lunes, 24 de agosto de 2020

TRECENARIO A SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA


PIADOSO TRECENARIO EN HONOR Y REVERENCIA DE LA ESCLARECIDA VIRGEN, MÁRTIR Y DOCTORA SANTA CATALINA, REINA DE ALEJANDRÍA

 

Compuesto por el M. R. P. Fray Juan de Guezuraga Zugasti, del Orden de Predicadores de la Provincia de Lima, Perú.

Año de 1761.

 

Hecha la señal de la Cruz, dirás con el fervor más grande el siguiente acto de contrición:

 


ACTO DE CONTRICIÓN

Clementísimo Señor mío Jesucristo, Criador y Redentor mío, que por el amor inmenso que tienes a tus criaturas, quisiste vestir su carne humana, y morir por redimirlas en una cruz afrentosa, a cuya imponderable fineza ha correspondido mi ingrata deslealtad con tanta culpa, renovando con desacatos atrevidos tantos y tan inhumanos tormentos, sufriéndome con apacible benignidad tantos pecados, y enviándome con generosa conmiseración tantos auxilios, cuando me pudieras haber arrojado justísimamente a los infiernos. Ya, dulcísimo Padre mío, ha vencido la constante nobleza de tu amor mi rebeldía, ya conozco la justa obstinación de tanta culpa, ya digo con los más íntimos afectos de mi corazón arrepentido, que me pesa. Peque Dios amoroso, peque, pésame de haberte ofendido, no quiero ofenderos más, no quiero que se malogre en mi tanta fineza y misericordia, esta es la que solicita con humilde reconocimiento de mi miseria. Oh buen Jesús, Pastor amantísimo de las almas, única esperanza de mi eterna y provechosa salud, perdóname tantos yerros cometidos, pues solo te hiciste hombre para perdonar pecados, y pues para precipitarte a remitirlos, le prometiste a tu querida esposa Santa Catarina, que todos sus recomendados devotos serán ayudados, yo que en medio de tantos y tan enormes desaciertos, he solicitado siempre sus poderosos patrocinios, ahora con más eficacia los invoco, y te ruego por los méritos que consiguió de  tus soberanas liberalidades tanta gracia, me concedas la de tu natural misericordia y la especial que solicito en este trecenario, si es para mayor honra tuya y bien de mi alma, y para que de ella resulte el alabarte eternamente en la gloria, en que vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén.

Se rezan trece veces el Padre nuestro, Ave María y Gloria, en reverencia de los trece días que estuvo la santa, cautiva en la cárcel, y luego la siguiente:

 

 

DÍA PRIMERO

ORACIÓN

Dulcísima Señora mía Santa Catalina, Virgen, y Mártir gloriosa, a quien en premio de aquella prodigiosa resolución con que despreciaste la corona, y engañosas grandezas de este mundo, por seguir pobre y desnuda a tu adorado esposo Jesucristo, y predicar como Apóstol de Alejandría la soberana verdad de su evangelio, te condujo su sacrosanta justificación al gremio de los Apóstoles Sagrados, para que como tus más inmediatos compañeros, cantaran a tu excelentísima virtud, dulces elogios, asegurándote que así como a ellos les concedió Dios tan grande Gloria, porque dejaron por su amor la posesión de unas redes con que buscaban el precioso mantenimiento de la vida, y porque la perdieron después por la predicación evangélica, así también, porque despreciaste las redes más peligrosas de las almas, que son las de las mundanas grandezas, la corona y el cetro, las estatuas como a diosa que te prometía elevar la ceguedad del tirano, y porque como Apóstol de aquella región engañada, predicaste y convertiste a nuestra fe, tanta y tan innumerable copia, te tenía prevenida la justificación de tu esposo, no solo la gloria inaccesible de su cielo, sino también el cetro y corona de su esfera, para que, como reina de ella, por la inmediata unión de esposa suya, fueses venerada de su celestial comarca, después de la Suprema Emperatriz, nuestra adorada María: Suplícote dichosa esposa de Dios, alcances de su benigna piedad, que mi corazón desprecie y abandone todas las engañosas grandezas de este mundo, para que libre de las redes que con ellas nos introduce el demonio, merezca la gloria prometida de su cielo, y la especial gracia que pretendo en este devoto Trecenario, por Cristo nuestro Señor, tu amante y Divino Esposo. Amén

