DÍA
VIGÉSIMO QUINTO
MEDITACIÓN
Con razón se dice que el Corazón de la Santísima Virgen es Corazón de Reina del Purgatorio, por lo mucho que ama a las benditas almas que allí están encerradas, por los consuelos y alivios que les prodiga y por el cuidado eficaz con que procura su rescate. Amalas muchísimo, porque son sus hijas predilectas, rescatadas con la preciosísima sangre de su Hijo y hermoseadas con su gracia. Por esto visítalas· por sí o por sus ángeles con frecuencia, mueve a los hombres a rogar por ellos y ofrecer limosnas y sacrificios, y en sus fiestas principales alívialas en sus penas, y despuebla, por decirlo así, aquellas cárceles, transportando a sus cautivos a los palacios de la gloria. ¡Qué gracias y prerrogativas no ha concedió a los que vistieron su santo escapulario y acabaron llevándole sus días! Imite yo el celo del compasivo Corazón de María en favor de las benditas almas del Purgatorio; también a mí me interesa contribuir a su rescate. Como yo me portare con ellas se portarán los otros conmigo.
¡Oh Corazón dulcísimo de María! Cuando yo esté en aquellas tenebrosas cárceles, acuérdate de mí y ven a socorrerme y a librarme. Entre tanto, Madre mía, procuraré evitar las faltas que me llevarían al Purgatorio, aliviaré con sufragios a las benditas almas, y jamás apartaré de mí tu santo escapulario.
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