PIADOSO
TRECENARIO EN HONOR Y REVERENCIA DE LA ESCLARECIDA VIRGEN, MÁRTIR Y DOCTORA
SANTA CATALINA, REINA DE ALEJANDRÍA
Compuesto
por el M. R. P. Fray Juan de Guezuraga Zugasti, del Orden de Predicadores de la
Provincia de Lima, Perú.
Año
de 1761.
Hecha
la señal de la Cruz, dirás con el fervor más grande el siguiente acto de
contrición:
ACTO
DE CONTRICIÓN
Clementísimo
Señor mío Jesucristo, Criador y Redentor mío, que por el amor inmenso que
tienes a tus criaturas, quisiste vestir su carne humana, y morir por redimirlas
en una cruz afrentosa, a cuya imponderable fineza ha correspondido mi ingrata
deslealtad con tanta culpa, renovando con desacatos atrevidos tantos y tan
inhumanos tormentos, sufriéndome con apacible benignidad tantos pecados, y enviándome
con generosa conmiseración tantos auxilios, cuando me pudieras haber arrojado
justísimamente a los infiernos. Ya, dulcísimo Padre mío, ha vencido la
constante nobleza de tu amor mi rebeldía, ya conozco la justa obstinación de
tanta culpa, ya digo con los más íntimos afectos de mi corazón arrepentido, que
me pesa. Peque Dios amoroso, peque, pésame de haberte ofendido, no quiero
ofenderos más, no quiero que se malogre en mi tanta fineza y misericordia, esta
es la que solicita con humilde reconocimiento de mi miseria. Oh buen Jesús,
Pastor amantísimo de las almas, única esperanza de mi eterna y provechosa
salud, perdóname tantos yerros cometidos, pues solo te hiciste hombre para
perdonar pecados, y pues para precipitarte a remitirlos, le prometiste a tu querida
esposa Santa Catarina, que todos sus recomendados devotos serán ayudados, yo
que en medio de tantos y tan enormes desaciertos, he solicitado siempre sus
poderosos patrocinios, ahora con más eficacia los invoco, y te ruego por los
méritos que consiguió de tus soberanas
liberalidades tanta gracia, me concedas la de tu natural misericordia y la
especial que solicito en este trecenario, si es para mayor honra tuya y bien de
mi alma, y para que de ella resulte el alabarte eternamente en la gloria, en que
vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén.
Se
rezan trece veces el Padre nuestro, Ave María y Gloria, en reverencia de los
trece días que estuvo la santa, cautiva en la cárcel, y luego la siguiente:
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
Dulcísima
Señora mía Santa Catalina, Virgen, y Mártir gloriosa, a quien en premio de
aquella prodigiosa resolución con que despreciaste la corona, y engañosas
grandezas de este mundo, por seguir pobre y desnuda a tu adorado esposo
Jesucristo, y predicar como Apóstol de Alejandría la soberana verdad de su
evangelio, te condujo su sacrosanta justificación al gremio de los Apóstoles
Sagrados, para que como tus más inmediatos compañeros, cantaran a tu
excelentísima virtud, dulces elogios, asegurándote que así como a ellos les concedió
Dios tan grande Gloria, porque dejaron por su amor la posesión de unas redes
con que buscaban el precioso mantenimiento de la vida, y porque la perdieron
después por la predicación evangélica, así también, porque despreciaste las
redes más peligrosas de las almas, que son las de las mundanas grandezas, la
corona y el cetro, las estatuas como a diosa que te prometía elevar la ceguedad
del tirano, y porque como Apóstol de aquella región engañada, predicaste y
convertiste a nuestra fe, tanta y tan innumerable copia, te tenía prevenida la
justificación de tu esposo, no solo la gloria inaccesible de su cielo, sino
también el cetro y corona de su esfera, para que, como reina de ella, por la
inmediata unión de esposa suya, fueses venerada de su celestial comarca,
después de la Suprema Emperatriz, nuestra adorada María: Suplícote dichosa
esposa de Dios, alcances de su benigna piedad, que mi corazón desprecie y
abandone todas las engañosas grandezas de este mundo, para que libre de las
redes que con ellas nos introduce el demonio, merezca la gloria prometida de su
cielo, y la especial gracia que pretendo en este devoto Trecenario, por Cristo
nuestro Señor, tu amante y Divino Esposo. Amén
ELOGIOS
Gloriosa
Catalina, Virgen Santa y Pura,
Esposa
de Cristo, la primera,
Sabia,
y Apostólica Doctora,
Valerosa
despreciadora del martirio,
Reina
en el mundo y en el cielo,
Amparo
seguro de quien te busca devoto,
Gobierna
nuestras obras a lo justo,
Alcanzadnos
la gracia de su Esposo Amado.