 

 

ELOGIOS

Gloriosa Catalina, Virgen Santa y Pura,

Esposa de Cristo, la primera,

Sabia, y Apostólica Doctora,

Valerosa despreciadora del martirio,

Reina en el mundo y en el cielo,

Amparo seguro de quien te busca devoto,

Gobierna nuestras obras a lo justo,

Alcanzadnos la gracia de su Esposo Amado.

 

 

ANTÍFONA: Dios te salve joya preciosa de las Vírgenes, Catalina, Dios te salve, Esposa del Rey de los Reyes gloriosa, Dios te salve, de Jesucristo, viva Hostia, a lo que veneran tus alcanzados patrocinios, no le niegues piadosa tus patrocinios.

 

L/: Ruega por nosotros Catarina Santa

R/: Para que alcancemos el prometido de la gloria.

 

OREMOS: Imploramos a Ti, oh Señor, por la intercesión de Santa Catalina, virgen y mártir, que fue siempre más agradable a tus ojos a causa de su pureza eminente y la práctica de todas las virtudes, nos perdonen nuestros pecados y nos conceda todas las gracias necesitamos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

 

SEGUNDO DÍA

ORACIÓN

Ínclita Mártir, Valerosa Catalina, que visitada en la cárcel por el gremio esforzado de los mártires, te celebraron con dulces y celestiales canciones, aplaudiendo lo heróico de tus sagradas virtudes, de tu constancia, tu paciencia, tu fervorosa caridad, y tu verdadera fé, que son las que constituye la perfección del martirio, con las cuales toleraste tanto inhumano tormento, como fue el de los azotes con varas de hierro, escorpiones, peines de acero, con que desnudaban la pureza de tus carnes, hasta descubrir la cándida solidez de tus delicados huesos invencible, planchas de fuego a las heridas y pechos, que ocasionaban horror aun a los mismos verdugos, méritos sublimes que fabricaron la soberana corona que ahora ciñes, y te prevenían y aseguraban en sus acentos acordes: Suplícote, valiente heroína de la fé, alcances de tu soberano esposo, se sirva de concederme la participación de estas heróicas virtudes, para que, ya que no merezca la corona de la gloria del martirio, ejercite la constancia y paciencia en las continuas adversidades de este mundo, la de la caridad, de la fé, que me faciliten los auxilios piadosos de la gracia, y la especial que pretendo mediante este devoto Trecenario, para bien de mi alma, y mayor honra y gloria de tu Adorado Esposo Jesús. Amén.

 

 

TERCER DÍA

ORACIÓN

Prodigiosa confesora de nuestra soberana ley, que sin temor ni celo de la inhumana y cruel persecución, confesaste sin rebozo a tu adorado Esposo Jesús, para conseguir la dicha de que su Divina Majestad, te confesara también ante su Pare glorioso en su interminable Reino, y la que te trajera a su tenebrosa cárcel del gremio de los Sagrados Confesores, a que celebraran con músicas suaves tus excelentes virtudes, la de tu valerosa confesión, las de tu austero vivir, tu oración continua, rígida penitencia, disciplinas, ayunos y silicios, con que tenías bien ensayado tu cuerpo casto y puro, para poder resistir la crueldad de los futuros tormentos, asegurándose el logro de tus eternos descansos: Suplícote, rigurosa penitente y piadosa santa mía, alcances de tu soberano esposo, me conceda la impávida confesión de su verdadera fé en todas las ocasiones que puedan ocurrir, la de la oración y demás ejercicios y saludables penitencias, para que haciéndolas con fervor al peso de mis culpas, merezca el perdón de ellas y su gracia, y la especial que pretendo en este Trecenario, que espero conseguir con tu piadoso patrocinio. Amén.

