DÍA
TRIGÉSIMO PRIMERO
MEDITACIÓN
A
la excelencia y virtud se debe la alabanza. He aquí ahora las excelencias del Corazón
amable de María, ya se le consideré en sí mismo, ya con respecto a los hombres.
Escojamos algunas de las ya enumeradas durante el mes.
1.
Excelencias del Corazón de María considerado en sí mismo:
a)
Es
la parte más noble que hay en el cuerpo de la Madre de Dios, cuerpo el más santo
de todos, después de la sacratísima humanidad de Jesucristo.
b)
El
principio de la vida de la Madre de Dios, vida la más preciosa de todas las criaturas.
c)
Es
el principio de la sangre con que se ha formado el cuerpo de Jesús.
d)
Es el
órgano más noble del alma más santa y digna entre todas las criaturas.
e)
El
principal instrumento de la gloria que Dios recibe de los afectos sensibles de la
Virgen, y singularmente de su amor, cuyos actos son más agradables a Dios y más
perfectos que los de las demás criaturas juntas.
f)
Es
por excelencia el templo y santuario del Espíritu Santo, lleno de sus gracias y
dones.
2.
Excelencias del Corazón de María considerado con respecto a nosotros. Es el Corazón.
a)
De
nuestra Madre, abogada, consuelo y refugio.
b)
Fuente
y manantial de la caridad, compasión, misericordia y ternura que nos tiene la
Santísima Virgen.
e)
Centro
de los inmensos dolores que sufrió cooperando a nuestra redención.
d)
Modelo
de humildad· y mansedumbre, fe, pureza, fidelidad, constancia y fortaleza, sencillez,
justicia, prudencia, y de todas las demás virtudes.
¡Oh Corazón amable, digno de infinitas alabanzas! Si la hermosura y bondad; si el amor y beneficios son fortísimo imán que atrae los corazones, ¿cómo no te he de amar yo Madre mía, que, si vivo y respiro aún es por ti, porque tú me has arrancado de las fauces del lobo infernal, y has cerrado la boca del abismo para que no me despeñase en él? ¡Oh hermosura mía inmaculada! atráeme con tu resplandor y abrásame con tus rayos; que no me cautiven las hermosuras de la tierra, que paran en podredumbre, sino tú, blancura y espejo de la luz increada, plenísima participación y reflejo de la eterna belleza y santidad. Ámete á ti, y muera en un acto supremo de amor, oh Corazón amable de María, bendita entre todas las mujeres, a quien aclaman y aclamarán bienaventurada las generaciones de la tierra y los moradores del cielo.
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