ANTÍFONA:
Dios te salve joya preciosa de las Vírgenes, Catalina, Dios te salve, Esposa
del Rey de los Reyes gloriosa, Dios te salve, de Jesucristo, viva Hostia, a lo
que veneran tus alcanzados patrocinios, no le niegues piadosa tus patrocinios.
L/: Ruega por nosotros Catarina Santa
R/: Para que alcancemos el prometido de
la gloria.
OREMOS: Imploramos a Ti, oh Señor, por la
intercesión de Santa Catalina, virgen y mártir, que fue siempre más agradable a
tus ojos a causa de su pureza eminente y la práctica de todas las virtudes, nos
perdonen nuestros pecados y nos conceda todas las gracias necesitamos. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
SEGUNDO
DÍA
ORACIÓN
Ínclita
Mártir, Valerosa Catalina, que visitada en la cárcel por el gremio esforzado de
los mártires, te celebraron con dulces y celestiales canciones, aplaudiendo lo
heróico de tus sagradas virtudes, de tu constancia, tu paciencia, tu fervorosa
caridad, y tu verdadera fé, que son las que constituye la perfección del
martirio, con las cuales toleraste tanto inhumano tormento, como fue el de los
azotes con varas de hierro, escorpiones, peines de acero, con que desnudaban la
pureza de tus carnes, hasta descubrir la cándida solidez de tus delicados
huesos invencible, planchas de fuego a las heridas y pechos, que ocasionaban
horror aun a los mismos verdugos, méritos sublimes que fabricaron la soberana
corona que ahora ciñes, y te prevenían y aseguraban en sus acentos acordes:
Suplícote, valiente heroína de la fé, alcances de tu soberano esposo, se sirva
de concederme la participación de estas heróicas virtudes, para que, ya que no
merezca la corona de la gloria del martirio, ejercite la constancia y paciencia
en las continuas adversidades de este mundo, la de la caridad, de la fé, que me
faciliten los auxilios piadosos de la gracia, y la especial que pretendo
mediante este devoto Trecenario, para bien de mi alma, y mayor honra y gloria
de tu Adorado Esposo Jesús. Amén.
TERCER
DÍA
ORACIÓN
Prodigiosa
confesora de nuestra soberana ley, que sin temor ni celo de la inhumana y cruel
persecución, confesaste sin rebozo a tu adorado Esposo Jesús, para conseguir la
dicha de que su Divina Majestad, te confesara también ante su Pare glorioso en
su interminable Reino, y la que te trajera a su tenebrosa cárcel del gremio de
los Sagrados Confesores, a que celebraran con músicas suaves tus excelentes
virtudes, la de tu valerosa confesión, las de tu austero vivir, tu oración
continua, rígida penitencia, disciplinas, ayunos y silicios, con que tenías
bien ensayado tu cuerpo casto y puro, para poder resistir la crueldad de los
futuros tormentos, asegurándose el logro de tus eternos descansos: Suplícote,
rigurosa penitente y piadosa santa mía, alcances de tu soberano esposo, me
conceda la impávida confesión de su verdadera fé en todas las ocasiones que
puedan ocurrir, la de la oración y demás ejercicios y saludables penitencias,
para que haciéndolas con fervor al peso de mis culpas, merezca el perdón de
ellas y su gracia, y la especial que pretendo en este Trecenario, que espero
conseguir con tu piadoso patrocinio. Amén.
