac, para obedecer a su Padre Abrahán. Ya, me parece Señor, que miro a los pérfidos sayones, estirando con cordeles los miembros de vuestro sagrado cuerpo sobre el duro leño, que, clavado en él, enarbolando el precioso estandarte en la Cruz, se acabó de descoyuntar vuestro sagrado cuerpo, y que, por lo último, con voz conmovedora, pronunciaste aquel “Consumatum est” con que sellasteis la gran obra de nuestra Redención. Yo os suplico, que, con esta pasión tan acerba, obre en mí el afecto de una inversión maravillosa, y rociada mi alma con la sangre que derramaste por amor, sea reengendrada en vuestra gracia, para gozaros eternamente en la gloria. Amén.

 

 

DÍA NOVENO

ORACIÓN

Oh Gloriosísimo Redentor Nuestro, vuestra pasión sagrada debe ser el constante ejemplo de cristianismo, su contemplación todo el objeto de nuestras almas, y su memoria el pasto de nuestro espíritu. Vos depositaste los sacramentos que instituisteis vuestra sangre preciosa, ella nos aprovecharía si usásemos el bien de los sacramentos que recibimos, a la verdad, estando a los pies del confesor, que nos absuelve, debemos imaginarnos en el calvario, al pie de la cruz, derramándose sobre nosotros esa copiosa sangre que salía de vuestro divino costado. Haced Señor, fructuosa en nosotros, vuestra pasión sacrosanta, que es la gracia que os pedimos en este quincenario. Amén.

 

 

DÍA DÉCIMO

ORACIÓN

Oh Humildísimo Jesús, que, desde vuestro nacimiento en el portal de Belén hasta expirar desnudo en la Cruz, nos propusiste un ejemplo y modelo de humildad. Vos, que por una admirable Providencia del Eterno Padre, fuiste siendo el objeto de sus complacencias, destinado a una muerte horrorosa, acompañada de unas terribles aflicciones, inflamad Señor, nuestros corazones, haced que se expenda de ellos la hinchazón y soberbia que los ocupa, que solo tratemos de aprender las lecciones que nos diste de humildad en ese trono en que os presentáis humilde, hecho el objeto de escarnio y burla de los judíos, resplandece nuestra mansedumbre y benignidad, usa de ellos con nosotros, y concédenos la gracia de una perfecta humildad. Amén.

 

DÍA UNDÉCIMO

ORACIÓN

Oh Pacientísimo Redentor nuestro, a quien nuestros enormes pecados, como hijo de la más acerva ingratitud, pusieron en tan lastimoso estado en que os Pilatos os presentó al pueblo, bien reconócenos vuestro amor os obligó a unos excesos tan memorables, que por ellos os constituyes en Varón de dolores, sin que desde la planta del pie hasta la cabeza, hubiese parte sana en vuestro cuerpo sagrado, he aquí que rendidos a vuestros pies, consideramos nuestra mala correspondencia, el menor de nuestros pecados pasaba para irritar la divina justicia, de modo fue precisa la muerte de un Dios Hombre, para la aplacarla inflamad nuestros corazones en vuestro divino amor, para conseguir la gracia que os pedimos en este quincenario. Amén.

 

 

DÍA DUODÉCIMO

ORACIÓN

Oh Soberano Maestro de las almas, que sentado en el banco del desprecio y abatimiento, nos enseñasteis aquella paciencia que debemos sufrir  aflicciones y ofensas de los prójimos, vednos aquí resueltos a aceptar las fatigas que nos envía nuestro amor propio, y la pasión de la venganza que ha dominado hasta aquí nuestros corazones, os estimulan a no formar la idea, que debemos a vuestra sagrada pasión, sin embargo, estas preciosas llagas que descubrís, son otras tantas puertas de misericordia por donde entran los pecadores contritos y humildes, así lo esperamos Redentor nuestro, mediante nuestro dolor, por el cual conseguiremos a gracia que os pedimos en este quincenario, para nuestra salvación eterna. Amén.


 

DÍA DECIMOTERCIO

ORACIÓN

Oh Divino Jesús, amante Redentor nuestro ¿Quién tuviera las lenguas de todos los hombres para bendecir y alabar vuestro santísimo nombre? Nombre dulce, en efecto, Nombre amable, Nombre sobre todo nombre, Nombre de una palabra que quiere decir Salvador, esta es la grandeza de vuestro santísimo nombre y nosotros, no obstante, no habiendo tener otro en nuestros labios, no tenemos más que palabras de obscenidad, de vituperio, de destrucción y maledicencia, a la invocación de vuestro Dulcísimo Nombre, huye el demonio, y nosotros le llamamos con nuestras criminales palabras, ya, desde este momento, no será otro nuestro ejercicio que llamaros a Vos, Jesús amoroso, Jesús Divino, Oh Buen Jesús, estampad vuestro nombre en nuestros corazones, para bendeciros eternamente en el cielo. Amén.

 

 

DÍA DÉCIMO CUARTO

ORACIÓN

Dios amante, que os manifestáis siempre deseoso de nuestra salvación eterna, ahora es el tiempo de negociar con Vos, puesto en el humilde estado en que os manifestáis no habéis de permitir que esa sangre preciosa se pierda, ni que se fraude en nosotros ese rocío celestial, lavadnos con ella, Señor, una sola gota, capaz de redimir una infinidad de mundos, no será suficiente para este corto rebaño que se presenta a Vos, no más pecar, Soberano Redentor nuestro, ya comprendemos vuestro amor, él logrará los afectos de vuestra piedad y misericordia, y con el firme propósito lograremos una eterna felicidad. Amén.


 

DÍA DÉCIMO QUINTO

ORACIÓN

Oh Poderoso Señor, Padre de toda consolación, que en las aflicciones que padecemos los vecinos de esta Ciudad de Popayán, derramáis vuestros consuelos. Concédenos las gracias y favores que os pedimos, mirad Señor, las tribulaciones que os rodean, las epidemias y plagas, justos castigos de nuestras culpas, que aniquilan nuestra salud y nuestras haciendas, usad con este vecindario de vuestra piedad, recibid nuestros humildes votos, no descarguéis el golpe de vuestra divina justicia, bendecidnos Señor, oíd nuestros clamores, y otorgadnos la gracia que os pedimos en este quincenario, siendo para mayor honra y gloria vuestra y bien de vuestros devotos. Amén.

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