 

 

CUARTO DÍA

ORACIÓN

Purísima Catalina, cuya suprema virginidad de mente y cuerpo, te hicieron la más ilustre porción de la sagrada grey de Cristo nuestro Señor, tu amado esposo, quien para que te la celebraran con cánticos celestiales, te condujo a tu tenebrosa cárcel el concertado coro de las cándidas amenidades de la Vírgenes, a que te cantaran y aplaudieran el hallarte en ti con perfecta plenitud las ocho prerrogativas que constituyen la pura virginidad, como son: la limpia integridad de la carne, la bella de las almas, la similitud con la naturaleza angélica, la que dignifica el desposorio con Cristo, intimidad y unión con Dios, la que prepondera y excede a los demás estados de virtud, respira olor de buena fama en la opinión, y la que envidia a las bodas eternas de la Patria Celestial. Circunstancias todas, que se hallaron en la perfecta integridad de tu vivir, no obstante, los tres poderosos enemigos, que pretendían vencerte y tu venciste, como son: la sugestión del demonio, que importunas la corrupción de la naturaleza, que se inclina, y el peligro de la perfecta hermosura que ocasiona. Cuyo triunfo te fabricó la corona de Virgen pura y casta, y la gloria de ser entre las esposas de Cristo, la primera: Suplícote, amada Santa mía, alcances de tu Esposo, no permita que yo le ofenda en la fea culpa, que se opone a la agradable castidad, para que, libre mi alma de tan grave impedimento, merezca su gracia, y la que pretendo en este devoto Trecenario. Amén.

 

 

QUINTO DÍA

ORACIÓN

Serafín abrasado en las apacibles llamas de amor a tu adorado Jesús, Catalina, toda fineza y animado Vesubio de religiosa y perfecta caridad, cuyo interior incendio despreció por de menor actividad el de las planchas de fuego de tu tirano martirio, que premió en la tierra tu amo esposo, trayéndote el coro de los Serafines, que te cantarían amantes canciones, por la semejanza que tiene tu enamorada perfección con las virtudes, porque si ellos se llaman Serafines, por el incendio de amor, según las tres virtudes del fuego, que son: el continuo y natural movimiento hacia la esfera, exceso de fervores y de luz. Tu, cuyo encendido corazón, todo era una continua inclinación hacia la esfera soberana, todos fervores en la predicación de la evangélica doctrina, todo luces, que se asomaban por tu hermosísimo rostro, que vista por la Emperatriz Faustina, los doscientos soldados y Porfirio, dejaron la idolatría, y te pidieron el bautismo santo: Suplícote, oh fina enamorada, alcances que yo ame con religiosas finezas a tu Esposo y al prójimo, con un meritorio afecto, para que siendo estos dos amores el seguro fundamento de la ley, y guardándola mediante los auxilios soberanos de su gracia, merezca la que pretendo en este Trecenario. Amén.

 

 

SEXTO DÍA

ORACIÓN

Sabia doctora, Catalina amada, Querubín toda llena de perfecta sabiduría, pues si estas criaturas se llaman Querubines por la plenitud de ciencia, porque ven con perfección a Dios, porque reciben una comunicación plena de su luz, porque contemplan aquella perfectísima hermosura sin igual, y porque infunden en otros el copioso conocimiento de su soberano ser. Tu, Querubín hermoso, toda colmada de infalible ciencia, ya de la que adquiriste con tu estudio, y ya de la que te infundió como a Querubín tu Esposo amado. Tu que mereciste verlo tantas veces en tantas vistas que te hizo, ya en el desposorio, y ya en la cárcel, contemplando su perfectísima hermosura, que te arrebataba el alma, que recibiste tanta plenitud de la luz en tu matrimonio celestial, y que la infundiste en los cincuenta filósofos que convertiste a nuestra verdadera ley, te hiciste digna de colocarte en el coro de los sabios Querubines, y de que te vinieran a cantar dulces canciones: Suplícote, sapientísima doctora, me alcances la perfecta ciencia de los santos, que es la del verdadero amor y temor a nuestro Dios, para que arreglando con ellos el curso de mi vida, merezca de su piedad la gracia eterna, y la que pretendo en este Trecenario. Amén.