CUARTO
DÍA
ORACIÓN
Purísima
Catalina, cuya suprema virginidad de mente y cuerpo, te hicieron la más ilustre
porción de la sagrada grey de Cristo nuestro Señor, tu amado esposo, quien para
que te la celebraran con cánticos celestiales, te condujo a tu tenebrosa cárcel
el concertado coro de las cándidas amenidades de la Vírgenes, a que te cantaran
y aplaudieran el hallarte en ti con perfecta plenitud las ocho prerrogativas
que constituyen la pura virginidad, como son: la limpia integridad de la carne,
la bella de las almas, la similitud con la naturaleza angélica, la que
dignifica el desposorio con Cristo, intimidad y unión con Dios, la que
prepondera y excede a los demás estados de virtud, respira olor de buena fama en
la opinión, y la que envidia a las bodas eternas de la Patria Celestial.
Circunstancias todas, que se hallaron en la perfecta integridad de tu vivir, no
obstante, los tres poderosos enemigos, que pretendían vencerte y tu venciste,
como son: la sugestión del demonio, que importunas la corrupción de la
naturaleza, que se inclina, y el peligro de la perfecta hermosura que ocasiona.
Cuyo triunfo te fabricó la corona de Virgen pura y casta, y la gloria de ser
entre las esposas de Cristo, la primera: Suplícote, amada Santa mía, alcances
de tu Esposo, no permita que yo le ofenda en la fea culpa, que se opone a la
agradable castidad, para que, libre mi alma de tan grave impedimento, merezca
su gracia, y la que pretendo en este devoto Trecenario. Amén.
QUINTO
DÍA
ORACIÓN
Serafín
abrasado en las apacibles llamas de amor a tu adorado Jesús, Catalina, toda
fineza y animado Vesubio de religiosa y perfecta caridad, cuyo interior
incendio despreció por de menor actividad el de las planchas de fuego de tu
tirano martirio, que premió en la tierra tu amo esposo, trayéndote el coro de
los Serafines, que te cantarían amantes canciones, por la semejanza que tiene
tu enamorada perfección con las virtudes, porque si ellos se llaman Serafines,
por el incendio de amor, según las tres virtudes del fuego, que son: el
continuo y natural movimiento hacia la esfera, exceso de fervores y de luz. Tu,
cuyo encendido corazón, todo era una continua inclinación hacia la esfera
soberana, todos fervores en la predicación de la evangélica doctrina, todo
luces, que se asomaban por tu hermosísimo rostro, que vista por la Emperatriz
Faustina, los doscientos soldados y Porfirio, dejaron la idolatría, y te
pidieron el bautismo santo: Suplícote, oh fina enamorada, alcances que yo ame
con religiosas finezas a tu Esposo y al prójimo, con un meritorio afecto, para
que siendo estos dos amores el seguro fundamento de la ley, y guardándola
mediante los auxilios soberanos de su gracia, merezca la que pretendo en este
Trecenario. Amén.
SEXTO
DÍA
ORACIÓN
Sabia
doctora, Catalina amada, Querubín toda llena de perfecta sabiduría, pues si
estas criaturas se llaman Querubines por la plenitud de ciencia, porque ven con
perfección a Dios, porque reciben una comunicación plena de su luz, porque
contemplan aquella perfectísima hermosura sin igual, y porque infunden en otros
el copioso conocimiento de su soberano ser. Tu, Querubín hermoso, toda colmada
de infalible ciencia, ya de la que adquiriste con tu estudio, y ya de la que te
infundió como a Querubín tu Esposo amado. Tu que mereciste verlo tantas veces
en tantas vistas que te hizo, ya en el desposorio, y ya en la cárcel,
contemplando su perfectísima hermosura, que te arrebataba el alma, que
recibiste tanta plenitud de la luz en tu matrimonio celestial, y que la infundiste
en los cincuenta filósofos que convertiste a nuestra verdadera ley, te hiciste
digna de colocarte en el coro de los sabios Querubines, y de que te vinieran a
cantar dulces canciones: Suplícote, sapientísima doctora, me alcances la
perfecta ciencia de los santos, que es la del verdadero amor y temor a nuestro
Dios, para que arreglando con ellos el curso de mi vida, merezca de su piedad
la gracia eterna, y la que pretendo en este Trecenario. Amén.
