sábado, 22 de agosto de 2020

MES DE AGOSTO AL INMACULADO CORAZÓN - DÍA VEINTIDÓS

 

DÍA VIGÉSIMO SEGUNDO

MEDITACIÓN

Constituida María Santísima Soberana Emperatriz de todo lo criado, los primeros en rendirle vasallaje son los espíritus celestiales, súbditos fidelísimos, dispuestos siempre a ejecutar sus órdenes y cumplir sus menores deseos. A una voz le dicen: ecce adsumus: aquí estamos prontos a hacer lo que mandareis. Y la santísima Virgen los envía por el orbe a socorrer a los pueblos que la invocan, a defender a sus devotos, a inspirarles pensamientos de salvación, a serenar tempestades, extinguir pestes, apagar incendios, deshacer peligros y salvar vidas. ¡Y con cuánta docilidad y prontitud ejecutan sus mandatos! ¡a cuántos han salvado de muerte cierta, eterna y temporal! Obedezca yo también las divinas inspiraciones que me envía por conducto de los ángeles su Reina. Días hay que caen sobre mi alma en más abundancia que los copos de nieve en el invierno o las gotas de agua en lluvia torrencial.  Pero ¡ay! que muchas veces caen como la lluvia en el mar o la nieve sobre la roca. ¡Cuántos con menos inspiraciones que yo y menos toques interiores han sido grandes santos! No basta que Dios llame; es necesario seguirle. La inspiración no correspondida nos hace más culpables é ingratos. Quien desoye una inspiración y desprecia un llamamiento no merece que se le llame otra vez. Muchos no los oyen porque se hacen sordos, porque viven sin recogimiento. Las inspiraciones forman una cadena: ¡ay si por mi culpa se pierden los primeros eslabones! 

¡Oh Corazón de María! Perdona mi ingratitud, hazme dócil y no te canses de llamarme.

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