 

 

SÉPTIMO DÍA

ORACIÓN

Trono admirable de la soberana y poderosa Majestad, Catalina, purísimo asiento de tu adorado Jesús, labrado para sus delicias en el alcázar supremo de su casto corazón, que si el coro de los Tronos y Sagrados Espíritus se nomina así, porque le sirven a Dios de silla y asiento respetuoso, para ejercitar severo, las graves demostraciones de su juicio, en tu corazón y alma purísima formó la sabia magnificencia de su poder y su amor, el trono, la silla y el dosel, no para ejercitar inexorable su juicio temeros y su justicia, sino su apacible piedad y natural misericordia, a que lo inclinaba el gozo de la pacífica profesión del trono de tu alma. Y como entre los dos divinos atributos de misericordia y justicia, es la misericordia la que mas engrandece la gloria de su infinito poder y majestad, por eso al verse colocado en ti, como en un trono de su mayor estimación, dispuso que bajara el coro de los Tronos celestiales a darte música de acentos reverentes, reconociendo el exceso del trono de piedad al de justicia, porque en sí, en este se forma el austero tribunal para la pena, en el tuyo se eleva la gloria de su poderosa Majestad para la gracia. Suplícote, Santa piadosa y benigna, alcances esta para los seguros aprovechamientos de mi alma, y la particular que te suplico en este Trecenario. Amén.

 

 

OCTAVO DÍA

ORACIÓN

Reina de Alejandría prodigiosa, cuyo dominio temporal heredaste como fortuna mundana, para que refundara sobre tus vasallos, la fortuna, porque empezando con tu equidad y sabiduría discreta, la misericordia y la justicia, llegaste a dominar tanto en sus reverentes corazones, que reciben como favor y lisonja, las justificadas promulgaciones de tus leyes, siendo para ellos toda dulzura y suavidad, y solo para ti misma toda severidad y rigor, porque pretendía amotinarse el sedicioso escuadrón de las pasiones contra el alma, castigabas con tanta crueldad tu carne pura, que atemorizadas las cabezas de la inquietud enemiga, dejaban luego las armas y la injusta guerra, consagrando a tu espíritu valeroso la feliz victoria y la angélica dominación sobre la carne, para que el coro de estas purísimas criaturas la celebre, quienes con músicas sonoras concedían a tu dominación sublime las ventajas, porque si ellos dominan en los coros inferiores, por el privilegio especial de más altura, hallando en aquellos una atención obediente, cuando tu encontrabas en la pasión enemiga la alteración repugnante, el mérito de dominar esta atrevida pasión, te califica el exceso que cantaban las Sagradas Dominaciones con verdad. Suplícote, oh piadosísima Santa, me alcances de tu Soberano Esposo, que mi espíritu logre el dominio y meritoria sujeción sobre la carne, para que, obligándola a la pronta obediencia a la razón y a la ley, la observancia de esta y de la Evangélica verdad, me facilite la gracia de que lo goce en el Cielo, y la especia que solicito en este devoto Trecenario. Amén.

 

 

NOVENO DÍA

ORACIÓN

¡Catalina admirable! Princesa y Capitana valerosa de los invencibles ejércitos de Dios, que, si el nombre de Príncipes es lo mismo, que cabeza primera y principal, y tu lo fuiste en Alejandría por herencia y en su territorio por primera promulgadora de la fé, por este duplicado título, te viene el honor del Principado de derecho y el entrante número con el coro de los Principados como como justo. Porque si el oficio de estos Espíritus Sagrados, es inducir y traer los espíritus inferiores al claro conocimiento de su Dios. Tú le llevaste y convertiste de inferiores y vasallos, una innumerable y copiosa multitud, en cuyo premio, dispuso tu Esposo Cristo, bajara el coro celestial de Principados, a darte música de canticos sonoros, con que entretenían y desvelaban la rigurosa mortificación de tus martirios. Suplicóte, Santa amada y engrandecida Princesa, que mi alma merezca entrar en número con las otras dichosas que caminaste a la gloria, por las sendas seguras de la gracia y la que pretendo especial en este devoto Trecenario. Amén.