SÉPTIMO
DÍA
ORACIÓN
Trono
admirable de la soberana y poderosa Majestad, Catalina, purísimo asiento de tu
adorado Jesús, labrado para sus delicias en el alcázar supremo de su casto
corazón, que si el coro de los Tronos y Sagrados Espíritus se nomina así,
porque le sirven a Dios de silla y asiento respetuoso, para ejercitar severo,
las graves demostraciones de su juicio, en tu corazón y alma purísima formó la
sabia magnificencia de su poder y su amor, el trono, la silla y el dosel, no
para ejercitar inexorable su juicio temeros y su justicia, sino su apacible
piedad y natural misericordia, a que lo inclinaba el gozo de la pacífica
profesión del trono de tu alma. Y como entre los dos divinos atributos de
misericordia y justicia, es la misericordia la que mas engrandece la gloria de
su infinito poder y majestad, por eso al verse colocado en ti, como en un trono
de su mayor estimación, dispuso que bajara el coro de los Tronos celestiales a
darte música de acentos reverentes, reconociendo el exceso del trono de piedad
al de justicia, porque en sí, en este se forma el austero tribunal para la
pena, en el tuyo se eleva la gloria de su poderosa Majestad para la gracia.
Suplícote, Santa piadosa y benigna, alcances esta para los seguros
aprovechamientos de mi alma, y la particular que te suplico en este Trecenario.
Amén.
OCTAVO
DÍA
ORACIÓN
Reina
de Alejandría prodigiosa, cuyo dominio temporal heredaste como fortuna mundana,
para que refundara sobre tus vasallos, la fortuna, porque empezando con tu
equidad y sabiduría discreta, la misericordia y la justicia, llegaste a dominar
tanto en sus reverentes corazones, que reciben como favor y lisonja, las
justificadas promulgaciones de tus leyes, siendo para ellos toda dulzura y
suavidad, y solo para ti misma toda severidad y rigor, porque pretendía
amotinarse el sedicioso escuadrón de las pasiones contra el alma, castigabas
con tanta crueldad tu carne pura, que atemorizadas las cabezas de la inquietud
enemiga, dejaban luego las armas y la injusta guerra, consagrando a tu espíritu
valeroso la feliz victoria y la angélica dominación sobre la carne, para que el
coro de estas purísimas criaturas la celebre, quienes con músicas sonoras
concedían a tu dominación sublime las ventajas, porque si ellos dominan en los
coros inferiores, por el privilegio especial de más altura, hallando en
aquellos una atención obediente, cuando tu encontrabas en la pasión enemiga la
alteración repugnante, el mérito de dominar esta atrevida pasión, te califica
el exceso que cantaban las Sagradas Dominaciones con verdad. Suplícote, oh
piadosísima Santa, me alcances de tu Soberano Esposo, que mi espíritu logre el
dominio y meritoria sujeción sobre la carne, para que, obligándola a la pronta
obediencia a la razón y a la ley, la observancia de esta y de la Evangélica
verdad, me facilite la gracia de que lo goce en el Cielo, y la especia que
solicito en este devoto Trecenario. Amén.
NOVENO
DÍA
ORACIÓN
¡Catalina
admirable! Princesa y Capitana valerosa de los invencibles ejércitos de Dios,
que, si el nombre de Príncipes es lo mismo, que cabeza primera y principal, y
tu lo fuiste en Alejandría por herencia y en su territorio por primera
promulgadora de la fé, por este duplicado título, te viene el honor del
Principado de derecho y el entrante número con el coro de los Principados como
como justo. Porque si el oficio de estos Espíritus Sagrados, es inducir y traer
los espíritus inferiores al claro conocimiento de su Dios. Tú le llevaste y
convertiste de inferiores y vasallos, una innumerable y copiosa multitud, en
cuyo premio, dispuso tu Esposo Cristo, bajara el coro celestial de Principados,
a darte música de canticos sonoros, con que entretenían y desvelaban la
rigurosa mortificación de tus martirios. Suplicóte, Santa amada y engrandecida
Princesa, que mi alma merezca entrar en número con las otras dichosas que
caminaste a la gloria, por las sendas seguras de la gracia y la que pretendo
especial en este devoto Trecenario. Amén.
