TRES
DEVOTAS PLEGARIAS
Que se
pueden hacer cada día a San Joaquín, honrando en ellas su gran Fe en Dios, su
esperanza y su caridad.
I.
Oh
serenísimo Patriarca San Joaquín, Sol de la más bella luz, y entre los
patriarcas el mayor. Vos que habéis dado ejemplos de viva fe, que debemos todos
tener en Dios y en su eterna verdad y promesas; habiendo merecido por medio de
ella aquél inefable don de haber sido Padre de la Santísima Virgen María,
obtenedme esta singular gracia, que todas las cosas de nuestra Santa Fe y
Religión Católica las crea tan firmemente y con tanta certeza y tranquilidad de
intelecto que ninguna tentación sea bastante para hacerme titubear o caer
impíamente en el error.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria.
II
Oh
árbol felicísimo del más dulce fruto del Paraíso, ejemplar egregio de todas las
virtudes; Vos que fuiste adoctrinado divinamente en la escuela del Espíritu
Santo, con una fe firme a practicar en grado excelentísimo la virtud de la
Esperanza, haciéndonos ver cómo un escollo entre las grandes tempestades de
vuestras tribulaciones y necesidades, y consiguiendo por este medio una gloria
altísima de Dios; obtenedme que en todas las pruebas que quiera enviarme el
mismo Dios, ya sea de contrariedad y penalidad tanto de cuerpo como de
espíritu, no me deje jamás abatir el ánimo, sino al contrario que apoyado en su
omnipotente brazo y asegurado por su protección soporte continuamente todo por
su gracia, por su amor y en su honor.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria
III.
Oh
gloriosísimo custodio de la más preciada joya que puso Dios en este mundo,
parecida en figura a uno de aquellos querubines de oro que cubrían con sus alas
antiguamente el Arca de la Alianza, y ante aquel candelabro de oro puro siempre
encendido, San Joaquín; vos que con la Fe y la Esperanza estuviste colmado como
un serafín de ardentísima Caridad y amor divino, cumpliendo con una fidelidad
inviolable todas las Leyes del mismo Amor; dame la gracia de que yo lleve en mi
corazón siempre encendido el fuego del amor, para que vea mi vida arder y
expirar en las llamas de sus ardores.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
Colaboración de Carlos Villaman
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