lunes, 24 de agosto de 2020

MES DE AGOSTO AL INMACULADO CORAZÓN - DÍA VEINTICUATRO

 


DÍA VIGÉSIMO CUARTO

MEDITACIÓN

Yo soy la Madre del Amor Hermoso- dice la misma Virgen y del santo temor, de la ciencia de la salud y de la santa esperanza... Y a la Virgen también, respecto de los demás santos, podemos aplicar aquellas palabras de la Escritura: Por mí reinan los reyes; por María ciñen corona los bienaventurados y ocupan los tronos en la gloria. María les tendió la mano para escalar esos palacios, los ayudó con su gracia y los atrajo con su amor. Ella endulzó sus penas y amarguras, allanó las asperezas del camino, los alentó en sus desmayos y suavizó su cruz. Por María reinan muchos en el cielo que sin ella hubiesen perecido. El amor es el alma del mundo, el móvil de las grandes empresas, el agente para llevar· al cabo los más heroicos sacrificios. Quien ama no se aterra ante el peligro, todo lo puede, todo lo vence; él hace héroes de los niños, y de flacas doncellas mártires invencibles. Pero tal es cada uno, cual es el objeto que ama. Si amas la tierra, eres tierra; sí amas el cielo, eres cielo; si amas a Dios, tu corazón se deifica. El mundo está corrompido porque aman los hombres la corrupción de la carne. Para salvarlo, y salvar, sobre todo, a la juventud, se nos presenta el Corazón de María como Reina de todos los santos y Madre del Amor Hermoso. 

¡Oh Corazón hermosísimo de María, bello sobre toda belleza criada, puro como el rosicler de la aurora, fragante más que el aroma de las flores y el incienso de la Arabia! atráeme con tu fragancia y hermosura, que quien te ama, Señora, como yo deseo amarte, no irá en pos de bellezas terrenales que vienen siempre a parar en cieno, polvo y nada.

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