DÉCIMO
DÍA
ORACIÓN
Poderosa
Catalina, engrandecida y elevada Señora, a quien concedió Dios el sumo
privilegio, favores y mercedes, que venera nuestra fé en el coro celestial de
Sagradas Potestades, porque si estos purísimos espíritus tienen potestad de
tener sujetos a los demonios, para que no excedan atrevidos los términos de la
Divina permisión en los tentados, así como contiene la terrena potestad los
malhechores injustos, tú, no solo tuviste sujetos en tu terrena potestad a los
que intentaban apartarte de la justicia y razón, sino también a los espíritus
malignos, para que no atrevieran a tentarte en el progreso feliz de tu virtud,
pues no se dice en tu vida, que llegasen a intentar tal altivez, privilegio que
te canto el coro de las gloriosas Potestades con acorde, diestra y sonora
suavidad. Suplícote, piadosa abogada mía, no permitas que yo caiga en las
continuas tentaciones con que procura perderme el demonio vigilante, sujetando
su mala intención con tu poder, para que libre por tu intercesión de toda
culpa, no ponga impedimento a los infalibles favores de la gracia, y la
especial que pretendo en este devoto Trecenario. Amén.
UNDÉCIMO
DÍA
ORACIÓN
Espejo
de toda virtud y perfección, Catalina, dulce atractivo de los purísimos amores
de Jesús, porque con tus virtudes preciosas, eras el blando embeleso de sus
cordiales delicias, mérito que obligó a su justificada Majestad a traerte el
recreo del coro de las Virtudes, a cantar y celebrar sus esclarecidas
perfecciones, y a gloriarse de que entrarás en el gremios de sus ejércitos
celestiales, porque si ellos tienen potestad sobre la corporal naturaleza para
la benéfica operación de los milagros, tu conseguiste este mismo glorioso
privilegio de dos modos, ya ejecutando
con tus devotos innumerables prodigios por salvarnos, y ya con los gentiles,
los milagros de más calificada admiración en convertirlos, porque si es milagro
de más elevada magnitud la dichosa conversión de un pecador, que la creación
admirable del mundo universal, más portentosos fueron los tuyos, convirtiendo con tu predicación eficaz tanto gentil. Suplícote
Santa mía, que ejercites esa virtud y poder que te concedió tu esposo,
convirtiendo mi distraído corazón a su amor justo, para que, hallando libre de
los inmundos impedimentos de la culpa, se incline a la comunicación
misericordiosa de su gracia, y a concederme la especial que solicito en este
devoto Trecenario. Amén.
DUODÉCIMO
DÍA
ORACIÓN
Extática
Catalina, contemplativa admirable de la soberana perfección de nuestro Dios, en
cuyo meritorio ejercicio, lograste la comunicación celestial de tanto arcano,
para anunciarlos en beneficio de tantos como convertiste en el mundo, y en
especial a los cincuenta filósofos, que apartaste de la senda descaminada del
error, anunciándoles eficaz los más encumbrados misterios de la fé, por cuyo
glorioso triunfo te hiciste acreedora a entrar en número de los Arcángeles
Sagrados en su coro, porque siendo el oficio de estos purísimos espíritus,
anunciar los más altos y soberanos misterios, precediendo su reverente
contemplación para anunciarlos, cuando dice San Gregorio, que los que
contemplan las perfecciones sacrosantas, se colman de perfecciones divinas y anunciándolas
para el provecho común, pertenecer sin repugnancia a este coro eminente y
celestial. Al ver este congreso sagrado, la uniforme aplicación de tu virtud
con su ejercicio, te celebró en concertada armonía de cántico sonoro,
congratulándose de ver aumentado con el ingreso de su esclarecida santidad su
claustro puro. Suplícote, anunciadora inefable de dichas y misterios, alcances
de tu esposo soberano, conceda a mi alma la luz de poder contemplar sus
perfecciones divinas con pureza, para que haciéndose digna de las
misericordias, ilustraciones de su gracia, consiga la principal de la contemplación
más clara y eterna de su gloria, y la especial que pretendo en este devoto
Trecenario. Amén.