 

 

DÉCIMO DÍA

ORACIÓN

Poderosa Catalina, engrandecida y elevada Señora, a quien concedió Dios el sumo privilegio, favores y mercedes, que venera nuestra fé en el coro celestial de Sagradas Potestades, porque si estos purísimos espíritus tienen potestad de tener sujetos a los demonios, para que no excedan atrevidos los términos de la Divina permisión en los tentados, así como contiene la terrena potestad los malhechores injustos, tú, no solo tuviste sujetos en tu terrena potestad a los que intentaban apartarte de la justicia y razón, sino también a los espíritus malignos, para que no atrevieran a tentarte en el progreso feliz de tu virtud, pues no se dice en tu vida, que llegasen a intentar tal altivez, privilegio que te canto el coro de las gloriosas Potestades con acorde, diestra y sonora suavidad. Suplícote, piadosa abogada mía, no permitas que yo caiga en las continuas tentaciones con que procura perderme el demonio vigilante, sujetando su mala intención con tu poder, para que libre por tu intercesión de toda culpa, no ponga impedimento a los infalibles favores de la gracia, y la especial que pretendo en este devoto Trecenario. Amén.

 

 

UNDÉCIMO DÍA

ORACIÓN

Espejo de toda virtud y perfección, Catalina, dulce atractivo de los purísimos amores de Jesús, porque con tus virtudes preciosas, eras el blando embeleso de sus cordiales delicias, mérito que obligó a su justificada Majestad a traerte el recreo del coro de las Virtudes, a cantar y celebrar sus esclarecidas perfecciones, y a gloriarse de que entrarás en el gremios de sus ejércitos celestiales, porque si ellos tienen potestad sobre la corporal naturaleza para la benéfica operación de los milagros, tu conseguiste este mismo glorioso privilegio de dos modos,  ya ejecutando con tus devotos innumerables prodigios por salvarnos, y ya con los gentiles, los milagros de más calificada admiración en convertirlos, porque si es milagro de más elevada magnitud la dichosa conversión de un pecador, que la creación admirable del mundo universal, más portentosos fueron los tuyos, convirtiendo con  tu predicación eficaz tanto gentil. Suplícote Santa mía, que ejercites esa virtud y poder que te concedió tu esposo, convirtiendo mi distraído corazón a su amor justo, para que, hallando libre de los inmundos impedimentos de la culpa, se incline a la comunicación misericordiosa de su gracia, y a concederme la especial que solicito en este devoto Trecenario. Amén.

 

 

DUODÉCIMO DÍA

ORACIÓN

Extática Catalina, contemplativa admirable de la soberana perfección de nuestro Dios, en cuyo meritorio ejercicio, lograste la comunicación celestial de tanto arcano, para anunciarlos en beneficio de tantos como convertiste en el mundo, y en especial a los cincuenta filósofos, que apartaste de la senda descaminada del error, anunciándoles eficaz los más encumbrados misterios de la fé, por cuyo glorioso triunfo te hiciste acreedora a entrar en número de los Arcángeles Sagrados en su coro, porque siendo el oficio de estos purísimos espíritus, anunciar los más altos y soberanos misterios, precediendo su reverente contemplación para anunciarlos, cuando dice San Gregorio, que los que contemplan las perfecciones sacrosantas, se colman de perfecciones divinas y anunciándolas para el provecho común, pertenecer sin repugnancia a este coro eminente y celestial. Al ver este congreso sagrado, la uniforme aplicación de tu virtud con su ejercicio, te celebró en concertada armonía de cántico sonoro, congratulándose de ver aumentado con el ingreso de su esclarecida santidad su claustro puro. Suplícote, anunciadora inefable de dichas y misterios, alcances de tu esposo soberano, conceda a mi alma la luz de poder contemplar sus perfecciones divinas con pureza, para que haciéndose digna de las misericordias, ilustraciones de su gracia, consiga la principal de la contemplación más clara y eterna de su gloria, y la especial que pretendo en este devoto Trecenario. Amén.

