VISITA A MARÍA SANTÍSIMA Y SANTA TERESA DE
JESÚS
PARA LOS MIÉRCOLES DE LA SEMANA
ORACIÓN A MARÍA INMACULADA
¡Purísima
Virgen María, Madre de Dios y Madre de mi alma! Como mi Protectora Santa
Teresa de Jesús, al visitaros en este día, os elijo por mi Madre y
Señora, y os suplico lo seáis. A Vos encomiendo mi cuerpo con
todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias, para que me
protejáis y amparéis siempre en vida y en la hora de la
muerte. No me dejéis, Reina mía, porque, si no, me perderé; yo
nunca quiero dejaros, antes bien deseo aumentar cada día en vuestra
verdadera devoción hasta veros en el Cielo. ¡Oh Señora mía, oh
Madre mía, acordaos que somos hijos de vuestro Corazón! Conservadnos y defendednos
como cosa y posesión vuestra. Amén.
ORACIÓN A SANTA TERESA DE JESÚS
Acordaos ¡oh piadosa y amorosa Teresa de Jesús! que nos habéis dejado escrito que sois de condición muy agradecida, y que nunca negasteis en vida un favor que os pidiesen ti mayor gloria de Dios. Alentada yo con estas verdades, á Vos acudo, Santa Madre mía, para que oigáis benigna las súplicas de vuestros hijos que os piden para su alma la gracia de renunciar completamente á Satanás, todas sus obras y pompas, como prometieron en el Santo Bautismo. Alcanzadnos, Santa mía, el espíritu de oración y el celo por los intereses de Jesús. Dadnos un corazón dócil y obediente a las inspiraciones de la gracia y agradecido a los beneficios del Señor; un corazón contrito para llorar nuestros picados, y magnánimo y generoso en el servicio de Dios. Asistidnos en las tentaciones y peligros de la vida, y en la hora de la muerte llevadnos al Cielo a cantar en vuestra compañía eternamente las misericordias del Señor. Amén.
ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA Y SANTA TERESA
DE JESÚS POR LAS NECESIDADES DE LA PATRIA
Mirad con ojos compasivos a este suelo ¡oh piadosa Virgen María y Teresa de Jesús!, pues sois sus protectoras, y humillad a los enemigos de nuestra fe. Acordaos de las misericordias que obrasteis con nuestros padres, y sednos propicias. Son vuestros hijos quienes os lo piden ¡oh clementísimas María y Teresa de Jesús! Oíd, pues, benignas nuestras súplicas, ya que sois poderosas para alcanzar de Jesús cuanto pidiereis. Dispensad al mundo paz, y a vuestra querida y desventurada patria la celestial bendición, que haga florecer en ella la fe y la piedad y sea otra vez la nación por excelencia católica y feliz. Amén.
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