DÉCIMO
TERCIO DÍA
ORACIÓN
Angélica
criatura en carne humana, Catalina, dechado y ejemplo de la perfecta santidad y
de pureza, por cuyo mérito sublime, no solo perteneces al coro y purísimo
congreso de los Ángeles, sino que con tus admirables perfecciones los excedes,
porque si ellos gozan una naturaleza celestial, por privilegio de la divina
providencia en su creación, tu la adquiriste con las fuerzas de tu meritoria
integridad y tu virtud, y es más alta la dignidad que se consigue con el penoso
trabajo de alcanzarla, que la que se logra con sola la dicha, o afortunado
destino de tenerla. Si ellos son nuncios que manifiestan al mundo las órdenes y
mandatos de la suprema Majestad, tu fuiste la especial embajadora de Jesús, con
el mérito de padecer y de morir por anunciarlo, fortuna que los ángeles nunca
consiguieron al servirlo. Si ellos son imágenes de Dios, manifestación
resplandeciente de su luz, espejos incontaminados y sin mancha, en quienes se
mira la Soberana Deidad con complacencias, en tu purísima alma, imagen y espejo
suyo, se remiraba tu Esposo, porque hallaba en el lleno de tus virtudes y
merecimientos más agrado. Por cuya causa te condujo el coro de esas cabales
bellezas, a que te cantaran a tus eminentes perfecciones las ventajas
ordenándoles se quedaran se quedaran a servirte sin moverse de tu lado, hasta
que lograras la gloriosa consumación de tu martirio, y ellos la dicha de
colocar tu purísimo cuerpo en el sepulcro. Suplícote Angélica Santa, me la
alcances la pureza de alma que deseo, para que, mereciendo el agrado benigno de
tu Esposo, consiga por ahora la gracia especial que pretendo en este
Trecenario, si es para gloria de Dios, honra tuya y bien de mi alma. Amén.
GOZOS
Pues
que, de héroe vencedora,
Gozas,
Catalina, el don,
Merezca
tu intercesión
Quien
te invoca protectora.
Desde
los primeros años,
De
tierna edad floreciente,
Lograste
divinamente
Desechar
tantos engaños,
Como
este mundo atesora
Con
tal vil estimación:
Con
anhelo singular
De
obtener de Dios la mano,
Con
auxilio soberano
Te
hiciste fiel bautizar,
Para
ser merecedora
De
tan excelso blasón:
De
los más sabios gentiles,
De
toda la Alejandría,
Confundiste
la energía,
Con
argumentos sutiles
Probando
como doctora,
De
Dios la suprema acción:
En
presencia del Tirano,
Maximino
Emperador,
De
sus dioses, con fervor,
Venciste
el culto profano,
Dando
luz, cual bella aurora
Para
tanta conversión:
Por
malograr tu belleza
Y
tu constante en la fé,
Tu
cuerpo divino fue
Azotado
con fierezas,
Más
no salió vencedora
Tan
malvada pretensión:
Indignado
Maximino,
Mandó
una rueda formar,
Para
más presto acabar
Las
luces que Dios previno,
Pero
siempre triunfadora
Burlaste
su indignación:
Para
que más victoriosa´
Del
mundo vano salieses,
Quiso
degollada fueses
Vertiendo
leche preciosa,
Con
que más el orbe adora
Vuestra
inmortal perfección:
Al
instante expirar
Ángeles
te trasladaron,
Al
Monte Sinaí, y dejaron
Tu
cuerpo en aquel lugar,
Y
pues que más os implora
Desde
allí la devoción:
De
Dios tienes otorgado
Que
al que ansioso te invocare,
Cuando
al cielo le llamare
Será
de vos amparado,
Y
pues que la voz ahora
Prorrumpe
esta petición:
L/:
Ruega por nosotros Catarina Santa
R/:
Para que alcancemos el prometido de la gloria.
OREMOS: Imploramos a Ti, oh Señor, por la intercesión de Santa Catalina, virgen y mártir, que fue siempre más agradable a tus ojos a causa de su pureza eminente y la práctica de todas las virtudes, nos perdonen nuestros pecados y nos conceda todas las gracias necesitamos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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