 

 

DÉCIMO TERCIO DÍA

ORACIÓN

Angélica criatura en carne humana, Catalina, dechado y ejemplo de la perfecta santidad y de pureza, por cuyo mérito sublime, no solo perteneces al coro y purísimo congreso de los Ángeles, sino que con tus admirables perfecciones los excedes, porque si ellos gozan una naturaleza celestial, por privilegio de la divina providencia en su creación, tu la adquiriste con las fuerzas de tu meritoria integridad y tu virtud, y es más alta la dignidad que se consigue con el penoso trabajo de alcanzarla, que la que se logra con sola la dicha, o afortunado destino de tenerla. Si ellos son nuncios que manifiestan al mundo las órdenes y mandatos de la suprema Majestad, tu fuiste la especial embajadora de Jesús, con el mérito de padecer y de morir por anunciarlo, fortuna que los ángeles nunca consiguieron al servirlo. Si ellos son imágenes de Dios, manifestación resplandeciente de su luz, espejos incontaminados y sin mancha, en quienes se mira la Soberana Deidad con complacencias, en tu purísima alma, imagen y espejo suyo, se remiraba tu Esposo, porque hallaba en el lleno de tus virtudes y merecimientos más agrado. Por cuya causa te condujo el coro de esas cabales bellezas, a que te cantaran a tus eminentes perfecciones las ventajas ordenándoles se quedaran se quedaran a servirte sin moverse de tu lado, hasta que lograras la gloriosa consumación de tu martirio, y ellos la dicha de colocar tu purísimo cuerpo en el sepulcro. Suplícote Angélica Santa, me la alcances la pureza de alma que deseo, para que, mereciendo el agrado benigno de tu Esposo, consiga por ahora la gracia especial que pretendo en este Trecenario, si es para gloria de Dios, honra tuya y bien de mi alma. Amén.

 

 

GOZOS

Pues que, de héroe vencedora,

Gozas, Catalina, el don,

Merezca tu intercesión

Quien te invoca protectora.

 

Desde los primeros años,

De tierna edad floreciente,

Lograste divinamente

Desechar tantos engaños,

Como este mundo atesora

Con tal vil estimación:

 

Con anhelo singular

De obtener de Dios la mano,

Con auxilio soberano

Te hiciste fiel bautizar,

Para ser merecedora

De tan excelso blasón:

 

De los más sabios gentiles,

De toda la Alejandría,

Confundiste la energía,

Con argumentos sutiles

Probando como doctora,

De Dios la suprema acción:

 

En presencia del Tirano,

Maximino Emperador,

De sus dioses, con fervor,

Venciste el culto profano,

Dando luz, cual bella aurora

Para tanta conversión:

 

Por malograr tu belleza

Y tu constante en la fé,

Tu cuerpo divino fue

Azotado con fierezas,

Más no salió vencedora

Tan malvada pretensión:

 

Indignado Maximino,

Mandó una rueda formar,

Para más presto acabar

Las luces que Dios previno,

Pero siempre triunfadora

Burlaste su indignación:

 

Para que más victoriosa´

Del mundo vano salieses,

Quiso degollada fueses

Vertiendo leche preciosa,

Con que más el orbe adora

Vuestra inmortal perfección:

 

Al instante expirar

Ángeles te trasladaron,

Al Monte Sinaí, y dejaron

Tu cuerpo en aquel lugar,

Y pues que más os implora

Desde allí la devoción:

 

De Dios tienes otorgado

Que al que ansioso te invocare,

Cuando al cielo le llamare

Será de vos amparado,

Y pues que la voz ahora

Prorrumpe esta petición:

 

L/: Ruega por nosotros Catarina Santa

R/: Para que alcancemos el prometido de la gloria.

 

OREMOS: Imploramos a Ti, oh Señor, por la intercesión de Santa Catalina, virgen y mártir, que fue siempre más agradable a tus ojos a causa de su pureza eminente y la práctica de todas las virtudes, nos perdonen nuestros pecados y nos conceda todas las gracias necesitamos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

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